viernes, 4 de octubre de 2019

Sé que estas despierto

Corrían los años 80 y el que después se convirtió en un paciente mental, que necesitó muchos años para recuperarse de ese incidente, una noche simplemente se despertó porque escuchó ruidos; tenía ocho años, era hijo único, y por supuesto, su terror no fue poco cuando escuchó sonidos raros en la habitación de su papá y su mamá.

Había un intruso en casa, ya que la bulla proveniente de aquel cuarto no era nada a lo que estuviera acostumbrado a oír, ya sea de un progenitor u otro. El niño en su cama, arropado hasta el cuello aún despierto, supuso que sus padres resolverían el problema del extraño. Él continuó callado, pero el ruido aún venía del cuarto y los golpes se hacían más fuertes.

El pequeño sentía mucho miedo y culpa por no poder hacer nada. Escuchó cómo habría la puerta de la recámara de sus padres. Oyó que alguien pesado, arrastrando algo, pasó por el pasillo, regresó y arrastró algo de nuevo. Cada vez se escuchaba más intimidante y más cerca de su habitación.

Tenía más miedo del que podía soportar. Notó que el sujeto había arrastrado dos cosas pesadas a la puerta de su cuarto. Tenía ganas de llorar. Aguantaba la respiración. Sabía que algo malo le pasaría a su familia, pero no quería que lo escucharan. Se hizo el dormido. Cerró los ojos y se quedó callado. 

La puerta se abría. El niño no abría los ojos para nada. La luz de la luna alumbraba el cuarto. Las manos le temblaban, los pies le temblaban; quería llorar; pero aguantaba, se hizo el dormido.

El extraño arrastró el cuerpo del papá y la mamá al cuarto del infante, salió un momento y volvió con dos sillas, puso una cerca de la cara del niño y otra más lejos. El pequeño seguía fingiendo dormir. Él sentó a los cadáveres en las sillas, tomó un cuchillo y abrió una herida en el cuerpo del padre y después inició a tocar la pared largamente, se escuchaba un sonido que recorría la pared de lado a lado.

El niño lloró y lloró, el sujeto se había ido. La policía llegó en la mañana y todo era un caos. El infante había conseguido levantarse de la cama. Evitó ver el cuerpo de sus padres. La luz del sol entró por la ventana y el horror invadió el joven corazón del pequeño cuando, al ver lo que ahí había, leyó en la pared, escrito con sangre: "Sé que estás despierto"...




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