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lunes, 3 de febrero de 2020

La Ventana de la Morgue

Los cinco muchachos se juntaron en la vereda y miraron en todas direcciones. Era casi media noche. Habían ido al desfile de Halloween y pensaban seguir divirtiéndose mientras intentaban asustarse unos a otros.

La vereda en la que se divertían, se encontraba ubicada el fondo de un hospital, y estaban bajo la ventana de la morgue. Cerca de la ventana, que se encontraba a una altura considerable, había un árbol, y entre bromas acordaron trepar por él para mirar hacia adentro. Gerardo vio que una señora dobló en una esquina y caminaba rumbo a ellos.

—Viene gente —le advirtió a los otros, y enseguida miró hacia otro lado.

—Hay que esperar que pase —dijo otro de los muchachos.

La señora iba cruzando lentamente, y de pronto pareció acordarse de algo, miró hacia la ventana y apuró el paso. En la ciudad casi todos habían escuchado alguna historia aterradora sobre aquella ventana, principalmente se decía que algunas apariciones se observaban desde allí a la gente que pasaba por la vereda. También se decía que una voz aterradora llamaba a la gente por su nombre y lanzaba carcajadas.

La señora se perdió en la otra cuadra y al ver que la calle estaba desierta se decidieron.

—¿Quién sube primero? —preguntó uno.

—Yo —contestó Gerardo.

Miró hacia lo alto del árbol, levantó un pie hasta una rama baja y empezó a trepar mientras los otros chicos lo observaban, volteaban hacia los extremos de la calle y se miraban unos a otros, intentando adivinar el grado de miedo que cada uno sentía.

Gerardo alcanzó el nivel de la ventana, se agarró con los dos brazos al tronco y, con los pies sobre una rama que temblaba bajo su peso, miró hacia el interior de la morgue. Lo primero que vio fue la mesa de autopsias, que estaba vacía. Cerca de ella había cuatro mesas tipo camilla, y sobre una de ellas, cubierto con una sábana, se encontraba un cuerpo.

El joven lo miraba cuando súbitamente el cuerpo se enderezó hasta sentarse y seguidamente se quitó la sábana tirando de ella con las manos. Gerardo vio que aquel muerto era igual a él y el muerto lo miró y lo señaló apuntando su brazo. Se estremeció tanto que sus pies resbalaron, y como se había soltado del tronco cayó al suelo y se rompió el cuello, muriendo allí mismo.

Una hora y media después, Gerardo estaba dentro de La morgue, y lo habían puesto sobre aquella mesa.



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domingo, 9 de junio de 2019

Mi padre era médico forense

Recuerdo que un amigo mío me decía que los truenos eran nubes colisionando. Él estaba orgulloso cuando me contó esto; también tenía veintiséis años. Es increíble lo que nos podemos creer si lo escuchamos desde una edad muy joven.

Cuando tenía trece, mi papá me dijo que tenía la edad suficiente para ayudarlo. Mi papá trabajaba como forense. Recuerdo las noches en vela durante las semanas previas a mi colaboración. Las pesadillas eran horripilantes, y nunca se detuvieron. Antes, no sabía qué era lo que mi papá hacía exactamente, pero sabía que involucraba cadáveres. Lloré, pero me dijo que ahora era un hombre y que esto era lo que un hombre hacía. Le creí.

Trabajé con él por tres años hasta que cumplí dieciséis y me fui de casa. Decir que me marcó sería un eufemismo, pero hice lo mejor que pude para seguir adelante con mi vida. Y estoy orgulloso de decir que funcionó, no tengo ninguna secuela irreparable por toda esa muerte.

No he visto a mi padre desde entonces, hasta ahora, y estoy en mis treintas. Agaché mi cabeza para observar su cuerpo.

-Sí, es él -le dije al hombre con la bata de laboratorio. Me agradeció y movió la sábana sobre el rostro de mi padre-. Ese es mi papá, sin duda. Él también era un médico forense ¿sabes? -El hombre me ignoró y rellenó su papeleo-. Este lugar es tan callado. ¿Cómo lo mantienen así?

Me vió por encima de su portapapeles, sonriendo.

-Pues… los residentes de aquí no hablan mucho.

-¿Pero y los que siguen vivos? ¿En dónde los dejan?

Me lanzó una mirada extraña.

-Si están vivos, difícilmente pertenecen aquí ¿no te parece? -dijo, alejándose.

Entonces la idea me embistió: no creo que mi papá haya trabajado como forense después de todo








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