Origen: mitología nórdica.
Temperamento: agresivo.
Tamaño: titánico.
Hijo del dios Loki y la gigante Angrboda. Además, es hermano de Fenrir (un lobo monstruosamente gigante) y Hela (reina de Helheim). Es una monstruo macho con la apariencia de una serpiente del tamaño del mundo. Se extiende por la tierra hasta donde la vista podía alcanzar, su horrorosa cabeza de dragón y su interminable cuello sobresalían por encima del horizonte y las montañas como un pilar escamoso color ébano coronado por el semblante mismo de la muerte.
Los dioses, al conocer a Jörmungander, utilizaron su don de la clarividencia para prever el terrible destino que traería la bestia al mundo. Fue así como el dios Odín, incapaz de darle muerte, desterró arrojando a Jörmungander al profundo mar que marcaba los límites del Midgard (el mundo de los humanos).
Durante el Ragnarök, Jörmungander junto con su hermano Fenrir serán los encargados de traer destrucción y muerte al mundo de los hombres. Jörmungander emergerá de las profundidades del océano del Midgard, retorciéndose y girando con furia sobre sí misma, provocando que los mares se alcen y azoten contra las montañas. La serpiente inhalará las almas de los hombres y exhalará veneno sobre la tierra y el cielo.
Una vez que los océanos se hayan vaciado y Midgard esté aniquilada, la bestia reptará por el tronco del Yggdrasil (el árbol que contenía todos los mundos) e se dirigirá directamente hacia el dios Thor. Éstos lucharían encarnizadamente hasta que Thor mata a la serpiente gigante con su martillo Mjolnir, sin embargo, debido al veneno de Jörmungander, Thor solo es capaz de dar nueve pasos antes de caer muerto.