Los Lasombra son simplemente maestros con derecho sobre todas las cosas en el cielo y en la tierra, lo acepten sus súbditos o no. Esta concepción de sí mismos supone una presión tremenda para los neonatos, sean Sabbat o antitribu. Cargan con una gloria heredada, un estándar de ser sobresalientes en sus actos, porque es lo que sus Sires esperan de ellos.
Pocos chiquillos pueden llegar realmente a conseguirlo. Los antiguos cuentan que en el pasado podían tomarse tiempo para elegir a su progenie e instruirlos individual y convenientemente. Ahora todo se hace con prisas, y en ocasiones se concede el abrazo a una partida de inferior calidad. Un chiquillo Lasombra que sobresalga puede esperar la combinación de ser a la vez valorado y visto con suspicacias, mientras que los chiquillos que demuestran no ser los mejores en sus labores pueden esperar una lucha constante por sobrevivir. Los Lasombra con gusto por las comparaciones irónicas se refieren a veces a los miembros más jóvenes del clan como los nietos Kennedy del Sabbat. No es una mala comparación, ya que los recién llegados intentan encontrar el modo de destacar, sepultados por la sombra del legado de Gratiano y otros fundadores.
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