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martes, 21 de julio de 2020

A Solas con la Muerte

Esa noche miró hacia el pasado para encontrarse con su otro yo, aquella muchacha asustadiza y tímida que no era capaz de decir una palabra más alto que la otra. Se miró en el espejo intentando analizar sus gestos, buscando aquello que la había cambiado tanto como para convertirse en lo que ahora veía. ¿Dónde hacían ido a parar los sentimientos de arrepentimiento de las primeras veces? ¿Qué había pasado con su culpa y dónde estaban sus sentimientos de rechazo y el dolor intenso en su pecho, esa lucha de sus ojos intentando evitar llorar? ya no quedaba nada de aquello.

Ella se había convertido en una máquina de muerte impecable, ya no había compasión en sus ojos a la hora de matar. Acabó la venganza cuando dejó de sentirse pequeña e indefensa, porque ahora ya tenía el control que había estado anhelando toda su vida. Mirándose ante el espejo sintió muchas ganas de llorar, no por sus actos sino al ver en lo que se había convertido. Había pasado de ser una dulce persona, sincera, silenciosa, empatica y simple, a ser aquello. 

¿De qué le había servido? Si realmente la venganza era gratificante o si solo era una idea que había creado su mente para convencerla de que ella tenía razón sobre algo que ya no podía evaluar. Y ahora estaba a solas, a solas con la muerte, meditando sobre el sentido de todo lo que había hecho; pensando en cómo habría sido la vida de aquellas personas si ella no se las hubiera arrebatado... Acordándose de las familias de todas sus víctimas, era extraño que se hubiera puesto a pensar en eso.

¿Qué estaba fallando en ella? ¿Por qué se creía malvada? ¿Por qué sentía compasión? Toda su vida había consistido en una cruzada de venganza hacia el pasado, hacia los malos tratos que sufrió, que la convirtieron en un ser alienado, inútil, que se dejaba llevar. Y había disfrutado tanto siendo ella quien llevaba las riendas...

Pero ahora el camino llegaba a su fin. Ya no sentía deseos de volver a matar. La cuenta había sido saldada. La venganza había llegado a su término y se dio cuenta de que su falsa personalidad, la de aquella imparable asesina, era tan sólo una mala fachada que ella misma había creado. Y la fachada había cedido ante la realidad.

Ya no había vuelta atrás. No podía permitirse el hecho de volver a ser como antes. No volvería a llorar, ni a quejarse, ni a sufrir por ella ni por nadie. Jamás podría aceptar a su verdadero yo. No sabría como convivir con él.

Sin más escapatoria abrió el bolso, sacó su pistola, se miró al espejo y, apoyando el arma sobre su sien, disparó con una sonrisa en los labios. Había ganado la batalla.



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miércoles, 15 de julio de 2020

Spectare supra te

Es muy común escuchar historias de fantasmas en las escuelas, sin importar en cual escuela hayas estado, nunca falta alguna historia de fantasmas que rondan por los pasillos, salones o baños de las instalaciones durante la noche. En esta ocasión les traigo un creepypasta o quizás leyenda urbana que nos habla sobre un chico y una frase: "Spectare supra te".

Hace mucho tiempo en un colegio este chico se dirigía a la enfermería, pero antes de llegar al pasillo se desvió para pasar al baño. Como nunca se había sentido cómodo usando los orinales, entró a un cubículo; mientras estaba en lo suyo comenzó a sentir escalofríos que se volvían cada vez más insoportables y luego escuchó los susurros de alguien.

—¿Quién está ahí?— preguntó el joven.

Miró hacia los lados intentando no mojarse, pero no vio nada, solo seguía escuchando susurros que poco a poco comenzaron a ser entendibles, repetían muchas veces la frase: "Spectare supra te", "Spectare supra te", "Spectare supra te"...

A penas logró subirse el cierre del pantalón antes de salir corriendo del baño, decidió ir en busca de un profesor y contarle lo sucedido; encontró a uno y le contó la historia repitiendo la frase que escuchó: "Spectare supra te", en ese momento el profesor se puso pálido y fue a la oficina del director, pero antes de irse le ordenó al chico no contarle a nadie sobre lo sucedido. Al día siguiente realizaron una especie de exorcismo en la escuela.

Años después volvió al colegio y al entrar se percató de que el baño había sido remodelado y en su lugar ahora había cubículos de computación. Con curiosidad buscó al profesor para preguntarle sobre lo que había ocurrido ese día. El hombre le explicó que aproximadamente hace 30 años una niña había sido llevada a ese baño con engaños y posteriormente abusada sexualmente. Jamás dijo quiénes eran los culpables y días después esa niña se suicidó ahorcándose en ese mismo baño. 
El joven se sorprendió y preguntó con curiosidad:

—¿Qué tiene que ver la frase "Spectare supra te" que escuché ese día?

El profesor se queda en silencio por un momento y le responde:

—En latín, eso significa: "Mira arriba tuyo"...



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martes, 14 de julio de 2020

La mujer solitaria

Tú, que fumas, no me dejarás mentir: cuando piensas en la muerte que te espera al final de la ascua de cada cigarrillo que prendes, te reconforta saber que la traicionera Señorita Nicotina te acompañará hasta el último suspiro. Por eso, cuando mi corazón me gritaba que la mujer que me observaba desde el puente peatonal mientras caminaba por la avenida no tenía sangre corriendo por sus venas, solo atiné a prender el cigarro y esperar que se difuminara antes de pasar bajo ella.

La segunda vez que la topé caminaba por la misma ruta, buscando cubrirme del invierno de Querétaro y esperando no encontrarla, pero al acercarme al cruce la vi sentada melancólicamente en la sucia acera contraria.

Prendí un cigarro para sentirme acompañado mientras me aproximaba a ella y, al caminar sobre la vía empedrada, el ruido de los zapatos la hizo salir del trance en el que parecía encontrarse y mirarme. En ese momento comprendí que, viva o muerta, ella era un alma tan solitaria como la mía en la fría noche que azotaba la calle.

Le deseé que pasara una buena noche y me senté junto a ella. Platicamos de trivialidades toda la noche y, poco antes de amanecer, le pedí que me contara como había sido su muerte y qué la tenía amarrada a este mundo. Ella, con una lágrima, me narró como le había sido arrancada su vida al platicar con un alma en pena que había encontrado un par de ocasiones y que, al sentir lástima por su condición, la saludó y decidió sentarse a platicar con ella.

Me contó que poco antes de amanecer ella le confesó que lamentaba que su soledad y compasión le costarían la vida, pero que era su deber llevarse a la primera persona que escuchara su historia, ya que así habían muerto tanto ella como quién se llevo su alma y los anteriores, y que así se llevarían las almas los siguientes.

Ahora que lo sabes, quiero que entiendas cuanto lamento que tu curiosidad te cueste tan caro, pero te agradezco que me permitas descansar.



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jueves, 2 de abril de 2020

La llamada del Vacío

Es así como lo llaman, ¿Verdad? Ese sentimiento que tienes cuando estás justo en el borde y tienes la necesidad de saltar. Es bastante común, casi todo el mundo tiene esa sensación. Pero lo que mucha gente no sabe es que no siempre se supera.

A veces ese deseo de abalanzarte sobre el abismo se adueña de ti, y es cuando comienza. Tal vez ocurra cuando estas conduciendo hacia casa y sientes la necesidad de cruzarte de carril o puede que pase cuando vas al trabajo y quieras lanzarte delante de uno de esos trenes.

La única opción razonable es ignorarlo, pero dentro de ti sabes que ya es imposible deshacerte de esta sensación, y estas en lo correcto. Tan sólo puede ir a peor. Tras unas semanas el deseo se convertirá en una constante dentro de tu cabeza, empujándote en contra de ese instinto de la evolución por sobrevivir.

Pronto dejarás de poder concentrarte en las pequeñas tareas, como disfrutar de la cena, porque te estarás preguntado como sería cortarte las muñecas con el cuchillo de la carne.

La misma cosa me pasó a mí. Me estaba quedando sin opciones, así que decidí volver al principio. Me quedé plantado en el borde ante el vacío, suplicándole que me dejara en paz.

Entonces es cuando escuché ese susurro.

“Salta.”


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sábado, 24 de agosto de 2019

Aokigahara, el bosque de los suicidios

Aoikagahara es un bosque de unos 35 km ubicado al noroeste de la base del Monte Fuji entre la prefectura de Yamanashi y Shizuoka, Japón . Podría ser un bosque más pero su negra leyenda se remonta a más de mil años donde ya se escribían poemas indicando que el bosque estaba maldito por los Onis o demonios de la mitología japonesa, en los que se habla del sorprendente poder que tiene este bosque para arrastrar a él a las personas mas débiles llevándolas hasta la muerte para así alimentar los corazones de los Onis que viven presos entre las ramas de los árboles.

En el s. XIX las familias castigadas con el hambre y las epidemias abandonaban en el bosque a los niños y a los ancianos que no podían alimentar. En 1960 se publicó la novela "Nami no Tou" de Seicho Matsumoto, en la que al final de la obra dos amantes se suicidan en el bosque, novela de la que quizás provenga la fama de este sitio para suicidarse, además, en 1993 se publicó "El completo manual del suicidio" de Wataru Tsurumi , una guía para suicidarse donde recomienda este bosque como un lugar idóneo.

Nada más entrar al bosque hay un cartel que invita a la reflexión a los suicidas y a buscar ayuda familiar. Las sendas para los turistas están perfectamente marcadas y aunque no es ilegal abandonar la senda hay carteles que advierten y aconsejan no hacerlo. A menudo el vigilante del bosque encuentra cuerpos ahorcados en los árboles y restos como pertenencias de personas que han decidido quitarse la vida. Es el segundo lugar del mundo donde más gente se quita la vida, siendo solo superado por el puente Golden Gate de San Francisco (Estados Unidos). 

Además de los suicidios también existe información de que algunos de los cuerpos encontrados no son de suicidas si no provenientes de asesinatos pasionales o de los Yakuzas, los asesinos dejan los cadáveres en el bosque esperando que no los encuentren o en su defecto que los confundan con el cuerpo de algún suicida. 

Los Yürei también forman parte de las leyendas de este bosque,son almas de personas que vagan por el bosque al haber sidos arrancados de la vida de una forma violenta. Se dice que al caer el sol se les puede ver vagando entre los arboles y que sus gritos de sufrimiento se oyen a través del viento.

Otro tipo de fantasmas que las leyendas cuentan que allí habita son los Goryo un tipo de fantasma vengativo, espíritus que antaño fueron humanos y maldicen un lugar como forma de vengarse por algo que se les hizo en vida. Algunos espiritistas afirman que los arboles del Aokigahara están impregnados de una energía malévola acumulada desde hace siglos. Esa energía proviene de toda esa gente que murió en este lugar y hacen todo lo posible para atraer a más personas y así convertirlas en nuevas víctimas. 

Pero fuera de las leyendas de fantasmas y demonios hay una realidad aterradora indiscutible y es que el Aokigahara ,fuera de los caminos marcados, el paisaje crea una distorsión del sentido de la orientación. Si miras delante tuyo para andar derecho, corres peligro de resbalarte y caerte, ya que el suelo parece sólido mientras que en realidad, a menudo, éste se encuentra a 30 o 40 cm más abajo bajo una alfombra de raíces y hojas, las cuales crean una tela que da la impresión de un terreno perfectamente llano. Este bosque posee numerosas cuevas enormes y profundas. Estas grietas abren ampliamente sus bocas bajo la vegetación y es muy fácil caer en el interior y reencontrarse allí, con horror, frente a esqueletos de los que quedaron atrapados tiempo atrás.


jueves, 18 de julio de 2019

Lavender Town

El Síndrome de Lavender Town fue un peak en suicidios y enfermedades mentales en niños entre los 7 y 14 años de edad, poco después de la salida al mercado de Pokémon Red and Green en Japón, el 27 de febrero de 1996.

Los rumores dicen que estos trastornos solo ocurrieron después de que los niños que jugaban el videojuego llegaron a Pueblo Lavanda, cuya música de fondo tenía frecuencias extremadamente altas, que los estudios revelaron que solo los niños y adolescentes podían escuchar, debido a que sus oídos son más sensibles a estas frecuencias.

Debido al tono de Pueblo Lavanda, al menos doscientos se suicidaron, y muchos más desarrollaron enfermedades y aflicciones. Los niños que se suicidaron usualmente lo hacían colgando o saltando desde gran altura. Aquellos que no actuaron irracionalmente se quejaron de fuertes dolores de cabeza después de escuchar la canción de Pueblo Lavanda.

Los síntomas eran irritabilidad acompañada de insomnio, adicción al juego y, en muchos casos, sangrado de nariz. Luego de todo esto, los niños sufrían depresión crónica, cosa que, es rara a esa edad, y por último, este mismo estado psicológico de ansiedad y depresión los llevaba al suicidio.


Aunque Pueblo Lavanda suena diferente según el juego, esta histeria masiva fue causada por el primer juego de Pokémon lanzado. Después del incidente de Lavender Town, los programadores arreglaron la música del tema del pueblo para que fuera más baja, y desde entonces aparentemente los niños ya  no son afectados por ella.

Anexo:




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domingo, 30 de junio de 2019

Sobrevive

Había considerado las opciones, no iba a salir a comprar un arma y a estas alturas ya tenia demasiada tolerancia a las pastillas, como para no estar seguro de con cuantas seria suficiente. Además siempre había tenido una aversión particular a la idea de ahorcarme y era demasiado cobarde como para cortarme las venas. 

Así que decidí saltar… 

Había considerado la idea de que si una, incluso solo una persona me sonreía en el camino, daría la vuelta e intentaría conseguir ayuda, supongo que esa era la última parte dentro de mí que se aferraba a alguna esperanza en el futuro, pero como era de esperarse, eso no ocurrió en todo el camino. 

Así que decidí saltar… 

Caminé tranquilamente hasta la mitad del puente, me pase hacia el borde de la baranda y miré las correntosas aguas de abajo y ahí vi un rostro… No era un pez y tampoco era humano, estaba contemplándome con una sonrisa que lejos de ser gentil, como esperaba de algún transeúnte, tenía algo que me hacía sentir desagrado. 

Verás, había decidido saltar… 

Pero algo en esa sonrisa me salvó la vida, porque me sugería: “Anda, no puedo esperar para conocerte”.






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sábado, 25 de mayo de 2019

El Suicidio de Calamardo

"Comenzaré diciendo que si quieren una respuesta al final, estarán decepcionados. No hay una.
Fui becario en Nickelodeon Studios durante el 2005 para obtener mi título en animación. No me pagaban, de hecho a la mayoría de los pasantes no les pagaban, pero tuve algunas experiencias más allá de la educación. Los adultos no lo ven como un buen trabajo, pero la mayoría de los niños se cagarían de la emoción si pudieran estar ahí. Como trabajaba con editores y animadores, me tocaba ver los capítulos nuevos antes de que salieran al aire. Iré al grano sin dar muchos detalles:



Acababan de hacer la película de Bob Esponja y el staff entero estaba falto de creatividad, así que les tomó mucho tiempo iniciar la siguiente temporada, pero en realidad, el retraso duró más por razones perturbadoras. Hubo un problema con el primer episodio de la temporada que retrasó por meses a todos y a toda la producción. Otros becarios y yo estábamos en el cuarto de edición junto con los animadores principales y los editores de sonido, listos para hacer el corte final.

Recibimos una copia de lo que se suponía era un episodio llamado "Fear of a Krabby Patty (Miedo a una Cangreburguer)" y nos reunimos alrededor de la pantalla para verlo. Ahora, dado que no era el corte final, a veces los animadores ponían un título falso en tono de broma, un chiste interno como "Como no funciona el Sexo" en lugar de "Rock-a-by-Bivalbe" cuando Bob y Patricio adoptan una ostra. Nunca fue nada en particular gracioso, pero siempre fueron chistes relacionados con el trabajo. Así que cuando vimos como título "Squidward's Suicide (El Suicidio de Calamardo)" no pensamos que fuera algo más que una broma mórbida. Uno de los becarios incluso emitió una risa seca.

El episodio comienza con la música alegre de siempre. Inicia con Calamardo, practicando con el clarinete, errando algunas notas como siempre. Oímos a Bob riéndose afuera; Calamardo se detiene y le grita que se calle, puesto que tiene un concierto esa noche y necesita practicar. Bob dice que sí, y se va a ver a Arenita junto con Patricio. La cortinilla de burbujas aparece y entonces vemos el final del concierto de Calamardo.
Aquí fue donde todo se puso raro. Al estar tocando, algunos cuadros se repitieron una vez, pero el sonido no (en este punto el sonido ya está sincronizado con la animación, y eso no era común). Entonces deja de tocar, el sonido termina como si nada hubiese pasado. Hay murmullos en la multitud antes de que comiencen a abuchearlo. No eran abucheos de caricatura comunes en el show, se podía escuchar malicia en ellos. Calamardo estaba visible de pie, nervioso y viéndose asustado. La imagen cambia, esta vez hacia el público; Bob Esponja está en el centro, y también abuchea, comportándose muy diferente a como lo hace siempre. Lo más rato de todo, es que todo mundo tiene ojos híper realistas, muy detallados; claramente no fotos de ojos reales, pero algo un poco más real que CGI, con las pupilas rojas.



Algunos nos miramos entre sí, obviamente confundidos pero como no éramos los escritores, nunca nos preguntamos cómo le atraería eso a los niños... hasta ese momento. La toma cambia, Calamardo sentado en la orilla de su cama, viéndose muy mal. Por su ventana se ve la noche, así que es poco después del concierto. La parte más aterradora es que en este punto, no hay sonido, literalmente. Ni siquiera el sonido de las bocinas en la habitación, como si estuviesen apagados, aunque estaban trabajando perfectamente.

Calamardo solo estaba allí sentado y parpadeando en silencio como por 30 segundos, entonces comenzó a llorar. Sonaba como una pequeña brisa a través de un bosque. Luego se cubrió la cara y lloró en silencio por un minuto, mientras el sonido poco a poco comenzó a intensificarse. La pantalla poco a poco comienza a acercarse a su rostro. Por "poco", me refiero a que solo es notable si miras la toma con 10 segundos de diferencia. Su llanto se vuelve más fuerte, lleno de dolor e ira.

La pantalla se deforma, como si se doblara sobre sí por un segundo antes de volver a la normalidad. El sonido leve como de viento se vuelve más intenso y más severo, como si hubiese una tormenta. La parte tétrica es que este sonido y el llanto de Calamardo suenan demasiado reales, como si el sonido no viniera de las bocinas, como si estos fueran agujeros y el sonido viniese de otro lado. Aún si el estudio tiene un buen equipo de sonido, no tienen el equipo necesario para producir sonido de esta calidad. Bajo el sonido del viento y el llanto, algo comenzó a sonar, una especie de risa en intervalos raros y nunca durando más de un segundo para que no pudieras oírlo con facilidad (vimos esto dos veces, así que perdónenme si las cosas suenan muy específicas, pero he tenido tiempo para razonar sobre ellas).

Luego de treinta segundos de esto, la pantalla se puso borrosa, se torció violentamente y algo parpadeó rápidamente sobre la pantalla, como si faltara un cuadro de animación. El editor principal de animación puso pausa y regresó cuadro por cuadro. Vimos algo horrible: era la foto de un niño muerto, de no más de seis años de edad, su cara estaba deformada y ensangrentada, un ojo colgando sobre su rostro. Estaba en ropa interior, con el estómago abierto y las entrañas yaciendo a su lado. Estaba tirado en una especie de pavimento, probablemente algún camino. La parte más aterradora era que se podía ver la sombra del fotógrafo. No había cinta del crimen, no había evidencias o marcas, y el ángulo estaba completamente erróneo para ser parte de evidencia de un crimen. Parecía como si el fotógrafo fuese el culpable de la muerte del niño.

lunes, 26 de febrero de 2018

Algo anda mal...

A medida que entro a su habitación, noto que algo anda mal. De hecho, supe que había pasado algo desde anoche. Ella estaba llorando de nuevo, esos sollozos grandes y prolongados que le cortan el aliento. Traté de reconfortarla, pero no había mucho que pudiera hacer.

Me acerco a la cama. Se ve igual a como luce cuando duerme, excepto por una cosa: no veo el sube y baja constante en su pecho. Me siento a su lado y examino su cuerpo. Sus brazos expuestos están cubiertos de una maraña de cicatrices. Me he familiarizado con estas, ya que usualmente aparecen después de aquellas noches de llanto, pero ninguna está fresca hoy. Viendo alrededor de la habitación, me percato de un bote blanco que está en su mesa de noche. Nunca lo he visto antes. No sé para qué es, pero no puedo evitar sentir que tuvo algo que ver.

Me acurruco a su lado, como lo he hecho tantas veces antes. Siento su calidez, no tan cálida como siempre. Sé que no se va a despertar.

Me inclino y hundo mis dientes en la piel de su muslo, arrancando la carne de su cuerpo.

«Pueden pasar días hasta que la encuentren, quizá más —pienso—. Un gato tiene que comer».



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