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domingo, 9 de agosto de 2020

La oscuridad de tres días

Esto sucedió a las 3:42 p.m. El mundo descendió hacia una oscuridad súbita y absoluta.

Resultó en caos. En nuestra oficina pequeña del décimo piso, nos reunimos entre la negrura ominosa esperando la luz. Había una televisión en la sala de descanso y alguien halló el control remoto, usando la memoria de nuestros dedos nos las arreglamos para cambiarlo al canal de noticias.

Por un largo tiempo, solo hubo silencio. Entonces, a través de la oscuridad aparentemente infinita, surgió una voz. Una locutora, buscando su escritorio valientemente y tratando de reconfortar a sus televidentes, nos habló con voz suave y temblorosa. Ellos tampoco tenían idea de qué estaba sucediendo, pero indiciaron que debíamos conservar la calma, y permanecer juntos en medio de los reportes de individuos desapareciendo en la oscuridad, alejándose de sus amigos y familia, perdiéndose o topándose con el peligro.

Pasamos los siguientes tres días en la oficina localizando nuestras posesiones en la oscuridad y logrando comer y dormir con comodidad relativa, a pesar de la sensación de que estábamos congelados en algún tipo de universo alterno.

Entonces, exactamente 72 horas después de que la oscuridad llegó, el manto se alzó. Nuestros ojos ardieron por la luz súbita, pero nos adaptamos dentro de poco y concordamos en que deberíamos dirigirnos al piso de abajo, como grupo, e ir afuera.

Mientras descendíamos por las escaleras, nos recibió un olor. Nauseabundo. Supe inmediatamente lo que era, y, reticente, giré por la última intersección de la escalera pensando que quizá alguien se había caído y había muerto por sus heridas. Estaba equivocado.

Creo que solía ser una mujer, pero no puedo estar seguro. Había sido desollada y eviscerada, pero no sé en qué orden. Cada centímetro de su piel estaba ausente, pero sus ojos y dientes permanecían, convirtiendo su cadáver en un monstruo contemplativo y sonriente.

No fui el único que vomitó. Necesitando escapar de ese panorama, irrumpimos hacia el vestíbulo por la entrada principal, y nos congelamos. Cuerpos sin piel estaban esparcidos a lo largo del pequeño vestíbulo. Eran casi quince, según el cálculo con el pequeño vistazo que les dimos. No teníamos la intención de quedarnos por mucho tiempo; sin embargo, descubrimos que las puertas del vestíbulo estaban aseguradas y no podíamos quebrar el vidrio.

Alguien —no recuerdo quién— tuvo la idea de dirigirnos al cuarto de seguridad y ver si podíamos pedir ayuda por la radio. Seleccionando cuidadosamente nuestro trayecto por los cadáveres con estómagos revueltos, hallamos el cuarto de seguridad abierto y a su guardia desollado. Luego de un acuerdo mutuo, retiramos el cuerpo y nos encerramos.

Mientras que uno de nosotros trataba de establecer contacto, los demás comenzamos a ver las grabaciones de seguridad del vestíbulo de los últimos tres días. No pudimos creer lo que vimos.

No estuvo oscuro en lo absoluto: nos habíamos quedado ciegos. Y mientras estábamos ciegos, ellos habían llegado.

Sombras negras humeantes y fibrosas; sin rostro, solo ojos. Ojos extraños y resplandecientes.

Estaban desollando a las personas y vistiendo sus pieles como disfraces.

Sintonizamos la grabación de seguridad de nuestro piso, y observamos horrorizados cómo caminaban entre nosotros sin escoger a nadie. Hasta este día, no sé por qué lo hicieron. En cierta medida, se habían reunido para observarnos, pero partieron dentro de poco y causaron estragos en la oficina del piso de arriba.

Fuimos rescatados días más tarde. No obstante, el mundo descendió a la insania en el transcurso de las semanas siguientes. Todos sabían acerca de los desollamientos, acerca de los impostores; pero nadie sabía quién era real y quién no, hasta que fue muy tarde. Sin confianza, los humanos no pueden sobrevivir lado a lado.

Permanecí con dos de mis colegas, quienes sabía que no cambiaron. Reunimos equipo para acampar y tomamos la decisión de movilizarnos hasta el área arbolada afuera de la ciudad para mantenernos alejados de la sociedad, ahora que se estaba tornando más y más volátil.

Lo teníamos todo planeado, y atesorábamos grandes expectativas sobre la recuperación de la humanidad.

Entonces nos despertamos una mañana y estábamos ciegos de nuevo.

Tres días más tarde, la luz regresó, y me encontraba con mis dos amigos… y un cadáver.





Calificación:



miércoles, 4 de marzo de 2020

La invocación de Zalgo

El que espera detrás de la pared.
El que espera para acabar con todo.

Todo lo que sabes, todo lo que eres.
El lo destrozará y lo dejará distante.
Él llamará a la bestia para devorar tu alma.
Él tomará al mundo entero y lo volverá incompleto.

Él viene.

El que cantará la canción que acabará con la Tierra.
Una canción tan hermosa.
En una noche tan hermosa.

Él espera esa noche.
Él Espera la Oscuridad.
Él, que espera detrás de la pared.
Él es el Caos de la conciencia colectiva.

Siendo uno con Él.

Caos y victimas, ambos serán privados.
No hay orden sin Caos.
Ya no quedará Orden.

Él espera esto.

El que espera detrás de la pared.
Espera por la llamada que lo deje libre.
Él destruirá todo.
Él enterrará los restos.

Convertirá todo en suyo con sus propias manos.
Si se lo permites.
¡Tú vas a permitirlo!

Él cantará la canción.
La canción que acabará con la Tierra.

Él es el que no tienen ojos.
Él es que no tiene forma.
Él será el que mienta.
Él será el que viole.

A través de ese mundo destrozado.
A través de mis ojos ennegrecidos.
A través de la Fe retorcida.
A través de la reconstrucción de este mundo.
YO cantaré la canción.

Él cantará atreves de mi.

Cantaré la canción todo el día.
Por Él yo la llevaré.
Provocando su regreso en este cruento mundo.
Regresará todo lo que perdimos.

YO cantaré la canción. Y será así.
Serenata del Fin.

Con el ritmo que todos ustedes conocen.
El latido del corazón de la Tierra.
La canción del Alma.

Mantelo cerca de tu corazón.
Al ritmo de su canción.
Cada quien es su tambor.
Cada quién es su canción.
Él espera detrás de la pared.

En un palacio de cristal torturado.
Servido por legiones forjadas a partir de las lágrimas de los muertos sin descanso.
Él, el Padre, cubierto con una armadura tallada en el sufrimiento de las madres.

En su mano derecha sostiene una estrella muerta y en su mano izquierda sostiene la vela, cuya luz es la sombra.

Su mano izquierda está manchada con la sangre de Am Dhaegar.

Sus seis bocas hablan en lenguas diferentes.

Y la séptima será la que cantará la canción que acabe con la Tierra.

¡Él viene!


viernes, 10 de enero de 2020

Jörmungander

Nombre: Jörmungandr.
Origen: mitología nórdica.
Temperamento: agresivo.
Tamaño: titánico.



Hijo del dios Loki y la gigante Angrboda. Además, es hermano de Fenrir (un lobo monstruosamente gigante) y Hela (reina de Helheim). Es una monstruo macho con la apariencia de una serpiente del tamaño del mundo. Se extiende por la tierra hasta donde la vista podía alcanzar, su horrorosa cabeza de dragón y su interminable cuello sobresalían por encima del horizonte y las montañas como un pilar escamoso color ébano coronado por el semblante mismo de la muerte.

Los dioses, al conocer a Jörmungander, utilizaron su don de la clarividencia para prever el terrible destino que traería la bestia al mundo. Fue así como el dios Odín, incapaz de darle muerte, desterró arrojando a Jörmungander al profundo mar que marcaba los límites del Midgard (el mundo de los humanos).

Durante el Ragnarök, Jörmungander junto con su hermano Fenrir serán los encargados de traer destrucción y muerte al mundo de los hombres. Jörmungander emergerá de las profundidades del océano del Midgard, retorciéndose y girando con furia sobre sí misma, provocando que los mares se alcen y azoten contra las montañas. La serpiente inhalará las almas de los hombres y exhalará veneno sobre la tierra y el cielo.

Una vez que los océanos se hayan vaciado y Midgard esté aniquilada, la bestia reptará por el tronco del Yggdrasil (el árbol que contenía todos los mundos) e se dirigirá directamente hacia el dios Thor. Éstos lucharían encarnizadamente hasta que Thor mata a la serpiente gigante con su martillo Mjolnir, sin embargo, debido al veneno de Jörmungander, Thor solo es capaz de dar nueve pasos antes de caer muerto.


lunes, 19 de febrero de 2018

Los hombres Huecos

I

Somos los hombres huecos
Somos los hombres rellenos
Inclinados unos con otros
La cabeza llena de paja. ¡Pobres!
Nuestras voces secas, cuando
Susurramos juntos
Son suaves y sin sentido
Como el viento sobre el pasto seco
O pies de ratas sobre vidrio roto
En nuestra bodega seca
Figura sin forma, sombra sin color,
Fuerza paralizada, gesto sin movimiento;
Aquellos que han cruzado
con mirada decidida, al otro reino, al de la muerte
Recuérdennos, -si es que lo hacen- no como perdidas
Violentas almas, sino sólo
Como los hombres huecos
Los hombres rellenos.



II

Ojos que no me atrevo a encontrar en sueños
En el reino de los sueños de la muerte
Ellos no aparecen
Allí los ojos son
Luz solar sobre una columna rota
Allí, está un árbol balanceándose
Y las voces son
En el canto del viento
Más distantes y más solemnes
Que una estrella desvaneciéndose.
Déjame estar lejos
En el reino de los sueños de la muerte
Déjame también ponerme,
Tales disfraces deliberados
Saco de rata, piel de cuervo,
Cruces del campo santo
Que se comportan como el viento se comporta
No mas cerca -
Ni siquiera en ese encuentro final
En el reino de las penumbras


III

Esta es la tierra muerta
Esta es tierra de cactus
Aquí las imágenes de piedra
Se levantan, aquí reciben
la súplica de la mano de un hombre muerto
Bajo el parpadeo de una estrella que se desvanece.
Es así
En el otro reino de la muerte
Despertando sólo
A la hora en que estamos
Temblando con ternura
Labios que podrían besar
Componen rezos para piedras rotas.


V

Aquí vamos alrededor del espinoso peral
Espinoso peral espinoso peral
Aquí vamos alrededor del espinoso peral
A las cinco en punto de la mañana .
Entre la idea
Y la realidad
Entre el movimiento
Y el acto
La sombra cae
Porque tuyo es el reino
Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
La sombra cae
La vida es muy larga
Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y el descenso
La sombra cae
Pues ligero es el reino
Pues ligero es
La vida es
Pues ligera es la
Así es como el mundo acaba
Así es como el mundo acaba
Así es como el mundo acaba
No con una explosión sino con un lamento.


T.S. Elliot