jueves, 31 de octubre de 2019

Una Linda Elección

El mundo, tu mundo será sumido en la oscuridad y toda aquella esperanza se perderá por la eternidad.

Yo no soy como los demás, ¿cómo podría vivir sin amar? Ella lo prometió, me dijo una y otra vez que estaríamos juntos por siempre, que estaría al pendiente de mí y me amaría, que tendría de ella todo lo que yo quisiera. Pero cambió, supongo que al final se dio cuenta de que podía estar con alguien mejor, alguien que le diera lujos y que no le demandara amor.

Ahora ella es indiferente y busca cualquier pretexto para discutir, pero tampoco se aleja, siento que me ha traicionado y no puedo más, decidí alejarme, le dije que no podía seguir a su lado, que todo debía terminar, ella fue linda, me deseó suerte y me pidió que no olvidara que me quiere.

Me siento confundido, ¿cómo puede tratarme de esa manera y después decir que me quiere?, no sé qué hacer, he pedido a Dios que me ayude a entender, que me indique qué camino seguir.

Vino a verme… Bueno, no estoy seguro, tal vez solo realmente necesitaba ese trabajo y no vino con la idea de verme a mí.

La he visitado, de igual manera se comportó muy indiferente, ya me he cansado de eso. Se acabó, la evitaré, incluso si debo cambiar de trabajo, comenzaré a buscar otro y también un departamento en la zona contraria a donde me encuentro ahora.

¿Acaso tendré que cambiar mi correo y mi celular también? De vez en cuando decide mandarme mensajes o correos. A veces lindos, otros reclamando, cada vez que hace esto mi tranquilidad se perturba, siento un ardor en el pecho y el estómago y me paso todo el día intranquilo, de mal humor, me pidió que nos viéramos, no creo resistir verla sin sentirme mal por eso.

No fue tan malo, me siento tranquilo, verla fue lindo y no pasó nada... Solo hablamos, apenas y la saludé de mano, creo que al fin comprendió que todo ha terminado.

Volvió a pasar… Encontró la manera de echar todo a perder, ya no resisto… Iré a verla en cuanto pueda y le pondré las cosas en claro. Juro por mi vida que no era mi intención, pero lo disfruté.

Fui a verla y mientras platicábamos en la cocina se descontroló, intentó atacarme y yo la empujé, le pedí que se calmara y que entendiera que me estaba haciendo pedazos el corazón…

Rasgando mi alma y acabando mi vida, que no podía seguir teniendo contacto con ella, que tenía que alejarse definitivamente y para siempre, se abalanzó sobre mí, sé que no es un pretexto real, yo era más fuerte que ella y pude haberla detenido sin mucha complicación, pero cuando me di cuenta había tomado un cuchillo que tenía a mi lado y estaba atravesando su vientre con él…

Mientras lo sacaba era como si todo mi dolor, mi angustia y mi resentimiento se quedaran dentro de su herida, no me pude detener, el cuchillo entró y salió de su cuerpo una cantidad de veces que no me atreví a contar, al terminar tenía auténticos agujeros por todo su cuerpo, la sangre chorreaba por todos lados y mis manos estaban pegajosas.

Ahora por fin terminó, ya no me atormenta, ya no me hace sentir mal, ella no existe más… Estoy saliendo con una chica que es hermosa y un encanto, planeo pedirle que se case conmigo la próxima semana… Solo que a veces es un poco manipuladora, encontraré una forma linda de enseñarle una lección y que eso no es bueno… ¡Ya sé! La presentaré con mi ex pareja, al fin y al cabo son unos cuantos pasos hacia al jardín.



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miércoles, 30 de octubre de 2019

Lasombra

La Biblia afirma que el primer asesino rechazó la responsabilidad sobre su víctima con una pregunta retórica, “¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?”. Los Lasombra aceptan esa responsabilidad que negó su progenitor. En efecto, ellos son los guardianes de sus hermanos y hermanas. Los Lasombra no son mayordomos, por cuanto no ostentan el poder para beneficio de otros. Tampoco son reyes, pues no necesitan formalidad, título o posición, y en realidad no aceptan límites a su poder en la forma de cualquier tipo de sanción humana o divina.

Los Lasombra son simplemente maestros con derecho sobre todas las cosas en el cielo y en la tierra, lo acepten sus súbditos o no. Esta concepción de sí mismos supone una presión tremenda para los neonatos, sean Sabbat o antitribu. Cargan con una gloria heredada, un estándar de ser sobresalientes en sus actos, porque es lo que sus Sires esperan de ellos.

Pocos chiquillos pueden llegar realmente a conseguirlo. Los antiguos cuentan que en el pasado podían tomarse tiempo para elegir a su progenie e instruirlos individual y convenientemente. Ahora todo se hace con prisas, y en ocasiones se concede el abrazo a una partida de inferior calidad. Un chiquillo Lasombra que sobresalga puede esperar la combinación de ser a la vez valorado y visto con suspicacias, mientras que los chiquillos que demuestran no ser los mejores en sus labores pueden esperar una lucha constante por sobrevivir. Los Lasombra con gusto por las comparaciones irónicas se refieren a veces a los miembros más jóvenes del clan como los nietos Kennedy del Sabbat. No es una mala comparación, ya que los recién llegados intentan encontrar el modo de destacar, sepultados por la sombra del legado de Gratiano y otros fundadores.


Viernes

Mi nombre es Andrés, mi trabajo es atender llamadas de personas en peligro de suicidio. Trabajo que no debería existir, ya que el suicida de verdad lo hace y ya, se acabó o algo peor, sobrevives. Como sobreviviente de este mal, decidí castigarme haciendo este "trabajo", solo por escuchar historias de personas en busca de atención. No negaré que he escuchado historias que me han causado sensaciones raras y he conocido personas interesantes. Llegué a un tipo de trato con una de esas personas, conseguí un apartado postal al cual solo me envía cartas los viernes y con la firma "Viernes", quiero creer que ese es su nombre o tiene una obsesión con ese día. Sin más, aquí tienes la primera carta que recibí.

Jueves 27 de Junio.

Siempre he tenido facilidad con las mujeres. Nací en viernes y todo ser que nace en viernes, está destinado a tener suerte en el amor. En mi agenda está mínimo el nombre de una mujer por cada letra. Solo tengo un requisito para estar con una mujer... que sea una sola vez. Pero antes de que eso pase, tengo que contemplarlas, apreciar su belleza y estudiarlas. Me intereso en mi pareja, me importa que sea feliz y que yo sea feliz.

El día de nuestro primer y último encuentro siempre tiene que ser especial y en viernes. La atmósfera tiene que ser con luz tenue, con un aroma que incite lo que va a pasar y en el lugar adecuado. Siempre recuerdo la mirada de todas y cada una de ellas, el frío de su cuerpo y el incitante olor a descomposición que emana de sus cuerpos. Siempre en viernes, siempre en el sótano y casi por completo a oscuras.

Es amor, todas me miran con ojos de amor. Son felices y yo soy feliz. Un nuevo nombre va a estar en mi agenda mañana y cumplirá el mismo requisito, solo una vez y terminará igual, con todas las demás, en el fondo del sótano, aumentando el delicioso olor a descomposición. Soy de relaciones rápidas.

Viernes.


Empiezo a creer que Viernes no es un suicida.





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lunes, 28 de octubre de 2019

La Doncella

La mañana había amanecido extrañamente fría a pesar de mediar el mes de Junio. Tomé la pipa y la preparé de manera meticulosa, casi ritual, mientras observaba como la calle más abajo empezaba a recobrar la actividad típica de las primeras horas del día. El sol ya entraba con timidez por el ventanal de la biblioteca cuando me senté en mi sillón. Continué leyendo el libro que tenía en la pequeña mesita auxiliar que estaba a mi derecha. Estaba completamente absorto en la lectura cuando escuché con total claridad abrirse la puerta de la calle.

-¡Ya estoy aquí, señor Quesada. Le subiré el desayuno en unos minutos!

Las llaves emitieron su característico sonido metálico al dejarlas caer sobre la bandeja de plata que había encima del pequeño mueble victoriano del recibidor. No podía creerlo. Era Matilde, la señora que durante más de quince años se había encargado de la limpieza y el mantenimiento de mi hogar. Me quedé completamente petrificado y fui incapaz de mover, ni tan siquiera, un músculo de mi cuerpo. Mi boca fue incapaz de articular palabra. Mi mente se quedó completamente en blanco. No encontraba ninguna razón lógica por la cual Matilde había venido a cumplir con su jornada de trabajo cuando, apenas veinte horas antes, habíamos dado sepultura a su cuerpo inerte.




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Imagina el Dolor

Hace mucho tiempo tuve una novia llamada “Ana”. Yo la quise mucho y ella me quería también.

Al pasar el tiempo me cansé, así que terminé con ella. Le dije que ya no quería seguir siendo su pareja, ella lo tomó como traición, porque cuando iniciamos nuestra relación le prometí amor para toda la vida. Ella sufrió mucho (esta tal vez fue la peor decisión que habría hecho en mi vida).

Al día siguiente me desperté y vi en la televisión una noticia: una chica se había suicidado.

“Ella destruyó sus órganos internos tomando un ácido que se usaba para los metales”. Sentí culpa.

Con el correr de los años, había olvidado de ese horrible dolor. Me enamoré de una amiga que me ayudó en los momentos más tristes. Ella se llamaba “Amanda”. Yo juré nunca dejarla o abandonarla, ya había decidido tener un futuro con ella.

Después que nos despedimos, me fui a mi casa y me dormí. Tuve una pesadilla: Ana había vuelto y empezó a atacar a Amanda. Cuando me desperté me dije: “Solo fue un sueño”.

Me dirigí a la casa de Amanda y la busqué, pero ella no estaba. Había desaparecido, y ya pasando 4 días de búsqueda la encontraron quemada y con cortes en el cuerpo, ella estaba irreconocible.

En mis sueños veo un mensaje de sangre que dice: “Para que te imagines el dolor que sentí en mi interior de mi cuerpo, a ella le hice el mismo dolor en su exterior”.




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domingo, 27 de octubre de 2019

Una Nueva Vida

Había sido un largo día de invierno, estaba decidida a ver la TV hasta dormir. Debido al clima, nuestro sistema de cable tenía muchas interferencias, así que decidí ver un canal local. No había nada interesante, solo noticias, pero una en especial llamó la atención de mis padres, y la mía también. Al ver la primera imagen, mis ojos se llenaron de lágrimas instantáneamente.

En nuestra ciudad, las calles se congelan debido a las bajas temperaturas. Los accidentes de tráfico abundan aquí, ya era algo habitual, pero… las cosas cambian cuando es un ser querido quien está bajo los escombros.

Comenzó a llover, a montones, mientras escuchábamos el reportaje y las lágrimas comenzaban a caer.

Según el reportero, en la tarde, hubo un accidente en la avenida principal. Reconocí esa motocicleta, era la de mi hermano Daniel. Él se había peleado con mis padres esa tarde, así que salió de la casa, se subió a su motocicleta y arrancó, a toda velocidad.

Tuve un mal presentimiento, pero no le di importancia, ellos siempre peleaban.

Entonces, el teléfono sonó; mis padres lo cogieron rápidamente. Era la policía llamando para que fueran a recoger el cuerpo de mi hermano, quien tuvo un horrible accidente por ir a exceso de velocidad. Comencé a llorar, no podía parar, el dolor me carcomía viva. Quería ir con ellos, pero ellos me dijeron que no. Que no estaba preparada para algo así.

Me quedé sola. No podía con el dolor: mi hermano, la única persona a la que podía contarle todo, mi confidente, mi protector, ahora estaba… muerto. Subí a mi cuarto, comencé a ver nuestras fotos; vaya manera de torturarme, pero, a pesar de todo, sentía alivio de alguna forma. Verlo a él, sonriente, cargándome en su espalda como siempre lo hacía, me hacía pensar que, en donde sea que estuviera, se fue con buenos recuerdos, a pesar de la pelea. Sus peleas con mamá eran algo recurrente, siempre peleaban. Él siempre se iba, a toda velocidad, y regresaba al anochecer. Era su forma de bajar su enojo, le encantaba la velocidad. Mi mamá aprovechaba esos ratos libres para escribir, eso la ayudaba. Cuando era de noche y ambos se reencontraban, se abrazaban y se disculpaban. Tristemente, hoy no fue así; pero yo lo sé, si esto no hubiera sucedido, ese abrazo, esa disculpa, todo habría tenido lugar esta noche, y él lo sabía.

Dieron las dos de la mañana y mis padres no regresaban, yo estaba muy preocupada. Mi corazón se aceleraba y mis lágrimas no paraban de salir cada vez que pensaba en lo acontecido. Intentaba calmarme, intentaba dormir. «¿Y si todo es un sueño?», pensé, pero era la realidad. Mis pensamientos me comían viva. Intentaba relajarme, el lugar del accidente no estaba tan cerca. «Quizá por eso tardan tanto, hay que cruzar esa horrible carretera para llegar a la avenida principal», pensé. Cuando miré el reloj nuevamente, ya eran las 2:30 a.m., y justo en medio del silencio, el timbre sonó.

Bajé corriendo, pues afuera llovía, parecía un diluvio.

Tropecé mientras bajaba las escaleras; a veces solía ser muy torpe. Pero me levanté, sin dolor alguno, y seguí corriendo hasta la puerta.

Cuando la abrí, mi sorpresa fue enorme. No sabía qué decir, ni qué hacer; estaba en shock.

—¿Ma… Mamá? ¿Papá? ¿Daniel? ¿Qué sucedió? —pregunté. Estaba sorprendida, pero ellos no respondieron, solo se quedaron allí, inmóviles—. ¿Dany? ¿Estás bien?

—Sí, hermanita. Tranquila, todo está bien —respondió. Su voz se escuchaba más serena, muy diferente.

—¿Papá? ¿Có… Cómo…? —tartamudeaba. Estaba nerviosa, confundida.

—Estaba tendido en el pavimento, tuvimos suerte de poder traerlo —respondió mi padre. Todo se estaba tornando muy extraño.

—Ya basta de preguntas, cariño, es hora de irnos, hemos venido hasta aquí por ti. Estaremos de nuevo todos juntos, en familia, sé que nos has estado esperando —dijo mi madre. No entendía nada.

—¡¿De qué están hablando?! —grité, al mismo tiempo en el que la TV se encendió.

Estaban transmitiendo una noticia, otro accidente más. El reportero decía que hubo un terrible accidente en la congelada Carretera 86. Un tráiler perdió el control y se estrelló contra una Toyota Highlander que iba en exceso de velocidad. Las dos personas que iban en la Toyota perdieron la vida, mientras que el conductor del tráiler resultó con heridas menores. Las víctimas fueron identificadas como Harold y Katherine Robertson. La cara del reportero cambió, cuando por radio le dijeron que ellos eran los padres de Daniel Robertson, otra persona que había muerto por un accidente de tráfico esa misma tarde. En ese momento pude entenderlo casi todo.

—¿Ustedes están muertos? —fue lo único que logré decir.

—Así es, Jes. Ahora es tiempo de irnos, hay mucho por recorrer, hermanita —dijo Daniel. Quería llorar, pero las lágrimas no salían.

—¡Yo no quiero morir todavía! —grité. Estaba muy asustada.

—Cariño, no te llevaríamos si no estuvieras muerta todavía —respondió mi madre, al mismo tiempo que señalaba a las escaleras.

Volteé, y todo comenzaba a tomar sentido. Estaba allí, tendida en el suelo. Mi cabeza estaba abierta, sangrando, en el filo del último escalón. No pude soltar ni una palabra, tampoco pude llorar, realmente no podía sentir nada. Mi cuerpo estaba a unos metros de mí. Pálido, sin moverse; era una pesadilla. Después de eso, mi madre me dijo que era hora de irnos. Mi hermano hizo lo de siempre, se dio la vuelta y yo me subí a su espalda. Pude ver la felicidad en su rostro, pues estábamos todos juntos de nuevo, listos para vivir una nueva vida.





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sábado, 26 de octubre de 2019

Regla N°86

Existen ciertas reglas en este mundo que debemos respetar. No siempre estamos de acuerdo con ellas, y raramente se encuentran de acuerdo con nosotros, pero si sobrevivimos para ver un mañana, necesitamos poner nuestros propios sentimientos de un lado y simplemente aceptar las cosas por como son.

Toma la Regla #86, por ejemplo.

La Regla #86 establece que por cada vez que alguien pronuncie tu nombre, se crea un duplicado de ti. Considera esto.

Cada vez que tus padres te regañan pronunciando tu nombre completo, le dan vida a otro tú. Cada vez que alguien en la oficina del doctor te dice que el doctor está listo para verte, en algún lugar del mundo, nace otro. Cada vez que un amante grita tu nombre durante un arranque de pasión… es uno más.

Piensa en ello. Piensa que esto se da por hecho. Esto es un hermoso regalo que te fue dado por tus Ancestros y Antepasados. Tu nombre.

Imagina vivir en un mundo donde tu nombre es una maldición en vez de un regalo.

Para nosotros, tu nombre “te” utiliza.

Te persigue. Lucha por la supervivencia. Tratando de robar tu vida para salvar la misma. Después de todo, ¿Quién es tu “yo real” cuando todos poseen el mismo nombre?

Pero bueno… esas son las reglas. Solo una más dentro de un sin fin de leyes que rigen la deformación, alterando y disminuyendo nuestro mundo, poco a poco, pieza por pieza, un nombre a la vez. Solo quiero que pienses en ello. Recuérdelo cada vez que firmes un cheque. Cuando te presentes ante los demás.

Cuando nombres a tu hijo recién nacido. Recuerda la Regla #86, y recuerda que te estamos observando, y estamos esperando.

Cada mundo tiene reglas. Pruebas tus propios límites cada día. Algún día encontrarás la forma de romper esas reglas, y al hacerlo, nos dejarás entrar.

Y entonces tendrás que aprender las reglas de nuevo. Nos vemos luego.





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viernes, 25 de octubre de 2019

Te Quiero

Hola, me saludaste la semana pasada. No sé si me recuerdes, pero yo a ti sí, recuerdo haberte visto caminar hasta tu casa. Recuerdo cómo pasaste junto a mí en el salón de clases y también recuerdo que no volviste a hablarme, pero aún así yo esperaré.

Ha pasado el tiempo; aproximadamente más de un mes sin que me hables y no entiendo el por qué. La verdad creo que ya no quieres verme. Cada vez que trato de hablarte me ignoras y finges que no estoy.

Por eso y más te mereces lo que está pasando en este momento, porque no importa qué tan fuerte grites o cuánto pienses que esto no es más que una pesadilla. Esto es real y no hay escape: asústate, grita, implora si quieres, pero así como no me escuchaste... Ni Dios ni yo te escucharemos. Dejaré que él te lleve a tu fin; dejaré que te despedace lenta y dolorosamente mientras observo aquí, sentado en el fondo de la habitación.

Pero no creas que te hago esto porque te odio. Jamás podría odiarte con esa sonrisa tan perfecta, con esos ojos brillantes como dos estrellas y con esa voz tan melodiosa. Te hago esto porque te amo, te quiero y por eso deseo que estemos juntos para siempre ¡¿Qué mejor para asegurar la eternidad que la muerte?! Así que ahora despierta y ven conmigo. Quédate aquí hasta que te deje de querer y vaya con alguien más.



***
Hola, ¿me recuerdas?

Me saludaste hace poco en la calle...



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jueves, 24 de octubre de 2019

Sombras que Caminan

¿Alguna vez no se han sentido observados o perseguidos, como si los estuvieran acechando? Aunque no lo crean, para mí es común ver cosas que otros no ven.

Todo comenzó cuando era pequeño y jugaba con mis peluches; a la mañana siguiente no estaban donde debían. A veces veía siluetas oscuras que caminaban alrededor mío y de vez en cuando podía ver una especie de ojos mirándome. Como siempre, mi padre no creía que fuera de verdad y decía que solo estaba en mi cabeza, cosa que nunca creí.

Hace poco volví a ver las sombras y esta vez hablaban, me decían que los acompañara, que si los seguía entraría en un mundo distinto, pero mucho mejor. Así que los seguí y cuando llegué al supuesto mundo perfecto que me habían mencionado, me di cuenta de que no era nada de lo que habían dicho.

Parecían esclavos, tenían que hacer trabajos forzados o si no recibían una tortura. Claro, era el infierno, las voces en mi cabeza eran demonios que solo querían mi alma. Empecé a sentir que ellos trataban de llevarme allí, me empujaban... Pero logré soltarme y escapar.

Nadie me creyó; a veces me veían luchando, como si estuvieran llevándome. Debido a eso estoy en el manicomio.

No puedo recibir visitas, ya que dicen que soy violento, pero en realidad ellos me visitan: los demonios vienen cada noche a tratar de llevarse mi alma.




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miércoles, 23 de octubre de 2019

La Fabrica del Diablo

Las linternas proyectaban su haz de luz en la nave desierta. Los dos vigilantes escudriñaban el rincón donde uno de ellos había escuchado un ruido.

—¿Ves algo?

—No, nada. Creo que empiezas a estar obsesionado.

—Es porque tú eres nuevo, Marcos, seguramente si supieras lo mismo que sé yo…

—¡Cuenta, cuenta! —le apremió el novato.

Enrique bajó el tono de voz y le informó a su compañero:

—¿Sabías que llevamos, entre los que hacemos esta ronda, más de seis bajas por depresión?

Marcos puso tal rostro de sorpresa, que su compañero comprendió que no debía estar al corriente de la situación. Enrique prosiguió relatando la historia…

—Antonio, por ejemplo, me comentó que padecía estrés debido a los ruidos que se oían por la noche; parecían los lamentos de un hombre que, a veces, derivaban en silbido… Pero lo más traumático llegó cuando escuchó la respiración de una persona muy cerca de su oído y hasta llegó a sentir el calor de su aliento.

—¡Joder, Enrique!… ¡Es para acojonarse! Pero bueno, ¡sigue!, ¡sigue! —Marcos estaba cada vez más inquieto.

—¿Tú sabías que en esta fábrica estuvieron mucho tiempo sin sufrir ningún robo? Lo más curioso es que siendo uno de los barrios más peligrosos, no tenían a nadie para protegerla. Según una leyenda que circula desde hace tiempo, el dueño de la fábrica hizo un pacto con el diablo nada menos, para que no ocurriese nada en estas naves. Al parecer, Lucifer aceptó el trato y envió un perro horrible, con las fauces de un monstruo y la envergadura de un ca- ballo que arrastraba sus mugrientas garras por cada rincón de este horrible lugar. El trato no fue gratuito. A cambio, Lucifer exigió el alma de un vigilante al año. Cada doce meses el propietario de la fábrica contrataba a un guarda nocturno y a los pocos días… ¡Lo encontraban muerto!

—Lo único que me dijeron al respecto es que la empresa ha cambiado de dueño… ¿Es verdad? —preguntó Marcos intrigado.

—Sí, en efecto, y por eso hace dos años que no encuentran el cadáver de uno de los nuestros, pero lo cierto es que los extraños sonidos se siguen escuchando.

Un nuevo ruido alertó a Enrique que, automáticamente, dirigió hacia ese punto el foco de luz de la linterna intentando descubrir de dónde provenía. Se acercó al rincón iluminado pero no advirtió nada anómalo. El silencio reinante comenzó a inquietarle.

—¿Marcos? ¿Estás ahí?

Nadie le respondía. Enrique enfocó un bulto en el suelo, justo en el lugar donde estuvieron unos segundos antes. Al acercarse descubrió con horror que los ojos de su compañero miraban al vacío. Le cogió la muñeca derecha para comprobar el pulso. No cabía duda.

¡Marcos estaba muerto! Lo que más impresionó a Enrique es que su compañero estaba cubierto de rasguños y rasgaduras. Era como si una enorme bestia lo hubiera atacado con sus afiladas garras.





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Seguidores de Set

Los otros vampiros piensan que comprenden a los Seguidores de Set o Setitas. Son los proxenetas y los traficantes, la escoria que satisface los más aspectos depravados más bajos de la naturaleza humana y vampírica. Y existe esa cosa del culto a las serpientes. Los sires advierten a sus chiquillos a que se mantengan alejados de los Setitas y sus tentaciones viles. Y no obstante… los vampiros siguen acudiendo a los Seguidores de Set a pesar de todas estas advertencias. Si otros vampiros comprenden tan bien a los Setitas, ¿cómo es posible que ellos atrapen y “corrompan” a alguien? “Veamos, vendes cada vicio conocido por el hombre, adoras al Dios del Mal egipcio, y dices que deseas ser mi amigo especial. Sí, claro. A otro con ese cuento”. Sin embargo, los Setitas no son el Clan de la Corrupción. Son el Clan de la Serpiente. Reclaman para ellos mismos un símbolo antiguo casi universal de la sabiduría y el poder: a veces benévolo, a menudo peligroso.

Como la serpiente en Edén, los Seguidores de Set incitan a otros Vástagos y al ganado a un terrible conocimiento prohibido. “Conocimiento prohibido”. La frase suena extraña en el amanecer del siglo XXI. La ciencia penetra hasta los más lejanos abismos del tiempo y el espacio, desentraña el átomo y reescribe el código de la vida. ¿Qué conocimiento puede parecer “prohibido” para cualquiera excepto para unos pocos chiflados religiosos reaccionarios? El conocimiento del mundo es lo suficientemente seguro. Los frutos de tal conocimiento no pueden hacer nada peor que matarte, no hay mucho que temer en absoluto. Aprender que deseos y depravaciones terribles acechan tras cada rostro humano, especialmente el propio, esto es el conocimiento ante el cual la mente huye.

Sí, algunos Seguidores de Set vuelven a la gente adicta a las drogas, dirigen prostíbulos y chantajean a sus clientes. Todo el mundo tiene que vivir de algo. Sin embargo, el crimen y el vicio sirven meramente como un cebo tentador, atrayendo a estos clientes de las Serpientes a su mercancía verdadera, el conocimiento del bien y el mal. Especialmente el mal. Entra en la guarida de la serpiente. Adéntrate más allá de los adolescentes de ojos vidriosos con brazos llenos de marcas de agujas, de las mujeres y hombres tan ansiosos por venderte sus favores, de los hombres de negocios y políticos desesperados por una ventaja ante la competencia. Entra en el templo del Dios Oscuro, donde la luz de las antorchas resplandece en el oro y el ónice pulido. No temas. Aquí nada puede dañarte… excepto lo que traigas contigo.


martes, 22 de octubre de 2019

Del Amor al Manicomio

Amelia se había divorciado hacía ya algunos meses. Lejos de buscar compañía, fue volviéndose cada vez más huraña y se dedicó enteramente al cuidado de sus hijos, Ludmila y el pequeño Valentín.

En el invierno del 94, el pueblo fue asolado por una extraña enfermedad respiratoria que atacaba principalmente a niños y ancianos. La mortandad fue terrible, se decía que todas las familias habían perdido a alguien, y la de Amelia no fue ajena al brote.

Ella procuró por todos los medios aislar a sus pequeños, pero una noche comenzó la tos de la pequeña Ludmila. Se empecinó en no pedir ayuda y comentó con los vecinos que, con infusiones y muchas mañas, los niños se habían recuperado

Pasó el tiempo, y, aunque el brote había acabado, Amelia se negaba a mostrar a sus niños, diciendo que en su casa estaba mejor, que en la calle podrían enfermar nuevamente. Los vecinos advirtieron pronto la paranoia en la joven madre, pero después de tremenda tragedia, no se podía culpar a nadie de ser demasiado cuidadoso.

El invierno dio paso a la primavera. Llegó el verano y los vecinitos se agolpaban ansiosos en la puerta esperando a que Ludmila saliera a jugar con ellos, pero Amelia los espantaba.

Llegó Marzo y comenzaron las clases, una par de semanas después, las maestras notaron la ausencia de Ludmila; la directora, preocupada, llamó a la casa.

- Hola, querida, ¿cómo estás? ¿Cómo está Ludmila?

-Gracias por preguntar, Ludmila está muy pero muy bien. Yo le estoy dando clases en casa. Usted sabe que soy maestra.

- Ya lo sé, querida, pero la nena está en una etapa en la que necesita estar cerca de otros niños. Me gustaría por lo menos verla un rato al menos, si es posible.

- Por supuesto que puede venir a verla.

Cuando cerró el colegio, la directora tomó por la antigua calle de tierra, golpeó la puerta y Amelia la atendió sonriente. Apenas abrió la puerta, sintió el fortísimo olor a jazmín impregnado en el ambiente.

Se saludaron y la mujer fue hasta el cuarto de Ludmila. A medida que se acercaba, el olor a flores se desvanecía, absorbido por un hedor fétido, putrefacto; tan fuerte era el hedor que debió taparse la nariz con un pañuelo. Abrió la puerta temblorosa, y la vio... Sentada en un rincón, su carne corrupta, consumida por los insectos, con los brazos cruzados y, sobre la mesita, una bandeja con galletas y una taza de chocolate humeante. Corrió despavorida y se topó con Amelia, que sostenía al pequeño Valentin. Con su pecho desnudo y flaco, amamantaba un montón de huesos y trapos.

- ¿Cómo la vio a Ludmila?

- Mejor de lo que esperaba, querida.

Contuvo el llanto hasta salir de la casa. Corrió hasta la comisaría para contar lo sucedido.

Amelia fue internada en el hospital psiquiátrico "El Sauce". Hasta el día de hoy, deambula por los pasillos del psiquiátrico, amamantando a un montón de trapos mugrientos y llamando Ludmila a toda joven que se le acerque.


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lunes, 21 de octubre de 2019

El Espantapájaros en el Trigal

Genaro estaba durmiendo tranquilamente en su cama, hasta que una serie de sonidos hicieron que abriera los ojos. Prendió la lámpara de su buró para tomar su teléfono y ver qué hora era. El celular decía que eran las tres de la mañana.

Su esposa le cuestionó el porqué de esta conducta a lo que el hombre le dijo que tal vez había alguien merodeando en el trigal. Sin embargo, su esposa replicó que si eso fuera, su can ya los habría alertado, pues en el pasado “la pantera” (así le llamaban a su perro) detuvo a dos ladrones y a uno de ellos hasta lo mordió.

Pese a todo, su marido se levantó de la cama y fue hasta el armario que era el lugar en donde guardaba su rifle. Lo cargó y salió sigilosamente de la propiedad. El primer paso fue ir al patio en donde generalmente descansaba “la pantera”. Encontró a su perro echado, con las orejas sobre sus ojos y un semblante de terror espeluznante. Algo muy raro en un animal de su envergadura.

Cuando Genaro le retiró las orejas de los ojos, pudo observar que el perro tenía la vista fija en el trigal. Ayudado por la luna llena, el hombre fue caminando dando pasos cortos hasta internarse en lo profundo de que el campo. De pronto vio cómo algo corrió y se ocultó entre las espigas de trigo.

Lo siguió con la mirada y notó que se detuvo en una esquina. El granjero fue hacia allá gritándole fuertemente que levanta las manos, pues si no lo hacía lo obligaría a disparar su arma.

El bandolero alzó los brazos, más el dueño de la granja no pudo disparar debido al inmenso pavor que sintió al enterarse de que aquel era un espantapájaros con vida. El rostro de esta figura de paja era algo nunca antes visto. Tenía nariz de cerdo, ojos de serpiente boca de lagarto. El monstruo soltó una fuerte carcajada y se alejó riendo de ahí.

Actualmente la granja está abandonada: ni Genaro ni su esposa dudaron un solo segundo en abandonar ese sitio.



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