viernes, 15 de enero de 2021

Los 7 Creepypastas más famosos de Internet

Un creepypasta es el equivalente actual a las antiguas "Leyendas Urbanas". Son relatos de terror cortos inspirados en diversos temas, desde videojuegos hasta objetos malditos. 

Estos son los 7 creepypastas que a estas alturas ya se consideran clásicos de internet. Si no los conoces te invitamos a Leerlos:

7.- Sonic.Exe



Una conocida historia de internet sobre lo que ocurre al jugar con un cartucho maldito.


6.- Eyeless Jack


Una extraña criatura que atormenta a las personas que se acercan a su territorio.


5.- El Suicidio de Calamardo


Han encontrado una extraña cinta que contiene un capítulo jamás emitido de bob esponja. El contenido de la cinta es completamente terrorifico.


4.- Herobrine


La leyenda cuenta que un personaje no programado ronda Minecraft, corresponde al espíritu de un jugador. El personaje de ojos blancos.


3.- La Mujer Maniquí



La historia relata lo que parece ser un experimento de la famosísima Área 51 de Estados Unidos. Un extraño relato sobre una criatura que no parece ser humana.


2.- Suicide Mouse


Una cinta encontrada con contenido de Mickey Mouse de los años 30's es en realidad un arma extraviada del proyecto MK Ultra. 


1.- Jeff The Killer



Tal vez el creepypasta más famoso de internet, la historia del asesino que te envía a dormir...


lunes, 4 de enero de 2021

#126 El Holder del Aislamiento

En cualquier ciudad, en cualquier país; ve a cualquier complejo departamental al que puedas entrar. Cuando llegues a recepción o conserjería, pide ver a quién se hace llamar a sí mismo "El Portador del Aislamiento". Si no existe una recepción usa el timbre y llama a la vigésima sexta (26) habitación en venta, lo que hará que venga el portero. En cualquiera de los dos casos el trabajador te conducirá por unas escaleras que al entrar no estaban ahí, luego de caminar un poco llegarás a una puerta que el trabajador abrirá, no debes entrar, solo observa desde afuera. Pídele al hombre que cierre la puerta y te deje solo en ese lugar. Si insiste en que entres tienes dos opciones: esperar a que el empleado revele su verdadera forma o entrar por la puerta y alimentarte de los horrores que se encuentran dentro de ella. De cualquier manera tu viaje termina aquí. Si el trabajador decide irse, espera a que se pierda de vista ya que debes estar completamente solo antes de abrir esa puerta.

Más allá del umbral de la puerta habrá una reunión en un departamento a gran altura, con vista a la ciudad capital de cualquier región en la que te encuentres. Notarás que todas las personas que amas y/o aprecias se encontrarás presentes en ese lugar. Amigos, familiares y seres queridos te saludarán con los brazos abiertos y llenos de cariño. Háblales como si fueran reales, ríe con ellos y comparte historias de su pasado juntos, trátalos con respeto y serán amables contigo; hacer menos que eso resultaría en un castigo mucho peor de lo que los mortales pueden concebir. Luego de un tiempo uno por uno los invitados comenzarán a excusarse diciendo que tienen otro lugar al cual ir, no los detengas por nada pues ya te han obligado bastante. Lentamente la habitación se vaciará de gente, dejándote solo con la persona a quién más amas.
Aprecia el tiempo que se te ha dado ya que ella eventualmente se irá y debes reunir cada gramo de fuerza mental que te quede para la siguiente prueba. 
Aunque la fachada que utilizan no es verdadera, sabe lo suficiente para emular de la manera más exacta a su contraparte del mundo real. En este punto puedes confesarle cualquier cosa pero asegúrate de hacerlo con el debido respeto. Cuando hagan una moción de retirarse, déjalos. Ahora no hay vuelta atrás. Tan pronto como se cierre la puerta todo se volverá negro lentamente, eres libre de hacer cualquier cosa aquí; gritar, entrar en pánico o mantener la calma es ahora tu decisión. Una vez que todo se haya desvanecido no queda nada más que esperar.

Pasarás en la oscuridad lo que parecen ser semanas, meses o años; comenzarás a extrañar a las personas que antes te rodeaban y anhelaras sentir su calidez y escuchar su risa nuevamente. Sentirás que eras parte de ellos cuando estaban juntos, pero ahora estás solo para valerte por ti mismo en la oscuridad. Empezarás a buscar a alguna persona cualquiera que te acompañe en este momento difícil pero solo verás la penumbra saludándote en cualquier dirección. No tendrás hambre ni sed, pero sentirás como la energía se te escapa con cada segundo que pasa. 

Este mundo no te permitirá dormir e incluso si lo intentas, no podrás encontrar sueño alguno que te alivie temporalmente de tu soledad. Muchos antes que tu no pudieron soportar este sentimiento y son ahora parte de esta oscuridad; ellos buscan que te unas a ellos en su soledad pero sus deseos jamás serán concedidos.

Una vez más eres libre de hacer lo que quieras aquí, aunque terminar con tu vida tu propia vida ahora solo te dejará atrapado en esta oscuridad para siempre junto a los que te precedieron. Prepárate y finalmente verás un punto de luz en el horizonte, que ofrece un contraste impactante con el mundo sombrío en el que has estado existiendo. Tan pronto como lo veas debes cerrar los ojos y preguntar: "¿Así es como se sienten?" Espera aproximadamente tres minutos antes de volver a abrir los ojos. 

Si la luz se ha ido y la oscuridad te rodea nuevamente siéntate y relájate, tu viaje ha terminado y ahora esta oscuridad es tu nuevo hogar para toda la eternidad. 

Si tienes suerte cuando abras los ojos estarás fuera del complejo departamental, a tus pies habrá un marco de fotos y dentro de él verás una foto tuya y de la persona que amas en un cálido abrazo en el departamento. Sin embargo jamás debes dejar que alguien la vea o se preguntarán por el origen de esa imagen.


La fotografía y el cuadro son el Objeto N° 126 de 538. Has sentido su dolor, ahora debes poner fin a su sufrimiento.






domingo, 3 de enero de 2021

#111 El Holder de lo interminable

¿Entonces aún no has detenido tu tonta búsqueda? Lástima, pero era de esperarse, es la naturaleza de los de tu clase la que los obliga a continuar a cualquier costo, buscar el conocimiento sin dejar de ser tan terriblemente ignorantes en el resto de sus ramificaciones. Se que no puedo detenerte e incluso si pudiera llegarían más a ocupar tu lugar. Así que en lugar de eso te contaré algo que sin duda descubrirás más adelante aunque de una forma mucho peor.

Dirígete a cualquier librería de tu ciudad o pueblo, cuando cruces la puerta el empleado que se encuentra junto al escritorio te mirará con poco interés. Debes pedirle que te lleve con "El Portador de lo Inevitable". El trabajador se sentirá completamente impotente ante ti en ese momento, obligado a vagar por espacios que ni tu ni él deberían legítimamente conocer, pero sabrás de ellos. La puerta está oculta por la alfombra en el piso, el pasillo es triste y húmedo debajo de ella y más. Él te revelará todo esto y lo descubrirá por si mismo.

Luego de deambular confundido, finalmente te llevará con otra persona. Será una mujer mayor o al menos la percibirás como una; su piel estará llena de arrugas y verás sus dientes de un color blanco marfil muy parecido a sus cabellos. Pero a pesar de su belleza antinatural podrás darte cuenta de lo antigua que es ya que sus ojos delatarán su temible senescencia. Ella estará leyendo un libro cuya portada verás desteñida, sus ataduras permanecen en el mismo lugar pero hecha girones. Escucharás como lee su contenido de vez en cuando y sus palabras parecerán sonidos cacofónicos similares a las divagaciones de los locos o los gritos de alguna tribu afortunadamente olvidada. No lo son.

Debes decirle que la has estado esperando durante toda tu vida, esto te parecerá absurdo, pero no lo es. Lo notarás tan pronto como pronuncies esas palabras, en ese momento ella te entregará una carta incluso más amarillenta, maltratada y antigua que las mismas páginas del libro que lee. Debes pedirle al secretario que te lleve de vuelta inmediatamente después de las salas o también te convertirás en lo que ella es. 

Si lees la carta notarás algo, a pesar de su aparente pequeño tamaño, el espacio dentro es infinito. Es verdad que hay palabras escritas en ella, pero esos pequeños puntos negros de tinta no son más que pequeños granos de arena en un ilimitado océano blanco. 


Ese es el objeto N°111 de 538. No termina, pero en poco tiempo desearás que así fuera.


Colores

—¡Esas eran verdes! —gritó el hombre, mirando las plantas en el jardín. — ¡lo juro, ayer eran verdes!

Su esposa intentaba leer un libro al otro lado del sillón.

Miró a su alrededor. Sus ojos fueron incapaces de enfocar un momento y se los talló.

—¡Los muros! ¡Antes eran azules!, ¡los pintamos de color azul hace dos meses! ¿por qué no son azules? —parecía incapaz de controlarse, su esposa detuvo la lectura y lo miró un momento, esperando aún que estuviera jugando.

—Amor, has tenido un día muy largo, deberías relajarte.

—¡No me digas qué hacer, no me digas qué me pasa!

Tal vez su esposo estuviera borracho. La mujer intentó seguir con el libro, pero a cada tanto, los gritos de su esposo la volvían a interrumpir.

—¡Esto era naranja! —lo escuchó gritar al otro lado del cuarto.

—¡Esto era marrón! —gritó después.

—Eso era morado! —insistió entonces.

Luego, guardó silencio. La mujer sonrió y devolvió la vista al libro.

Algo estalló en la cocina. La mujer saltó del sillón y salió disparada para ver qué pasaba. Cuando llegó, se ahogó en un largo y profundo grito.

La ventana al exterior estaba deshecha. Olía a pólvora. Pudo reconocer la escopeta, tirada en el suelo, junto a su marido, que sostenía sus tripas en las manos.

—Estas… eran… rojas…





sábado, 2 de enero de 2021

#105 El Holder de la Voz

En cualquier ciudad, en cualquier país; ve a cualquier centro de salud mental o centro de rehabilitación al que puedas llegar por tus propios medios. Cuando llegues al mesón pide ver a quien se hace llamar a si mismo "El Portador de la Voz". El trabajador tratará de ocultar una breve mirada de pánico y se recompondrá al instante, te arrojará una pequeña bolsa de plástico negra sin marcar y se irá del lugar. No tienes que seguirlo, pero algo dentro de ti te alentará a seguir sus pasos.

Pasará por un pasillo poco iluminado con grandes ventanales como paredes, independientemente de la hora del día, el exterior parecerá oscuro. Si miras por la ventana solo verás una extensión interminable de bosques, si en algún momento crees ver movimiento afuera no te alejes y continúa caminando hasta el final del corredor.

No encontrarás una puerta, solo una pared cubierta con papel tapiz que está comenzando a desprenderse. El trabajador tomará un poco del papel tapiz y luego huirá a esconderse en las sombras. Debes terminar el trabajo. Cuando inevitablemente concluyas la labor de arrancar todo el papel de la pared, se revelará una pequeña habitación polvorienta en el ático. En el centro habrá dos objetos: un muñeco y una grabadora.
Ambos afectos son antiguos y se encuentran cubiertos de polvo.

Si examinas la muñeca verás una pequeña manivela de metal en ella, si le das cuerda la muñeca emitirá un sonido parecido uñas rasgando madera. 
Presiona el botón "play" en la grabadora, ésta funcionará aun si no tiene pilas. Escucharás el sonido amortiguado de una angustiada voz femenina. No podrás distinguir las palabras y ella continuará hasta que presiones el boton "detener".

La decisión final que debes enfrentar se trata de si reproducir o no los dos sonidos al mismo tiempo. La bolsa que te entregaron contiene dos púas de ferrocarril oxidadas y sabes que debes hacer con ellas.

En el momento que intentes iniciar ambos sonidos simultáneamente, el suelo comenzará a temblar haciendo crujir las paredes a tu alrededor, las cuales se derrumbarán. Si sobrevives a la caída del edificio, te verás perseguido por un sonido tan agudo y chirriante que te producirá el sangrado de los oídos y eventualmente la muerte si no puedes escapar. Pero es probable que mucho antes de eso quieras empalarte los oídos con las púas que tienes en tus manos.

Tu única esperanza es encontrar fuerza entre los sonidos malignos que perforan el aire, clavar la grabadora y la muñeca con las piezas de ferrocarril en el piso en el que estás parado.

Si tienes éxito encontrarás una cinta dentro de la grabadora rota. Esta cinta no se puede reproducir y emite un zumbido si lo escuchas con atención.



Esa cinta es el Objeto N°105 de 538. Cuando llegue el momento, todo lo que llegue será revelado.


El Roble Encadenado

Era una fría noche de otoño del año 1821 y el conde Shrewsbury regresaba a casa en su carroza, cuando de pronto un anciano de aspecto zarrapastroso y barba gris se le cruzó en el camino haciendo ademán de que detuviese la carroza. ¿Quién sería aquel vagabundo que tenía la osadía de importunarle? se preguntó el conde mientras miraba con desdén al viejo, que le extendía la mano mientras guiado por una mezcla de vergüenza y pesar hundía la mirada en el suelo.

Al parecer el anciano quería una moneda y esto molestó bastante al conde quien detestaba a los mendigos, así que se quejó e hizo un gesto de asco y negación; Pero en lugar de callar el viejo se indignó y señalando un roble cercano dijo con voz ronca y un tono solemne: "Por cada rama que caiga de ese viejo roble que aquí yace, un amado miembro de tu familia morirá..."
Como era de esperarse el conde solo se enfadó más ante la maldición del mendigo, pero obedeció a su sentimiento de superioridad y se retiró sin decir una palabra.

Mientras volvía a la casa la llovizna que antes caía se transformó en una furiosa tormenta, en medio de la cual el viento rugía, las gotas caían como clavos de cristal y los relámpagos hacían palidecer el firmamento, seguidos por el sobrecogedor sonido de los truenos. Intentando guardar la calma, el conde se dijo a si mismo que todas las posibles sospechas de que ese clima fuese un indicio de que la maldición se cumpliría, no eran más que patrañas propias de mentes supersticiosas, lo que no era el caso de un hombre culto e inteligente como él, por lo que debía proseguir su camino con altiva indiferencia.

No obstante, poco después, la calma del conde se derrumbó por unos instantes pues un rayo acababa de caer muy cerca, al parecer sobre un árbol... El hombre intentó convencerse de que el árbol afectado no era el roble, pero al llegar a casa lloró como un niño al enterarse de que un querido familiar había muerto la noche anterior de causas desconocidas.

Inquieto ante la reciente desgracia, el conde se sorprendió cuando al revisar el sendero al día siguiente constató que efectivamente el rayo había caído sobre las ramas del roble, desprendiendo una...¿Era a causa de la maldición?... Quizá.

Por eso ordenó a sus criados que le encadenasen a las ramas del roble a fin de impedir que volviesen a caer y matar a más miembros de su familia.



Calificación: 

viernes, 1 de enero de 2021

#071 El Holder del Cielo

En cualquier ciudad, en cualquier país ve a alguna institución de salud mental o centro de rehabilitación al que puedas llegar por tus propios medios. Cuando llegues frente al escritorio pide visitar a quien se hace llamar "El Portador del Cielo". La recepcionista ignorará completamente tu existencia y el piso colapsará bajo tus pies. Te despertarás en un silencioso torrente de lluvia, el silencio del lugar te parecerá intolerable y no habrá atmósfera, solo caminarás en aire solido en una tempestad.

En el silencio aparecerá una inmensa masa de personas vestidas de oscuridad acercándose a ti, no debes temer. Quítate la polera y envuélvela sobre tu mano dominante mientras caminas hacia ellos. No hables ni produzcas sonido, cuando estés lo suficientemente cerca solo levanta el brazo y esquiva a cualquiera que se interponga en tu camino; Si tu piel entra en contacto con cualquiera de ellos el silencio se romperá, te harás visible ante la multitud y ese será tu final.

Mientras pasas verás a un hombre vestido de escarlata, será el único que permanecerá quieto y podrá verte. Un circulo vacío se formará rodeándote junto al extraño mientras el resto continúa caminando. Ponte de pie y espera hasta que el hombre levante la mano, cuando esto ocurra debes romper inmediatamente el silencio y preguntarle: "¿Cuántos perecerán cuando se reúnan?".

Todos los hombres se detendrán y te mirarán rítmicamente, todos ellos observarán cada uno de tus movimientos. Una vez que todos estén frente a ti debes preguntar: "¿Y cuántos estarán allí para luchar?".

Ellos reirán, todos ellos menos el que lleva la capa roja se reirán. Sus carcajadas resonarán en todo el espacio en el que te encuentres, pero no debes ceder. Continúa preguntando: "¿Y cuántos estarán allí para defenderse?". Su risa crecerá y comenzarán a desvanecerse, una vez que todos se hayan ido menos uno haz una última pregunta al hombre escarlata: "¿Dónde estaremos a salvo de ellos?".

El hombre se inclinará ante ti y se desvanecerá dejando solo su manto escarlata.


Esta capa es el Objeto N°71 de 538. Cuando lo uses te devolverá a ese espacio, el único lugar seguro cuando todos se reúnan.


 

El Reloj de Bolsillo

Cuando era niño no había que comer. Yo era el mayor de cinco hermanos así que era mi deber asegurar que mis hermanos y hermanas comieran antes que yo. La guerra avanzaba lentamente desde la costa y a medida que se estrechaba, nuestra comida comenzaba a escasear. Los animales huían del área o eran sacrificados para su consumo debido al pánico de las demás familias de la villa.

Mi madre era una mujer muy sabia y precavida así que esperamos hasta entrado el otoño para sacrificar nuestras dos gallinas, cuando la grama y corteza de los árboles se había vuelto demasiado difícil de encontrar o se habían tornado incomestibles. Los vecinos sabían que teníamos gallinas y mi madre se quedaba despierta toda la noche, cada noche para cuidarlas. Cuando las gallinas no eran más que huesos y éstos se habían vuelto quebradizos y porosos por las muchas sopas que madre había hecho con ellos, nos mandó a mí y a dos de mis hermanos a recolectar insectos y ratones de campo para la cena. Estábamos hambrientos, pero no del todo famélicos hasta una mañana que nos levantamos ante la primera nevada y ya no quedaba nada con vida para comer.

Madre comenzó a considerar lo inevitable, quizás debería ir a la costa y venderle el reloj de bolsillo de su padre a alguno de los soldados ebrios (pero bien remunerados) que solían beber en los bares cerca del muelle. Era la única cosa valiosa que nos quedaba y la última reliquia de la familia que ella me podía heredar.

Yo no quería que se fuera, tenía miedo de que la nos alcanzara mientras ella no estaba y yo era demasiado joven y demasiado débil como para proteger a mis hermanos menores. Le rogué que se quedara pero insistió en que todo estaría bien luego de prometerme que volvería antes de que la semana terminara. Tenía tanto miedo, cuando madre estaba fuera preparando su bolsa para el viaje, aplasté el reloj de bolsillo bajo mi zapato y lo coloqué de vuelta en el escritorio medio podrido.

Madre lloró por días, mis hermanos hicieron su mejor esfuerzo por reconfortarla mientras la veía pelando el cuero de sus botas para luego hervirlo como cena. La noche siguiente mamá encontró una rata muerta e hirvió la enfermedad utilizando la nieve virgen de la noche anterior y el día siguiente llenó nuestras barrigas con huesos de rata y más nieve derretida.

Mi hermanito pequeño, Albert, nos mantuvo despiertos a todos esa noche llorando por su hambre, rogaba por todas las cosas que solíamos comer en la época que teníamos cosechas y animales...

—Estofado de carne, panecillos blancos, suculento maíz y cordero condimentado—susurraba. Hizo que todos nuestros estómagos gruñeran y nos torturaran. Terminé pidiéndole que guardara silencio, mientras lo veía sollozar desde su habitación.

Ese día acaricié el cabello de Albert por horas, él se quejó hasta que la luz tenue del amanecer se coló por nuestras andrajosas cortinas. Podía escuchar a mi madre en su habitación retocando el reloj. El hambre había desgastado mi miedo a los soldados desde hace mucho tiempo y recé silenciosamente para que lograra repararlo.

Madre trabajó en el reloj de bolsillo durante todo el día y hasta entrada la noche. Mi hermana Selia había encontrado grillos muertos en las paredes de una pastelería abandonada y mientras los comíamos nuestra madre emergió de su habitación. Casi había olvidado la sonrisa en su rostro, pues no la había visto desde el día que nació mi hermana. Nos dijo que había reparado el reloj de nuestro abuelo y que había oído de un campamento de soldados que estaba cerca. "Tres días" nos prometió "Tres días y regresaré con zanahorias, papas, un cordero y panes tan grandes que llenarán sus barrigas por todo el año".

Aplaudimos de la alegría y corrimos por nuestro pequeño y sucio patio con un regocijo que a estas alturas parecía ser un lenguaje extraño para nosotros. Madre les dijo que todos debían ayudarme a buscar cosas hermosas para decorar la mesa del comedor; la mañana siguiente nos entregó a cada uno un pedazo de caucho de la suela de sus zapatos para que los masticáramos y nos mandó en nuestra misión después de habernos dado un beso de despedida y de haber prometido que regresaría antes de que recordáramos que se había ido.

Nos divertimos mucho ese día recolectando herraduras y piezas de vidrio roto, enroscamos pedazos de cordel a través de las cerraduras para colgarlas encima de la mesa y amarramos el vidrio a las puntas, esperando que destellaran bajo la luz de las lámparas. Regresamos a la casa mientras el sol se ponía, felices con el trabajo de nuestro día y muy ansiosos de retomarlo la mañana siguiente.

Aún estábamos cerca de la casa cuando comencé a olerlo: ¡cebollas, caldo de pollo, cordero condimentado e incluso caramelos! Corrí tan rápido como pude, lanzando al suelo nuestras decoraciones de mesa en mi búsqueda desesperada de comida. Irrumpí por la puerta de entrada y encontré a madre junto a la estufa, preparando nuestra cena con una veneración silenciosa. Le extendí mis brazos y su sonrisa me dio a entender que había tenido éxito.

La abracé con más fuerza y me senté en la mesa mientras mis hermanos y hermanas llegaban por la entrada. Se sentaron rápidamente en sus lugares, con miradas hambrientas y expectantes en sus rostros mientras madre traía una bandeja humeante de cordero condimentado. Nos asintió con la cabeza y nosotros llenamos nuestras manos con la nutritiva carne sin siquiera prestarle atención a nuestros platos.

Después de la cena nos mandó a la cama con nuestras barrigas llenas, pero prácticamente sin haber dicho una sola palabra desde que la cena fue servida. Comimos nuestra ración a la noche siguiente y luego la siguiente y la siguiente. Pero a medida que nuestras reservas de alimentos comenzaron a menguar, pasaba lo mismo con la salud de nuestra madre. Cada día nuevo la desgastaba más, hasta que mis hermanos y yo quedamos peleando por sobras de carne cruda mientras madre yacía débil y marchita en su alcoba.

La primera noche que volví a pasar sin comida fue la noche que el éter feliz y brumoso comenzó a alzarse y mis recuerdos de los días anteriores se tornaron confusos. Recordaba que el cordero condimentado que había devorado tan ferozmente en realidad estaba enfermizamente dulce y que los acompañamientos que había olido desde la distancia nunca fueron parte del festín.

No podía recordar que madre hubiera comido algo en todos los días desde su regreso; en vez de ello se quedaba sentada junto a nosotros en la mesa, en silencio, contemplando la pila de carne gris que consumíamos con tanto fervor.

Atemorizado y hambriento no pude dormir hasta entradas las horas más oscuras de la noche. La mañana siguiente; cuando madre emergió de su habitación le pregunté qué había sido del viejo reloj de mi abuelo y ella me dijo que se lo había vendido a un mercader adinerado que estuvo encantado de comprárselo. Luego nos mandó a pelar corteza de los arbustos del bosque.

Quizá la razón por la que no comprendí lo que había pasado en ese entonces, fue porque era demasiado horrible como para llegar a ser considerado y tenía demasiada, demasiada hambre. Pero madre murió hace unos días y en su lecho de muerte me encomendó la verdad. De su inventario de míseras posesiones heredé una pequeña caja que no contenía nada más que un reloj de bolsillo roto y brillante.

Tal vez madre quería que lo recordara todo: "La única esperanza de nuestra supervivencia que yo había aplastado bajo mi talón. Su último beso amoroso antes de que nos mandara a recolectar decoraciones para el festín. La carne gris excesivamente condimentada y el olor rancio que había comenzado a flotas por debajo de la puerta de su alcoba, volviéndose más punzante cada día".

Madre sacrificó más por su familia de lo que la mayoría se atrevería. Solía lamentarme con que no tendría nada con lo cual recordarla, ninguna reliquia de la familia que pudiera legarle a mis propios hijos algún día.

Pero ahora tengo su reloj de bolsillo, algo que no le puedo legar a mis hijos. No porque el vidrio esté roto... no porque los engranajes estén desencajados.

No puedo desprenderme del reloj porque es una maldición que yo debo cargar... Pues, el metal brillante y torcido nunca perdió el olor enfermizo que emanaba esa carne dulce y grisácea.



Calificación: