domingo, 13 de octubre de 2019

¿Qué es lo que piden los Espíritus?

No intentaré convencerte de que mi historia es real, no intento darte ideas para hacer amistades con un fantasma, espíritu, ente, o como quieras llamarlo. Solo deseo informarte la verdad, porque lo que te estoy por contar es la realidad, al menos, esta fue mi realidad.

En septiembre del año 2012 a mis catorce años, mi madre tomó la decisión de mudarse de una vez por todas de aquel barrio tan peligroso en el cual vivíamos, pues, el simple hecho de ir más allá de las rejas de la casa era peligroso aun de día, en la noche... el salir era inimaginable, por esto nos alquilamos un departamento en la ciudad y nos liberamos totalmente de aquella prisión.

Al principio sentía miedo, pues el departamento se había construido sobre un taller mecánico, y me parecía muy peligroso, además de que anteriormente una pareja se había instalado allí, pero a los dos o seis meses rompieron el contrato y se fueron rápidamente, nunca se volvió a saber de ellos. Sin embargo, con miedos y todo, debí adaptarme, pues no tenía amigos ni lugar a donde ir, era el único lugar en el cual podía estar.

Pasaron las primeras semanas, los primeros meses, y sucesos que yo creía normales sucedían día a día, pues pensaba que los sonidos provenían de la casa de los vecinos, los únicos vecinos del lugar que vale decir nunca se acercaron a hablar o saludar, pero siempre espiaban desde la ventana. Se había vuelto común oír como arrastraban de un lado a otro un sillón, me acostumbre a escuchar música y voces provenientes de los parlantes de mi PC, era común que en mi ventana los gatos se pararan observando y maullando de una manera que se parecía al habla humana, aun así más que miedo me daba risa, era divertido e impresionante.

Varios meses después los sucesos parecieron volverse más notables, mi mayor recuerdo es aquella vez que en la computadora escuchaba música en YouTube, ya habrían sido las tres y algo de la madrugada y estaba apoyada en mi escritorio durmiéndome, perdiendo poco a poco la consciencia, cuando de pronto sentí como de un golpe mi escritorio se levantó ¿Una rata, acaso fue solo mi imaginación?

Quisiera que así fuera, pero cuando ya me encontraba totalmente despierta, este le levanto de dos golpes... dos veces más. ¿Cuál fue mi reacción? Hasta a mí me sorprendió, miré a todos lados y dije "Está bien, ya me iré a la cama", los sonidos extraños y los golpes cesaron... ¿Debería considerarme loca por no haberme asustado? Aún no logro entenderlo, tal vez el hecho de ver muchos creepypastas me había vuelto inmune a casos como estos.

Demás hechos habían sucedido, como cuando el agua de la canilla salia con insectos y larvas, me encargué de ese tema, pero nadie encontró una explicación lógica, el techo del tanque de agua había desaparecido ¿Cómo? Quién sabe.

A veces sentía que los creepys y las historias de terror me estaban volviendo paranoica, pues al ducharme y cerrar los ojos, era inevitable pensar que alguien estaba delante de mí observándome, además es costumbre estirar el brazo y tomar la toalla para secarme la cara y lograr ver, más de una vez al estirarlo no la llegue a encontrar, debía caminar aún más pues parecía encontrarme en un lugar vació, era imposible, pues aquella toalla estaba frente a mí, muchas veces me obligué a abrir los ojos y sorprendente mente me encontraba parada frente a ella, pero no la había logrado alcanzar.

Mi paranoia dejó de serla cuando un día de tormenta la luz se fue, y mi madre y mi perro me dejaron sola para abrir las cortinas, me senté en el sillón y subí los pies por miedo de que algo tomara mis pies, pero fue peor: el sillón, a mi lado, se hundió como si alguien se hubiera sentado, pensé que era mi imaginación, pero el calor a mi lado y lo lento y profundo que se hundió era demasiado notable, casi suelto una lagrima, le dije "Vete" con una voz temblorosa, y el sillón volvió a la normalidad. Ese día todo comenzó.

Casi un año después, imagina esta escena: una chica de baja estatura, delgada de cabello negro y largo, ojeras negras muy grandes, una sonrisa extraña, con sus brazos y piernas llenos de cortes hechas con pedazos de espejo, pues todos los espejos de la casa terminaban rotos, tanto por mi culpa como por "arte de magia".

Cada día era lo mismo, ocultar los cortes y la ropa con sangre en el día, ver y oír lo extraño que actuaba mi televisor cuando estaba sola en casa, dejar un espacio en la cama para que Él, junto a mí, me abrace y descanse, adoraba sentir su calor, pero nunca tuve el valor de abrir los ojos y conocer su apariencia.

No sabía si lo que sucedía era real o solo mi locura, pero sentía muchas ganas de crearme heridas para acercarme más a él, cuando dormía sola y no dejaba espacios o dormía con mi madre, no dejaba de escucharse como el sillón se arrastraba de un lado a otro, y como se escuchaban sonidos desde el parlante de la pc. A él no le gustaba que lo ignorara. Pero lo peor, era que casi todo parecía suceder cuando me encontraba sola en casa, y el gran problema es que nunca nadie... me creería.

Un día conocí a un chico, el insistió mucho tiempo para estar conmigo, no faltaba día en el cual vaya a mi casa, lo más extraño es que me conoció en una convención, no recuerdo ni como descubrió donde estaba mi hogar.

Él no quería a ese chico, y si él no lo quería yo no podía aceptarlo. Aquel chico intento acercarse a mi muchas veces, y más de una vez no me resistí, había comenzado a rendirme, pero... eso no es lo que mi compañero de sueños deseaba. Entonces llegó el día, cuando estábamos solos en mi habitación con aquel chico, me acerque lentamente e hice lo que nadie imaginaría.

Tome un vidrio y comencé a cortarlo repetidamente por todo su cuerpo, no escuche sus palabras, no quería detenerme, él estaba furioso, yo me encontraba perdida en la histeria, sin embargo, en el momento en el cuál solo debía cortar su cuello, me detuve, me aleje y comencé a llorar.

Él se enfureció.

Sucedieron muchas cosas que prefiero no recordar, el chico está bien, más bien podría decir que ahora somos pareja desde hace un año y medio. Pero hubo un tiempo en el cual tuve un seguimiento policial, y fueron dos años casi en los cuales tuve asistencia psiquiátrica, medicamentos, y tiempo perdido escuchando las estupideces del "doctor".

Hoy al fin, ya dejé atrás todo esto, me encuentro en otra casa, no he vuelto a tener problemas ni nada por el estilo, me encuentro "bien", o eso creo, en realidad... Nada volvió a ser lo mismo.

Hace unos días mi madre me pidió perdón y me dijo que todo aquello que yo escuchaba ella también lo había escuchado, y entonces me dijo, en el taller mecánico debajo de la casa, del otro lado de la escalera que siempre a oscura tanto le temía, un chico de más o menos mi edad murió quemado, pero no quiso decírmelo para no asustarme.

En ese momento recordé todo, el calor que sentí cuando el sillón se hundió, el escritorio, la cama, la televisión, la ira, todo, y lo último fue cuando una mano, una sombra salió desde atrás de mí. Todo cobró sentido, o yo, o mi actual novio, o mi perro que luego de mudarse se curó mágicamente, alguno de nosotros o ellos debían morir. Pues eso es lo que Él deseaba, él quería estar con alguien, temía a la soledad, y buscaba un/a compañero/a, pero para que eso suceda, esa persona debía morir.

Tal vez suene cruel, pero, si ellos continúan caminando más allá de la muerte, tal vez les sea normal pensar que la vida no es tan importante como para quien hoy en día la estamos disfrutando.

Aún así seré sincera, tengo miedo, pues aun ni tú puedes saber si no hay alguien a tu lado o detrás de ti.

Nunca nadie te creerá.




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