Mostrando entradas con la etiqueta Fandom. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Fandom. Mostrar todas las entradas

sábado, 29 de junio de 2019

Sally Juega conmmigo

El verano era bastante bueno ese año. El sol como siempre, calentaba la piel; las ligeras brisas que recorrían el barrio y apaciguaban el calor y el frío, por lo que el clima era perfecto. Un verano que Sally jamás olvidará. Sally era una niña de 8 años, cabello largo y rizado de ojos verde claro. Era una niña muy educada, alegre y obediente. Sus padres la adoraban, no podían pedir más de ella. Sally reía mientras jugaba con sus amigos afuera de su casa, jugaban a la rayuela, a las muñecas y las etiquetas. Su madre la miraba desde adentro, limpiándose las manos con su delantal, gritándole:

¡Sally,cariño! ¡Es hora de que comas tu almuerzo!

Sally levantó la vista de su juego sonriéndole, Está bien mamá, sentándose en la mesa muy emocionada.

Su madre le colocó un sándwich de mantequilla, unos bastones de zanahoria, un apio al lado y un zumo de naranja. 

Gracias, mami.

De nada, cariño.

La niña empezó a comer, mientras su madre se sentaba a su lado sonriéndole:

¿Adivina qué...? Tu tío Jonas viene de visita.

Ella le sonrió con las comisuras de la boca llenas de comida.

Mmm... ¿Tío Jonas?, repitió con su boca llena mientras la madre se reía de ella asintiendo con la cabeza.

¡Ajam! Él viene a ayudar a tu padre con un trabajo y también a cuidarte, tal vez podamos ir a la feria juntos.

Sally masticaba rápido lo que quedaba en su plato.

¿Sara y Jennie también?

La madre levantó la vista pensativa:

Depende de lo que digan sus padres, si pueden, sí.

La niña sonrió y saltó de su asiento nuevamente. Este verano lo pasaría genial. En el transcurso de los días el tío Jonas llegó a la casa de su hermana. Salió de su coche estirando su cabeza y dando un suspiro de cansancio.

¡Tío Jonas!, gritó llamando su atención y corrió hacia sus brazos, quien le respondió:

¡Hey, Sally! ¿Cómo estás?, levantándola y abrazándola apropiadamente; la niña sonrió e intercambió miradas con sus amigas.

Estaba jugando con Sara y Jennifer, ¡mamá esta adentro, vamos a decirle que llegaste!

La baja y caminan hacia la casa, llamando desde afuera a la madre.

¡Hey, Marie! ¡Ya llegué!, mientras Sally iba hacia dentro.

¡Mamá! ¡Ya está aquí!

La madre salió de la casa corriendo de la cocina y sonrió al ver a Jonas.

Jonas, ¿has llegado bien?

El hombre puso la niña en el suelo y le dio una palmadita, y abrazó a la mujer.

Por supuesto que sí. ¿Por qué si no iba a venir aquí sano y salvo?

Se echó a reír, y caminó hacia la cocina con la mujer. Luego Sally corrió hacia la puerta, gritando que volvería a jugar.

¡Asegúrate de entrar antes de que oscurezca!

¡Sí, señora!

Y la niña se fue.


A la hora de la cena, el padre de Sally llegó a casa, feliz de ver a su hermano en su casa. Caminando con su hija, se acercó a Jonas con un apretón de manos y un abrazo.

Encantado de verte hombre, ¿Cómo estás?, le preguntó cruzando los brazos, mirando a su esposa poner la mesa. Jonas se encogió de hombros, jugueteando con sus pulgares. 

Me separe de Karen.

Oh, eso es terrible, lo siento... Jonas meneó la cabeza con una sonrisa.

No, está bien. Estoy contento, me puedo mover libremente sin tener a alguien constantemente queriendo saber dónde estoy y lo que hago.

Los dos hombres rieron juntos, sentándose en la mesa para comer.

Mmm, Marie, esto sabe maravilloso.

Gracias, me alegro de que te guste.

Mmm, ¡está delicioso mamá!

Los adultos sonrieron y se rieron del cumplido de la niña. Los platos se empezaron a vaciar, y Sally empezó a bostezar una y otra vez, frotándose los ojos con sus manos. Su madre sonrió y le frotó suavemente la espalda.

Parece que alguien está cansada, ¡hora de ir a dormir!

Sally asintió y saltó de su asiento, recogiendo su plato y llevándolo al fregadero. Su madre se levantó para llevarla a la cama, pero Jonas la detuvo jalándola del brazo.

Yo la llevo, dijo sonriendo.

Muy bien, gracias John.

El hombre asintió con la cabeza, mirando a la mujer y llevó a la joven a su habitación. John sonrió y cerró la puerta detrás de él, mirando el pequeño desorden de la niña.

¿Necesitas ayuda?, le preguntó, mirando a la niña, la cual también lo mira asintiendo.

Está bien, vamos a ver lo que tienes.

El hombre comenzó a buscar entre sus pijamas.

¿Tienes alguno de fresas? Apuesto a que vas a oler igual que ellas en tus sueños.

Él tomó la camisa y se la mostró, inhalándolo un poco. Sally rió y negó con la cabeza para indicar que no quería llevar su pijama de fresas. Jonas asintió con la cabeza, puso la camisa de nuevo en su sitio y sacó una camisa con un unicornio.

¿Qué tal este? Apuesto a que vas a montar en unicornio, señorita.

Una vez que la niña se rió y negó con la cabeza. El hombre soltó un pequeño gruñido antes de colocarlo de nuevo. Luego sacó un camisón blanco. 

¿Qué tal esto? Te convertirás en una princesa.

Los ojos de Sally se encendieron y dio una palmada con entusiasmo y asintió. Colocó el vestido en la cama, él se acercó a ella y comenzó a desabrocharle la camisa.

Puedo vestirme sola, tío, dijo con una sonrisa, mirando hacia abajo. El hombre sonrió y asintió con la cabeza, sin dejar el trabajo a medias.

Apuesto a que puedes, pero estás cansada, y ¿por qué no te puedo ayudar?, le preguntó, mirando a Sally cabecear un par de veces.

Una vez consiguió desabrochar la camisa, él se la deslizó por sus hombros y le dio un codazo en la panza, haciéndola reír.

Él sonrió y cogió el borde de sus pantalones cortos y tiró hacia abajo. Finalmente, el hombre agarró su camisón y empujó la apertura por encima de su cabeza, asegurándose de que sus brazos podían pasar por las mangas.

¡Ya está!, dijo alegremente, mirando la sonrisa de la niña de nuevo, riendo mientras llegaba a la parte superior de la cama.

Jonas se levantó y recogió su ropa, la puerta se abrió y entró la madre de Sally

¿Estás lista para dormir?, dijo. Jonas se levantó y corrió hacia el otro lado de la cama.

La voy a recostar, ¿te parece bien?

Marie lo miró y sonrió moviendo la cabeza.

Claro que sí.

Miró a su hija, se inclinó y la besó en la frente.

Buenas noches, mi amor.

Buenas noches mamá, dijo la niña dándose un masaje suave con el dedo pulgar en la frente. La mujer tomó la ropa y Jonas la hizo salir de la habitación.

Jonas le sonrió a la madre y se acercó al interruptor de la luz, apagándolo; luego cerró cuidadosamente la puerta de la habitación con llave y miró por encima del hombro a Sally. Jonas tenía una sonrisa escalofriantemente retorcida.

Al paso de los días, Marie observó que Sally no actuaba con normalidad: ella no sonreía tan brillante como antes, no mostraba alegría ni hablaba con la misma cantidad de felicidad. Marie tomó la mano de la niña, antes de que esta se fuese a jugar con sus amigos, y se la llevó a un lado.

Sally miró a su madre con una mirada confusa.

Cariño, ¿te sientes bien?, preguntó, arrodillándose para estar a la altura de su hija. Sally miró distraídamente, y poco a poco comenzó a llorar.

Su madre abrió los ojos, confundida.

¿Sally?

M-mamá... Yo... Yo no quería t-to..., alcanzó a decir la niña con ataque de hipo.

¿No querías hacer qué, amor?

Yo no quería jugar... Yo no quería jugar su juego...

Sally miró a su madre y la abrazó con fuerza.

Él m-me tocó... Y me hizo toc-carlo.

Marie frunció el ceño y comenzó a acariciarle suavemente el cabello, consolándola.

Shhh, no pasa nada, mamá está aquí ahora, fue una pesadilla, eso es todo. Todo está bien ahora, ¿de acuerdo? No te preocupes por eso.

Miró a Sally, que estaba a punto de llorar, y sonrió.

B-bien mamá...

Su madre sonrió y la besó en la frente. 

Ahora ve a lavarte, no querrás ir a jugar con la cara sucia.

Sally soltó una risita y salió corriendo al baño a lavarse la cara. Más tarde ese día, Jonas y su hermano regresaron a la casa a continuar el trabajo. Frank suspiró, sonriendo cuando vio a Sally.

El padre le devolvió el saludo, cerró la puerta del coche y caminó hasta la casa. Jonas miró a Sally sonriéndole, saludando a la niña. Su sonrisa se fue marchitando lentamente, mostrando menos felicidad en ella, pero le devolvió el saludo también. Jonas también entró en la casa, y se detuvo cuando escuchó la conversación entre su hermano y su esposa.

Sally, ¿qué? Preguntó Frank.

Ella tuvo una pesadilla, una muy mala y me dijo: "Él me tocó".

Bueno, ¿quién diablos es "Él"?

No lo sé, Frank... Solo fue una pesadilla, quería informarte de lo que ha estado pasando con ella y por qué está actuando diferente.

Jonas frunció el ceño con ira, con los nudillos volviéndose blancos, después se calmó rápidamente, puso una sonrisa, y entró en la habitación.

Vaya... ¿Interrumpí algo?, les preguntó, mirando a la pareja sacudiendo sus cabezas. Jonas sonrió de nuevo, señaló al coche.

Voy a ir a la tienda, ¿necesitas algo, Marie?

La mujer sonrió y miró hacia la cocina.

Sí, en realidad. ¿Me puedes conseguir algunos huevos, leche, pan y zumo?

Jonas asintió con la cabeza, a punto de salir hasta que se detuvo.

Sally quería venir también, solo quería informarte.

Marie sonrió, Gracias, John.

Él asintió de nuevo y se dirigió fuera de la casa con las llaves en mano, mirando a Sally con sus amigos.

Sally.

Ella levantó la vista hacia él y lo miró fijamente.

¡Vamos a comprar!

John se dirigió hacia el coche, haciendo un gesto a la chica para que lo siguiera. Sally se sentó allí por un momento, luego puso sus muñecas sobre la hierba.

Voy a dar una vuelta, por favor, cuiden a Mazapán y Lily.

Jennie y Sarah sonrieron y asintieron con la cabeza. Sally se dirigió de mala gana al coche y subió al asiento de pasajeros.

¿Sabe mamá que iré contigo, tío?, preguntó ella. Jonas asintió con la cabeza y puso las llaves en el encendido, arrancándolo y salió de la calzada.

Sí, ella quiere que compremos cosas para la comida, tal vez pueda conseguir algo.

Él sonrió mirando a la niña. Sally sonrió nerviosamente y miró hacia delante, observando el paisaje. Tan pronto como llegaron a la carretera que va a la tienda, Sally se dio cuenta de que no se detuvo al estar enfrente de la tienda. Ella frunció el ceño confundida, y alzó la vista hacia él.

Tío Jonas, te acabas de pasar la tienda... Dijo apuntando en la dirección a la tienda de alimentos integrales.

Pero él no habló, solo siguió conduciendo, con una sonrisa muy leve en su cara. La niña se sentó y miró por encima del asiento trasero, mirando a la tienda poco a poco cada vez más pequeña hasta que se perdió de vista. Al darse cuenta de que no iban al supermercado, la niña vio que el tío aparcó en un parque que había cerca de la ciudad, pero nadie salía al parque los domingos.

Sally se puso nerviosa, su respiración se aceleró, mirando al hombre con ojos muy abiertos. Jonas apagó el motor, mirándola, la ira se mostraba en su rostro.

Te dije que no le digieras nada a mamá, ¿no?, Le preguntó, mirando a la niña negando desesperadamente con la cabeza.

No estás jugando el juego correctamente, Sally.

El hombre se acercó y sacó a la niña del auto.

Dijiste que jugarías conmigo Sally, me mentiste.

Abrió la puerta del coche a su lado, saliendo junto con ella y la empujó al suelo.

Uno tiene que ser castigado por romper las reglas, dijo desabrochándose el cinturón.

Una pareja encontró el cuerpo de una niña de 8 años en el parque de la comunidad a las 9 p. m. Era Williams Sally.

Podría haber jurado que cerré la puerta antes de meterme en la cama, supongo que se me olvidó...

El adolescente caminó por la habitación y cerró la puerta. Antes de que pudiera acostarse de nuevo y tan pronto como se cubrió, las piernas se le congelaron al oír el leve sonido de un llanto, sonaba como un niño.

Se levantó poco a poco de la cama una vez más, se dirigió a la puerta y la abrió. El llanto parecía ser más fuerte fuera de su habitación. Miró hacia abajo en la oscuridad y se arrastró por el pasillo, siguiendo el sonido de los gemidos. Una vez llegando al final del todo, se quedó sin aliento. Sentada en el suelo, delante de la ventana iluminada por la luna, era una niña, encorvada, llorando.

Tragó saliva y tomó la palabra.

Quién... ¿Quién eres? ¿Cómo te metiste en mi casa?, le preguntó a la niña.

De pronto, el llanto se detuvo; la niña movió lentamente sus temblorosas manos lejos de su cara y miró detrás de ella, retorciéndose ligeramente. La sangre sustituyó sus lágrimas, manchando sus manos.

Ella estaba impregnada de sangre, el pelo a un lado de su cabeza, el goteo de sangre de la herida en su rostro y su ropa sucia. A través de los brillantes ojos verdes parecía que se veía su alma.

Esta es mi casa..., Habló con voz ronca, sonando como si estuviera luchando para hablar.

El cuerpo de la chica hizo una mueca y se movió extrañamente hacia el adolescente. Sus pies estaban sucios, como si hubiera estado corriendo por el barro, llena de raspaduras por las rodillas y piernas; y el final de su vestido estaba roto y estropajoso.

Sally: era el nombre cosido en la parte delantera.

¿Quieres jugar?, sonrió, con los dientes manchados de sangre mientras hablaba, Juega conmigo...






Calificación: 


Jane the Killer

Jane Arkensaw era una chica muy hermosa, tenía la piel blanca y hermosos ojos verdes. Se llevaba bien con sus padres y tenía buenos amigos en el colegio, nada fuera de lo ordinario, hasta que Jeffrey Woods se mudó junto a su casa...



Hacía algunas semanas una familia se había mudado a la casa de al lado, tenían dos hijos de mi edad, sólo había conversado con ellos un par de veces, pero solía ver a menudo a Jeff desde mi ventana. 
Un día se me hizo tarde para llegar a la escuela y mientras corría vi a Randy y su pandilla amenazando a Jeff y a su hermano Liu, sabía perfectamente que Randy era un matón que hacía pagar a todo el mundo una pequeña comisión de dinero en efectivo o el bocadillo del desayuno, a cambio de que no se ganaran una paliza... Unos segundos más tarde y vi como le robaban la cartera a Liu, y empujaban a Jeff contra el suelo, entonces él se levantó. “¡Quédate sentada, no seas estúpida!”. Entonces el chico se abalanzó contra Randy, luego cogió a Troy, quien terminó en el suelo gritando de dolor, me preocupé al ver esa pelea ya que parecía que Jeff se estaba divirtiendo demasiado, y por la cara de su hermano, parecía que esto no era habitual. Lo siguiente que se oyó fue el sonido de las sirenas de la policía... era la patrulla de mi padre.

Mis padres me advirtieron que no querían que me relacionara con nuestro vecino, así que no vi nuevamente hasta que terminó el día. Cuando lo salió de allí, tenía una expresión difícil de descifrar "era como la sonrisa de un loco" pensé.
A la mañana siguiente vi una patrulla en la casa de al lado, me quede viendo que ocurría y en unos minutos vi salir a Liu esposado mientras su hermano lloraba y gritaba para que no se lo lleven. Luego de eso, el vecindario no paraba de esparcir rumores sobre el joven detenido.

Días después, otro vecino, celebró su fiesta de cumpleaños, ví a Jeff jugando a los vaquero con los niños, hasta que aparecieron Randy y sus amigos, saltaron el cerco y el líder se abalanzó sobre el hermano de Liu, derribándolo. Luego la pandilla saco unas pistolas, pero éstas lucían reales... Llamé inmediatamente a la policía, pero en ese momento oí disparos, corrí a toda velocidad a socorrer a Jeff pero cuando llegué al lugar las llamas y los gritos me impidieron avanzar, tomé un extintor y me abrí paso entre las llamas, pero cuando llegue él ya estaba ardiendo en llamas. Me desmayé.


Desperté en el hospital, la enfermera me dijo que estaba de alta y mientras recogía mis cosas le pregunté cómo se encontraba mi vecino, entonces le dijo la enfermera que ya se podía ir a su casa, pero Jane quiso preguntar cómo se encontraba Jeff,  enfermera contestó que no podía recibir visitas aunque se tratara de su novia. “¡Él no es mi novio!” 
Al salir del cuarto los padres de Jeff estaban afuera para agradecerme por intentar salvar a su hijo, me contaron que él estaba bien y que me avisarían cuando pudiera quitarse las vendas. Les dije todo lo que había visto, sobre esta pelea y la anterior, los señores Woods parecían muy contentos, dijeron que si eso era cierto dentro de unos días soltarían a Liu.

El rumor de que era la novia del chico más peligroso del colegio corrió muy rápido, nuestros compañeros comenzaron a meterse conmigo sólo porque creían que estaba enamorada de Jeff. Un día apareció Liu y me avisó que al día siguiente le quitarían las vendas a su hermano. A la mañana siguiente me llené de emoción al ver llegar el automóvil de los Woods, pero al ver salir a Jeff un escalofrío recorrió mi cuerpo... su cabello castaño era ahora de color negro, su piel era blanca y con la misma sonrisa sádica, que tenía el mismo día que se peleó con Randy.
Podría jurar que él me estaba mirando fijamente con esos ojos tan abiertos y aterradores. Todo se puso borroso, me desmaye. 

Al despertar ya era de noche y mis padres no estaban en casa, me vestí y baje las escaleras, la luz de la cocina estaba encendida y sobre la mesa había una nota que decía: “¿No vienes a cenar? Tus amigos están aquí". 

Después de leer esto comencé a temblar, miré discretamente hacia la casa de los Woods, las luces estaban encendidas. Entonces lo vi apoyado en la ventana de su casa, me sonrió mientras golpeaba la ventana con una mano, mientras que en la otra sostenía un ensangrentado cuchillo. Tomé uno también y corrí hacia su puerta a ayudar, forcé un poco la cerradura, pero cuando ésta se abrió escuche una voz que decía: "¡Lo has conseguido, me alegro amiga mía!" . Grité al ver sus grandes ojos sin parpados, su roja sonrisa y pálida piel... Su ropa estaba cubierta de sangre. Me sentí desvanecer nuevamente.

Cuando desperté, estaba sentada en el comedor y también estaban mis padres, los padres de jeff y algunos amigos... Todos estaban... Muertos... Todos tenían una sonrisa tallada en sus caras y las marcas de entrada y salida de un gran cuchillo, vi además lágrimas de sangre en sus ojos.
Traté de gritar, pero me dí cuenta de que estaba amordazada y atada a mi silla. “Mira quien ha despertado finalmente”, Jeff estaba allí, detrás suyo, acercándole un cuchillo a la garganta y le dijo: “Cállate, cállate, que a los amigos no se les debe chillar, seguro que estás enfadada porque no te ves tan bella como ellos, pero no te preocupes que pronto haré que luzcas bella también. ¿Qué me dices?”, cortó la mordaza con el cuchillo. "Vete a la mierda" le susurre. 
“Me pareces más divertida de lo que pensaba, los amigos se hacen favores entre ellos, ¿no?, bueno pues te voy a hacer un favor.”,no pude evitar llorar al ver a mis padres muertos frente a mí, hasta que Jeff regresó, “No llores”, dijo y noté que sostenía una jarra de lejía y un bidón de gasolina. El me vertió la lejía y la gasolina encima, “Tranquila ya he llamado a los bomberos”, dijo mientras encendió fuego que tan pronto entró en contacto la gasolina, ardió en inmensas llamas y Jeff se largó diciendo: “¡Nos vemos mi querida amiga! Espero que quedes tan hermosa como yo".

Desperté nuevamente en el hospital y la cabeza me daba tumbos, luego vino una enfermera diciendo que lo sentía pero su familia había muerto en el incendio, comencé a llorar, quería que todo fuera un mal sueño... La enfermera me pidió que no llorara o luego no podría respirar, estaba tan cansada que solo quería dormir. Al volver a despertar, note que las vendas ya no estaban y la enfermera entro al cuarto a explicarme que me inducieron un coma por 2 semanas para que pudiera soportar el dolor y recuperarme, “Dame un espejo”, le pedí, pero al verme solo pude tirar el espejo al suelo de el horror que me produjo mi quemado rostro. Un paquete en mi regazo me sacó de mis pensamientos, era de el mismo remitente que las flores.

La caja contenía una máscara blanca con el borde de los ojos de color negro y una femenina sonrisa negra con un encaje que podía cubrirme los ojos, también había una hermosa peluca negra con rizos, un cuchillo y un ramo de rosas negras junto a una nota: "Jane siento que no hallas quedado tan hermosa, pero ésto te servirá para taparte el rostro mientras te recuperas, y te dejaste el cuchillo en mi casa, así que pensé en devolvértelo". Luego de leer esa nota me puse la máscara, la peluca y fui por ultima vez a ver a mis padres, lloré, y tomé mi cuchillo con todas mis fuerzas.



Cada vez que el sol se pone, voy en busca de Jeff para encontrarlo y matarlo… 

La imagen que ronda de Jane dice lo contrario a la de Jeff, "No te vayas a dormir", para así evitar que Jeff consiga hacerles lo mismo a más víctimas inocentes.


Calificación: 


El origen de Ticci Toby

El largo camino a casa parecía seguir y seguir. La carretera se extendía delante del vehículo, infinita. Los rayos de luz que atravesaban las copas de los árboles daban en la ventanilla, lastimando sus ojos.

El entorno estaba lleno de profundos árboles verdes que formaban un bosque alrededor de la carretera. El único sonido era el ronroneo del motor de los coches. Era un día tranquilo. Aunque el viaje parecía agradable, estaba muy lejos de serlo.

La conductora, una mujer de mediana edad, vestía una camiseta de cuello en V y un par de pantalones vaqueros. Adornaba sus orejas con pendientes de diamantes, que soltaban destellos de vez en cuando. Tenía los ojos de un tono verde oscuro, cuyo color resaltaba gracias a su camiseta y a la iluminación. Ella sería como cualquier madre de mediana edad de no ser por sus profundas ojeras color berenjena. La expresión de Connie Rogers era sombría y triste, a pesar de que sus líneas de expresión sugerían que sonreía a menudo.

De vez en cuando miraba hacia atrás en el espejo retrovisor para poder ver a su hijo en el asiento trasero, que estaba encorvado parcialmente, tenía sus brazos apretados alrededor de su pecho y su cabeza presionada contra la ventana fría. El muchacho carecía de apariencia normal, cualquiera podría ver que algo andaba mal con él. Su cabello castaño desordenado estaba en todas las direcciones, y su piel pálida, resaltaba por la iluminación. Tenía ojos oscuros, a diferencia de su madre, el llevaba una camiseta y pantalones blancos que habían sido puestos a su disposición por el hospital. La ropa que había usado antes, manchada por lo destrozado y la sangre, no se podía usar más. El lado derecho de su cara dejaba al descubierto unos cortes a lo largo de la ceja. Su brazo derecho estaba vendado desde la muñeca hasta el hombro, que había sido destrozado cuando había golpeado el cristal roto.

Sus heridas parecían ser dolorosas, cuando en realidad él no podía sentir nada en absoluto. Eso fue sólo una de las glorias acerca de ser él. Uno de los muchos desafíos que tuvo que enfrentar creciendo; crecía con una rara enfermedad que le llevó a ser completamente insensible hacia el dolor. Nunca antes en su vida llegó a sentirse herido. Podría haber perdido el brazo y aun así, no sentía nada. Este y otro trastorno del que se había enfrentado, fue al que gracias a él, le pusieron muchos apodos insultantes en el poco tiempo que asistió a la escuela primaria, antes de ser trasladado a la educación en el hogar, era el Síndrome de Tourette, lo que le causaba tics de una manera que no podía controlar. Él movía su cuello y temblaba incontrolablemente de vez en cuando. Los niños se burlaban de él y le llamaban Ticci Toby, riendo a carcajadas.

Él se puso tan mal que decidieron educarlo en su hogar, ya que era muy difícil para él estar en un ambiente de aprendizaje común con niños normales. Toby se quedó mirando por la ventana, su rostro estaba vacío de toda emoción, y cada pocos minutos sus hombros, el brazo o el pie le temblaban.

Cada golpe que el coche daba, le revolvía el estómago. El nombre de este muchacho era Toby Rogers. Y la última vez que Toby recordó que montaba un coche, fue cuando se estrelló. Eso es todo en lo que él pensaba; Inconscientemente reproducía todo de lo que se había acordado antes de desmayarse, una y otra vez. Toby había sido el afortunado, mientras su hermana no había tenido tanta suerte. Oh, cuando llegó el pensamiento de su hermana mayor, no pudo evitar que unas lágrimas salieran de sus ojos, los horribles recuerdos se reproducían en su mente. Su hermana gritando, cuando se hizo una cortada, la parte delantera del coche rompiéndose. Todo se quedó en blanco por un momento. Después Toby abrió los ojos para ver el cuerpo de su hermana, con la frente perforada con fragmentos de vidrio, las caderas y las piernas rotas, las cuales estaban aplastadas bajo el volante, su torso empujado por la bolsa de aire inflada tarde. Esto era lo último que había visto de su querida hermana mayor. El camino a casa continuó durante lo que pareció una eternidad.

Después de pocas horas, al fin habían llegado a casa. Era un barrio antiguo, con casitas pintorescas cada una junto a la otra. El coche pasó por delante de una pequeña casa azul, con cristales blancos. Ambos se dieron cuenta rápidamente del viejo vehículo que estaba estacionado frente a la casa, y la figura familiar que se destacó en el camino de entrada.


Toby sintió que su cuerpo era consumido por la rabia y la frustración al ver... A su padre. ¿Padre? Él nunca fue su padre, él solo fue su progenitor, y si alguna vez fue su padre, nunca estuvo ahí con él, apoyándolo. Su madre estacionó el coche en el camino de entrada antes de apagar el motor y se preparó para salir y enfrentarse a su marido.

—¿Por qué está aquí? —Dijo Toby en voz baja mientras miraba a su madre que abría la puerta del coche.

—Él es tu padre, Toby, él está aquí porque quiere verte. —Su madre respondió con una voz monótona, tratando de parecer menos inestable.

—Sin embargo, él no pudo haber conducido hasta el hospital a ver a Lyra antes de morir —Dijo Toby, mientras entrecerraba los ojos por la ventana.

—Estaba borracho, no podía conducir.

—Sí, y no se acordó de su hija después—, Toby abrió la puerta antes que su madre y se tambaleó al salir a la calzada donde se encontró con la mirada de su padre, antes de mirar a sus pies con una expresión severa.

Su madre salió detrás de él, luego, la miró a los ojos antes de caminar alrededor del coche. Su padre abrió los brazos, esperando un abrazo de su esposa, pero ella se acercó a él pasó, y le pasó el brazo por los hombros a Toby y le influyó para comenzar a caminar en el interior. Su esposo comenzó a decir con una voz ronca:

—¿Qué hay de un abrazo de bienvenida a casa?, ¿eh? —La mujer hizo caso omiso a las desagradables palabras de su marido, y caminando, pasó con su hijo bajo el brazo de su esposo.

—Hey, él tiene 16 años, puede caminar por sí mismo —dijo su padre y empezó a seguirlos.

—Tiene 17 años —Connie fulminó con la mirada antes de abrir la puerta de la casa y entrar dentro—. Toby, ¿por qué no te vas a tu habitación para que descanses bien? Voy a buscarte cuando la cena está lista.

—No, tengo 16 años, puedo caminar por mí mismo —dijo Toby con sarcasmo, le devolvió a su padre la mirada y se fue a su habitación, donde cerró la puerta violentamente.

En su pequeña habitación no había mucho. Sólo una pequeña cama, un armario, una ventana, y sus muros, que estaban adornados con fotos enmarcadas de su familia. Bueno, en la época en que era una familia. Antes de que su padre se convirtiera en un alcohólico, y actuara con violencia hacia el resto de su familia. Toby recordó cuando su padre estaba discutiendo con su madre, la agarró por el pelo y la tiró al suelo, y cuando Lyra trató de levantar a su madre, el borracho la empujó y ella se golpeó la espalda en la esquina de la cocina. Toby no podía perdonarlo por lo que le hizo a su madre y hermana, a Toby nunca le importó lo mucho que su padre lo golpeara, después de todo él no podía sentir, lo que le molestó y lastimó fue cómo él intencionalmente dañó a las únicas dos personas que le importaban, además, cuando estaba en el hospital, donde su hermana respiró por última vez, la única persona que no tenía prisa ni dolor era su padre.

Toby estaba junto a la ventana y miró hacia la calle. Podría haber jurado que vio algo en el rabillo del ojo, pero rápidamente le echó la culpa a la medicación que le habían puesto. Un momento después, cuando la cena estaba lista, su madre lo llamó. Toby bajó las escaleras rápidamente y se sentó vacilante en la mesa frente a su padre, y en medio de su madre y una silla vacía. De algún modo estaba tranquilo, ya que sus padres podían comer bien, pero él no quiso comer. 

En lugar de eso, sólo vio a su padre con una mirada vacía, miró a su madre un poco y vio hacia abajo a su alimento no consumido, el que nunca tocó. Toby se fue a su habitación con desaliento, se sentó en la cama, tiró unas mantas sobre su cabeza y se quedó mirando hacia la ventana. Estaba muy cansado, pero no había modo de que él se quedara dormido, no porque no quisiera, solo que no podía, no había mucho en que pensar. Él se había estado debatiendo consigo mismo: seguir a su madre y perdonar a su padre, o seguir guardándole rencor. Se alteró al oír la puerta abriéndose, luego se calmó al ver a su madre, esta, caminó hacia la habitación y se sentó en la cama junto a él. Ella se acercó y con una calurosa mirada le acarició la espalda.

—Sé que es difícil Toby, lo entiendo, pero te prometo que todo va a mejorar, confía en mí —dijo en voz baja.

—¿Cuándo va a irse? —dijo Toby con un tono un tanto inocente en su voz temblorosa.

—No estoy segura aún cuanto tiempo se quedará, cariño —respondió ella con tono amable.

Toby no respondió, él sólo siguió mirando hacia delante en la pared, sosteniendo su brazo dañado cerca de su pecho. Después de varios minutos de silencio, su madre suspiró, antes de que ella se inclinara para besarle la mejilla y se puso de pie para salir de la habitación.

—Buenas noches, cielo —dijo mientras cerraba la puerta.

Las horas pasaron lentamente, Toby no podía dejar de dar vueltas en su cama; cada vez que él dejaba que su imaginación asumiera el control, podía oír el chirrido de los neumáticos y los gritos de su hermana. Al recordarlo apartó unas mantas, sacó una almohada, se la puso sobre la cara y lloró en ella. Podía sentir cómo su pecho subía y bajaba mientras dejaba escapar cada temblorosa respiración mientras lloraba. Podía oír su llanto lastimero. Él habría estado gritando y llorando si no hubiera presionado la su almohada sobre su cara. Después de unos segundos se sacó la almohada de la cara y se sentó, encorvado, respiraba dificultosamente, con lágrimas en sus ojos, no podía dejar de llorar. Aunque trató de evitarlo, pero aun así no podía dejar de quejarse y gemir mientras estaba allí sentado temblando.

Aspiró un poco, se puso de pie y caminó alrededor de su cama hasta la ventana y miró hacia fuera, tratando de respirar profundamente, tratando de calmarse. Se frotó los ojos y miró hacia el grupo de altos árboles de pino en la calle. De repente se detuvo, su mirada se centró en algo que estaba de pie bajo la luz de la calle. No podía apartar la mirada de esa Cosa que se situó al lado de la luz de la calle, entonces, notó que eso tenía largos brazos y que lo miraba con ojos inexistentes. Eso no tenía rasgos; No tenía ojos, ni boca, ni nariz, sin embargo, mantenía la "mirada" hipnotizada en Toby. El zumbido en sus oídos se hizo más fuerte y más fuerte cada segundo que miraba, de repente todo se volvió negro.

A la mañana siguiente Toby se despertó en su cama. Se sentía diferente, no estaba cansado en absoluto, y cuando conscientemente se despertó, se sentía como si hubiera estado allí tendido, despierto durante horas. Ningún pensamiento le fluía a través de su mente. Se incorporó lentamente y se tambaleó hacia la pared, pero apenas se levantó, se sintió mareado automáticamente. Se tambaleó hacia la puerta y bajó las escaleras. Sus padres, estaban sentados en la mesa, su padre estaba viendo las noticias en el pequeño televisor que estaba en la sala, y su madre estaba leyendo el periódico. Ella rápidamente miró cuando sintió la presencia de Toby detrás de ella.

—Buenos días dormilón, has estado durmiendo mucho —dijo y lo saludó con una sonrisa. Toby lentamente miró el reloj y se dio cuenta de que eran las 12:40 p. m.

—Quería desayunar, pero hacía frío, me iba a despertar, pero sentí que necesitaba dormir—dijo y la expresión de la mujer pasó de feliz a preocupada, porque su hijo se resistió responder a ella.

—¿Estás bien? —Toby bruscamente tropezó y se sentó junto a su padre. Sentía como si estuviera en reposo, y no tenía control sobre sus acciones. Veía todo lo que hizo, pero no parecía registrar todo en su cerebro correctamente. Extendió la mano y sin querer tocó a su padre, pero terminó siendo abofeteado. Su padre se volvió hacia él bruscamente y empujó su silla con el pie.

—¡No me toques muchacho! —Gritó el hombre. Su madre se puso de pie enojada. 

—¡Para! ¡Esta es la última cosa que necesitamos! —Gritó con una mirada de desprecio a su esposo.

Pasaron los días, y las cosas continuaron mal. Connie pasó la mayor parte de su tiempo limpiando la casa, y su desagradable marido pasó la mayor parte de su tiempo desordenando a su alrededor. Era lo que solía ser antes del accidente. Toby nunca salió de su habitación. Se sentaba junto a su cama, y temblaba. Su mente se preguntaba, pero sus pensamientos lo contradecían. Se paseaba alrededor de su pequeña habitación como un animal enjaulado, o miraba por la ventana. Continuó el ciclo insalubre. Connie siguió siendo empujada por su marido, era demasiado sumisa a él, y Toby se quedó en su habitación. Antes de que pudiera pensar dos veces, empezaba a masticar sus manos, rasgando la carne de sus dedos. Él roía sus manos hasta que sangraran. Cuando su madre lo vio ella reaccionó horriblemente. Corrió escaleras abajo y agarró una venda, envolviendo sus manos en ella. Le prometió que no iba a dejarlo solo desde entonces.

Él se aisló tanto que llegó a odiar estar en contacto con otros. Su memoria decreció también. Empezó con faltas de memoria de minutos, horas, días, y así sucesivamente. Comenzaba diciendo tonterías, de cosas que no tienen relación a las conversaciones que tenía. Veía tiburones en su fregadero mientras lavaba los platos, oía gritos en su cabecera y veía fantasmas fuera de la ventana del dormitorio. Todas estas tonterías lo llevaron al psiquiatra. Su madre se preocupó demasiado por su salud mental, ella decidió que sería bueno para él para hablar con un profesional acerca de lo que estaba sintiendo.

Connie y Toby entraron en el edificio, sosteniendo su mano y guiándolo. Ella lo acompañó hasta la recepción y comenzó a hablar con la señora que estaba sentada detrás de él.

—¿Mrs. Rogers? —Preguntó la señora.

—Soy yo —Connie asintió—. Estamos aquí para ver a la doctora Oliver, estoy aquí con Toby Rogers. 

—Sí, por aquí —Respondió la señora.

La señora se puso de pie y se dirigió con ellos hacia abajo, donde había un largo pasillo. Toby miró la obra de arte enmarcada por los pasillos en sintonía con el sonido de los tacones de la señora en el piso de madera dura. Ella abrió la puerta a una habitación con una mesa y dos sillas.

—Quédense aquí, voy a buscar a la doctora, volveré pronto —ella sonrió y abrió la puerta.

Toby tropezó en la habitación y se sentó al lado de la mesa. Miró a su madre y la señora antes de cerrar la puerta lentamente detrás de ellos. Toby miró alrededor de la habitación e intentó quitarse el vendaje de sus manos, pero fue interrumpido cuando la puerta se abrió y una mujer joven con un vestido blanco con manchas negras y el pelo rubio claro intervino, sosteniendo una libreta y un bolígrafo.

—¿Toby? —Preguntó con una sonrisa. Toby la miró y asintió con la cabeza.

—Encantada de conocerte Toby, mi nombre es Olivia.

Ella puso su mano para que la saludara, pero vacilante la apartó cuando notó sus manos vendadas.

—Oh —sonrió nerviosamente antes de aclararse la garganta y sentarse en la silla a la mesa frente a él—. Voy a hacerte algunas preguntas, trata de responderlas lo más honestamente posible, ¿de acuerdo? —Toby asintió lentamente y puso sus manos en su regazo—. ¿Cuántos años tienes Toby?

—Diecisiete —respondió en voz baja. Ella comenzó a escribir en la libreta.

—¿Cual es tu nombre completo?

—Toby Erin Rogers.

—¿Cuando es tu cumpleaños?

—El 28 de abril.

—¿Quiénes son parte de su familia?

Toby se detuvo por un minuto antes de contestar la pregunta.

—Mi mamá, mi papá, y... —se detuvo un momento—, mi hermana. —Escuché lo de tu hermana, querido... Lo siento mucho —su expresión se desvaneció en una mirada triste, llena de compasión. Toby asintió con la cabeza—. ¿Recuerdas algo del accidente Toby?

Toby apartó la mirada de ella. Su mente se quedó en blanco por un momento. Bajó la mirada hacia su regazo, y en los alrededores, oyó un zumbido tenue. Sus ojos se agrandaron y se congelaron en su lugar.

—¿Toby? —Preguntó la doctora— Toby, ¿me estás escuchando? Toby sintió un escalofrío por la espalda hasta que se congeló de nuevo y lentamente miró a la pequeña ventana. Se quedó mirando, los ojos como platos, el sonido cada vez más fuerte hasta que de pronto la voz fuerte del consejero rompió su trance.

—¡Toby! —Ella gritó.

Toby saltó y cayó de lado de la silla y una copia de seguridad en la esquina. La doctora Olivia sujetó fuerte su libreta. Había una mirada de sorpresa en sus ojos. Toby la miró a los ojos, su respiración era rápida.

Esa noche Toby se sentó en la cama. Sus ojos estaban aturdidos mientras miraba hacia el techo. Podía sentir que empezaba a quedarse dormido, cuando escuchó la dispersión de los pasos hacia abajo su pasillo. Se sentó y miró hacia la puerta, la puerta de par en par. No había luz, todo estaba iluminado por el resplandor azul luminiscente de la luna por la ventana, dejando una luz fría. Se puso de pie y lentamente se dirigió hacia la puerta, cuando de repente la puerta, que antes estaba abierta, se estrelló en su cara y él cayó. Cuando cayó al suelo, empezó a respirar pesadamente, con los ojos bien abiertos. Esperó unos segundos antes de volver a estar arriba en pie. Él extendió la mano y agarró el pomo de la puerta fría con la mano vendada. Miró hacia el pasillo oscuro y salió de puntillas de la habitación.

La ventana al final del pasillo iluminó la oscuridad con la luz de la luna, él caminó hacia abajo. Podía oír los pasos a su alrededor y una risa leve, sonaba como que un niño había quedado delante de él, riendo y corriendo. El pasillo era mucho más largo que lo que se había acordado. Parecía interminable... como el viaje a casa desde el hospital. Oyó un crujido la puerta delante de él.

—¡Mamá! —Gritó con voz temblorosa.

De repente la puerta se cerró de golpe a sus espaldas. Detrás de él se escuchó un largo y espeluznante gemido. Se dio la vuelta tan rápido como pudo, quedando cara a cara con nada más que su hermana muerta. Los ojos de Lyra eran de un blanco opaco y su piel tenía la palidez característica de la muerte. El lado derecho de su mandíbula colgaba, sostenido por un frágil hilo de tejido y músculo. Un cristal sobresalía de su frente y la espesa sangre goteaba por su cara. Su pelo rubio estaba amarrado en una cola de caballo como siempre, vestía una camiseta gris y pantalones cortos de atleta sucios y manchados de sangre. Sus piernas se doblaban en formas en las que no deberían estar. Se veía igual como cuando había sucedido el accidente.

La chica se puso de pie, a sólo unos centímetros de la cara de Toby, que gritó y cayó hacia atrás. Él empezó a gatear hacia atrás, lejos de ella, sin ser capaz de apartar la mirada de sus ojos muertos. Se arrastró hacia atrás. Se detuvo por un segundo. Reinaba un tenso silencio, sólo roto por su llanto. Poco a poco alzó la mirada para encontrarse con la cara en blanco de una figura alta y oscura que se alzaba por encima de él. Detrás de la masa oscura de gran altura había filas de niños, que parecían tener entre 3 y 10 años de edad, con los ojos completamente negros y un fluido negro como el alquitrán chorreando de sus cuencas. Toby soltó un alarido y se puso de pie lo más rápido que pudo, volviendo a caer. Trató de gritar, pero no podía hacer un sonido. Entonces todo se volvió negro.

Toby se despertó con un sobresalto. Se incorporó, hiperventilando. Él jadeó y se sostuvo el pecho con las manos vendadas. Había sido sólo un sueño... Sólo un sueño. Se levantó de su cama. Sentía como un peso enorme. Se puso de pie y caminó hacia la ventana. No vio nada. No había nadie por ahí. No hay fantasmas. No hay niños. Nada. Oyó el susurro y la tos de su padre por la puerta. Su puerta estaba cerrada. Se acercó y la abrió. Mirando hacia el pasillo una vez más.

Caminó por el pasillo hasta la cocina, donde encontró a su padre de pie y mucho humo en su sala de estar. Toby esperó un segundo y lo observó desde la esquina antes de que una sensación de ardor empezara en lo profundo de su pecho. Profundo en su corazón, la ira se hizo cargo de él. Oyó las pequeñas voces imaginarias en la cabeza. Hazlo, hazlo, hazlo, gritaban. Se volvió y extendió los brazos. Se sentía como si en realidad tenía control sobre sí mismo, a diferencia de las últimas semanas desde que llegó a casa del hospital. De hecho tuvo pensamientos completos por sólo breves momentos, pero fueron nublados por el canto de las pequeñas voces en su cabeza.

—Mátalo, él no estaba allí, él no estaba allí, mátalo, mátalo —continuaron adelante.

Toby tembló. No. No, no iba a hacerlo. ¿Se estaba volviendo loco? No. Él no va a matar a nadie. No puede. Odiaba a su padre, pero no había manera de que lo matara. Eso fue todo. El último pensamiento que tenía antes de caer en un estado de inactividad, una vez más. La influencia de las voces en su cabeza era demasiada. Comenzó a caminar en silencio detrás de su padre. Se acercó al mostrador hacia el soporte de las cuchillas en la cocina y sacó el cuchillo más grande que había. Lo agarró lo más fuerte que pudo. Sintió una sensación de hacerse cargo de su pecho. Dejó escapar una risita.

—Eh... Hehe... ¡Hehehehe! ¡HAHAHAHAHAHA!

Comenzó a reír tan fuerte que tuvo que jadear para respirar. Su padre se dio la vuelta bruscamente antes de sentir una fuerza bruta empujarlo al suelo. Él gruñó.

—¡Cómo! —Miró al chico que estaba a su lado, agarrando el cuchillo de cocina en la mano—. ¡Toby!, ¿qué estás haciendo? —Fue a buscar un cuchillo y lo puso delante de él en forma de defensa propia, pero Toby estaba encima de él. Él lo agarró del cuello, pero su padre se le acercó y le cerró la mano agarrándole la muñeca.

—¡Alto! ¡Suéltame, pequeño cabrón! —Gritó, y con la otra mano tiró un punzón hacia el hombro de Toby, pero él no se detuvo. En la expresión de los ojos de Toby se veía que no estaba cuerdo. Parecía como si un demonio se había apoderado de él. Él gritó y iba a apuñalar a su padre en el pecho, pero él lo bloqueó y agarró su muñeca una vez más. Fue a empujarlo hacia atrás, pero Toby puso su pie frente a él y aterrizó un duro golpe directo a su cara. Su padre retrocedió, pero Toby regresó y clavó el cuchillo directamente en su hombro.

Su padre dejó escapar un fuerte grito y fue a sacar el cuchillo, pero antes de poder hacerlo, Toby lanzó su puño derecho en su cara. Él comenzó a golpear con los puños en la cabeza de su padre, riendo a carcajadas. Agarró el cuchillo y lo arrancó de su hombro. Él clavó profundamente el cuchillo en el pecho de su padre y lo apuñalo varias veces en el torso, la sangre se derramaba y salpicó por todas partes. No se detuvo hasta que el cuerpo de su padre se quedó inmóvil. Tiró el cuchillo a un lado y se inclinó sobre su cuerpo, tosiendo y jadeando. Miró a su padre destrozado en la cara y se sentó nervioso, hasta que un grito rompió el silencio. Miró a ver a su madre de pie a unos metros de distancia, cubriendo su boca, con lágrimas en los ojos.

—¡Toby! —Gritó ella— ¿Por qué hiciste esto? ¡¿Por qué?!

Toby se puso de pie y comenzó a alejarse del cuerpo ensangrentado de su padre. Él comenzó a retirarse de la cocina. Se miró las vendas empapadas de sangre en sus manos y miró a su madre por última vez antes de que él se volviera y salió corriendo de la casa. Corrió hacia el garaje y golpeó su mano contra el panel de control en la pared y pulsó el botón para abrir la puerta del garaje.

Antes de que él se fuera se quedó con dos hachas de su padre que había estado colgando en el estante de herramientas sobre una mesa llena de frascos, lleno hasta el borde con viejos clavos oxidados y tornillos. Una de las hachas era nueva, tenía un mango de color naranja brillante y una hoja brillante, la otra era vieja con un mango de madera y hoja roma antigua. Tomó ambos y miró la mesa y sus ojos se encontraron con una caja de cerillas, y debajo de la mesa había un tanque de gasolina de color rojo.

Él llevó las dos hachas en su mano y agarró los fósforos y gasolina antes de salir corriendo del garaje, por el camino y en la misma calle. Al acercarse a la luz de la calle que él podía ver su propia ventana de la habitación, oyó las sirenas de policía a la distancia. Se dio la vuelta y las luces rojas y azules entraron corriendo por la calle. Toby se detuvo un segundo, antes de que él abrió la tapa del depósito de gasolina y salió corriendo por la calle, derramó gasolina sobre la calle, y se volvió a correr hacia los árboles. Sacó un fósforo. Él la golpeó contra la caja e inmediatamente cuando este se prendió lo dejó caer. En un instante, las llamas estallaron a su alrededor.

El fuego estaba en los árboles y arbustos a su alrededor y antes de darse cuenta, estaba rodeado por el fuego. Las siluetas de los coches de policía no eran visibles a través de las llamas, mientras retrocedía hacia el bosque a su alrededor, miró a su alrededor, pero su visión era borrosa, su corazón latía con fuerza y cerró los ojos por un momento.

Esto fue todo, este fue el fin. Toby sintió una mano en su hombro. Abrió los ojos y miró a ver una gran mano blanca con dedos huesudos largos que descansaban sobre su hombro. Siguió el brazo hasta ver a una oscura figura imponente. Parecía estar vestido con un traje negro oscuro, y su rostro estaba completamente en blanco. Toby tenía su visión borrosa y estaba rodeado por el sonido de zumbido en los oídos. Todo se quedó en blanco. Eso fue todo. Ese fue el final. Así fue como Toby Rogers murió, pero así fue también como Ticci Toby nació. Unas semanas después Connie se sentó en la cocina de su hermana. Su hermana, Lori se sentó a beber una taza de café. Hace unas tres semanas, Connie perdió a su marido y a su hijo, y unas semanas antes, ella perdió a su hija en un accidente de coche. Desde entonces se fue a vivir con su hermana.

En la televisión el periodista empezó a introducir el nuevo titular:

¡Tenemos noticias de última hora! Ayer por la noche se ha producido un asesinato. Las víctimas, 4 niños que habían estado acampando en el bosque anoche. Los niños habían sido apuñalados. Los investigadores han descubierto un arma en la escena del crimen que parece ser una vieja, hacha de filo embotado. Los investigadores han sacado el nombre de un posible sospechoso, Toby Rogers, un niño de 17 años que hace unas semanas había apuñalado a su padre y trató de cubrir su escape mediante la creación de un incendio en las calles y la zona de bosque alrededor del barrio. Aunque habían creído que el niño había muerto en el incendio, los investigadores sospechan que Rogers todavía está vivo, debido al hecho de que su cuerpo nunca fue encontrado".







Calificación: 


miércoles, 26 de junio de 2019

Zalgo

Es un ente maligno, caótico, asociado comúnmente a la locura, muerte, destrucción, miedo y el fin del mundo como lo conocemos.

Una entidad viviendo en otro plano dimensional y que cuando aparece en el nuestro crea el caos, su sola presencia, es capaz de llevar a una persona hacia el límite de la locura. En pocas palabras, Zalgo es... el horror en persona. 

No existe información fiable en Internet, por más que busques no encontrarás una respuesta clara sobre qué es o su origen, ya que es algo tan terrible que no puede describirse en simples palabras, tal vez somos demasiado mínimos para entenderlo. Pero si eres persistente puede que des con la siguiente descripción. 

Por más que busques en internet, jamás encontraras una respuesta clara sobre qué es Zalgo, debido a que no existe tal, ya que Zalgo es algo tan terrible, que no existen palabras para describirlo.A lo mucho, en la mayoría de las veces, encontraras la siguiente descripción:



"Él espera detrás de la pared, en un palacio de cristal torturado, servido por legiones forjadas a partir de las lágrimas de los muertos sin descanso, vestidos con armaduras talladas en el sufrimiento de las madres.

Él es el mente de colmena que confunde a los vivos, y perpetúa la tortura de los condenados, él toma los ojos, la ventana del alma, y elimina la capacidad de sentir cualquier cosa que no sea nada más que dolor, una vez que los ojos son removidos, el alma es removida, el cascaron viviente es el testimonio de la crueldad y la condenación eterna.

No puede ser detenido, así como el miedo no puede ser detenido, es inseparable de la realidad, ya que existe más allá del velo… esperando.

Él espera detrás de la pared delgada que ha construido en su alma, él espera… pero ha de liberarse… y ha de venir.

Es una abominación sin ojos, con siete bocas, en su mano derecha sostiene una estrella muerta, y en su mano izquierda sostiene la vela, cuya luz es la sombra y se tiñe con la sangre de Am Dhaegar ."

Seis de sus bocas hablan en lenguas diferentes, cuando el momento llegue, la séptima cantará la canción que pondrá fin a la Tierra.



Zalgo es uno de los creepypastas más antiguos de la web y se piensa que está inspirado en la mitología lovecraftniana, sin embargo, su creador lo ha negado. 


La invocación de Zalgo




Calificación: 


lunes, 24 de junio de 2019

Eyeless Jack

Hola, mi nombre es Mitch, estoy aquí para hablarles de una experiencia que tuve. No sé si fue algo paranormal o cómo sea que le llamen a los fenómenos sobrenaturales, pero después que esa cosa me visitó, ahora, creo en esas mierdas paranormales.

A Edwin le agradaba la idea que me mudara con él, ya que, después del todo, no nos hemos visto desde hace 10 años, así que a mí también me emocionaba, luego de desempacar me quedé dormido. Después de esa semana, oí susurros afuera, cerca de la una de la mañana. Primero pensé que era un mapache, así que lo ignoré e intenté volver a dormir. 

A la mañana siguiente, le conté a Edwin lo que pasó y estuvo de acuerdo en que solo fue un mapache, sin embargo, a la noche siguiente me pareció que la ventana de mi habitación se abría y oí un golpe muy fuerte, como si algo hubiera entrado a mi cuarto. Me levanté del golpe y miré para todos lados, sin encontrar algo raro, en la mañana Edwin tiró su café cuando me vio, el me acercó a un espejo y entonces me di cuenta de que tenía un corte muy profundo en la mejilla izquierda.

Luego de apurarnos en llegar al hospital, el doctor me dijo que pude haber caminado dormido, pero entonces me mostró algo que me mi mandó el alma a los pies. Levantó mi camisa y vi una incisión cosida dónde estaban mis riñones. Lo miré a los ojos, con los míos llorosos. “De alguna manera perdiste tu riñón izquierdo a noche, pero no te sabría decir cómo. Perdón, Mitch”. Me dijo el doctor.

Al llegar la noche me quebré, cerca de la media noche desperté para ver una imagen horrible: Estaba viendo cara a cara a una criatura con una capucha negra y una máscara azul oscuro sin nariz ni boca. Pero lo que más me asustó de esa cosa era que eso no tenía ojos, sólo unas cuencas vacías y oscuras. La criatura tenía además una sustancia negra goteando de sus cuencas. 
Tomé una cámara que tenía cerca en un manto y le tomé una foto, pero después de hacerlo, la criatura se lanzó sobre mí e intentó abrirme el pecho para llegar a mis pulmones. La detuve al patearle la cara y salí corriendo de mi habitación, tomé mi bolsa porque necesitaría el dinero. Tuve que escapar de casa de mi hermano esa noche. Eventualmente terminé en los bosques cerca de casa de Edwin y tropecé con una roca.

Eyeless jack

Quedé inconsciente y al despertar me encontré en un hospital, el doctor entró a la habitación, era el mismo que me trató antes. “Te tengo buenas y malas noticias, Mitch” comenzó a decir el doctor. “Las buenas noticias son que tuviste heridas muy leves, y tus padres ya vienen por ti.” Suspiré aliviado. “La malas son que tu hermano fue asesinado por alguna… cosa. Lo lamento”.

Mis padres me llevaron de regreso a casa de Edwin para tomar las cosas que quedaban, al entrar en mi cuarto, estaba muy asustado, pero tuve que mantenerme tranquilo, tomé la cámara que se quedó tirada en mi carrera. En el pasillo que va a mi cuarto, vi el cuerpo de Edwin en el suelo, y algo pequeño a su lado, levanté esa cosa y subí al auto de mis padres sin mencionar el cadáver de mi hermano. Observé aquella criatura que recogí y estuve a punto de vomitar, estaba sosteniendo mi riñón a medio comer, con alguna sustancia negra en él.

.

Calificación: 



jueves, 30 de mayo de 2019

Jeff The Killer

Después de semanas de asesinatos inexplicables, el desconocido asesino todavía ronda por este lugar. Tras las escasas pruebas encontradas, una joven afirma que sobrevivió a uno de los ataques del presunto asesino. Con valentía, nos cuenta su historia.

"Tuve un mal sueño y me desperté en medio de la noche", dice la joven, "vi que por alguna razón la ventana estaba abierta, aunque recuerdo que la cerré antes de irme a la cama. Me levanté y la cerré una vez más. Luego, simplemente me metí debajo de las sábanas y traté de volver a dormir. Fue entonces cuando tuve una sensación extraña, como si alguien me estuviera observando. Miré hacia arriba y casi salto de la cama".

Ahí, descubiertos por el pequeño rayo de luz que iluminaba entre las cortinas, había un par de ojos. No eran ojos normales, sino oscuros y siniestros, bordeados de negro. En ese momento vi su boca. Una sonrisa ancha, tan horrenda que hizo que todos los pelos del cuerpo se me erizaran. La figura se quedó allí, mirándome. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, habló. Dijo algo, una simple frase, pero dicho de una manera que solo un loco podría hacerlo:

"Ve a dormir."

Se me escapó un grito. Él sacó un cuchillo. Su objetivo era mi corazón, saltó a mi cama, pero yo me defendí. Le di una patada, que él esquivó, en seguida me derribó de un golpe y me sujetó. Fue entonces cuando mi padre entró.

El hombre lanzó su cuchillo, como respondiendo a un acto reflejo, que atravesó el hombro de mi padre. Probablemente habría acabado con él de no ser porque uno de los vecinos alertó a la policía, quien había sorprendido al intruso cruzando el techo de nuestra casa.

La policía descendió de sus coches patrulleros. Incluso yo me quedé anonadada cuando escuché sus pisadas en el césped de la entrada: había sido muy silenciosa y precavida, por alguna razón que no tardaría en conocer. El hombre se volteó, mientras la puerta principal se quebraba ante los golpes de los policías armados, y huyó por el pasillo. Escuché un ruido, como si se hubiera roto un cristal. Cuando salí de mi cuarto, vi que la ventana que estaba apuntando hacia la parte posterior de mi casa se había roto. Lo vi desaparecer en la distancia.

Te puedo asegurar una cosa: nunca olvidaré esa cara, aquellos ojos fríos y esa sonrisa psicótica nunca saldrán de mi cabeza.

La policía todavía está en la búsqueda de este hombre. Si ves a alguien que encaja con la descripción del sujeto de esta anécdota, por favor, ponte en contacto con su departamento de policía local. Ahora que sabes un poco sobre Jeff, seguramente te preguntarás por qué lo hace. Para saberlo, tendremos que retroceder un poco más en el pasado.




Historia

Jeff y su familia acababan de mudarse a un nuevo vecindario ya que su padre había conseguido un ascenso en el trabajo y pensó que sería mejor vivir en una de esas casas de "fantasía". Jeff y su hermano Liu no podían quejarse, mientras desempacaban, uno de sus vecinos pasó por allí, era una mujer relativamente joven.

-Buenos días, soy Bárbara, vivo al otro lado de la calle, solo quería presentarme a mí y a mi hijo- se da la vuelta y llama a su hijo- Billy, estos son nuestros nuevos vecinos.

Billy dijo hola y corrió de nuevo a jugar en su patio.

-Bueno- empezó la madre de Jeff, -Yo soy Margaret, este es mi marido Peter y estos son mis hijos, Jeff y Liu.

Cada uno de ellos se presentó, Bárbara los invitó al cumpleaños de su hijo. Jeff y su hermano intentaron protestar, pero su madre aceptó encantada. Cuando Bárbara por fin se fue, Jeff encaró a su madre.

-Mamá, ¿por qué una fiesta infantil? Por si no lo ha notado, ya no soy más un niño.

-Jeff- replica su madre -Nos acabamos de mudar aquí, debemos demostrar que queremos pasar tiempo con nuestros vecinos, no está en discusión, iremos a esa fiesta.

Jeff intentaba protestar, pero se detuvo, sabiendo que él no podía hacer nada, cuando su mamá decía algo era definitivo, se encerró en su cuarto y se dejó caer sobre su cama. Siempre se recostaba allí mirando el techo, pero esta vez poco a poco lo invade una extraña sensación. No es tanto un dolor, pero sí una sensación extraña. Él ignora y lo confunde con un sentimiento al azar, de esos que te persiguen cuando experimentas una duda muy profunda.
Al día siguiente, se prepara para la escuela. Mientras estaba sentado, tomando su desayuno, una vez más padece esa sensación, esta vez más fuerte. Y le afligió un dolor, como un leve tirón, pero nuevamente lo ignoró.
Liu y él terminaron su desayuno y se dirigieron hasta la parada de autobús. Mientras aguardaban, un chico montado en una patineta salta sobre ellos, a solo unos centímetros por encima de sus rodillas. Ambos se sobrecogen por la sorpresa.

-¡Hey! ¿Qué diablos?

El chico se cayó y se volteó hacia ellos, pateó la patineta y, al rebotar esta por uno de sus costados, la sostuvo con sus manos. El chico parece tener cerca de doce años, un año menor que Jeff, lleva una camisa de Aeropostal y pantalones azules algo rasgados.

-Bien, bien, bien, parece que tenemos un poco de carne nueva- De repente, aparecen otros dos chicos, uno de ellos es muy delgado y el otro es enorme. - Bueno, ya que son nuevos aquí, me gustaría presentarnos, el de ahí es Keith y el otro es Troy, yo soy Randy. Ahora, para todos los niños en este barrio hay un pequeño precio por el pasaje, si es que me entienden.

Liu se puso de pie, listo para golpear al chico, pero sus dos amigos levantan sendas navajas hacia él, en actitud ofensiva.

-Esperaba que fueran más cooperativos pero parece que tendremos que hacerlo de la manera difícil.

Keith le pegó un puñetazo en el estómago a Liu, y Troy lo estrechó contra el piso. Randy se acercó a el, rebuscando en sus bolsillos y extrajo, al fin, una billetera. Jeff, inmóvil, padecía esa sensación desagradable, fría, erizada de ardores insoportables, ahora ha sido muy potente, demasiado potente. Se pone de pie, pero Liu le hace gestos para que vuelva a sentarse en la banca de espera, Jeff lo ignora y se acerca a los chicos.

-Escúchame bien, pequeño punk, devuélvele la billetera a mi hermano, de lo contrario…

Randy guarda la billetera en su bolsillo y saca su cuchillo.

-¿Ah sí? ¿Y qué vas a hacer?- se mofa, mientras desfila su cuchillo frente a la cara de Jeff. Pero este, en un movimiento rápido, toma la muñeca de Randy y se la rompe. Randy soltó un terrible grito. De inmediato, Jeff tomó el cuchillo caído. Troy y Keith se asustaron, indecisos ante los chillidos de dolor de su líder, y trataron de huir, pero Jeff es demasiado rápido. Lanza a Randy al suelo y arremete contra Keith, apuñalándolo en el brazo.
Keith se arranca el cuchillo y lo deja caer al piso, cayendo al suelo en medio de gritos espantosos. Troy continúa corriendo, pero Jeff logra alcanzarlo. No necesita ni siquiera el cuchillo, le aprieta la garganta y con la otra mano le da de lleno en el estómago una serie de puñetazos, que obligan a Troy a vomitar incluso la cena de la noche pasada. Liu está perplejo, mudo de asombro.

-Jeff, ¿cómo?- susurra brevemente.

Saben que serán culpados por todo el asunto, así que comienzan a correr tan rápido como les es posible, en tanto corren, miran hacia atrás y logran ver al conductor del autobús corriendo hacia Randy y sus compinches.
Cuando Jeff y Liu llegaron a la escuela, no se atrevieron a contar lo que pasó, solo se limitaron a sentarse y escuchar. Liu se tranquilizaba pensando en que su hermano solo había golpeado a unos cuantos chicos, pero Jeff disfrutaba del oscuro goce de sentirse poderoso, superior, la necesidad de lastimar por el mero placer de demostrarlo. Cuando llegó a casa, sus padres le preguntaron cómo había sido su día, a lo que Jeff respondió con una voz un tanto desanimada -Fue un día maravilloso.
A la mañana siguiente, oyó que llamaban a su puerta. Caminó hacia abajo para encontrar a dos policías en la puerta y a su madre mirándolo con expresión de enojo.

-Jeff, estos oficiales me dicen que atacaste a tres niños, que no fue una pelea normal, los heriste con un cuchillo- La mirada de Jeff se sepultó en el suelo.

-Mamá, fueron ellos los que nos atacaron a Liu y a mí.

-Hijo- se pronunció uno de los policías -encontramos a tres chicos, dos apuñalados y uno tiene un moretón en el estómago, tenemos varios testigos de que los vieron huyendo de la escena. Ahora, ¿qué tienes que decir ante esto?.

Jeff sabía que era inútil, podía decir que él y su hermano habían sido atacados por ellos, pero no había pruebas de tal hecho. No podría decir que no estaban huyendo, porque a decir verdad sí lo hacían, así que Jeff no podía defender ni a Liu ni excusarse a sí mismo.

-Hijo, llama a tu hermano- dijo tranquilamente su mandre.

Jeff no podía hacerlo, ya que fue él quien golpeó a todos los niños.

-Señor... fui yo- declaró Jeff - yo fui quien atacó a los niños, Liu trató de detenerme, pero no pudo- El policía miró a su compañero y ambos se sorprendieron.

-Bueno, chico, parece que te espera un año en prisión...-

-¡Esperen!- gritó Liu. Todos se sorprendieron al verlo sosteniendo un cuchillo, los oficiales sacaron sus armas y apuntaron a Liu -Esperen por favor, no disparen, Jeff es inocente yo hice todo, perdí el control, me golpearon un poco esos punks y me enojé, tengo las marcas para probarlo- levantó su camisa para revelar heridas y moretones, como si hubiera estado en una lucha.

-Hijo, solo tienes que dejar el cuchillo- dijo el oficial.

Liu soltó el cuchillo, levantó las manos y se acercó a los oficiales.

-No, Liu, fui yo, ¡yo Lo hice!-  gemía Jeff con lágrimas corriendo por su rostro.

-¿Eh?, pobre hermano, tratando de tomar la culpa de lo que hice- sonrió tristemente Liu mientras la policía lo subia a la patrulla.

-¡Liu, diles que fui yo, diles, yo fui quien golpeó a los niños!- La madre de Jeff puso las manos sobre sus hombros.

-Por favor, no tienes que mentir, sabemos que fue Liu, puedes detenerte.

Jeff observa con impotencia cómo la patrulla se aleja. Unos minutos más tarde, su padre se detiene en el camino de entrada, examina rápidamente la cara de su hijo y sabe que algo anda mal.

-¿Qué sucede?

Jeff no puede responder, sus cuerdas vocales están tensas por el llanto mientras, su madre lleva a su esposo a una habitación aparte mientras Jeff llora sin descanso. Tras una hora de pensamientos extraviados y deseos fallecidos, vuelve a entrar a la casa. Sus padres están tristes y decepcionados.
Él solo quiere a dormir, en la esperanza de que el sueño le haga olvidar sus males. Pasaron varios días, sin noticias sobre Liu y tampoco tiene amigos para distraerse, solo tristeza y culpabilidad; por lo menos, hasta el sábado, día en que se despertó y vio a su madre jovial y risueña.

-Jeff, hoy es el día"- saluda mientras abre las cortinas y la luz alumbra su habitación

-¿Qué, qué día es hoy?- pregunta Jeff semidormido.

-Hoy es el cumpleaños de Billy- le responde su madre.

El joven se despierta rápidamente -Mamá, debes estar bromeando, ¿verdad? Cómo puedes esperar que vaya a una fiesta después de...”- hay una larga pausa.

-Jeff, ambos sabemos lo que pasó, creo que esta fiesta podría ser lo que ilumine estos últimos días, ahora, vístete.

La madre sale de la habitación y baja para prepararse, mientras Jeff lucha por levantarse, realmente no tiene ánimos de hacerlo, elige al azar una camisa y un par de jeans y baja por las escaleras. Su madre y padre se han vestido muy formalmente.

-¿Es eso lo que vas a usar? Mejor ve y busca otra cosa- le recomienda su madre, disimulando su fastidio con una sonrisa.

-Hijo, a esta fiesta tienes que ir bien vestido, si quieres causar una buena impresión- explica su padre.

El joven empieza a gruñir y vuelve a subir a su habitación -¡No tengo nada de ropa elegante!- grita desde las escaleras.

-Solo tienes que elegir algo decente- insiste su madre.

Mira a su alrededor, pero no encuentra nada "decente", en su armario hay un par de pantalones de vestir negros que tenía para las ocasiones especiales, pero le hace falta una camisa que combine perfectamente.Hurgando durante unos minutos todavía, lidiando con que eso sí encaja y aquello no, logra toparse con una sudadera con capucha blanca, tendida en una silla, le sienta bien, así que la usa.

-¿Eso es lo que llevarás?- le preguntan sus padres, mientras su madre mira el reloj.

-Oooh, no hay tiempo para cambiarse, vámonos de una vez.

Cruzan la calle hacia la casa de Bill, tocan a la puerta, siendo recibidos en el acto por Bárbara junto y su esposo, quienes los invitan a pasar, dentro de la casa abundan los adultos, pero Jeff no descubre el menor indicio de un niño.

-Los chicos están en el patio, Jeff… ¿Qué te parece si conoces a algunos de los niños?- le invita Bárbara alegremente.

En efecto, los niños están corriendo por el patio en trajes de vaqueros y se disparan los unos a los otros con pistolas de plástico. Jeff se queda de pie, algo incómodo, entonces un chico se le acerca y le entrega una pistola de juguete y un sombrero -Hey, ¿no quieres jugar?

-Ah, no creo, eso es para niños, estoy demasiado viejo para estas cosas- El chico lo mira con expresión de cachorrito enternecedor.

-Por fa- suplica.

-Está bien- murmura Jeff- Se pone el sombrero y finge dispararle a los niños. Al principio piensa que es totalmente ridículo, pero luego comienza a sentir que es realmente divertido, tal ves no sea algo genial, pero es la primera vez que él ha hecho algo que tiene fuera de su mente a Liu, así que juega con los niños por un rato hasta que escucha un ruido, como de pesadas y diminutas ruedas girando en sus ejes. Luego, algo lo golpea en la nariz, parece una piedra, cuando reacciona, se encuentra ante Randy, Troy y Keith, todos acaban de saltar a través de la valla, balanceándose en sus patinetas. Jeff deja caer el arma de juguete y se quita el sombrero, Randy le clava en los ojos una mirada llena de ardiente odio.

-Hola, Jeff, tenemos algunos asuntos pendientes.

-Creo que estamos a mano, después de todo, los vencí a todos ustedes… ¡Son una mierda!- le espetó Jeff.

-Oh, no, no hay manera, te patearé el culo ahora mismo.

Randy se lanza sobre Jeff, los dos caen al suelo. Randy lo golpea en la nariz, y Jeff lo agarra por las orejas y le da de cabezazos, luego lo aparta de un fuerte empujón. Los niños gritaban, corriendo donde sus padres, quienes aún estaban dentro de la casa. Troy y Keith desenfundan pistolas de sus bolsillos:

"Será mejor que nadie nos interrumpa."

Randy saca un cuchillo y apuñala a Jeff en su hombro, quien pierde el equilibrio al intentar evitar la hoja fría del arma. Randy se le abalanzó sin darle tiempo de respirar, cubriéndole el rostro de patadas. Jeff hizo fuerzas y tomó del pie a Randy, torciéndolo a sangre fría. Mientras Randy chilla, hecho un ovillo, Jeff se levanta y se dispone a retirarse cuanto antes. Pero entonces la mano de Troy le detiene, cogiendo su hombro herido.

-No lo creo.

Toma a Jeff por el cuello, sin dejar de apretar la herida de su hombro, y lo lanza contra el piso. Cuando trata de ponerse de pie, recibe una patada por parte de Randy, descargando más patadas hasta que le obliga a escupir sangre.

-Vamos, Jeffy, ¡pelea conmigo!- toma a Jeff del brazo y lo lanza fuera del patio, a la cocina. Toma una botella de vodka, puesta sobre la mesa, y rompe el cristal en la cabeza de Jeff.

-¡Pelea!- vocifera Randy, fuera de sí, empujando a Jeff a la sala de estar a fuerza de patadas y puñetazos -Vamos, ¡mírame!- Jeff levanta la vista, con el rostro ensangrentado.

-¡Conseguí que tu hermano fuera a prisión, y ahora solo vas a sentarte aquí y dejar que se pudra allí durante un año entero! ¡Deberías avergonzarte!-Jeff empieza a levantarse- Oh, ¡por fin! Parece que ya quieres pelear.

Jeff permanece en silencio, con la sangre y el vodka goteando de su rostro, esa extraña sensación carcome su corazón, arde en sus venas, ese impulso animal de supervivencia que se pervierte, que adquiere el fuego de la locura primitiva.

-Por fin, ¡vamos, arriba!

En ese momento algo sucede dentro de Jeff, todo pensamiento piadoso ha muerto, toda represión racional ha desaparecido, excepto el deseo de la muerte, la capacidad de engendrar dolor por el placer de saborear el sufrimiento ajeno. Incluso experimenta un vigor, una energía poderosa que alimenta sus músculos, que frunce su entrecejo y oprime su cerebro al máximo de adrenalina. No, no hay pensamientos, no hay siquiera una palabra en su mente, solo instintos, impulsos terribles e insondables como la naturaleza. Alza el puño y derriba a Randy, quien ha estado desprevenido, hablando de más. Instantáneamente, en cuestión de segundos, concentra la fuerza de su cuerpo en su puño y lo imprime directo en el corazón del pobre diablo.
Randy jadea, cubierto de abundante sudor, agitándose con desesperación. Golpe tras golpe, Jeff le arrancó su último aliento.
Todo el mundo está mirando a Jeff ahora. Los padres, los niños llorando, incluso Troy y Keith, a pesar de que esos dos tiemblan sin control ante su horrible mirada, sostienen sus armas, apuntándolo. Jeff, veloz, se precipita sobre las escaleras, mientras Troy y Keith abren fuego hasta agotar inútilmente sus balas. Jeff se encierra en el baño, toma el pequeño estante donde reposan utensilios higiénicos, y lo arranca de la pared.

Troy y Keith golpean la puerta del baño, forcejeando. Jeff, entonces, los recibe con el estante en la cabeza, el cual desploma a Troy, dejándolo inconsciente. Keith, que es más ágil, se inclina y toma impulso sobre sus pies, esquivando los puños de Jeff y reteniéndolo contra la pared, hundiendo las uñas en su garganta. Desde lo alto de un escaparate superior, el recipiente de lejía se tambaleó por el impacto y terminó por derramarse. Ambos se quemaron, chillando alocadamente por el escozor. Jeff se secó los ojos con el dorso de su manga y, a ciegas, le propinó a Keith unos cuantos golpes en el cráneo con el estante arrancado, que recogió del suelo. Mientras se desangraba lentamente, a Keith se le escapó una sonrisa siniestra.

-¿Qué es tan gracioso?- preguntó Jeff, desconcertado- Keith sacó un encendedor.

-Lo que es gracioso-  dijo, en tanto activaba el aparato y la llama ardía en la punta del encendedor -es que tú estás cubierto de lejía y alcohol."

Keith tiró el encendedor sobre Jeff, tan pronto como la llama entró en contacto con él, encendió el alcohol del vodka,  lo quemaba... La lejía le blanqueaba la piel... Jeff dejó escapar un grito terrible, sintiéndose desmayar del dolor, corrió por el pasillo desesperado aullando, y cayó por las escaleras. Todo el mundo empezó a gritar, despavorido, procurando auxiliar al adolescente en llamas, casi muerto, tendido en el piso.
Lo último que vio Jeff era a su madre y a los otros padres de familia tratando de apagar las llamas. Cuando despertó, tenía un yeso envuelto alrededor de su rostro. No podía ver nada, también sintió el peso de otro yeso en su hombro. Trató de levantarse, pero se desplomó, se sentía tan débil y enfermizo... Una enfermera se apresuró a ayudarlo.

-No creo que puedas salir de la cama todavía- le dijo. Jeff se sentó en su lecho, confundido. Finalmente, después de unas horas, oyó la voz de su madre.

-Cariño, ¿estás bien?

Jeff no podía responder, su rostro estaba cubierto por el yeso: era incapaz de hablar.

-Cariño, tengo una gran noticia. Después de que todos los testigos le dijeron a la policía lo que pasó en la fiesta, ellos decidieron liberar a Liu, el estará aquí mañana. Volverán a estar juntos de nuevo."

Jeff por poco pega un salto de alegría que le habría retirado el tubo que conectaba su brazo al suero. Su madre lo abrazó y le dijo adiós. Las siguientes semanas lo visitaron sus familiares y, al cabo de unos meses, llegó el día en que sus vendas habrían de desplegarse. Su familia se reunió para presenciar cómo removían el último vendaje de su rostro.

-Esperemos lo mejor- dijo el médico.

Rápidamente tiró de la última venda, dejando expuesto su rostro. La madre de Jeff dio gritos. Él notó los rostros atemorizados de Liu y su padre

-¿Qué? ¿Qué pasó?-susurró. Salió corriendo de la cama y corrió hacia el baño, se miró en el espejo y comprendió la angustia de su madre y el temor de su padre y su hermano. Su rostro, su rostro es horrible, sus labios se han quemado, semejantes a una sombra profunda de color rojo; la piel que se extiende sobre su faz es blanca como la nieve, y su pelo chamuscado ofrece a la vista el negro marchito que reemplazó a su cabellera castaña. Deslizó una mano por su rostro, se sentía como cuero. Volvió a mirar a su familia y luego al espejo.

-Jeff", suspiró Liu, -No está tan mal...

-¿No es tan malo?- murmuró Jeff- ¡Es perfecto!

Su familia quedó completamente sorprendida. Jeff comenzó a reír incontrolablemente, sus padres notaron que sus manos temblaban.

-Uh... hijo, ¿estás bien?

- ¿Estar bien? ¡Nunca me he sentido más feliz! Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, mírenme, este rostro combina a la perfección conmigo!- No podía parar de reír, se acarició el rostro, mientras se miraba en el espejo. ¿Por qué se comportaba así?

Ustedes recordarán que cuando Jeff peleó con Randy su mente fue devastada por la locura, una que dormía en su espíritu y que se alzó infernal y demoníaca cuando su juicio crítico no pudo contener más los instintos oscuros de Jeff.

-Doctor- inquirió la madre de Jeff- ¿Está bien mi hijo... Bueno, ya sabe, de la cabeza?

-Oh sí, este comportamiento es típico de los pacientes que han tenido grandes cantidades de calmantes para el dolor. -Si su comportamiento no cambia en unas pocas semanas, tráiganlo de vuelta aquí y le realizaremos un examen psicológico.

-Oh, gracias, doctor- La madre de Jeff se acercó a este- Cariño, es hora de irse.

Jeff mira hacia otro lado del espejo, su cara todavía se ensancha en una sonrisa loca.

-Ay mamá, ja, ja, jaaaaaaaaaaaa!- Su madre lo tomó del hombro y lo condujo despacio a tomar su ropa.

-Esto es lo que traía- se limitó a decir la señora de la recepción.

Los pantalones de vestir negro y la sudadera blanca se hallaban libres de rastros de sangres. La madre de Jeff lo vistió dentro de una habitación pequeña.
El crepúsculo de la tarde enrojecía el cielo cuando la familia volvió a casa, ignorantes de que ese sería su último día. Más tarde, a mitad de la noche, su madre despertó por causa de un sonido proveniente del cuarto de baño. Parecía el ruido de llanto y de suspiros entrecortados, intrigada, se aproximó al baño y abrió la puerta. El espectáculo era horrendo: Jeff había tomado un cuchillo y se había tallado una sonrisa de oreja a oreja, surcando sus mejillas exageradamente.
Resultado de imagen para jeff the killer
-Jeff, ¿q-qué estás haciendo?

Miró a su madre. -No podía seguir sonriendo mamá- Me dolió un poco, ahora puedo sonreír para siempre.

La madre de Jeff notó sus ojos, rodeados de negro, ni siquiera pestañeaba.-¡Jeff tus ojos!

-No podía ver mi rostro, me cansé y mis ojos comenzaron a cerrarse, me quemé los párpados. Ahora siempre podré ver..., mi nuevo rostro. La madre de Jeff retrocedió lentamente.

-¿Qué pasa mamá? ¿Acaso no soy hermoso?

-Sí, sí lo eres... d-déjame ir a buscar a papá para que pueda ver tu bello rostro - Ella corrió a la habitación y sacudió al padre de Jeff.

-Mi amor, saca el arma que...- se detuvo cuando vio a Jeff en la puerta, con un cuchillo.

-Mami me mintió- Eso es lo último que dijo Jeff, antes de lanzarse contra ellos con el cuchillo de carnicero en alto.

Su hermano Liu despertó de improviso con un desagradable sabor en la boca y el corazón palpitándole a mil por hora. Creyó que era cuestión de un mal sueño, así que cerró los ojos.

Cuando se encontraba a un paso de sumirse en el sueño, tuvo la extraña sensación de que alguien lo estaba observando. Miró hacia arriba, pero antes de poder decir algo, la mano de Jeff cubrió su boca. Poco a poco, su propio hermano levantó el cuchillo, con la muerte sombría en sus ojos, Liu se esforzó por incorporarse, luchó y pataleó, pero el oxígeno huía de su pecho, ahogándose. Entonces su hermano le susurró con una sonrisa gigantesca y retorcida:

"Shhh, ve a dormir."

Resultado de imagen para jeff the killer





Calificación: