Continúo sin entender... ¿Por qué ocurrió? ¿Por qué a mi?... Seguro no sabes de lo que hablo. En realidad es obvio que no lo sabes, por eso te lo contaré. Te relataré como se arruino mi vida en segundos, se destruyo todo lo que amaba y en especial... Como lo conocí a él.
En ese entonces yo tenía doce años, mi hogar no era muy armonioso porque mis padres siempre estaban muy ocupados, realmente no tenían mucho tiempo para darme atención por lo que a penas hablábamos; incluso en el colegio no tenía muchos amigos, por no decir ninguno. Lo único que me hacía llevar el día hasta el final era mi vecina. Una linda niña de mi edad con el cabello rubio y los ojos azules.
Podía pasar horas observándola con mi telescopio, realmente eso me hacía feliz. Las paredes de mi habitación, las gavetas y la mesa estaban llenas de fotos de ella, era una colección que podía atesorar gracias a que mis padres nunca me hablaban. No les interesaba lo que hacía en mi cuarto.
En ese entonces el único problema para mi era que no tenía el valor suficiente para hablarle, ella ni me conocía a pesar de ser mi alegría, lo único que sabía de mi era que yo era su vecino.
Fue precisamente en esos tiempos que aquel bastardo apareció.
Eran las diez de la noche y yo me encontraba en mi cuarto como siempre, moviendo mi telescopio de un lado a otro para ver a mi vecina en su casa, pero no la encontraba a ella ni a sus padres. La casa parecía estar completamente vacía. A mi me pareció muy extraño, monitoreaba esa casa cuanto podía y hasta ese momento no había visto salir a nadie de esa casa, los autos seguían en la entrada y supe en ese instante que algo andaba mal, muy mal.
Justo en medio de aquel pensamiento alguien llamó a la puerta de mi casa, miré la hora: once y quince de la noche, era extraño recibir un visitante a esas horas. Mis padres son de sueño pesado así que no me sorprende que no se despertaran. Primero pensé que podía ser un ladrón pero las probabilidades eran muy bajas; incluso cuando me dirigía a la entrada fantasee con que podría ser mi vecina y terminé por abrir la puerta. Ese fue el peor error que pude haber cometido.
Para mi sorpresa no había nadie, suspiré y miré alrededor por unos segundos antes de volver a cerrar la puerta, entonces escuche aquella voz... Nunca la olvidaré, ni olvidaré sus fuertes y claras palabras:
¡EL PAYASO DEMENTE ESTÁ DETRÁS DE TI!
Sentí un fuerte golpe detrás de la cabeza y todo se volvió negro. Cuando abrí los ojos nuevamente intenté moverme pero no pude, me encontraba atado a una silla y había un hombre frente a mi. Luego de unos cuantos segundos logre recuperar la conciencia totalmente y pude verlo con claridad.
Llevaba un saco azul con varios círculos de colores (rojo, verde, morado y amarillo), llevaba también guantes disparejos, el izquierdo negro y el derecho blanco. Alzando la mirada a su rostro me encontré la clásica máscara de la comedia teatral, pero lo que en verdad me aterró fue lo que estaba detrás de esa carreta, sus ojos... su mirada.
La emoción rebosaba desde las cuencas de su máscara al momento de asimilar a su nuevo juguete, en ese momento entendí lo que vendría y lo que había pasado con mis vecinos... en ese instante noté que quedé atrapado en aquel juego.
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