A veces oigo voces cuando duermo, cuando estoy solo o durante las noches, haga lo que haga. De vez en cuando siento que me invaden y me oscurecen el alma, me persiguen a donde quiera que vaya.
Son extrañas, profundas, siniestras; me han llevado con ellas a su infinita penumbra, y aunque no logro descifrar lo que son, me he decidido a convivir con ellas, pues no puedo evitarlo ya si componen mi día a día, mis horas, mis minutos...
Siempre estaré con ellas, en ellas; y mientras tú lees, mientras tu mente se invade en mis palabras, ellas te atraen a su oscuridad para que nos acompañes.
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