Es así como lo llaman, ¿Verdad? Ese sentimiento que tienes cuando estás justo en el borde y tienes la necesidad de saltar. Es bastante común, casi todo el mundo tiene esa sensación. Pero lo que mucha gente no sabe es que no siempre se supera.
A veces ese deseo de abalanzarte sobre el abismo se adueña de ti, y es cuando comienza. Tal vez ocurra cuando estas conduciendo hacia casa y sientes la necesidad de cruzarte de carril o puede que pase cuando vas al trabajo y quieras lanzarte delante de uno de esos trenes.
La única opción razonable es ignorarlo, pero dentro de ti sabes que ya es imposible deshacerte de esta sensación, y estas en lo correcto. Tan sólo puede ir a peor. Tras unas semanas el deseo se convertirá en una constante dentro de tu cabeza, empujándote en contra de ese instinto de la evolución por sobrevivir.
Pronto dejarás de poder concentrarte en las pequeñas tareas, como disfrutar de la cena, porque te estarás preguntado como sería cortarte las muñecas con el cuchillo de la carne.
La misma cosa me pasó a mí. Me estaba quedando sin opciones, así que decidí volver al principio. Me quedé plantado en el borde ante el vacío, suplicándole que me dejara en paz.
Entonces es cuando escuché ese susurro.
“Salta.”
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