miércoles, 30 de octubre de 2019

Viernes

Mi nombre es Andrés, mi trabajo es atender llamadas de personas en peligro de suicidio. Trabajo que no debería existir, ya que el suicida de verdad lo hace y ya, se acabó o algo peor, sobrevives. Como sobreviviente de este mal, decidí castigarme haciendo este "trabajo", solo por escuchar historias de personas en busca de atención. No negaré que he escuchado historias que me han causado sensaciones raras y he conocido personas interesantes. Llegué a un tipo de trato con una de esas personas, conseguí un apartado postal al cual solo me envía cartas los viernes y con la firma "Viernes", quiero creer que ese es su nombre o tiene una obsesión con ese día. Sin más, aquí tienes la primera carta que recibí.

Jueves 27 de Junio.

Siempre he tenido facilidad con las mujeres. Nací en viernes y todo ser que nace en viernes, está destinado a tener suerte en el amor. En mi agenda está mínimo el nombre de una mujer por cada letra. Solo tengo un requisito para estar con una mujer... que sea una sola vez. Pero antes de que eso pase, tengo que contemplarlas, apreciar su belleza y estudiarlas. Me intereso en mi pareja, me importa que sea feliz y que yo sea feliz.

El día de nuestro primer y último encuentro siempre tiene que ser especial y en viernes. La atmósfera tiene que ser con luz tenue, con un aroma que incite lo que va a pasar y en el lugar adecuado. Siempre recuerdo la mirada de todas y cada una de ellas, el frío de su cuerpo y el incitante olor a descomposición que emana de sus cuerpos. Siempre en viernes, siempre en el sótano y casi por completo a oscuras.

Es amor, todas me miran con ojos de amor. Son felices y yo soy feliz. Un nuevo nombre va a estar en mi agenda mañana y cumplirá el mismo requisito, solo una vez y terminará igual, con todas las demás, en el fondo del sótano, aumentando el delicioso olor a descomposición. Soy de relaciones rápidas.

Viernes.


Empiezo a creer que Viernes no es un suicida.





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