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miércoles, 3 de febrero de 2021

Ickbarr Bigelsteine

Cuando era un niño pequeño, me aterrorizaba la oscuridad. Todavía le temo, pero cuando tenía alrededor de seis años no podía pasar una noche entera sin pedirle a alguno de mis padres que buscara debajo de mi cama cualquier monstruo que estuviera pensando en comerme. Incluso con una luz de noche, todavía veía formas oscuras moviéndose por las esquinas de la habitación, o caras extrañas mirándome desde la ventana de mi habitación. Mis padres hacían todo lo posible para consolarme, diciéndome que era solo un mal sueño o un truco de la luz, pero en mi mente joven estaba seguro de que en el segundo en que me quedara dormido, las cosas malas me atraparían. La mayor parte del tiempo me escondía debajo de las mantas hasta que me cansaba lo suficiente como para dejar de preocuparme, pero de vez en cuando entraba en pánico tanto que corría gritando a la habitación de mis padres, despertando a mi hermano y hermana en el proceso. Después de una terrible experiencia como esa, no hubo forma de que pudiera tener un noche de sueño completa.

Finalmente, después de una noche particularmente traumática, mis padres habían tenido suficiente. Desafortunadamente para ellos, entendieron la inutilidad de discutir con un niño de seis años y sabían que serían incapaces de convencerme de que me librara de los miedos infantiles a través de la razón y la lógica. Tenían que ser inteligentes.

Fue idea de mi madre coser a mi pequeño amigo para antes de dormir.

Ella reunió una gran variedad de piezas de tela al azar en su máquina de coser y creó lo que más tarde llamaría Señor Ickbarr Bigelsteine, o Ick para abreviar. Ick era un monstruo de los calcetines, como lo llamaba mi madre. Él fue hecho para mantenerme a salvo mientras yo dormía por la noche al marcar a todos los demás monstruos. Era bastante espeluznante, tenía que admitirlo. Honestamente, mirando hacia atrás en todo esto ahora, todavía estoy impresionado de que mi mamá pudiera pensar en algo tan extraño y perturbador. Ickbarr tenía el aspecto cosido de un gremlin de Frankenstein, con grandes ojos de botón blanco y orejas de gato caídas. Sus pequeños brazos y piernas estaban hechos con un par de calcetines a rayas blancas y negras de mi hermana, y la mitad de su cara que era verde estaba hecha con uno de los calcetines altos de fútbol de mi hermano. Su cabeza podría haber sido descrita como bulbosa, y para su boca mi mamá colocó un trozo de tela blanca y cosió en un patrón de zigzag para dar forma a una amplia sonrisa de dientes afilados. Lo amé al instante.

A partir de entonces, Ick nunca se apartó de mi lado. Siempre que fuera después del anochecer, por supuesto. A Ick no le gustaba el sol y se molestaba si trataba de llevarlo a la escuela conmigo. Pero eso estaba bien, solo lo necesitaba por la noche para mantener alejados a los hombres del saco, que era en lo que era bueno. Así que todas las noches a la hora de dormir, Ick me decía dónde se escondían los monstruos, y lo colocaba cerca de la sección de mi habitación más cercana al fantasma. Si había algo en el armario, Ick bloqueaba la puerta. Si había una criatura oscura arañando mi ventana, Ick se apoyaba contra el vidrio. Si había una gran bestia peluda debajo de mi cama, entonces él iba debajo de la cama. A veces, los monstruos ni siquiera estaban en mi habitación. A veces, se escondían en mis sueños e Ickbarr tenía que acompañarme a mis pesadillas. Fue divertido traer a Ick al mundo de mis sueños, ya que ambos pasábamos horas luchando contra gules y demonios. La mejor parte fue que, en mis sueños, Ick podía hablarme de verdad. 

¿Cuánto me amas? Él preguntaba.

—Más que nada. Siempre le respondía. 

Una noche en un sueño, después de perder mi primer diente, Ick me pidió un favor.

¿Puedo tener tu diente?

Le pregunté por qué.

Para ayudarme a matar las cosas malas Él dijo.

jueves, 16 de julio de 2020

Una copa de vino

Se levantó tambaleándose, tomó la vara que estaba a su lado y emprendió el camino. No tuvo que andar por ese campo mucho tiempo pues en el muelle ya lo esperaba un anciano con su transporte.

—Lindo bote.

El anciano se le quedó mirando unos minutos, y después habló.

—¿Despertaste aquí?

—Así es.

No tuvo que decir más para que el anciano aceptara llevarlo al otro lado de ese vertiginoso río. Aquel anciano sintió algo de lástima por su pasajero y preguntó:

—¿Se le ofrece algo, señor?

—Una copa de vino, si no es mucha molestia.

El anciano extendió sus alas y sacó una botella de su manto. Una llama azul comenzó a verse en su mano derecha y una copa apareció en su palma, que se fue llenando lentamente del oscuro líquido.

—Aquí tiene.

Después de decir eso, se dispuso a remar.

El botecillo zarpó hacia el otro lado, la vista era bastante agradable.

El anciano quiso empezar una conversación:

—¿Fue hace mucho?

—¿Disculpe?

—Que si fue hace mucho que murió.

—No, me atropellaron hace un par de días.

—Pues, bienvenido.

—Gracias.

Cuando la pequeña embarcación tocó tierra, el anciano expresó:

—Aquí acaba mi parte, usted tendrá que caminar hasta la puerta.

—Está bien.

Caminó unos momentos por el campo rodeado de hermosas flores, subió un pequeño monte, y ahí estaba, una enorme puerta con las siguientes palabras grabadas:

“Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va la raza condenada: la justicia animó a mi sublime arquitecto, quien me hizo la divina protestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo eterno y yo duro eternamente. ¡Oh, todos los que entráis, abandonad toda esperanza!”

El desdichado hombre quedó perturbado al punto de querer escapar corriendo, pero las puertas se abrieron en ese momento.

Dos enormes demonios salieron a recibirlo con unas cadenas y algunos extraños artilugios de acero; su castigo estaba a punto de comenzar.

El inocente hombre creyó que el Santo Padre lo perdonaría y lo dejaría habitar entre sus sagradas tierras, supongo que hasta sintió un poco de vergüenza por pensar tal cosa, pues hace mucho que Dios no perdona a sus hijos pecadores, y no creo que piense volver a hacerlo jamás.





sábado, 15 de febrero de 2020

Directo al Infierno

A Rocío no le agradaba mucho la idea de ser la chica nueva en el barrio, ya que le costaba mucho hacer amigos. No disfrutaba de la soledad, pero en ese momento era lo único que tenía.

Al paso de los días solo un chico se acercó a ella, no se trataba del mejor candidato para incluirla en un círculo social, porque las personas lo catalogaban como “raro”, pero Rocío se sentía bien en su compañía. Él era nieto del anticuario y solía siempre traer alguna cosa en las manos para mostrársela a su nueva amiga. Así se les iban las horas volando, adjudicando historias para cada cosa nueva.

Al tomar más confianza, el chico decidió llevarla a la tienda, para que el abuelo le mostrara objetos más interesantes. Entre ellos una llave antigua, que según dijo, servía para abrir las puertas del mismo infierno. Los tres lo tomaron a broma, pues les era muy difícil creerse esa teoría, y por supuesto, el anciano nunca lo había comprobado.

Sin embargo el jovencito tenía otra cosa en mente, quería llevarla a la habitación donde guardaban armaduras, joyas y cosas realmente valiosas. Intentaron entrar cuando el abuelo fue a atender a un cliente, pero la puerta estaba trancada, no a propósito, simplemente la cerradura no servía; entonces el chico le pidió a Rocío que le acercara algo para empujar el mecanismo.

Lo más cercano que tenía era la llave, que el señor había dejado sobre el escritorio, y eso fue lo que le dio al muchacho.

Cuando la acercó a la cerradura un resplandor rojo se vio debajo del portal, y una vez dentro la llave cambió para ajustarse perfectamente al mecanismo. En su segundo la puerta se abrió, dejando salir un humo denso y oscuro.

Después de eso todo fue gritos y desesperación, cuando los vecinos acudieron a ver lo que sucedía, solo encontraron al pobre anticuario tirado en el suelo, llorando y diciendo que el Demonio salió por esa puerta y se llevó a los niños, directo al infierno.


Calificación:


jueves, 6 de junio de 2019

El infierno de Tomino

Es una leyenda urbana japonesa sobre un poema llamado "Tomino's Hell" o "El infierno de Tomino".
Dicen que: "Jamás debe ser leído en voz alta o deberás asumir la responsabilidad de tus acciónes..."fué escrito por Yomota Inuhiko y está incluido en un libro llamado "El corazón es como una piedra rodante" también y se incluyó en Saizo Yaso 27a colección de poemas en 1919. 
No estoy segura de cómo comenzó este rumor, pero solo hay una advertencia de que "si lees este poema en voz alta, sucederán cosas trágicas. Simplemente parece una maldición. Pide no comparar esto con el común "Crecerás más alto" o incluso "Mis padres murieron". ¿Tienes una idea de lo peligroso que es esto?

Hay quienes afirman que si lees este poema en voz alta, mueres.

Japonés


Ane wa chi wo haku, imoto wa hihaku,
kawaii tomino wa tama wo haku
hitori jihoku ni ochiyuku tomino,
jigoku kurayami hana mo naki.
muchi de tataku wa tomino no aneka,
muchi no shubusa ga ki ni kakaru.
tatake yatataki yare tataka zutotemo,
mugen jigoku wa hitotsu michi.
kurai jigoku e anai wo tanomu,
kane no hitsu ni, uguisu ni.
kawa no fukuro ni yaikura hodoireyo,
mugen jigoku no tabishitaku.
haru ga kitesoru hayashi ni tani ni,
kurai jigoku tanina namagari.
kagoni yauguisu, kuruma ni yahitsuji,
kawaii tomino no me niya namida.
nakeyo, uguisu, hayashi no ame ni
imouto koishi to koe ga giri.
nakeba kodama ga jigoku ni hibiki,
kitsunebotan no hana ga saku.
jigoku nanayama nanatani meguru,
kawaii tomino no hitoritabi.
jigoku gozarabamo de kitetamore,
hari no oyama no tomebari wo.
akai tomehari date niwa sasanu,
kawaii tomino no mejirushini.




Español


Su hermana mayor vomitó sangre, su hermana menor vomitó fuego
Y el lindo Tomino vomitó cuentas de vidrio.
Tomino cayó al infierno solo.
El infierno está envuelto en oscuridad, e incluso las flores no crecen.
¿Es la persona con el látigo la hermana mayor de Tomino?
Me pregundo de quién será ese látigo.
Golpea, golpea, sin golpear.
Un solo camino del infierno familiar.
Lo guiarías al oscuro infierno?
Había la oveja de oro? hacia el ruiseñor?
Me pregunto cuánto habrá puesto en el bolsillo de cuero
Para la preparación del viaje por el infierno familiar.
La primavera llega incluso en el bosque y vapor.
Incluso en el vapor del oscuro infierno.
El ruiseñor en la jaula, la oveja en el carro.
Lagrimas en los ojos del lindo Tomino.
Llora, ruiseñor, por el bosque lluvioso.
Sus gritos de que ha perdido a su pequeña hermana.
El llanto reberveró por todo el infierno.
Los pimpollos de peonias
Haciendo círculos en torno a las siete montañas y a las siete corrientes del infierno
El viaje solitario del lindo Tomino.
Si están en el infierno, tráemelos.
La aguja de las tumbas
No voy a perforarlos con la aguja roja.
En el hito del pequeño Tomino.