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miércoles, 19 de febrero de 2020

Del Otro Lado

Eduardo es un muchacho universitario aproximadamente de 22 años ,que vive en un pequeño apartamento en el centro de la ciudad. Este joven tiene una afición, le gusta leer cosas paranormales, mitos e historias de terror en Internet, esto ha sido de toda la vida y es porque de niño leía lecturas que no eran propios de su edad y por lo general estaba más en la casa de sus padres que jugando con sus amigos en el parque. A Eduardo le gusta tanto, que hay días en que llegaba cansado de la Universidad y rápidamente iba a su escritorio y encendía la computadora. Normalmente pasa toda la noche en la computadora, ya que en este tiempo también hace sus trabajos de la Universidad. Esa era la rutina de este joven ir a la Universidad, cenar , encender la computadora , hacer la tarea en Word y luego antes de irse a dormir, leer historias de terror. Era feliz, a su modo pero era feliz.

Un día, él estaba navegando por Internet, en Facebook, Wikipedia entre otros sitios web. Ya era de madrugada y se dio cuenta que era demasiado tarde para seguir despierto, con bastante sueño pensó "5 minutos más y me voy a dormir” hasta que entró a un foro "x" en el que se comentaban temas oscuros. Mientras se encontraba haciendo scroll hacía abajo, le llamó mucho la atención un hilo muy  particular, era sobre una leyenda urbana... más que eso, era algo como un ritual, algo que él jamás había visto en Internet y a estas alturas era algo extraño en ya que él sabía mucho sobre ese tipo de cosas, el tema no tenía un nombre en especial, Eduardo se extraño aun más porque lo lógico es que  las publicaciones siempre tengan un título, pero aquí solo se podía leer "ritual" ni si quiera salía quien lo había publicado o posteado, absolutamente nada. No se lo tomo mucho en cuenta, uso el scroll hacia abajo y comenzó a leer: "La persona que haga esto debe de estar consciente en lo que esta apunto de hacer, debe estar consciente de que este no es un juego y menos una de esas bromas que recorren en Internet, hazlo si eres valiente, pero las consecuencias serán terribles, no hay marcha atrás, si es así, pues prepárate para lo peor porque después de que lo hayas hecho, ten por hecho que tu vida ya no será la misma…" "Espera a que sea de madrugada, debes estar completamente solo, sin ningún acompañante en tu casa y que todo a tu alrededor este en un completo silencio, deja la puerta semi-abierta de tu habitación, apaga las luces y acuéstate del lado contrario de tu cama. Al pasar las horas, comenzarás a tener pesadillas sobre algo que te esta vigilando desde el otro lado de tu puerta, para el momento en que sientas que la presencia es demasiado fuerte, sea como sea debes intentar despertarte de inmediato y cerrar la puerta de tu habitación, pero si no lo haces a tiempo esta cosa jamás se irá y jamás te dejará de vigilar por las noches”. Eduardo al leer esto, tiró unas cuentas carcajadas, encogió los hombros en forma de mofa y dijo:”Que estupidez”,bebió un poco de agua, apagó la computadora y se fue a dormir.

El problema es que por más que le fascinaran estas cosas, no las creía, para él simplemente eran un montón de historias.

Pasaron los días y ya era Sábado de noche, Eduardo llegó de la Universidad, cenó y comenzó a navegar en la computadora, a eso de las 2:00 a.m. ya estaba aburrido, otro fin de semana nada fuera de lo común, apagó la computadora, y en eso se acordó de lo que había leído en ese foro días antes, lo pensó por unos minutos, en silencio, decidió hacerlo solo por curiosidad, se levantó de la silla, dejó la puerta de la habitación semi-abierta, justo como decía que tenía que hacerlo y se recostó del lado inverso de la cama. El cuarto estaba en un total silencio, oscuro y lo único que alcanzaba a escuchar era un pequeño sonido de su reloj de mano que estaba a su costado, imagínate tú en tu cuarto, pensando en que tienes que levantarte temprano para ir a estudiar, en fin, estando solo en la oscuridad, y digo solo porque aunque sabes que tus padres están en la otra habitación, sientes que no hay nadie y que estás en tu cuarto solo y escuchando tu propia respiración. El chico se quedo viendo la pared por unos cuantos minutos esperando que le empezará a dar sueño, en ese momento cerro los ojos y empezó a dormir y a soñar.

En sus sueños escuchaba pasos muy profundos que se le acercaban, veía que algo lo estaba mirando, se percato que estaba entrando lentamente a su cuarto, sentía que le agarraban los hombros y los empezarán a apretar fuertemente como si una maquina lo estuviera aplastando vivo. En su desesperación trataba desesperadamente de despertarse, quería gritar pero no podía, su conciencia le decía: ”DESPIERTA DESPIERTA DESPIERTA DESPIERTA…”, al fin se despertó y como si lo que acababa de soñar lo hubiese vivido segundo a segundo, se levantó y cerró la puerta de su habitación.

Pasaron unos cuantos días y su mejor amigo de la Universidad fue a su apartamento para visitarlo, ya que se había ausentado bastante tiempo en la facultad, pensaba que Eduardo podía estar enfermo, o tal vez tenía un problema "x" y realmente le interesaba ver que su amigo se encontrara bien. Tocó la puerta varias veces pero nadie venía a abrirle, trató de girar la perilla pero no funcionaba, al ver que no había respiesta comenzó a gritar: “Soy yo, Renato, ábreme la puerta por favor”… Al no recibir ninguna respuesta, bajó a la recepción y le pidió la llave al encargado del edificio desesperadamente sospechando lo peor, la expresión en sus ojos era de miedo, miedo de que le haya pasado algo malo a Eduardo. Renato subió nuevamente, abrió la puerta y empezó a buscar a su compañero por toda la casa, caminó un largo pasillo que llevaba hacia la habitación de Eduardo, estaba oscuro y había un silencio muy profundo, a Renato le latía el corazón fuertemente como si algo lo estuviera esperando desde la habitación de su mejor amigo. Entró a su habitación y no podía creer lo que estaba viendo, sus ojos le empezaron a palpitar, sus labios a temblar, era el cuerpo de Eduardo en el suelo junto con un frasco de pastillas para dormir.

Desgraciadamente Eduardo se había suicidado, al acercarse se percato que había una carta en el escritorio de Eduardo. En ella decía: "Me arrepiento de haberlo hecho, después de esa noche, no pude dormir más, intenté tomar pastillas para dormir pero no funcionó. Todas las noches él me miraba fijamente y yo trataba de evitarlo pero no podía. Desde esa noche eso nunca se fue, nunca dejo de observarme y ya no puedo,el miedo me esta matando por dentro, he decidido no vivir más" Lamentablemente esta anécdota real termina aquí, hasta el día de hoy Renato y la policía se siguen preguntando cual fue la causa de su suicidio y de que pudo ser lo que Eduardo vio durante esas noches.

Quiero que tomes en cuenta muy enserio lo que acabo de contarte, créeme, es algo con lo que no te quieres meter, es algo con lo que no quieres jugar, si vas a hacerlo es tu decisión, lo que te pase esta noche y las demás es cosa tuya, ten mucho cuidado, muchas cosas malas andan sueltas ahí afuera …



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lunes, 17 de febrero de 2020

El Viaje

Junto a mis compañeros de clase hacíamos viajes a lugares diferentes a disfrutar, pero esta vez fue diferente, fuimos a un bosque a un lugar llamado la ruta 45. Fue un lunes a las 1:00 A.M, éramos 12 en un oscuro camino, y yo estaba charlando con unos cuantos de mis compañeros. Cada vez la oscuridad se hacía más intensa el grupo comenzaba a ponerse nervioso, los calmé diciendo que pronto llegaríamos al destino, seguimos caminando. Después de 20 kilómetros de viaje el autobús se pinchó una rueda, el conductor perdió el control y el bus comenzó a girar para luego salir del camino y volcarse en la orilla.

Después de sacar a todos mis compañeros que salieron lastimados, encontramos una casa que se veía en muy malas condiciones pero al menos para pasar la noche estaba bien. Mi compañero me pregunto:

—¿Estás seguro que podemos quedarnos aquí?

—No te preocupes esto es seguro— Contesté.

Me senté con mis compañeros a contar historias de terror, 10 minutos después el conductor desapareció, era extraño. Sentí un frío que me puso nervioso, se nos hizo extraño que nuestros compañeros parecían hacerse menos en cada minuto, pero no fue evidente hasta que desapareció la novia de un amigo, el fue tras ella y lo último que oímos de su boca fue un asustado grito fuerte, quedábamos 10 en ese momento.

Un compañero murió por estar nervioso y meterse muchas drogas. Otro se suicidó sin que lo notáramos, hasta que quedamos 5, después de un rato 3... y en un momento solo yo quedaba asustado agache la cabeza abajo de la mesa llorando una voz me erizo los pelos mientras decía:

—Ahora solo faltas tú.

—¿Qué quieres de mí? ¿Porque mataste a mis amigos?— le pregunté pero no obtuve respuesta. —¿Dónde estás?

—Atrás de ti—. Contestó una voz a mis espaldas.

Me voltee tan rápido como pude.

Después de unos días los policías encontraron los cuerpos de algunos de los jóvenes pero nunca resolvieron el caso.


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sábado, 15 de febrero de 2020

Directo al Infierno

A Rocío no le agradaba mucho la idea de ser la chica nueva en el barrio, ya que le costaba mucho hacer amigos. No disfrutaba de la soledad, pero en ese momento era lo único que tenía.

Al paso de los días solo un chico se acercó a ella, no se trataba del mejor candidato para incluirla en un círculo social, porque las personas lo catalogaban como “raro”, pero Rocío se sentía bien en su compañía. Él era nieto del anticuario y solía siempre traer alguna cosa en las manos para mostrársela a su nueva amiga. Así se les iban las horas volando, adjudicando historias para cada cosa nueva.

Al tomar más confianza, el chico decidió llevarla a la tienda, para que el abuelo le mostrara objetos más interesantes. Entre ellos una llave antigua, que según dijo, servía para abrir las puertas del mismo infierno. Los tres lo tomaron a broma, pues les era muy difícil creerse esa teoría, y por supuesto, el anciano nunca lo había comprobado.

Sin embargo el jovencito tenía otra cosa en mente, quería llevarla a la habitación donde guardaban armaduras, joyas y cosas realmente valiosas. Intentaron entrar cuando el abuelo fue a atender a un cliente, pero la puerta estaba trancada, no a propósito, simplemente la cerradura no servía; entonces el chico le pidió a Rocío que le acercara algo para empujar el mecanismo.

Lo más cercano que tenía era la llave, que el señor había dejado sobre el escritorio, y eso fue lo que le dio al muchacho.

Cuando la acercó a la cerradura un resplandor rojo se vio debajo del portal, y una vez dentro la llave cambió para ajustarse perfectamente al mecanismo. En su segundo la puerta se abrió, dejando salir un humo denso y oscuro.

Después de eso todo fue gritos y desesperación, cuando los vecinos acudieron a ver lo que sucedía, solo encontraron al pobre anticuario tirado en el suelo, llorando y diciendo que el Demonio salió por esa puerta y se llevó a los niños, directo al infierno.


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sábado, 1 de febrero de 2020

Sonidos Extraños

Esta historia tiene lugar en un barrio de Argentina llamado Palermo, sucedió en el año 2014 a principios de Febrero, a un mes de empezar las clases y digo esto porque el protagonista es un niño de 13 años llamado Franco.

Franco era un joven bondadoso y muy ambicioso, le gustaba pasar tiempo con sus amigos en la escuela, porque la escuela era un lugar especial para él. Se divertía y hacia bromas en el recreo con sus compañeros, la pasaban fenomenal. Pero Franco y sus amigos hacían algo constantemente cuando estaban en la escuela, hacían apuestas entre ellos a ver quién se animaba a explorar el edificio abandonado de enfrente.

Si, frente a la escuela había un gran edificio abandonado, tenía 3 pisos con ventanas rotas y viejas a cada lado. Resulta que aquel lugar era un museo antiguo, que cerró hace mucho tiempo por razones desconocidas, muchos en el barrio decían que había cerrado porque durante la noche las cosas cambiaban de lugar, los muebles aparecían y desaparecían de un día para el otro, algunos incluso aparecían en las casas de las personas del barrio. Pero ésto solo era una hipótesis así que nadie sabía en realidad porque el museo decidió cerrar.

A diario, Franco y sus amigos apostaban a ver quién era el valiente que se animaba a entrar en aquel y volver, obviamente nadie completo la apuesta ya que todos los que iban solo llegaban hasta la puerta de entrada y se volvían de nuevo. Pero el primer día de clases, Franco decidió apostar a que entraría en aquel lugar sí o sí, quería demostrar su valentía, así que saltó la reja del patio y salió corriendo hacia el museo, cuando llegó a la puerta, miró hacia atrás para ver sus compañeros que lo observaban desde el patio, allá a lo lejos.

Tomó aire y abrió la puerta, ante Franco se alzaba un gran salón dorado iluminado por la luz del sol que se filtraba por las ventanas, entonces comenzó a pasearse por el lugar, cosas viejas por aquí y por allá, nada importante, en una esquina había un espejo, que a Franco le llamó mucho la atención, porque este espejo a diferencia de las otras cosas que había en ese lugar, no estaba polvoriento ni sucio, ni siquiera tenía aspecto de ser antiguo, Franco se acercó y vio que en la parte superior del espejo había un mensaje en rojo escrito a mano que decía:

¡¡¡MÍRAME!!!

Pero antes de que Franco terminara de leerlo comenzó a escuchar a sus espaldas un ruido, un ruido que de hecho, se escuchaba muy cerca de él, intentó buscar de donde provenía y finalmente descubrió que era una caja musical sonando sola. Franco comenzó a asustarse y decidió salir del museo, al volver al patio de la escuela le contó a sus amigos lo que había visto, pero no lo del espejo ni lo de la caja musical, solo el salón.

El día paso volando, al salir de la escuela Franco caminó hacia su casa, pensando mucho en lo que había visto en el museo. Llegó a casa y almorzó, luego decidió irse a su computadora a hablar con sus amigos por Messenger, como hacían todos los días. Llegó la tarde, y como todos los días los padres de Franco salían a trabajar, Franco se quedaba solo en casa. Cansado ya de mensajearse con sus amigos, dejó el Messenger.

Durante este tiempo solo, Franco desearía jamás haber entrado a aquel museo abandonado. Franco se levantó de la silla de su computadora y se fue a la cocina, a merendar. Pero al abrir la nevera para ver que había de comer, comenzó a escuchar un ruido, un ruido que de hecho, hizo que a Franco se le pusieran los pelos de punta. Observo que, sobre la mesa de la cocina estaba la caja musical, la misma que se había encontrado anteriormente.

Sonando sola, Franco solo se quedó mirándola con horror y confusión durante un tiempo, y cuando se dio media vuelta vio que, apoyado contra la puerta, estaba el espejo. Confundido y a la vez asustado, Franco se tiró hacia atrás y salió corriendo hacia su cuarto. Pero las cosas empeoraron, porque cuando Franco pisó el umbral de la puerta de su cuarto, comenzó a escuchar la caja musical de nuevo, entonces miró hacia el interior, y vio sobre el escritorio de la computadora, la caja musical.

Franco sentía que el corazón le iba a estallar en cualquier momento, se dio vuelta de nuevo y vio ante él, el espejo. Se acercó lentamente, y leyó aquel mensaje que no había terminado de leer aquella vez:

¡¡¡MÍRAME!!!

Franco se miró así mismo en el espejo. Pasaron 20 minutos y sus padres arribaron a la casa con mucha urgencia, porque los vecinos le enviaron una llamada urgente diciéndoles que se habían escuchado gritos muy fuertes desde su casa. Al entrar, buscaron a su hijo por todos lados, pero Franco no estaba por ningún lado, había desaparecido. La noticia salió disparada por todo el barrio para que las personas se pusieran a buscarlo, pero el chico no aparecía. Su familia y amigos ya no podían contener sus lágrimas y nunca nadie en el barrio olvido este suceso...

Dos años después, los padres de Franco se divorciaron, y el matrimonio desapareció. Solo quedó la madre viviendo en la misma casa donde su hijo había desaparecido. Se puede decir que ella más que nadie podría jamás olvidar la desaparición de Franco, no porque sea la madre y se preocupe mas por su hijo, sino porque desde aquel día comenzaron a escucharse ruidos en la casa, ruidos de una caja musical sonando, que la madre podía oír por las noches, y que finalmente siempre la llevaba a dar con un espejo, un espejo que, si bien la madre se acercaba para verlo, solo se veía a ella misma y un extraño mensaje que decía:

¡¡¡MÍRAME, MAMI!!!


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domingo, 17 de noviembre de 2019

La Chica del Balcón

Era una noche tranquila, y la verdad, no sé, sabía que no debí salir, lo sentía, lo presentía. Soy Carolina, y tengo una historia que contarles, sobre lo que le pasó a mi amiga Anna. Este es un tema que me ha venido atormentado desde que tenia 17 años, ahora tengo 21 y no consigo paz, mi amiga... Anna, no sé qué pasó con ella, sólo no sé.

Anna y yo éramos muy unidas, cuando ella hacía algo yo también la seguía, de igual forma ella conmigo. Una noche, no sé por qué ni cómo algo me gritaba por dentro "No salgas, no... " pero por esas ironías de la vida un poco después llamó Anna, atendí el teléfono y preguntó si quería salir y yo por algún motivo, ignoré esa voz en mi cabeza que claramente y a gritos decía que no saliera, y contesté que la acompañaría. Ella emocionada me cito en la plaza, y yo, dudosa pero a la vez con cierta emoción corrí a mi pieza. Media hora después, nos vimos en dicho lugar, y salimos de ahí en su auto, íbamos por la carretera, y vimos una casa a lo lejos, vieja y fea, como era de esperarse, ella en ese momento dejó de ser la chica tranquila y cobarde de siempre, y por algún motivo se aventuró a explorar la casa, yo le supliqué que no entrara pero ella sólo me dijo que exageraba, que qué podía pasar, entonces la seguí y al entrar al sitio todo era obscuro y penumbroso, lleno de polvo y telarañas. Estábamos tranquilas ya que sabíamos que en en una situación en la que estaba la casa, el estado de ella era normal,aunque sí era algo asqueroso...

En fin, nos adentramos a la casa. Anna sólo llevaba una pequeña linterna de repuesto que sacó de su coche, yo sentía que eso estaba mal sabía que no deberíamos estar allí, pero sólo callé, Anna sólo reía, y en una expresión burlona al momento de girar, una cosa extraña que parecía una especie de mezcla entre azufre y polvo, la arrastro por las escaleras de la casa, yo solo intenté tomarla del brazo, y ella sólo gritaba, en mi desesperación, tomé un trozo de madera, y golpeé al azar, cuando esa cosa se detuvo, paré de golpear, y en ese momento me di cuenta que había matado a mi mejor amiga. Una energía que tal vez había sido desprendida de ese ser, empezó a recorrer su cuerpo, de pronto, ella abrió los ojos, me asusté y di 2 pasos hacia atrás, Anna empezó a elevarse como levitando, yo salí corriendo de allí, y sólo había corrido unos cuantos metros, cuando de adentro emanó una explosión que me dejo inconsciente.

Al despertar, vi que aparecí en mi cama, como si todo hubiese sido un sueño, entonces, llamé a mi amiga, pero no contestaba su teléfono. Salí con lágrimas en los ojos, y me resigné a asumir que mi amiga había muerto y que ese "sueño" era real, entonces conduje hasta la casa, no recordaba bien el camino pero di con el lugar, entré en ella y en ese momento la casa se "selló" completamente, no podía salir, me quedé en un rincón escondida, sólo podía escuchar voces y risas como ecos dentro de la casa. Ya eran las 1:30 am, y no podía salir de allí .

Paso 1 hora, 2 horas, hasta que por fin, una puerta se abrió, sentí mucho miedo al pensar qué la había abierto, pero no dudé en salir de esa casa por medio de ella. Ya afuera mientras corría directo al auto, sentí una brisa caliente y brusca que sopló por todo el alrededor volteé, y en el balcón de esa casa, había algo que parecía una chica, de la cual emanaba energía dorada, y estaba conformada por fuego y azufre, me dispuse a correr, pero tuve un presentimiento, y me quedé observando su rostro, el cual me pareció familiar, y... Era ella, ¡Anna! ella me observaba, y sentí su voz, ella decía que todo estaba bien, y que yo siguiera siendo feliz.

Es un ejemplo de la amistad eterna sin duda, ella me quiere, y yo a ella... Por eso, cuando veas a alguien en el balcón de tu ventana, sólo no tengas miedo, es Anna, y está allí para ayudarte a recuperar a tus amigos o está por ahí ayudando a alguien más...



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jueves, 14 de noviembre de 2019

Frío

Hoy es uno de esos días en los que la soledad te aprieta hasta dejarte sin aire. Sentado en la barra de un bar de mala muerte, intento ahogar mi melancolía en una buena dosis de alcohol.

Todo es igual que ayer, que el mes pasado, que hace tantos años; es decir, nada de especial, nada que valga la pena el seguir viviendo. Solo un milagro podía salvar aquella miserable existencia; y el milagro estaba a punto de producirse. De repente se abre la puerta del local y apareció ella.

Misteriosa, bellísima, con un aire nostálgico y soñador. No era de aquí, o al menos no la había visto con anterioridad, así que me propuse conocerla. Me costó acercarme a ella, no tenía ninguna base de partida para romper el hielo, para poder aproximarme. Me parecía distante, lejana... Casi imposible que un ser tan hermoso como ella se pudiese fijar en un despojo humano, que era exactamente en lo que me había convertido. Sé tú mismo pensé; no pretendas impresionarla; simplemente que vea tal y como eres. La estrategia dio resultado; ella también estaba pasando por unos momentos difíciles, muy similares a los míos; no tardó en haber entre nosotros un lazo estrecho de complicidad.

Pasamos el resto de la noche juntos; hablamos de mil cosas, de nuestras vidas, de nuestros sueños que nunca cumplimos, de los que nos gustaría hacer realidad. Nos conocimos a fondo; nuestros miedos, nuestras inquietudes... No sé si se podía definir como amor, pero lo cierto es que entre aquella misteriosa dama y yo, se había creado una fuerte corriente de sentimientos.

Cuando los primeros rayos de sol se reflejaron sobre nuestra desnudez, comprendí que había llegado el momento de la despedida. Con la voz entrecortada me susurró que había sido una noche maravillosa, pero que tenía que marchar. Intenté disuadirla, retenerla; había encontrado un ser maravilloso con quien compartir mi soledad, y como siempre iba a volar de mi lado. Aquello había sido la tónica de mi vida.

Tengo frío, me comentó entre susurro; toma mi cazadora, ya me la devolverás, de este modo tendremos una excusa para volver a vernos; ¿Te parece? Ella accedió con una sonrisa. Se colocó mi cazadora sobre los hombros, al tiempo que escribía en una pequeña hoja una dirección. Toma, pasa esta tarde por aquí y te devolveré la cazadora. La idea me pareció genial, ese gesto significaba que la volvería a ver, que quizás en esta ocasión no perdería a alguien que me parecía importante.

—¿Cómo te llamas? No me lo has dicho.

—Claudia, me llamo Claudia.

Nos dijimos adiós con la promesa de volver a encontrarnos aquella tarde. Las horas se me hicieron eternas, esperando que llegara el momento de encontrarnos de nuevo. Cuando llegué a la dirección que Claudia había escrito, me quedé desconcertado. Estaba delante de un cementerio. Al principio imaginé que se trataba de un error; quizás lo había escrito mal; seguro que había una explicación lógica.

Algo me empujaba a entrar en el recinto, notaba un extraño magnetismo que me empujaba a cruzar la puerta. Entré, y sin saber bien porqué, busqué compulsiva mente por todas las calles del cementerio. Nicho por nicho, tumba por tumba. Una lápida de mármol blanco, una sencilla foto, y una breve inscripción:

"Claudia Serrano, abril del 65; enero del 2004. Nunca te olvidaremos".

Noté como algo dentro de mí se rompía en mil pedazos. La chica de la foto sin duda, era aquella muchacha que había conocido horas antes. Al lado de un marchito ramo de flores; mi cazadora impecable mente doblada.



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domingo, 10 de noviembre de 2019

El Niño del Bote

Se cuenta que en un domicilio que se ubica en Calle Galeana 1976, cerca de lo que es hoy el puente sobre la avenida ayuntamiento. Vivía un matrimonio con su pequeño hijo.

Hubo un tiempo en que el pequeño se mostraba sumamente nervioso y preguntaba a sus padres—¿Quién juega y llora en la azotea todas las noches?— los padres no le tomaban ni la mas mínima importancia, y contestaban: 

—ha de ser un gato ¡duérmete!—, el pobre niño despertaba a media noche, asustado, porque sobre el techo de su cama se escuchaban gemidos, y el sonido de una lata rodando continuamente de un lugar a otro. Llamaba a sus padres, pero estos desde su habitación le ordenaban volver a dormir. Incluso intentaba dormir con ellos, pero también se lo impedían.

Una de tantas ocasiones, el matrimonio fue despertado a mitad de la noche por un grito de terror proveniente de la habitación del niño, y después de eso no pudieron encontrarlo por ningún lado. 

Dieron aviso a las autoridades y al siguiente día, al volver a casa después de un largo día buscando a su hijo hasta que notaron un bote atado con un lazo colgar desde la azotea. Con algo de enojo el hombre logra subir al cobertizo y ve otro bote tirado sobre el techo de la recamara de su hijo, al acercarse encuentra a su hijo en un rincón sentado en cuclillas, abrazando sus piernas con el cuerpo totalmente arañado y su rostro mostrando un gesto de infinito terror…¡Sin vida!.

El matrimonio terminó por mudarse, pero en su nuevo hogar al llegar la media noche los despertó el sonido de un bote rodando en la azotea de la casa nueva y parado frente a su cama, vieron a su hijo quien les decía:

 —Me asusta el ruido de allá arriba.

Después de eso no lo volvieron a ver, pero cada año en el aniversario de su muerte, se escucha el ruido del bote y el llanto del niño.




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sábado, 26 de octubre de 2019

Regla N°86

Existen ciertas reglas en este mundo que debemos respetar. No siempre estamos de acuerdo con ellas, y raramente se encuentran de acuerdo con nosotros, pero si sobrevivimos para ver un mañana, necesitamos poner nuestros propios sentimientos de un lado y simplemente aceptar las cosas por como son.

Toma la Regla #86, por ejemplo.

La Regla #86 establece que por cada vez que alguien pronuncie tu nombre, se crea un duplicado de ti. Considera esto.

Cada vez que tus padres te regañan pronunciando tu nombre completo, le dan vida a otro tú. Cada vez que alguien en la oficina del doctor te dice que el doctor está listo para verte, en algún lugar del mundo, nace otro. Cada vez que un amante grita tu nombre durante un arranque de pasión… es uno más.

Piensa en ello. Piensa que esto se da por hecho. Esto es un hermoso regalo que te fue dado por tus Ancestros y Antepasados. Tu nombre.

Imagina vivir en un mundo donde tu nombre es una maldición en vez de un regalo.

Para nosotros, tu nombre “te” utiliza.

Te persigue. Lucha por la supervivencia. Tratando de robar tu vida para salvar la misma. Después de todo, ¿Quién es tu “yo real” cuando todos poseen el mismo nombre?

Pero bueno… esas son las reglas. Solo una más dentro de un sin fin de leyes que rigen la deformación, alterando y disminuyendo nuestro mundo, poco a poco, pieza por pieza, un nombre a la vez. Solo quiero que pienses en ello. Recuérdelo cada vez que firmes un cheque. Cuando te presentes ante los demás.

Cuando nombres a tu hijo recién nacido. Recuerda la Regla #86, y recuerda que te estamos observando, y estamos esperando.

Cada mundo tiene reglas. Pruebas tus propios límites cada día. Algún día encontrarás la forma de romper esas reglas, y al hacerlo, nos dejarás entrar.

Y entonces tendrás que aprender las reglas de nuevo. Nos vemos luego.





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jueves, 24 de octubre de 2019

Sombras que Caminan

¿Alguna vez no se han sentido observados o perseguidos, como si los estuvieran acechando? Aunque no lo crean, para mí es común ver cosas que otros no ven.

Todo comenzó cuando era pequeño y jugaba con mis peluches; a la mañana siguiente no estaban donde debían. A veces veía siluetas oscuras que caminaban alrededor mío y de vez en cuando podía ver una especie de ojos mirándome. Como siempre, mi padre no creía que fuera de verdad y decía que solo estaba en mi cabeza, cosa que nunca creí.

Hace poco volví a ver las sombras y esta vez hablaban, me decían que los acompañara, que si los seguía entraría en un mundo distinto, pero mucho mejor. Así que los seguí y cuando llegué al supuesto mundo perfecto que me habían mencionado, me di cuenta de que no era nada de lo que habían dicho.

Parecían esclavos, tenían que hacer trabajos forzados o si no recibían una tortura. Claro, era el infierno, las voces en mi cabeza eran demonios que solo querían mi alma. Empecé a sentir que ellos trataban de llevarme allí, me empujaban... Pero logré soltarme y escapar.

Nadie me creyó; a veces me veían luchando, como si estuvieran llevándome. Debido a eso estoy en el manicomio.

No puedo recibir visitas, ya que dicen que soy violento, pero en realidad ellos me visitan: los demonios vienen cada noche a tratar de llevarse mi alma.




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jueves, 10 de octubre de 2019

La luz del Pasillo

Esta es la historia que me contó una amiga asegurándome que era real. Para preservar su identidad, pongamos que se llamaba Raquel. Ella tenía un novio, al que llamaremos Raúl, y un fin de semana él la invitó a la casa de campo de sus padres. Era una fecha cercana al día de los enamorados, y la idea era hacer una escapada romántica.

Llegaron el viernes por la tarde a una casa aislada en la montaña, preciosa, a la que se accedía a través de un pequeño bosque. Aparcaron el coche enfrente de la casa, pues no tenía aparcamiento ni garaje, y después se dispusieron a instalarse.

Abrieron las ventanas para que se aireara la casa, abrieron las puertas, conectaron la luz eléctrica y el gas para darse una ducha calentita, etc. Llegó la noche y cenaron en la planta primera de la casa, en el salón con chimenea. Raúl se había esmerado en que todo resultara perfecto; había cocinado una cena estupenda, había comprado cava... Os podéis imaginar el escenario sin problemas.

Pero un grito se oyó en la casa y ambos se sobresaltaron. Se quedaron en silencio, aguardando otro ruido parecido para identificar qué demonios había sonado, pero nada se escuchó. Después del susto inicial, volvieron a relajarse y estaban ya riéndose de su reacción cuando otro alarido se oyó e inmediatamente después la luz se fue. Sin velas, ni linternas, Raúl resolvió ir hasta la cocina para ver si habían saltado los plomos, y Raquel, que es muy medrosa, de ningún modo se quería quedar sola. Llegaron a la cocina, que era donde estaba el cuadro de la luz. Curiosamente, sólo habían saltado las llaves que correspondían a la planta baja. Volvieron a subir las llaves de modo que la luz volvió, y regresaron al salón. Mi amiga Raquel aquí ya estaba bastante nerviosa.

Decidieron subir a la planta alta y dormir, Raúl comenzó a bromear para quitarle hierro al asunto, comentando que si Raquel tenía tanto miedo tal vez sería mejor dormir juntitos, y ella le tomó la palabra. Se fueron a la habitación de los padres de Raúl y allí estuvieron hablando un rato hasta que se quedaron dormidos. Raquel no tenía unos sueños muy dulces y en mitad de una pesadilla se despertó, y pudo ver la luz de una vela acercándose por el pasillo. Miró al lado de la cama y Raúl estaba allí, así que se empezó a asustar de veras.

Trató de despertar a su novio, que tenía el sueño muy pesado, mientras miraba por el rabillo del ojo y veía que la luz de la vela se iba acercando cada vez más a la habitación. ¿Por qué narices dejaríamos la puerta abierta?, se preguntaba Raquel. Gritó muy alto, Raúl se despertó finalmente, pero no había rastro de la luz misteriosa del pasillo. Raúl salió (aquí Raquel ya no le acompañó, prefería quedarse en el cuarto) y le juró que no había nadie, que seguramente estaba medio dormida aún y que había confundido la realidad con un sueño.

Raquel estaba bastante segura de haberlo visto, pero si no había nadie en el pasillo ni en las habitaciones, ninguna ventana estaba abierta, su novio tendría razón. Así que se dejó convencer, pero tardó en dormirse. Tenía los ojos como una lechuza, Raúl se volvió a quedar dormido y ella empezaba a sucumbir al sueño cuando...

Otra vez la maldita luz de la vela resplandecía desde el pasillo, esta vez Raquel estaba segura de estar despierta, y zarandeó a Raúl sin hacer ruido para que viera la extraña luz que se aproximaba cada vez más hasta el dormitorio donde estaban. Raúl esta vez sí vio la luz de la vela, y se quedó aterrorizado, pues no sabía cómo actuar. Raquel empezó a chillar muerta de miedo, la luz de la vela seguía acercándose, y ninguno de los dos se atrevía a ver quién o qué era el responsable.

Raquel en ese momento, cegada por el terror, se puso la ropa y cogió las llaves del coche, salió por la ventana, se tiró desde el segundo piso de la casa de campo (sorprendente mente no se rompió la crisma) y se quedó en el coche a dormir, pues lo único que podía hacer era pensar en la velita que se veía desde su habitación acercándose al dormitorio. Desde fuera de la casa no se veía ninguna luz y ya estaba pensando que era todo fruto de su imaginación cuando amaneció.

Con la luz del día a ella todo lo que había sucedido le parecía una estupidez de esas en las que uno reacciona des-proporcionadamente, y se metió en la casa, gracias a una copia de las llaves que Raúl le había dejado. Mientras subía por las escaleras al segundo piso, dice que el miedo volvió a embargarla, pero que fue valiente y llegó hasta la habitación donde Raúl dormía. Él estaba allí, durmiendo tranquilamente. A su lado, en la mesilla de noche, había algo que no estaba la noche anterior. Un candelabro.







domingo, 6 de octubre de 2019

La Risa del Duende

Cada día más personas afirman la existencia de seres sobrenaturales, como es el caso de por ejemplo, los duendes. Tanto es así, que existen todo tipo de cuentos populares que llegaron a nuestros días y nos indican la existencia de los mismos.

Laura era una joven de apariencia valiente, que afirmaba no temer a nada. Vivía en un pequeño pueblo de Chile y cada día iba sola al colegio. De hecho, desde que tenía apenas 8 años de edad, regresaba a casa en la compañía de su hermano pequeño que tenía 7 años.

Un día, cuando Laura y Joaquín regresaban a casa desde el colegio, escucharon un ruido que no habían escuchado antes. Era una risa, que aunque tenía cierta similitud con la de cualquier animal salvaje, presentaba bastantes particularidades, porque sonaba como la voz de su padre, Luis.

Laura, que tenía un defecto y es que era bastante curiosa con todo tipo de circunstancias, decidió dejar a su hermano en una esquina y acercarse al final de una calle para comprobar si era su padre que los había seguido para gastarles una broma. Sin embargo, algo agarró fuertemente a Laura y se la llevó, ante la mirada atónita de su hermano Joaquín, que se quedó completamente petrificado.

Después de aquel suceso, Joaquín volvió a casa pero tenía tantísimo miedo de aquello que había visto al final de la calle, que apenas podía explicar lo sucedido a sus padres. Con el paso de las horas, finalmente pudo explicar lo que vio con sus propios ojos a sus progenitores y se organizó una búsqueda para traer de nuevo a la joven a su hogar, entre los vecinos de la población.

Días de búsqueda después, se pudo recuperar la mochila de la joven Laura y un charco de color rojizo, fue visto cerca del lugar, pero nunca más se volvió a saber de Laura.

Hoy día, los niños ya no van solos al colegio, sino que son sus padres los que los acompañan o bien llevan en sus vehículos, ante la posibilidad de algo malévolo en las calles de la población. Sin embargo, a pesar de haber tomado infinidad de medidas para preservar a los pequeños del futuro desconocido que le sucedió a Laura, cada año con la llegada de la Navidad desaparecen 7 niños y se piensa que se trata de un duende que los captura para que trabajen en su mina.

Si escuchas una risa que te suena familiar, por favor, no te acerques y simplemente corre con todas tus fuerzas.



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jueves, 3 de octubre de 2019

¿Crees estar Solo?

Muy buenas noches, tardes o días; depende de cuando estes leyendo esto, quiero decirte algo tú, el lector detrás del monitor de tu computador que buscando salir del aburrimiento o por sencilla curiosidad llegaste hasta aquí.

Tú, el que lee esta historia buscando un susto o algo escalofriante que te dificulte el sueño esta noche, pero con la esperanza de que lo escrito aquí, sea falso…

Mi querido lector, no sé si esto te asuste pero, quiero preguntarte, ¿estás solo...?

Tal vez sí, tal vez no, pero de seguro la persona que los acompaña sea tan callada que su presencia parezca invisible, haciendote creer que estás solo o son esos compañeros tan molestos que prefieres encerrarte antes que estar con ellos.

Ahora solo me dirijo a las personas que están solas en casa o en su cuarto, a las que no, pues para no estar aburridos sigan leyendo.

Para aquellos o aquellas que estén solos (a), debo de preguntarles… ¿Creen estar solos/as?

¿Sí...? Pues mi querido lector o lectora, me temo de que no es así, no estás solo/a, no lo estás, jamás lo has estado en realidad.

Ahora pensarás… ¿Qué carajo está tratando de decir?

Pues yo responderé con una pregunta, o mejor dicho, algunas preguntas…

  • ¿Alguna vez de niño o tal vez ahora, no has sentido cómo si alguien te mirara por encima del hombro?
  • ¿Piensas a ver visto algo por le rabillo del ojo, pero al voltear la cabeza ya no está?
  • ¿Cuándo duermes de un lado (ya sea derecha o izquierda) sientes que algo esta a tu lado, pero como siempre al voltear no hay nada?
Si has respondido sí a todo… Felicidades… Ahora tienes la prueba de que jamás ha estado solo/a…

No quiero sonar presumida… Pero… Creo que al leer eso, te he causado un pequeño escalofrío ¿Cierto?

Si te preguntas a que llego con todo esto…

Te lo diré…

Tú que estás solo/a en casa o en tu cuarto, he venido a decirte, que no estás solo/a. No lo has estado desde que naciste, eso está detrás de ti en este momento, no es tu ángel de la guarda, no, claro que no… Tranquilo/a no te hará nada…

Mientras no voltees…

Si lo hiciste, pues… Mi querido lector tengo que decirte, que ahora eso está a tu lado, no le gusta que voltees a verlo, le da la impresión de que has logrado verlo y eso no le gusta…

Recalco, no te hará nada… No hay razón para hacerlo, está ahí para hacerte compañía, no para atacarte, no aún…

Si no me crees, pues, lástima, pero quiero decirte una cosa, no me puedes negar que en este preciso instante, sientes como algo te esta mirando desde detrás del hombro…




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domingo, 11 de agosto de 2019

Hola Papi

La vida de mis parientes cercanos siempre ha sido muy rica en actividades y aventuras emocionantes. Aquellas historias que nos contaba a mis primos y a mí nos fascinaban y nos podían dejar enganchados varias horas escuchándolas una y otra vez; hasta hacíamos teorías y jugábamos a formar parte de ellas. Sin embargo, un día la persona más vieja de la familia contó una historia totalmente diferente a cualquiera que hubiéramos escuchado, no se parecía en nada a las demás, era muy oscura en comparación. Todavía en estos días sigue teniendo repercusiones en mí, así como tuvo cuando yo era un niño. Él nos contó la historia en primera persona, pues la había vivido, esto fue lo que dijo:

"Eran las doce de la noche. En aquel entonces no habían luces por estas partes del país y yo estaba regresando a casa de jugar poker con amigo. Como ya estaba acostumbrado a la oscuridad de aquella zona, no me daba miedo andar por allí. Me sabía el camino de memoria y no necesitaba luces para guiarme. Aún así, rara vez me quedaba hasta esa hora de la noche en la casa de mi amigo, pero esta vez la avaricia me había ganado. Iba caminando en mitad de la noche, solo y con una linterna de un no muy fuerte fulgor.

De repente escuché el llanto de un bebe justamente por donde yo iba caminando, revisé a los alrededores pero no encontré nada, solamente una pequeña varilla de metal. Pensé que sólo era mi imaginación, lo ignoré y seguí caminando. A medida que avanzaba, me iba topando con más varillas en mi andar, era algo bastante raro y curioso, es decir, ¿quién las habría tirado?. De la nada, en el mismo vacío de la noche, escuché una voz proveniente de las sombras, algo así como una niña.

-Hola papito...- Pronunció aquella "niña", si así se le podía llamar. 

Me sorprendí bastante, y al haberme tomado por sorpresa hasta me asustó. Sin embargo, no era nada que yo no pudiera manejar, o al menos eso creía.

-Papito te voy a comer, has de saber delicioso...

Esas palabras hicieron que me alarmara, pero mi confianza no se iba, seguramente era una niña estúpida jugándome una broma.

-No tengo tiempo para juegos- Le dije.

-No estoy aquí para jugar- Contestó para luego salir de entre las sombras, mostrando su deforme rostro con dientes puntiagudos.

Su monstruoso rostro me espantó, rápidamente me di la vuelta y salí corriendo. No me persiguió, pero juraría haber escuchado su llanto desesperado y sus gritos de ira al ver que su presa escapaba.

Solamente recuerdo su cara negra de malicia y sus dientes blancos con manchas rojas mezclados con unos ojos tan rojos como las mismísimas llamas del infierno.

"Nunca tomé el mismo camino, pero otros viajeros aseguran haber escuchado llantos no de uno si no de varios niños aclamando por su papito..."

Esa historia que mi abuelo nos contó, aún sigue resonando en mi cabeza. No sé si algún día vaya a encontrarme con aquella niña, pero mientras tanto, me aseguraré de nunca tomar ese sendero.



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