En cualquier ciudad, en cualquier país; ve al estanque o lago más cercano que encuentres en una noche nublada. Cuando estés ahí apunta tu dedo tres veces hacia el cielo y pídele a las nubes descender desde su percha, si atienden tu llamada y una niebla comienza a rodar desde el agua, entonces debes permanecer inmóvil, pero si no es así, salta lo más rápido que puedas dentro del agua y quédate debajo hasta que ya no puedas contener la respiración. Si no te matan cuando salgas, vuelve a intentarlo la próxima vez que haya luna llena.
Si tuviste suerte y la niebla comienza a salir del agua considérate afortunado, camina lentamente hacia adelante y no te preocupes por el agua, porque nunca tocará tus pies. A medida que avanzas en la neblina escucharás gritos horribles, los rugidos de los animales no vistos por el hombre rasgarán el aire, pero no temas, mientras camines en la niebla nadie te tocará. Si la neblina comienza a diluirse gira rápidamente y camina en una dirección diferente ya que las brumas te provocarán una muerte rápida.
Después de lo que parecen horas de deambular, los rayos de luz comenzarán a perforar el mundo nublado, sigue caminando hasta que llegues a un vasto desierto árido. Habrá un hombre moreno con un turbante en la cabeza sentado junto a un gran cactus, Él es el Portador de la niebla. No te acerques a el, debes permanecer al sol caliente sin agua hasta que veas pasar una maleza, cuando esto suceda acércate al hombre, solo hay una pregunta que puedes hacerle: "¿Qué sucede cuando ya no pueden ver más?"
El hombre gruñirá y alcanzará el interior de su turbante para sacar una cantimplora de agua, si bebes de la cantimplora, prepárate para morir lentamente de deshidratación, en cambio si te la pasa, debes rociar un poco de su contenido en el suelo y la niebla volverá, camina hacia ella y no te detengas hasta que estés en el estanque donde comenzaste.
Esa cantimplora es el objeto N°392 de 538. Cuando no puedes ver, el único camino que queda es hacia adelante.
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