¿Entonces aún no has detenido tu tonta búsqueda? Lástima, pero era de esperarse, es la naturaleza de los de tu clase la que los obliga a continuar a cualquier costo, buscar el conocimiento sin dejar de ser tan terriblemente ignorantes en el resto de sus ramificaciones. Se que no puedo detenerte e incluso si pudiera llegarían más a ocupar tu lugar. Así que en lugar de eso te contaré algo que sin duda descubrirás más adelante aunque de una forma mucho peor.
Dirígete a cualquier librería de tu ciudad o pueblo, cuando cruces la puerta el empleado que se encuentra junto al escritorio te mirará con poco interés. Debes pedirle que te lleve con "El Portador de lo Inevitable". El trabajador se sentirá completamente impotente ante ti en ese momento, obligado a vagar por espacios que ni tu ni él deberían legítimamente conocer, pero sabrás de ellos. La puerta está oculta por la alfombra en el piso, el pasillo es triste y húmedo debajo de ella y más. Él te revelará todo esto y lo descubrirá por si mismo.
Luego de deambular confundido, finalmente te llevará con otra persona. Será una mujer mayor o al menos la percibirás como una; su piel estará llena de arrugas y verás sus dientes de un color blanco marfil muy parecido a sus cabellos. Pero a pesar de su belleza antinatural podrás darte cuenta de lo antigua que es ya que sus ojos delatarán su temible senescencia. Ella estará leyendo un libro cuya portada verás desteñida, sus ataduras permanecen en el mismo lugar pero hecha girones. Escucharás como lee su contenido de vez en cuando y sus palabras parecerán sonidos cacofónicos similares a las divagaciones de los locos o los gritos de alguna tribu afortunadamente olvidada. No lo son.
Debes decirle que la has estado esperando durante toda tu vida, esto te parecerá absurdo, pero no lo es. Lo notarás tan pronto como pronuncies esas palabras, en ese momento ella te entregará una carta incluso más amarillenta, maltratada y antigua que las mismas páginas del libro que lee. Debes pedirle al secretario que te lleve de vuelta inmediatamente después de las salas o también te convertirás en lo que ella es.
Si lees la carta notarás algo, a pesar de su aparente pequeño tamaño, el espacio dentro es infinito. Es verdad que hay palabras escritas en ella, pero esos pequeños puntos negros de tinta no son más que pequeños granos de arena en un ilimitado océano blanco.
Ese es el objeto N°111 de 538. No termina, pero en poco tiempo desearás que así fuera.
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