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miércoles, 25 de diciembre de 2019

Perdido en los Pensamientos

Esta historia nace de un sueño, la vida real es la que tú vives y el mayor incubo es lo que de verdad pueda pasar.

Ese día estaba cansado después de haber entrenado por mucho tiempo, había quedado sin energía y solo quería dormir. Me dirigí a la habitación que compartía con mi hermano menor y tal fue el cansancio que ni siquiera se me dio por quitarme la ropa. 

Una persona cuando va a dormir cansada debería de dormirse en seguida, pero eso no me pasó a mí. Estaba pensando y como toda persona normal, me perdí entre mis ideas hasta que lentamente me dormí. 

De repente me despierto al escuchar un golpe. Empiezo a asustarme, agradecí internamente que mi hermano se haya acostado en mi cama, su sola presencia me reconfortaba. 

Fue entonces cuando todo ya me parecía extraño.

Otra vez comencé a perderme en mis pensamientos, pero al rato sentí los músculos del cuello tensos, me vino un escalofrío. No quería moverme ni abrir los ojos y me gustó esa sensación del escalofrío.

Aunque parezca un poco raro, a la mayoría de las personas les gusta esta sensación. Así que lo quise repetir, pero ocurrió algo diferente. Perdí el control y el escalofrío tomó todo mi cuerpo, más duradero, comencé a temblar cada vez más rápido al igual que mi corazón. Sudaba frío y no supe el porqué, pero pensé que ese era el típico momento en que aparecería algo y me asustaría.

Al contrario, no ocurrió nada y mi respiración volvió a la normalidad. Miré el reloj: eran las dos de la mañana; a estas alturas ya estaba lo suficientemente aterrado.

Permanecía inmóvil en mi cama. Esperaría a calmarme completamente para poder, por lo menos, abrir uno de los ojos... Me estaba perdiendo en mis pensamientos.

Fue entonces cuando se escucharon gritos de horror y llantos de varias personas.

Esa mañana mi familia me encontró muerto con marcas en mi cuello.



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sábado, 7 de diciembre de 2019

Luz de Lámpara

Desperté de golpe, a mitad de la noche. A pesar de mi cansancio, no podía volver dormir. Era la cuarta noche esta semana que despertaba inquieto. Mi imaginación había estado muy activa y viendo las sombras, encontraba formas terroríficas en los muebles de mi cuarto. Pero mi miedo se iba al concentrarme en las formas, al darme cuenta que ese fantasma no era mas que una toalla sobre mi ventilador.

Me acostaba viendo la pared, para evitar ver las sombras y al final el cansancio me volvía a vencer. Al despertar me sentía tonto, veía que en verdad no era más que objetos cotidianos que mi mente disfrazaba con las sombras de la noche y les daba formas que solo veía en mis pesadillas.

La última noche desperté cuando todo parecía mas callado. Era el silencio lo que me ponía nervioso, las últimas noches despertaba escuchando algún televisor, el ruido de los autos pasando por la calle. Esta vez no había nada, solo silencio. Un silencio tan intenso que escuchaba mi corazón latir desesperada mente debido al terror que sentía. Quise volver a dormir viendo la pared. Por alguna razón algo se sentía diferente, como cuando te observan. Como cuando se te acercan por la espalda.

Volteaba constantemente para analizar el cuarto. Las mismas sombras de siempre, el mismo montón de ropa fingiendo ser algo más, mi imaginación jugándome otra de sus bromas. Estaba comenzando a asustarme sin haber visto nada. Me asustaba estar rodeado de tanta obscuridad y no distinguir nada en las sombras. Detestaba que bastara tan poco para atemorizarme tanto como lo estaba. Decidí que lo mejor sería encender la lámpara junto a mi cama, eso me calmaría.

No alumbraba demasiado, pero habría la suficiente luz para distinguir las cosas. Cuando estaba apunto de apretar el botón cerré los ojos, tenía miedo de ver algo que no debía estar allí. Para mi sorpresa cuando abrí los ojos no había luz, vi que la lámpara estaba desconectada. Me calmé, casi me reí. Temiendo a la obscuridad como un niño. Me levanté de la cama para conectarla a la corriente.

No alumbraba demasiado, pero hubo la suficiente luz para descubrir que lo que estaba en mi armario no era un abrigo…



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jueves, 17 de octubre de 2019

¿Dulce o truco?

Hoy es Halloween, son las 2 de la mañana, estoy ansioso y no puedo dormir. Siempre me ha gustado todo lo relacionado al terror, desde niño he leído a E.A. Poe y a Stephen King. Prefiero este día mil veces antes que en mi cumpleaños y ya no puedo esperar ni un minuto más. Ya tengo todo planeado con mis amigos, los disfraces, quién hace cada cosa y a qué hora salimos, presiento que va a ser un día inolvidable, sin dudas la mejor noche de brujas que viviré. 

El sol por fin se esconde, la noche ya era un hecho. Y un viento recio sacude los árboles.

Se hace tarde y mi hermano no llega, seguro se fue con su novia, aunque él sabe perfectamente que nos tiene que acompañar, tal vez lo hace a propósito -pienso-. Un par de momentos después llega fumando y riéndose, mi mamá está en su habitación así que no lo ve. 
Yo solo quiero salir, por eso le aviso a los gritos a mi madre que Pat llegó y sí me deja salir ya. Ella accede pero no sin antes advertirnos que tengamos mucho cuidado.

Al fin puedo salir, estamos disfrazados y listos para recorrer la manzana. Mi hermano charla con alguien a lo lejos pero sinceramente no me interesa si lo pierdo o no. 
Pasamos casa por casa pidiendo golosinas, la mayoría aceptan y quienes se atreven a negarse, sufren con nuestro arsenal de huevos. Mi mejor amigo Frank, se encarga de llevar el botín de guerra, botín que de hecho es cada vez más grande; y Bastián tiene el trabajo de arrojar la munición. Todo va perfecto, incluso mejor de lo que soñé.

Llegamos a mitad de manzana, la siguiente casa tiene las luces apagadas, me acerco a la puerta a investigar. Vamos a la otra -dice uno de mis amigos-. Lo ignoro porque en la ventana creo ver una sombra. En ese preciso momento escucho un trueno, un trueno que cruje por todo el cielo acompañado de una intensa llovizna. No puedo evitar recordar una vieja película de terror que comienza igual. No sabemos que hacer, busco con la mirada a mi hermano pero no lo encuentro. Mi corazón acelera sus latidos. La gente que hace poco estaba en la calle festejando como nosotros, ahora huyen por doquier. Incluso veo compañeros del colegio corriendo espantados hacia sus casas. Todo pasó cómo en una fracción de segundos. Doy media vuelta y tengo un hombre en frente.

Es un anciano, de baja estatura y con un rostro agradable a la vista, parecido a uno de mis abuelos ya fallecido. Deberían pasar -nos dice-. Recuerdo en seguida cuando mi madre me repetía de chico que evitara los desconocidos. Pero estamos tan bañados en agua y lejos de casa (además de haber perdido a mi hermano) que casi llorando inclino mi cabeza diciendo sí. Él nos mira con una sonrisa y señala con su mano que pasáramos dentro. Puedo ver las luces esta vez prendidas. Sobre una mesa gris golosinas y hacia la derecha un pasillo largo. Desde fuera el lugar no se veía tan grande -intuí- De igual manera estoy tranquilo y feliz de no estar en medio de la calle, solo y empapado.

Cierra la puerta, nos dice que por favor nos sentáramos. En eso se va y vuelve con toallas. Parece un hombre gentil -pienso-. Mientras nos secamos nos cuenta que espera a sus nietos para festejar, ellos suelen visitarlo para éste día pero aún no habían ido. Se sienta rápido.

– ¿No quisieran acompañarme a tomar la media tarde con unos deliciosos dulces? – dice el anciano –No, muchas gracias, ya tenemos una bolsa repleta recién juntada. –respondo.
–Oh! me he olvidado que hoy ustedes son los que mas tienen.
–Creo que se me cayeron Johnny, no sé dónde están – me dice Frank. (Bastian lo mira enfurecido).

Yo evito el disgusto y simplemente acepto la invitación. Las golosinas son tan extrañas, tienen un color verde opaco y su sabor es agrio pero al tragar se torna dulce. Mis amigos se llevan a la boca dulce tras dulce. Como somos 3 en cuestión de minutos nos terminamos la bolsa. Creo que nos podemos quedar hasta que termine la tormenta. Y ¿por qué no? Después de todo mi hermano nos abandonó.

Huelo un olor nauseabundo en el aire como si algo estuviera pudriéndose. Me mareo mientras la cara del anciano se deforma al compás de los adornos de la casa , los colores son intensos y ya no tengo control sobre mi cuerpo. La cabeza pesa mas que de costumbre. Miro a mis amigos desplomándose al piso (voy por el mismo camino) mientras el anciano ríe efusivamente... Sin embargo yo, yo ya no lo escucho.

Me duele la cabeza y no logro sentir mis extremidades, me veo desnudo encadenado a una pared. Mis amigos están igual, estoy desorientado, todo da vueltas. El anciano está ahí, de nuevo, como en la puerta, mirándonos fijamente aunque ahora lleva puesto un guardapolvo blanco. El lugar también es otro, está iluminado por todas partes. Cuadros con imágenes de la anatomía humana y una estantería gigante con herramientas. Llego a la conclusión que estoy en algo parecido a un quirófano.

–¿Ya despertaron los pacientes?
–¿Qué? ¿Qué pasa? 
–Pasa que amo este día. Uno de los pocos en los que puedo perfeccionarme con niños estúpidos como tú. 
–Suéltame por favor!! 
– Todos dicen eso, como si fuera tan fácil. Debieron pensarlo antes de acercarse. Pero claro en Halloween ustedes pasan puerta por puerta, ustedes se divierten, ustedes no piensan. Y hoy con la lluvia hasta ha sido más fácil.

Se pone unos guantes largos, toma una de sus herramientas mientras tararea algo. Me desespero e intento quitarme las cadenas, pero no hago mas que dañar mis muñecas. Veo a Bastian y a Frank mirando para todos lados, aterrorizados. No entienden nada. El viejo se acerca y me dice al oído: 
"tienes que ver esto".

Se acerca a Frank, toca su estómago con una mano y con la otra le clava una pinza. Lo miro y él suelta un grito que jamás escuché en mi vida, comienza a llorar mientras desangra. El viejo saca algo del bolsillo y con eso abre su estómago. Estoy atónito, ni siquiera puedo parpadear. Frank se mira y patalea con desesperación. Siento su dolor, siento como esa pinza abre mis tejidos. Extrae algo, vomito. Ahora sostiene un recipiente con sangre. Bastián tiene convulsiones. No resisto mas esta situación, cierro los ojos…

No sé que pasa, Frank me mira aunque ya sin gritar, sin llorar, sin hacer ningún tipo de movimiento. Sé que está muerto y que el próximo seré yo. El dolor en mi espalda es fuerte. –Esto no está pasando – pienso. Observo a Bastian y le pregunto si está bien. No contesta, mira al piso. El viejo no está, intento otra vez liberarme, nuevo fracaso. Escucho pasos, es él otra vez, ahora con algo más grande en la mano.

–Al fin despertaste, ya era hora. 
–¿Qué quieres de nosotros? – le respondo casi susurrando.
– Quiero que te diviertas, después de todo hoy es Halloween ¿No?

Se mueve donde esta Bastian (él no hace más que mirar el vacío). Dibuja como un rectángulo en su pecho con los dedos y posteriormente le hace un corte transversal. Vuelvo a gritar, trato de avisarle a Bastian (como si el pobre pudiera hacer algo). Pero él no está, sé que está vivo pero su reacción ante tal horror parece irreal. Solo noto que traga saliva mientras le abren el pecho. No quiero ver más, pero el viejo se da cuenta y me obliga a ver tomándome la cara. Puedo ver su corazón bombeando sangre. Como bombea cada vez mas, como bombea cada vez menos y deja de latir

– ¿No es algo espectacular la anatomía humana? Siempre me gustó ver este tipo de espectáculos, aunque siempre lo hago a solas. Aunque ahora estoy contigo. Creo que te estoy dando un regalo antes de… bueno, debes saber ¿no? –me dice a carcajadas.

Frank y Bastian están muertos, ahora sí me toca –me digo. No puedo evitar temblar del miedo que está recorriendo mi ser, no sé lo que éste hombre puede llegar a hacerme. Lo qué si sé es que moriré (en el día de los muertos). El viejo se lleva los cuerpos de mis amigos arrastrándolos, uno arriba del otro, desmembrados.

Vuelve desnudo, se acerca a mí y con su cinturón me golpea las piernas,ya no siento nada. Pasa su insípida lengua por todo mi cuerpo y con sus arrugados dedos toca mis labios. Luego me dice: Hoy es el día y se agacha lentamente. Yo ya lo sé, solo queda cerrar los ojos…

Hoy es el día, hoy es el día

Hoy es el día, hoy es el día

Escucho esa frase por todos lados… Y una voz conocida

Hoy es el día, hoy es el día

Hoy es el día, hoy es el día

11am

__ Hijo ¡¡hoy es el día!! levántate (creo estar en mi habitación) ¡Sé que es el día que estabas esperando Johnny, por eso levántate! Hoy es el día. HOY ES HALLOWEEN.




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martes, 8 de octubre de 2019

Imagina

Imagina que te despiertas en la oscuridad, no sientes nada, no ves nada, imagina que pasa mucho tiempo, no sabes cuánto y tampoco te lo preguntas, entonces, decides intentar algo... Un movimiento, ¡Y lo logras!, mueves tu mano y sientes algo líquido, denso, te das cuenta que estás vivo y decides levantarte pero no puedes, es como si....

Como si algo te sostuviera en el suelo, o a lo que crees que es el suelo, entonces como no encuentras qué hacer, mueves tus manos otra vez un poco más lejos y sientes algo frío, muy frío, quitas la mano rápidamente, luego de unos segundos de duda llevas la mano otra vez hacia allí y te encuentras con que es carne, no, no es carne humana ¿Verdad?

Imagina que lo tocas un poco más y "eso" empieza a temblar, a moverse y, con el tacto, sientes huesos y pelos en esa cosa, huesos y vello que antes no estaban allí, quitas la mano otra vez y escuchas un sonido muy bajo, está empezando a crecer, y a crecer, y a crecer, hasta que está al lado tuyo, es alguien respirando como si le doliera respirar, y te toca.

Imagina que entonces te intentas levantar otra vez, pero vuelves a fallar y te quedas quieto, ahora la respiración es agitada y de esa cosa se escapa un grito, indescriptible, horrible, como mil cachorros siendo aplastados, y te comienza a rasguñar, a morderte con ¿Colmillos?, pero cada vez escuchas más gritos y más garras y más "colmillos" en tu cuerpo, desgarrándote, comiéndote, obligándote a sufrir, a sangrar.

Imagina que, de la nada, todo eso desaparece y rápido, todo está bien, todo fue solo un mal sueño, pero algo te toca y tú te acercas a esa cosa, imagina que comienza a moverse, como si quisiera escapar de ti, tú eres bueno, hermoso, ¿Por qué esa maldita y repugnante basura quiere alejarse de ti?, quieres que sufra, empiezas a clavarle tus largas y sucias uñas en su seca y dura piel.

Lo muerdes en su cara, le quitas ojos, dientes, pedazos de labios pero no es suficiente, y necesitas que sufra, que no muera sino que solo viva en un estado eterno de dolor.

Y despiertas.

La Retiliosis es una enfermedad, en la cual, el individuo sueña con sucesos extraños o terroríficos que rápidamente olvida al despertar, esta enfermedad es raramente detectable, yo la poseo, este es el único sueño que recuerdo y que se repite constantemente. Otra característica de esta enfermedad es que todos los sueños del individuo lo afectan físicamente, cada vez que tengo este sueño despierta con una pequeña parte de mi cara rasguñada o mordida.

Además, despierto en mi bañera, con un agua densa y sucia, con.... Sangre. Imagina tener este sueño cada día, sabiendo que al irte a dormir, vas a ser despellejado vivo. ¿Te digo la sorpresa?, no hay nada que te asegure que esto no te ocurra a ti...



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