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martes, 8 de diciembre de 2020

Jason the Toymaker

No tengo muchos recuerdos de mi pasado. Los rostros de mis verdaderos padres eran como máscaras desteñidas en mi mente. Yo sólo tenía algunos restos de mi infancia, nombres sin rostros y una oscuridad total. A la edad de nueve años, había pasado algo en mi familia. Mi trauma fue tan profundo que me hizo olvidar la mayor parte de mi vida.

Yo sólo tenía un borroso recuerdo relacionado con mi mejor amigo. Él era el único que tuve en toda mi vida. Era una imagen pegada en mi mente, que va junto con la risa de fondo y la melodía de una caja de música.

Entre los orificios traseros de mi amnesia, alcancé a ver sus ojos color miel y su cabello caoba oscuro. Recordé su sonrisa amable... Pero nada más. El resto desapareció en la oscuridad. Así lo hizo.

Los recuerdos regresaron al orfanato de donde yo nací. Impresionante mente tuve padres: Magdalena y Steven, los que me llevaron de vuelta a la cálida sensación de tener una familia. Yo, adopté un sentimiento, que se me había olvidado. Ellos me criaron en su casa hasta la edad de quince años.

Mi amnesia me llevó a ir a exámenes psicológicos y chequeos, que año tras año lentamente empezaron a fallar. Parecía que yo no sería capaz de recuperar mi memoria.

Por un lado, quería saber lo que pasó, pero por el otro... Una extraña sensación de angustia sugirió algo que no deseaba.

Obviamente, hubo alguna consecuencia desagradable para mí. Era como el presentimiento de ser perseguida por algo.

Los especialistas dijeron a mis padres que debe haber sido relacionado con un recuerdo particular que fue estimulado continuamente. Ni la causa, ni lo que era exactamente era clara, pero a pesar de mis esfuerzos, no podía concentrarme en él.

Me sentí como si estuviera siendo observada, no por la gente, sino por los juguetes de peluche en mi habitación. Era estúpido, lo sé. Al principio, eran simplemente juguetes, pero una y otra vez, sus grandes ojos redondos parecían mirarme.

Desde que era pequeña me pareció que los juguetes de peluche en mi habitación estaban vivos, ya muchas veces traté de demostrarlo: espié fuera de mi habitación con la puerta entre abierta, entonces yo volvía tan pronto como podía y los miraba fijamente a los ojos hasta sentir la sensación de ardor por no parpadear.

Ese recuerdo era uno de los pocos de mi infancia que todavía me hizo sonreír, pero las cosas han cambiado. Una y otra vez, los juguetes de peluche me miran. Casi parecía que querían ponerme a prueba y yo no podía más. La idea quedó en mi mente. A veces, me parecía que se movían, convirtiendo sus pequeños rostros hacia mí. En otras ocasiones, hicieron ruidos en mi habitación. Esto no puede ser verdad, obviamente.

¿Por qué este pensamiento me persigue? ¿Por qué odio a los juguetes de peluche? A pesar de todo, ¿Por qué no me deshago de ellos?

Podía haberlos regalado a otros niños, o tirarlos a la basura. Un día lo intenté, realmente, lo hice, pero cuando tomé uno de ellos en mis brazos, un fuerte sentimiento de ansiedad y terror me detuvieron. Siempre acabo poniéndolos de vuelta a sus lugares, en los muebles, en mi cama, en los estantes. Entonces tuve que tomar tranquilizantes.

Sólo había un juguete que tomé junto a mí durante las noches, a pesar de mi edad, no podía separarme de él y sentía un afecto familiar. Algo que se inició mucho antes de mi amnesia.

Lo encontré en mi armario en el orfanato y de ahí en adelante nos hicimos inseparables.

Fue un conejito dulce con orejas caídas, por un lado, era de color rojo y en el otro lado color caramelo. Llevaba un chaleco negro, con dos mangas largas que le arrastraban hasta sus pies y tenía un collar elegante con puntadas en cada borde de la tela. Su pequeño ojo izquierdo estaba cubierto con un parche, y en el centro un botón negro.

Fue divertido, pero parecía que era el único juguete de peluche inofensivo. Él dormía a mi lado desde que era pequeña como esa noche, después se me escapó bajo las sábanas, quedándome dormida casi al instante entre las paredes viejas que crujían.

Yo estaba de pie todavía en la oscuridad, sin poder moverme y yo no podía entender cómo terminé allí, rodeada sólo por el silencio destilado. Algo viscoso agarró mi muñeca y me abrazó con tanta fuerza que un dolor instantáneo disparó a través de mí. Un conjunto de uñas blancas penetró lentamente mi carne. Las veo cortando a través de mi piel, haciéndome sangrar. Grité y lloré, pero una risa cubrió mis súplicas desesperadas.

Ella me pertenece, una voz me susurró. Dentro de ese oscuro abismo, dos brillantes ojos verdes aparecieron ante mí, a muy pocas pulgadas de distancia de mi cara.

—Tú eres solo un obstáculo para mí.

Se echó a reír divertido por mi dolor mientras me perforaba. Tenía uñas como agujas. Arruinó mi cuerpo con herramientas oxidadas... Por el contrario; me dijo que me iba a arreglar.

Me di cuenta de una puerta abierta, era la única cosa que podía distinguir de la oscuridad. Mis ojos estaban borrosos por el dolor. Vi una visión de la gente parada mirándome. La imagen de esa puerta se acercaba, con el fin de mostrarme su expresión vacía, a pesar de las muecas pegadas en sus rostros.

Yo vi que no eran personas reales. Eran muñecas y de alguna manera, sentí una fuerte sensación de náuseas que me superaba de tan sólo mirarlas. Había algo en ellos, que me hizo débil de estómago y tal vez, era su parecido extraordinario y macabro a una persona real.

Ella me pertenece.

jueves, 2 de enero de 2020

Jeff the Killer vs Jane the Killer

Jeff caminaba con sus sudadera por las oscuras calles de la ciudad, llevaba su típica ropa de siempre y como siempre llevaba su cuchillo en sus bolsillos escondido. Eran ya mas de las 1 de la madrugada cuando sintió que alguien lo seguía, volteo rápidamente, y no vio a nadie detrás. Siguió caminando y la sensación de seguir estando perseguido también persistía. Volteo otra vez, y otra vez nada. Por un momento pensó que podría ser un animal callejero. Acelero el paso. Su ira se estaba desencadenando. Hace solo unas horas que había cometido un asesinato, pero aun tenia ganas de mas. Convencido de que estaba siendo perseguido, Jeff se detuvo en seco y de dio la vuelta

-¡No me vengas a joder, mierda! Aparécete, si eres tan valiente -grito a la calle vacía.

Vio como nada cambiaba, hasta que una niña de mas o menos su edad, salio de entre los arbustos que estaban a un lado de la calle. Ignorándola, siguió su camino.

-¡Aparece! ¿por qué te vas? ¿eres tan cobarde que huyes, Jeff? -le grito la niña.

Se detuvo y volteo. Jeff nunca a nadie le aguantaba que lo ofendiera, ni menos que una mujer lo hiciera, saco el cuchillo de su bolsillo y se dio media vuelta para pelear con la mujer que estaba al otro lado de la calle, parada, confiada de lo que estaba haciendo.

-¿Como fue que me llamaste? -dijo amenazador amente a la mujer.

-Cobarde  -le contesto la chica- Al fin te encuentro, Jeff the Killer, me presento, me llamo Jane -le dijo burlona mente.

¿Quien se supone que era esta niña para tratarlo así? ¿Quien se creía? ¿Acaso quería morir? Jeff rió por lo bajo, era realmente estúpido que una mujer le estuviese insinuando. Aunque hubiera sido quien fuese, Jeff nunca perdonaría a nadie. Le puso su cuchillo justo a la altura de la garganta y le hablo.

-Te arrepentirás de haberme insinuado -le dijo-, si juegas con fuego, te quemas.

-No me vengas con tus habladurías baratas, llevo mucho buscándote, te haré pagar, bastardo, pagaras por todo lo que has hecho -le hablo Jane, muy confiada.

La ira de Jeff estaba ya por explotar, Jeff iba a clavare el cuchillo que tenia contra la garganta de ella , pero fue muy lento, y Jane aprovecho para sacar su cuchillo que traía escondido. Sabia que esta seria la noche en que mataría a quien tanto mal había causado. Le apunto con su cuchillo justo en la cara.

La paciencia de Jeff se había esfumado, no soportaría jamas que alguien lo amenazara, y menos ese alguien saldría vivo de haberlo hecho. Jeff la empujo violentamente, haciendo que Jane cayera violentamente contra el suelo de la dura calle. Ella no se quedo ahí, se puso de pie antes de que Jeff hiciera otro movimiento y le lanzo lo primero que vio: una piedra. A Jeff le llego en la cara, pero en vez de lamentarse por el dolor causado, este golpe le dio mas coraje para asesinar a la patética niña que estaba tratando de pelear con el. Se toco la frente, y noto que le corría sangre.

Corrió contra Jane, y le hizo un corte en un brazo. Esta, grito y empujo a Jeff para alejarlo. Jeff rió al ver su cara de dolor, lamió la sangre de su cuchillo, satisfecho de lo que estaba haciendo y volvió a atacar a Jane. Esta vez, ella fue mas rápida y le enterró su cuchillo en una pierna. Jeff grito, y luego abofeteo a la niña. No por ser mujer le tendría mas cuidado o le dejaría que hiciera lo que quisiera. El no perdonaba.

Jeff recordó la navaja que traía en su otro bolsillo, así que la tomo rápidamente y la lanzo hacia Jane. La puntería de Jeff era impresionante y logro clavársela a la altura del apéndice. Jane cayo. Jeff reía, lo que a Jane le daba mas coraje para enfrentarlo y lograr deshacerse del maldito Jeff. Se levanto, aunque su sangre le corriera, y lanzo la navaja de Jeff hacia el mismo, que se alejaba de ahi caminando. La navaja se le clavo un brazo. Jeff maldijo y se volteo. Su primer intento de matarla fallo, el segundo no lo haría.

-¿Por que huyes? -le hablo ella- ¿no puedes conmigo?

La ira de Jeff había alcanzado un nivel impresionante. Corrió hacia Jane y le pateo en el estomago haciéndola caer. Luego, sin darle oportunidad de nada, le tomo del cabello y la golpeo contra el suelo. Jane le agarro uno de los pies y se lo tiro para hacerlo caer. Jeff no soltó del cabello a Jane y con toda su fuerza, se paro y la lanzo contra el suelo. Jane se paro, aunque su cuerpo y mente estuviesen agotados.

-¿Crees que me daré por vencida? Estás muy equivocado, me desharé de ti -le grito.

Jane tosió sangre y se limpio la boca. Miro hacia donde se supone estaba Jeff y no lo vio.

-Cobarde, huiste -grito a la calle absolutamente vacía.

Se dispuso a caminar por la calle para ir a buscar a Jeff, decidida a matarlo. Caminaba con su cuchillo en la mano, cuando de su lado derecho, un cuchillo salio de la nada, y se clavo en su espalda.

Jeff salio de su escondite. El sabia que Jane iría a buscarlo, y aprovecho eso para así atacarla sin que se diera cuenta. Jane cayo al suelo y se empezaba a desangrar. Jeff se agacho a su altura, la tomo del cabello mirándola a la cara. A pesar de que Jeff también sangraba de la boca y la herida de su frente, al parecer estaba mucho mejor que ella.

-Bastardo, eres un ... -le dijo Jane.

Jeff, aprovechando que la tenia del cabello, la hizo darse un golpe contra el pavimento, tomo su otra navaja y se la clavo en la espalda igualmente. Jane grito.

-A mi, nadie me insulta. A mi, nadie me gana -le dijo.

Hizo por ultima vez que Jane se golpeara contra el pavimento y le saco los cuchillos que tenia clavados, ademas de llevarse el de ella. Le seria útil en algún momento, ademas, recordaría como fue que venció a la tal Jane.

Jeff se puso de pie, se dio la media vuelta y, antes de desaparecer de la vista de Jane, le dijo, concluyendo lo que estaba diciendo antes.

-Porque yo, soy Jeff the Killer -Y desapareció de las oscuras calles.

martes, 13 de agosto de 2019

El Origen de Nina The Killer

Nina Hopkins, de 11 años de edad, fue trasladada a una nueva escuela para estar más cerca de su casa. Una mañana de domingo, un día antes de su primer día en su nuevo colegio, despertó y fue al baño, se lavó los dientes, volvió a su cama y tomó su laptop para conectarse.

Nina no era de esas chicas que se levantaban con energía para abrir la ventana y dejar entrar la luz para hacer algo productivo en el día. No, ella simplemente disfrutaba de sentarse a ver animes, o escuchar música como rock o J-pop, jugar videojuegos o simplemente tocar la guitarra. Así le gustaba ser y así, amigos y familiares la querían.

Pero esta vez ella no quiso hacer ninguna de las cosas que normalmente hacía, no, esta vez quiso leer por milésima vez "El origen de Jeff The Killer", ella adoraba los creepypastas, pero ese era su preferido, sentía una extraña atracción hacia él, de admiración más que todo. Cada vez que lo leía sentía que un extraño impulso la invadía, pero exactamente por eso lo disfrutaba.

Mientras leía, de pronto, oyó la puerta, rápidamente levanto la mirada encontrándose con su pequeño hermano Chris y sus hermosos ojos verdes, Chris era el príncipe de Nina, lo adoraba y solía llamarlo así porque todas las noches le contaba historias de hadas para dormirle, a ella también le gustaban esas historias. Chris era de cabello negro bastante oscuro, tez blanca y ojos verde claro, igual que su difunto padre, en cambio ella era de cabello castaño claro, tez blanca y ojos azules, ella era muy parecida a su madre.

—Hermanita, a comer —dijo el niño con una sonrisa inocente.

—Ya voy mi príncipe —anunció Nina pellizcándole una mejilla en forma de cariño.

Dejó la computadora a un lado y bajo a comer.

A la mañana siguiente, Nina y Chris iban a clases, ella se levantó y se vistió con una de sus camisas favoritas, mientras tomaba su bolso sintió algo extraño… como un extraño jalón, que le hizo sostener su cabeza en un intento de mantenerse parada, haciendo que una extraña y pequeña sonrisa se formase en su boca. De pronto escucho la voz de su madre traerla a la realidad, de inmediato tomó su bolso y bajo ignorando por completo lo sucedido, espero a Chris frente a la puerta. Poco después bajo el niño bastante apurado.

—¿Listos? —pregunto la madre.

—¡Si! —respondieron ambos.

—Bien, suerte en la escuela —anunció su madre volviendo a la cocina.

—¡Adiós mama! —respondieron ambos chicos saliendo de casa.

Llegaron a la escuela caminando ya que a Nina le pareció molesto tomar el autobús.

Se dividieron y Nina fue a la secundaria mientras su hermanito a la primaria. Nina sintió la clase un infierno, aparte de larga.

Nina salió y fue en busca de Chris a su salón, al este salir ambos decidieron buscar un lugar tranquilo donde comer sin necesidad de tener que aguantar a todos los alumnos jugando a sus alrededores, así que encontraron un jardín detrás de la escuela donde casi no había nadie, ni un profesor ni un alumno, así que se sentaron pasiblemente a comer, pensando que tendrían un desayuno tranquilo, pudieron divisar unos pasos acercarse a ello. Nina levantó la vista y se encontró con una chica mucho mayor que ella, cabello negro y ropa algo callejera.

—Vaya, vaya ¿Pero que tenemos aquí? Alumnos nuevos —anunció la chica—. Mi nombre es Claudia, y yo mando en este colegio, y si no obedeces lo que digo… pagaras caro —agregó mientras sacaba una navaja de su jeans al mismo tiempo que dos chicos salieron de un árbol cercano—. Conozcan a Malcom y a Jhony.

Nina se incorporó rápidamente y se puso enfrente de Chris para protegerlo.

—Oigan, no queremos problemas, solo queremos desayunar tranquilamente —aclaro Nina.

—Ah, ya veo, pero ustedes no deberían estar aquí, esta zona es nuestra —anunció Claudia acercándose a ellos.

—¡Eso es estúpido! ¡ustedes no tienen derecho a mandar a nadie! —exclamó Chris pasando enfrente de Nina y recibiendo un fuerte golpe en el estómago de parte de Jhony. Chris cayó en los brazos de Nina tras el golpe.

—¡Chris! —exclamó Nina sosteniéndolo en sus brazos.

—Bien, si no quieres ser la siguiente, te recomiendo obedecer y salir de aquí —alegó Claudia acariciando el rostro de Nina con el cuchillo.

Nina no hizo nada más que soltar un golpe limpio en la cara de Claudia tumbándola al suelo, Nina rápidamente soltó a Chris y se abalanzó a Claudia tomando el cuchillo y clavándolo en el hombro de Claudia.

Malcom sostuvo a Nina de la espalda y la apreso en sus brazos. Esta soltó una fuerte patada en la entrepierna del chico tumbándolo al suelo, Nina volteo rápidamente para soltar varias patadas en la cara del chico y hacer que botara sangre por la nariz y boca.

Jhony de inmediato se acobardo al ver la reacción de la chica hacia los ataque y emprendió la carrera lejos de ella, pero inmediato Nina lo notó y corrió hacia Jhony tomando la navaja del hombro de Claudia y se abalanzo al chico clavándole la navaja en el estómago.

—¡Nina, basta! —oyó la voz de su pequeño hermanito, Nina inmediato volteó a verle y le observó, este tenía una mirada muy sorprendida.

Nina soltó a Jhony y dio unos pasos atrás viendo sus manos algo manchadas de sangre, se sentía como un monstruo… pero tenía que admitirlo… otro lado se sentía extremadamente bien, y el impulso se calmó, volteó de nuevo a su hermano que seguía allí sorprendido sin poder soltar una frase, Nina corrió hacia él y le tomó del brazo.

—Vamos, no podemos estar aquí por mucho —se fueron del patio.

Luego de eso Nina se fue a lavar las manos para llevar a Chris para que revisaran el golpe. Nina evitó a toda costa mencionar algo sobre eso, Chris solo pensaba que fue un impulso para defenderlo… pero ella sabía que algo más sucedía allí, sabía que era algo más fuerte y horrible, esa sensación de sentirse poderosa y fuerte…La necesidad de lastimar a alguien.

El día paso rápido y cuando los hermanos volvieron se sentaron a comer con su madre.

—¡Bien!, ¿Y cómo les fue en la escuela? —preguntó su madre con una sonrisa dulce.

Chris se estremeció al tratar de responder esa pregunta.

—Excelente —comentó Nina formando una sonrisa algo psicótica.

Nina subió a su cuarto luego de comer y abrió su closet encontrándose con su colección de Jeff The Killer, eran varios posters, diferentes chapas, algunos cuadernos viejos que los había forrado con él, algunos muñecos y peluches, tomo uno pequeño que le encantaba y se tiro a la cama con este, y lo observo…con su siniestra sonrisa que a ella ni le asustaba o intimidaba de lo más mínimo, lo contrario, en cierta forma le divertía, lo miro por un rato y luego susurro.

—Jeff… ¿tu me haces esto…?

Luego del incidente buscaron y buscaron a los culpables de la pelea, pero no los encontraron, y como pensarían que fue una niña de 11 años como Nina, o un niño de 6 años como Chris, ellos tenían eso a su ventaja para no levantar sospechas, y como todo sucedió el primer día de clases, muchos no podían decir si Nina estuvo allí ya que muchos no la conocían, y tampoco era de llamar mucho la atención, por eso no muchos sabían si ella fue ese día o no.

Aunque a pesar de todo, Nina un día abrió su casillero encontrándose con una nota que le decía; Sé lo que hiciste…pero no te preocupes… no le diré a nadie, eres hábil… pero peligrosa. Nina no halló firma ni nada que le identificara, no tenía en la más mínima idea de quien lo había enviado… se le ocurrió alguien, pero decidió no tomar en cuenta esa nota, si no diría nada quien sea que lo envió, bien por ella.

Por otro lado, la cordura de Nina no mejoraba, ya que enloquecía tanto que tomaba un cuchillo y se sentaba gran parte de la noche junto al cuarto de su hermano o de su madre.

Un día, Chris jugaba con sus nuevos amigos de la cuadra, y ya estaba anocheciendo, así que la madre de Nina; Mónica, le pidió que fuera por él. Nina salió y vio a lo lejos los niños jugar, cuando se acercó no pudo divisar a Chris, y se empezó a preocupar, se acercó a los niños y les pregunto dónde se encontraba Chris, y estos les respondieron que se había ido con una chica mayor que ella, Nina se preocupó mucho y volvió a casa a tomar el cuchillo que tenía escondido en su cuarto y sin que su madre se enterara salió.

Fue en busca de Chris rogando porque no le pasase nada, llegando a un más lejos de la casa. Paso mucho tiempo y Nina no pudo dar con Chris, empezando a desesperarse y llorar. En eso escucho un carro acercarse, este paró junto a Nina y esta dió unos pasos para atrás evitando que le fuesen a hacer algo, en eso las puertas se abrió y salió Chris dándose al suelo, se escucharon unas risas provenientes del carro que inmediato arrancó.

Nina rápidamente sostuvo a Chris es sus brazos nerviosa y se encontró con el pobre niño golpeado y con la ropa algo desbaratada.

—¡Chris! ¡Dios santo! ¿¡Qué sucedió!? —exclamó Nina sosteniendo el pequeño cuerpo de su hermano.

—E-ellos me… al-allí Nina… me… to-tocaron —alego Chris con mucha dificultad y echándose a llorar en el pecho de su hermana mayor, Nina trato de controlar algo que le gritaba adentro, una y otra y otra vez, sentía una ira incontrolable, levantó a su hermano en brazos y lo llevó rápidamente a un hospital para que tratasen los golpes y demás que tuviese.

Allí Nina llamo a su madre y le informó lo sucedido, su madre se fue lo más rápido que pudo al hospital, y allí llego y le informaron a ambas que tenía fuertes golpes y hemorragias internas y los rastros de violaciones fueron encontrado, la madre de Nina se echó a llorar y Nina solo se mantuvo callada a la situación, evitando a toda costa soltar esa necesidad de lastimar a alguien.

Al día siguiente le dieron de alta a Chris, pero le pidieron que se mantuviera un tiempo en reposo, así que durante 3 semanas Nina cuido a Chris contándole historias y ayudándole mucho con sus medicinas.

Y mientras Nina iba a la escuela, de nuevo, le dejaron una nueva nota, que decía así; Siento lo de tu hermano…espero se recupere, no pienses que estás sola…estoy yo aquí, seré tu amigo…pero lamentablemente a distancia… Nina sintió un leve rubor a eso, reviso de nuevo la carta y no encontró ninguna firma.

Pasaron las semanas y toco ir a Clases para Chris, este fue de muy mala gana, y más porque ese día era día de la foto escolar, así que Nina busco algo descendente que ponerse sin dar con mucho más que una falda negra de cortes, unas medias de rayas negras con vino tinto, unos convers de color negro, una franelilla de rayas negras y azules, sus guantes favoritos sin dedos y se recogió el pelo con un lazo rojo sangre. Aun así sintió que le faltaba algo, así que busco en su armario encontrándose con su suéter favorito morado, el cual le recordaba al suéter de Jeff The Killer, así que se lo puso y bajo las escaleras encontrándose con su hermanito que le esperaba en la puerta, ambos salieron despidiéndose de su madre.

Llegaron al colegio, esta vez fueron en autobús para evitar que los que le hicieron eso a Chris no buscaran joderles en el camino.

Llegaron al colegio encontrándose con una sorpresa no tan grata.

Claudia, Malcom y Jhony caminaban por medio del pasillo, con aire de pocos amigos. Nina estaba consciente del motivo del por qué sus caras, la buscaban a ella y a Chris. Nina reaccionó y tomó a Chris del brazo sacándolos del pasillo donde estaban y evitando a toda costa que los vieran.

El día paso rápido y ni Nina ni Chris se encontraron al trío, o eso es lo que ella creía.

De vuelta Clases, Nina sintió que les seguían, así que al voltear recibiendo un golpe en la cara, cayó al suelo y buscó a su hermano, encontrándolo apresado en los brazos de Malcom, Nina trato de levantarse pero recibió un nuevo golpe en la barriga, cayó de nuevo al suelo y miró arriba viendo a Claudia.

—Por fin te tengo donde te quería mocosa —anunció Claudia posando enfrente de ella—. Pagáras por lo de la última vez —alegó está sacando un arma.

—No me importa un coño pelear con ustedes, además si los vencí una vez puedo hacerlo otra…¡son mierda! —gritoneó Nina tratando de incorporarse, enseguida Claudia fue a soltar un tiro en la cabeza de Nina, pero esta reacciono rápido y soltó una patada en el arma para que no le diera.

Nina se incorporó ágilmente y corrió a una casa abandonada cerca, encerrada dentro, subió por las escaleras siendo perseguida por el trío, sintió la oleada de balas que le perseguían, pero cada bala fue una bala perdida, Nina se encerró en el baño, buscando desesperadamente algo para defenderse.

—¡Sal Nina! ¿¡Te quedaras allí sabiendo lo que le hice a tu hermano esa noche!? ¡Que imbécil! —gritoneo Claudia desde afuera.

Nina sintió una oleada de odio e ira, y de nuevo…esa necesidad de matar.

Nina busco por la habitación donde se encerró encontrando un fierro oxidado con punta, Nina lo observó por un breve momento formando una sonrisa torcida en su rostro, tomó el fierro y salió esquivando las balas del trío como si de hojas se tratase, acercándose al trío, tomo el fierro y atravesó la cabeza de Jhony soltando un chorro de sangre, algo de la sangre cayó en la cara de Nina, y allí…algo no pareció funcionar bien, algo se rompió…como si de un fino hilo se hubiese roto…ese hilo que dividía la locura de la cordura.

Claudia y Malcom dieron unos pasos atrás, Nina volteo a su dirección mostrando una sonrisa psicótica junto con una mirada penetrante y horrenda, haciendo que hasta Chris se estremeciera, Claudia intentó correr junto con Malcom, Nina les siguió impidiéndoles pasar, golpeó a Claudia dejándola semi-inconsciente en el suelo, seguido le dio a Malcom para que soltase a Chris, el cuál cayó en el piso mirando con horror a su hermana. Nina golpeó repetidas veces a Malcom, abriéndole una herida en la cabeza, dando tantos golpes hasta dejar su cabeza como un multo de rojo carmesí. Claudia trató de moverse para tomar el arma, pero Nina le pisó la mano para que no lo tomara, Claudia levanto la mirada encontrándose con el penetrante mirar de Nina, esta negó con la cabeza y atravesó el fierro justo en su corazón.

—Ni-Nina…¿T-te sientes bi-bien alego Chris con horror, Nina volteó a verle con la cara un poco más relajada, pero sin borrar su sonrisa.

¿Sentirme bien…? ¡Me siento excelente! ¡Vamos mi príncipe! debemos volver a casa… alegó Nina cargando a Chris, cosa que le extraño a él, ya que a ella siempre se le complicaba eso.

Nina y Chris volvieron a casa, Nina no se dejó ver por su madre ya que se encontraba llena de sangre, así que subió rápidamente a su habitación y se arrodilló a la orilla de su cama hundiendo la cabeza en sus brazos mientras se la sostenía.

Nina apretaba los dientes, como evitando que “eso” saliera, Nina, con la poca conciencia que le quedaba tomo su laptop y escribió una nota…una nota que tal vez nadie jamás leería.

La noche cayó y la madre de Nina y su hermano dormían pasiblemente, en cambio Nina no podía, esa necesidad no le dejaba, así que se levantó, aun no se quitaba la ropa de ese día, y se miró en el espejo, veía una cara común, así que sin borrar su cínica sonrisa la cual cargaba desde mucho, bajo las escaleras dispuesta a hacer la locura más grande de su vida.

Entro a la cocina tomando una botella de Vodka, la puso en la mesa y busco un bote de lejía en los gabinetes de abajo, sin encontrar nada, se empezaba a obstinar.

¿Dónde estás pedazo de lejía…? gruño Nina buscándolo.

¿Buscabas estos pequeña…? oyó Nina una voz a su espalda, volteó y se encontró con una sorpresa bastante reconfortante al ver a un chico en la entrada de la cocina sosteniendo el bote de lejía, el chico tenía una piel extremadamente blanca, su pelo era negro y chamuscado, cargaba con una sonrisa tosca y horrenda.

Ah… que reconfortante sorpresa… Jeff The Killer alegó Nina con una mirada un tanto desafiante.

Te he visto durante un tiempo…me parece que tu coco ya se fue al caño…¡¡¡hahaha!!! alegó Jeff con gracia.

¡Estás en lo correcto! Así que necesito ese bote de lejía si me permites… añadió Nina dándole la mano para que se lo diera.

Aw… ¡déjame ayudarte! exclamó Jeff abriendo el bote y echándoselo a Nina encima, ésta votó un quejido cuando el lejía entro a sus ojos, seguido se dejó caer sentada sobre el suelo.

Nina sintió otro líquido correr por su cabeza, levanto al mirada y Jeff tenía el yesquero en manos. Nina sonrió y le miró desafiante.

¿Qué esperas…?...hazlo alegó la chica con burla, Jeff sonrió ampliamente y encendió el yesquero.

—Ve a dormir… agregó dejando caer el Yesquero.

Inmediato, cuando las llamas tocaron apenas la piel de Nina esta soltó un estruendoso grito, sentía un infierno rodearle, buscó a su alrededor a Jeff, pero este ya no estaba, Nina se retorció en el suelo y vió que su madre y su hermano Chris habían llegado y estaban apagando el fuego, seguía semiconsciente cuando lo apagaron, así que inmediato llamaron a la ambulancia y al llegar muchos vecinos salieron para ver lo sucedido debido a los gritos. Nina cayó inconsciente cuando la pusieron en la camilla y la llevaron a la ambulancia.

Entre los vecinos, un chico de cabello negro, tez blanca y ojos verdes, un tanto mayor que Nina le miraba con algo de preocupación, trato de acercarse pero su madre le tomó el hombro.

No Sclin, no es seguro —alegó la mujer atrayéndolo hacia ella, el chico observó como metían a Nina a la ambulancia.

Nina despertó luego de quedar inconsciente en la ambulancia, trato de moverse pero unas vendas se lo impedían, intento levantarse pero de inmediato una enfermera entro con su madre y su hermano.

Será mejor que te quedes quieta, no estás en capacidad de moverte dijo la enfermera recostándola de nuevo, su madre y su hermano se acercaron y le alentaron un rato, mientras Nina se mantenía el otro lado totalmente distinto, ya que solo veía a su madre como alguien más, y su hermano… tenía que admitirlo, seguía siendo su único tesoro.

Paso un mes de recuperación, Nina recibió mucho apoyo de su madre y su hermano. Llego el día en que le quitarían las vendas, su madre y su hermano estaban ansiosos por ver su rostro, Nina igual, por suerte, conservaba su rostro intacto ya que no se quemó demasiado.

Bien señorita Nina, las quemaduras no fueron graves, hubiese durado más y hubiese perdido parte del rostro incluyendo su nariz, pero no duro mucho quemándose, lo cual no causo gran daño dijo el doctor listo para quitar la última venda, dejo ver el rostro de Nina, la madre de Nina le miro con horror mientras su hermano se ocultaba detrás de su madre.

¿Qué…? ¿Qué pasa? exclamó Nina levantándose y yendo al baño corriendo, y se observo en el espejo, su rostro… era todo lo contrario al de antes.

Su piel se había vuelto blanca totalmente, su cabello que le llegaba hasta la por encima de las rodillas ahora estaba a mitad de la espalda, aparte de negro y chamuscado, su piel era rasposa casi como el cuero. Observo perpleja su nuevo rostro.

Her-hermanita… le llamo Chris abrazándola—, t-te sigues viendo igual de bonita que antes pero el niño no sólo mentía porque su cuerpo estaba chamuscado y pálido, si no por ese mirar penetrante y perturbador, con el cual la chica miro a su joven hermano y se puso de cuclillas a su altura.

Oh Chris… tu siempre tan complaciente… alegó Nina sin dejar de mirarle de aquella de forma tan perturbadora—, pero no es así… ¡Me veo más hermosa que nunca! exclamó la joven abriendo los brazos y dejando a, no sólo su madre y hermano perplejos, sino también a los doctores y enfermeras—. Este rostro… ¡es perfecto! ¡oh mi querido Jeff! ¡él me dio este rostro! continuo gritando la chica.

Do-doctor… mi hija está bien pregunto su madre acercándose al doctor.

Bueno, suele pasar cosas así tras una gran cantidad de calmante, pero si no mejora, tráigala para hacerle un examen mental, ¿si? anuncio el doctor.

Sí… alego débilmente su madre acercándose a Nina—. Vamos cariño… ya hay que irse —le anunció esta tomándola de los hombros.

¡Hahahaha! ¡Claro…! exclamó Nina sin dejar de mirar su horrible rostro en el espejo.

La enfermera le entregó su ropa que era su chamarra morada con su falda de cortes negra y sus medias de rayas negras con vino tinto.

Nina se vistió y salieron del hospital camino a su casa, sin saber… que Nina se había convertido en un monstruo que solo pensaba en matar a sangre fria.

Llegaron a la casa y Nina no dejaba de mostrar esa sonrisa torcida, en eso Nina se enfocó en la casa de al frente, y notó que por la ventana de la casa se asomaba un chico de cabellos negro y ojos verdes, el chico sostenía su boca observando el desfigurado rostro de Nina, ésta le miro por unos instantes y se puso el dedo índice en la boca en forma de silencio y seguido entro a la casa.

Esa noche la madre de Nina se despertó escuchando sollozos provenientes de algún punto de el pasillo, su madre se levanta y se asoma por este y ve la puerta y la luz encendida del cuarto de Nina, camina sigilosamente, y al llegar a la puerta, observo el horrible festival de sangre que sostenía la joven chica.

Nina tenía un cuerpo con varios intestinos fuera enzima de la cama, el cuerpo era de una chica de cabellos rubios y esta era muy bonita, pero en donde estaba no se veía así. Nina estaba encima suyo, con un cuchillo de cocina en mano, con todas sus ropas manchadas de sangre y mirando el techo.

Ella solía atormentarme en el colegio… alegó Nina mientras mantenía la mirada al techo—. Mami… ¡soy más hermosa que nunca! —exclamó Nina volteando a ver a su madre, su rostro… era peor, su sonrisa chueca y mal cortada hasta las mejillas, sus ojos estaban cocidos para mantenerlos bien abiertos—. Me canse de las farsas, me canse de llorar y sufrir…ahora siempre sonreiré y siempre veré mi hermoso rostro… el rostro que me otorgo Jeff… ¿no soy hermosa mama? pregunto la chica de forma cínica.

La madre de Nina no pudo evitar dar unos pasos atrás mientras negaba con la cabeza.

No… Nina tu… te has vuelto un monstruo… todo esto era por tu obsesión por ese asesino… yo… alego está empezando a correr por el pasillo. Nina ágilmente siguió a su madre

¡Me matan de diversión cuando corren! exclamó mientras seguía a su madre, ésta fue a correr al cuarto de Chris para despertarlo, pero apenas iba a tomar el pomo, Nina atravesó el cuchillo en el cráneo de su madre, tirándola de inmediato al suelo.

Es una lástima que mami no crea que soy hermosa… que triste alego Nina sacando el cuchillo de la cabeza de su madre.

Chris en su habitación, estaba inquieto, se sentía en peligro, se movía y se movía buscando acomodarse, pero nada resultaba, en eso, Nina abre la puerta dejando ver su sombra, Chris se quitó las sábanas de encima para ver a su hermana, y debido a la luz no pudo distinguir su rostro, pero si el cuchillo.

Chris se alarmo y se acurruco en su almohada.

Chris… —alego Nina dejando verse hacia Chris, el cual dejo escapar un pequeño gemido de horror al ver la cara de Nina—. ¿Verdad que soy hermosa? alego está inclinando la cabeza de un lado.

Chris asintió con miedo mientras se cubría con las sábanas.

Oh vamos Chris… yo no te haría nada alego Nina ocultando su mano mientras cruzaba los dedos—. ¿Sabes?…me siento más nueva que nunca, y empezaré una nueva vida… ¿quieres venir conmigo? anunció Nina acercándose más a él. Chris de nuevo asintió—. Oh… buen niño… ahora si quieres acompañarme… sólo debes ir a dormir mi príncipe.

Nina pateó la puerta de la entrada de la casa cargando a su hermano en su espalda, Chris estaba muerto, con una tétrica sonrisa de payaso y los ojos con algo negro bordeándole, le había quemado los parpados, se encontraba cubierto de sangre y con múltiples apuñaladas. Nina dio unos pasos en la entrada y fijo su mirada en el chico de hace un rato, esta vez traía una camisa blanca y Jeans blancos, miraba un libro, pero por mera curiosidad volteo encontrándose con la horrible escena de Nina.

Vaya Chris… parece que alguien sabe más de lo necesario… vamos a ponerlo a dormir alegó Nina caminando a la casa de enfrente.



Calificación:

martes, 16 de julio de 2019

Nina the Killer

Extraños asesinatos, sin explicación ni pistas del culpable, se han multiplicado tras varios meses. Se tenía bajo sospecha al asesino que se había investigado tiempo atrás, pero se encontró un testigo que asegurada haber sido atacado por un asesino distinto a Jeffry Woods. Aterrorizando distintas ciudades, se desconoce si trabajan juntos o por separado. Por suerte, pudimos conocer al sobreviviente del ataque y temerosamente nos contó desde una reservada cama del hospital lo que había sucedido. He aquí su testimonio:

«Todo sucedió una noche», narró el chico. «Caminaba de mi trabajo a la casa, estaba por unas calles bastante desoladas, había decidido tomar un atajo nuevo, para cambiar la rutina… Gran error. Ya a mitad de camino empecé a sentir que me observaban. Al escuchar pasos, volteé rápidamente buscando que no fuera un ladrón, pero no encontré nada, así que solo tomé todo como producto de mi imaginación, continúe caminando pero la sensación de ser observado se hizo más fuerte. Los pasos los oí más cerca, al voltear observé algo acercarse a mi rostro y por reflejo lo esquivé. De pronto, en un momento veo a una chica de cabello negro y chamuscado, con un mechón púrpura. En ese momento, me dio la impresión de que tendría entre 16 o 17 años, aunque su rostro no parecía ser el de un humano, su piel era de un blanco muy desagradable, sus ojos me miraban con una sed de sangre, tenia las pupilas muy dilatadas, con midriasis y se veía una extraña cocedura en sus ojos. Su sonrisa era sobrehumana, tosca y estaba cortada.

»Me quedé parado durante mucho tiempo, sintiendo la adrenalina correr por mi cuerpo. Ella no soltó ninguna palabra, solo se quedó allí parada por lo que me pareció una eternidad. Finalmente, la chica soltó una frase mientras inclinaba la cabeza de un lado a otro de una forma esquizofrénica y ruidosa, el sonido de sus huesos tronar me heló los nervios:

»Ve a dormir mi príncipe.

»Inmediatamente reaccioné y emprendí carrera en la dirección contraria a la de ella, corrí como nunca, pero no fue suficiente, oí sus pasos, siguiéndome. Sin darme cuenta, recibí de golpe su peso sobre mí, seguido del frío filo de un cuchillo atravesar mi brazo.

»Caí al suelo con un gemido de dolor, la chica me apresó al suelo soltando una histérica carcajada. Saco su cuchillo de mi hombro y rasgo mi camisa, haciendo una extraña caricia en mi abdomen desnudo, observándome con detalle, pero por suerte, escuchamos la voz de un policía que había llegado, estaba apuntándole con un arma. La chica se incorporó rápidamente y el policía soltó varias balas a su dirección, pero ésta las esquivó cubriéndose con los árboles, sin dejar de soltar esa carcajada, se alejó de allí.

»Jamás podré olvidar esa mirada… y mucho menos esa risa…»

Una semana después de la entrevista, encontraron al joven muerto en su casa, mutilado y despedazado por toda la casa, al cuerpo le faltaban varios órganos, los cuales fueron encontrados escondidos en partes muy inaccesibles. La habitación donde se sospecha fue el asesinato, se encontró escrito con sangre en la pared:

No te fuiste a dormir
mi príncipe.

Si se encuentran o conocen a la joven de la descripción, por favor pónganse en contacto de inmediato con la policía.

Extraído del periódico local.


viernes, 12 de julio de 2019

Homicidal Liu

Todo comenzó una noche, la noche que Jeffrey Woods enloqueció completamente y asesinó a sus padres y a su querido hermano Liu Woods. Jeff dejó de ser el joven que era, para convertirse en un monstruo sin alma que solo se mueve por el deseo de matar, pero, ¿en serio había muerto su hermano Liu después de recibir múltiples cortes y puñaladas?

—No, sobreviví al ataque de mi hermano, quedé medio muerto, desangrándome mientras sentía cómo estallaba mi corazón por el esfuerzo, sin embargo, resistí deseoso de vivir, para cazar a Jeff. Luego todo se volvió negro y me desmayé.

Pasó mucho tiempo antes que despertara, estaba en un cuarto bastante iluminado, lleno de tubos y medicinas. Apenas sentía mi cuerpo, no podía hablar, no podía comer, me alimentaban a través de un tubo, respiraba por medio de un pulmón artificial, apenas podía distinguir quién era yo; pero uno de esos días escuché a un doctor hablando con una enfermera: "Este paciente puede que no sobreviva, necesita muchos trasplantes, su pulmón izquierdo colapsó, su corazón está muy delicado y sus riñones están fallando, el pronóstico es muy malo". Esas palabras me quitaron toda la esperanza de sobrevivir a lo que me había pasado.

Llegó el esperado día de los trasplantes que necesitaba, pero estaba sedado y aún no podía comunicarme, no pude expresar mi alegría en ese momento, así que la guardé para cuando me recuperara. La enfermera me saludó: “Hola, mi nombre es Susan y te deseo la mejor de las suertes, eres muy fuerte apenas sobreviviste a ese intento de asesinato. Yo personalmente me quise encargar de ti, porque admiro mucho tu fortaleza. Me gustaría que cuando salgas del hospital salgamos alguna vez”. Besó mi mejilla y se sonrojó, no podía negar que era una muchacha muy hermosa, pero no sabía si saldría vivo de esto.

Llegó la hora, la hora donde se decidiría si viviría o moriría. El doctor me dijo que como era un joven muy fuerte y había sobrellevado bien los tratamientos, lo más probable era que la intervención fuera un éxito. Me puso la mascarilla y me pidió que contara de diez a uno, me dormí ¿pero por qué aún sentía lo que me hacían? En ese momento, sentí cómo una hoja fría me perforaba un lado del corazón, el primer corte fue lo más doloroso, luego algo abrió mi piel, el dolor era más intenso a cada segundo que pasaba, cada corte era más doloroso que el anterior, para cuando estaban trabajando en mi corazón creí que no se podía sentir más dolor, pero eso fue solo el comienzo de mi tortura, horas de un dolor insoportable, cada corte, cada parte de mi que reemplazaban, cada sutura, todo el dolor que recorría mi cuerpo destruía la poca cordura que me quedaba, hasta quedar hecha añicos.

Pasaron días en esa cama sin poder moverme, sin poder hablar, solo escuchando la voz de aquella enfermera, quien estaba conmigo día y noche, hablándome, diciéndome que resistiera, que me quería con vida, que quería conocerme en verdad y que esperaba hablar conmigo y escuchar mi voz. Pasó una semana y ella venía más a menudo, venía y me cantaba, me leía, pero un día, antes de poder mover mi cuerpo, me susurró: “Ya quiero que despiertes”. Me besó al terminar esa frase y empecé a sentir mi cuerpo, logré abrir mis ojos y pude admirarla. Ella lloraba de alegría al verme despertar y lo primero que hice fue intentar hablarle: “Hola Susan, soy Liu Woods”. Ella quedó atónita. “De verdad, eres… ¿El hermano de Jeff Woods? Él estuvo aquí hace un tiempo, quedó muy mal, me enteré de que se volvió loco y atacó a su familia, ¿cómo es que sobreviviste, Liu? También supe que hace 3 días raptó a una joven y la quemó viva con lejía y gasolina, luego escapó de allí y no se le ha vuelto a ver, pero en la casa, o lo que queda de ella, no se encontraron más que 2 cadáveres. 
Algunos decían que se lo llevó, pero en el cuarto donde dormía su hermano, o sea, donde dormías, encontraron escrito con sangre en la pared “Ve a dormir” y en el baño escrito “Sonríe” en el espejo. Lamento mucho la muerte de tus padres, en serio, y, como no creo que quieras volver a ese lugar, ¿querrías quedarte a dormir en mi casa por un tiempo? Bueno, cuando salgas de recuperación, vivo sola desde que mis padres murieron en un accidente de auto, así que me sobra un cuarto”.

Acepté la oferta de Susan: “Cuando salga de aquí, quiero llevarte a cenar, a donde quieras, solo necesito que un día me acompañes a mi viejo hogar a buscar mi ropa, aunque no creo que siga allí”. Aceptó con un poco de miedo. Los siguientes días ella me visitaba todos los días, reíamos juntos, éramos muy cercanos, casi parecía que éramos pareja, así que le pregunté si quería ser mi novia. Ella dijo: “Sí, Liu, quiero ser tu novia, yo te lo iba a preguntar, pero no sabía cómo hacerlo”. Se me acercó y nos besamos. Estaba tan feliz, las cosas se estaban arreglando para mí, tenía una persona que sería mi nueva familia.

Al salir del hospital, Susan me recibió con los brazos abiertos y como era de día, pensamos en ir por mi ropa para llevarla a mi nuevo hogar, dijo “Sí, pero hay que llevar algo para protegernos por si tu hermano sigue rondando por ahí”. Le contesté “De acuerdo, un par de cuchillos de carnicero, una jeringa, un poco de calmantes, también un poco de equipo de emergencias por si necesitamos suturar, a ti o a mí, en caso de que un vidrio pueda causar una herida que necesite sutura, una botella de agua recién sacada de la nevera y una lata de gaseosa por si tenemos sed”.
Fuimos a su casa y recogimos todo lo necesario, además de una maleta para llevar mis cosas. Ya en mi antiguo hogar, sujetó con fuerza mi brazo, le dije “No temas, todo estará bien.” La besé para que se calmara, abrí la puerta de una patada, estaba cerrada, entramos y vimos que las paredes de mi casa estaban llenas de sangre, la sangre de mis padres, encontramos en la cocina un galón de gasolina, un frasco vacío de lejía y unos cerillos, seguimos recorriendo la casa, vimos el baño, que estaba con la puerta abierta, y vimos el espejo, con la palabra “Sonríe” escrita con sangre, el lavabo y el suelo llenos de sangre, toda mi casa estaba igual, llena de sangre. Al final, entramos al lado, estaba el cuarto de mis padres y encontramos las sábanas llenas de sangre, toda mi casa estaba igual, llena de sangre.

Finalmente, entramos al lugar más perturbador de mi casa, mi antiguo cuarto, la frase “Ve a dormir” estaba escrita con sangre en la pared, tal como se rumoreaba. Busqué en mi ropero mis pertenencias, mi portátil, mp3, celular y ropa, solo lo que no estaba manchado de sangre, cuando volteé para ver mi cuarto, recordé la perturbadora cara de Jeff viéndome con esos ojos llenos de locura sosteniendo un cuchillo ensangrentado en la mano diciéndome “Shh, solo ve a dormir”. Ese recuerdo fue lo que terminó de romper la poca cordura que me quedaba, le dije a Susan que me diera la mochila donde llevábamos las cosas, fui al baño, tomé el cuchillo y dije “Jeff… te veré en el maldito infierno cuando los dos hayamos muerto.”




Terminada la frase, le hablé a Susan, la besé, le dije “Adiós amor mío, pero, necesito encontrar a Jeff para vengarme de lo que me hizo, vengarme por la muerte de mis padres y que casi me mata a mí, te amo Susan, pero, no te podré ver después de que muera, lamento mucho esto”. Estuve a punto de matarla, pero, no lo hice, no me convertiría en mi hermano, le rogué a Susan que me perdonara, que venir a mi viejo hogar me había afectado, ella contesto “Esta bien, Liu, yo te amo, y sé que estar tan cerca de la muerte puede afectar, vámonos a casa”. Me besó, pedimos un taxi y nos fuimos a casa, y me metí a bañar.

Mientras me bañaba, no paraba de pensar en todos los momentos que pasé con mi familia, con mamá, con papá, mi infancia con Jeff, las travesuras que hicimos, todo lo que pasamos juntos, la alegría de tener a mi familia cerca, comencé a llorar, pero, el sonido del agua cayendo ahogaba mis sollozos, así que, no importaba.

La primera noche fue traumatizante para mí, tenía claras pesadillas donde podía ver a Jeff, como era antes del accidente, siendo asesinado brutalmente por el nuevo Jeff, luego éste me volteó a ver y me diciendo “Liu, ¿por qué no te fuiste a dormir como te lo pedí?” Desperté con un susto terrible, Susan fe corriendo a mi cuarto, me dijo, “¿Qué pasó Liu? ¿Estás bien?” le respondí “Sí… Solo fue una pesadilla, no te preocupes”.

Al día siguiente, al despertar, sentí un aroma que hacía mucho que no disfrutaba, era el olor a hot-cakes recién hechos, fui al comedor y ahí estaba Susan, preparando el desayuno, tal y como mamá lo hacía, me dio los buenos días, se sentó y empezamos a comer, ¿cuánto tiempo había pasado desde que no comía hot-cakes hechos con amor?, no lo sé, pero, el sabor… era tan agradable, me sentía amado una vez más, pero, la felicidad no duraría mucho.

Me estaba volviendo loco, cada día que pasaba, Susan me recordaba más a mamá, así que, tomé un cuchillo de la cocina y corrí hacia su cuarto, se estaba arreglando para salir conmigo a una cita, se veía tan hermosa, no me sentí capaz de matarla, no así, no sin que supiera cuánto la amaba, no sin que sintiera amor por última vez en su vida… Yo la amaba, pero, me estaba volviendo cada vez más loco, la idea de clavarle un cuchillo en el corazón no me dejaba vivir en paz y no podía estar así, no quería matarla, pero, no tenía otra opción, o eso creía.


Al salir del cine, caminábamos a casa, le decía “Te amo Susan, pero, hay algo dentro de mí que me… me está matando y no sé si pueda soportarlo más, así que, quiero que sepas que yo te amaré pase lo que pase”. Terminada la frase, un malviviente salió de un callejón y tomó el bolso de Susan hiriéndola, me enfurecí, quería matarlo por lastimar a Susan, lo perseguí con el cuchillo que había guardado en mi chaqueta, lo arrastré al callejón donde robó el bolso de mi amada, en frente de ella lo obligué a disculparse, quería tomar su vida, pero antes, le dije a Susan “Corre, no quiero que veas esto, te amo, y no debes ver esto”. Ella obedeció y se alejó lo más que pudo, cuando supe que era el momento, le dije al tipo “No te perdonaré por haber lastimado a Susan, ella es tan buena, tan pura, herirla es un crimen muy grave, por eso, tomaré tu vida, y solo así pagaras por tu ofensa”.
Levanté el cuchillo y lo apuñalé repetidas veces, podía ver sufrimiento en la mirada de ese hombre, pero, aún así seguí clavandole el cuchillo hasta que murió por múltiples puñaladas, limpié la sangre de mi chaqueta de cuero, la cual quedó bastante manchada. Aún así el día era cálido, por lo que pude quitarme la chaqueta y doblarla, dejando solo el exterior visible, logré ocultar el asesinato del ladrón. Salí del callejón y me encontré con Susan en la cafetería de la esquina tomando un expreso bien cargado.


Ella estaba bien, la gerente había limpiado su herida, al llegar se lo agradecí ocultando mi chaqueta. Llevé a Susan a casa con mucho cuidado, entramos a su cuarto y la recosté en su cama, le dije “Susan, no quería que esto te pasara, pero, me he dado cuenta de una cosa, no dejaré que nadie te haga daño, a partir de hoy, nunca volverás a tener miedo, nadie te volverá a lastimar, lo juro”. La besé y me fui a dar una ducha, me di cuenta de que no podía matarla, ella era todo lo que tenía en el mundo, era la única persona que amaba, aunque de todos modos había disfrutado matar aquel tipo del callejón, pero no podía matar a cualquier persona así que decidí solo atacar a personas que lastimaran a inocentes, personas que hicieran el mal a quienes que me importara y sobre todo, que mataría a cualquier persona que tratara de dañar a Susan.

Pasaron los días y como cada vez mataba a más personas me molestaba tener que usar un pantalón lleno de sangre, así que decidí comprar un pantalón de cuero, entonces, matar fue menos molesto...una chaqueta y un pantalón, ambos de cuero, los cuales fácilmente podía limpiar con gasolina blanca que había comprado hacía tiempo.

Matar se volvió un hábito cada vez más aburrido, matar con simples puñaladas era muy repetitivo, así que fui empleando modos cada vez más retorcidos, a algunos los quemaba vivos con gasolina, a otros los operaba sin anestesia, a otros los obligaba a comerse sus propias tripas, a otros los cortaba en pedazos y se los echaba a los perros callejeros, pero nunca maté a ningún inocente, solo mataba criminales y malvivientes, eso me hacía un héroe, ¿no? Acabar con los criminales haciéndolos sufrir de las formas más horribles, cada día usaba formas más horribles y retorcidas para matar, llegaba a casa, limpiaba mi ropa de la sangre de los criminales y pasaba tiempo de calidad con Susan, hasta que un día la invité a cenar, como yo tenía un empleo de cocinero en un restaurante y ganaba bastante dinero la llevé a un lugar muy bello, a la luz de las velas le dije “Susan, ya llevamos casi un año juntos, sé que eres el amor de mi vida, pues no sabría cómo podría vivir sin ti, quiero proponerte algo”. Me puse de rodillas y saqué una sortija de mi saco “¿Quieres casarte conmigo?” Se emocionó, y con lágrimas en los ojos me dijo “Sí, Liu, quiero casarme contigo”. Salimos del restaurante, no me había sentido tan feliz en toda mi vida, pero, un maldito llegó con un arma y le disparó.

Me llené de ira y odio... no podía dejar a Susan allí sola, desangrándose, muriendo, corrí y la lleve al hospital más cercano, los doctores me dijeron “Está muy delicada, quizá no despierte, hay que esperar lo peor”. Fui a buscar al maldito que le había disparado, nunca olvidaría su rostro, pasé horas recorriendo las calles hasta que lo encontré, lo golpeé hasta dejarlo casi inconsciente, “Me darás tu vida maldito bastardo, por tu culpa mi Susan está al borde de la muerte, y pagarás con tu vida”. Murió en el momento que terminé la frase.

Llegué al hospital, el médico me dijo que Susan ya había despertado, que fuera a hablar con ella, y eso hice. Ya en el cuarto de Susan, ella me vio y dijo “¿Liu? ¿Eres tú? Me alegro de que vinieras, espero poder resistir así como tu lograste resistir a lo que te pasó, te amo Liu, no quiero morir, pero si lo hago, no quiero que te suicides, te amo demasiado como para que mueras por mí, yo sé lo que hacías, yo se que matas criminales, y aunque no sea un método muy noble, la misión que tienes lo es, no dejes de hacer lo que haces Liu.”

Pasó una hora en la que estuvimos hablando, en la que le dije todo lo que le tenía que decir, no quería perderla, no quería perder a la única persona que me quedaba en este mundo. El doctor entró y dijo “Necesitamos operarla, señor Woods, se recuperará”. Se la llevaron a la sala de operaciones, fueron 3 horas que parecían eternas, quería sacarme los ojos de la desesperación pero la esperanza de que Susan sobreviviera era lo me mantenía en pie. Terminó la operación, el doctor que se encargó de todo me dijo “La operación fue todo un éxito, ella está estable, mañana despertará y en 2 semanas podrá salir del hospital”. Esas palabras me emocionaron tanto, me sentía tan tranquilo por saber que Susan estaría bien.

Estuve en su cuarto todo el día esperando a que despertara, despertó y me dijo “¿Quién eres y dónde están mis padres?” esas palabras me llenaron de tristeza, Susan me había olvidado, tenía que hacer que me recordara. Cuando se recuperó, la llevé al hospital donde nos conocimos, dijo “¿Eres tú, Liu? Como has cambiado”. Ella comenzó a recordar, la llevé a mi vieja casa, y recordó lo que pasamos allí, seguí llevándola a todos los lugares significativos para nosotros en el transcurso de la semana, hasta que llegamos al restaurante en el que le propuse matrimonio, ella lo recordó todo, me abrazó y me dijo “Liu, ahora lo recuerdo todo, gracias por estar conmigo hasta que me recuperara”. Y le respondí, “Tú hiciste lo mismo por mí, te debo muchas cosas, Susan.” La besé, pero cuando nos separamos, empezó a convulsionar, me asusté mucho y la lleve al hospital, no podía seguir así, pero, yo la amaba.

No la dejaría sola cuando me necesitaba, me quedé allí a esperar las noticias del médico y éste me dijo “Lo lamento señor, pero su novia ha muerto”. Esa frase me llenó de tristeza y odio, tomé al doctor y le troné el cuello ya no había razón para contenerme, comencé a matar a todos en el hospital hombres, mujeres, niños y enfermos, los maté a todos, no podía soportar que ellos vivieran y mi Susan no, ella no podía morir así no dejaría que eso pasara, pero era inevitable, mi ropa estaba llena de sangre de inocentes, mis manos estaban llenas de sangre y mi mirada había cambiado así que decidí hacer algo, fui por un bisturí y empecé a cortar un corazón en mi pecho, con la iniciales de Susan y su hora de muerte, nuestro aniversario y la fecha en la que nos conocimos, luego fui por una aguja y un hilo y cosí los extremos de mis labios formando una sonrisa, para que nadie viera como sufro por dentro.

Cuando terminé fui a casa, tomé mi ropa de cuero y las cosas con las que acostumbraba a matar y salí de allí para no volver jamás, ahora vivo matando a las personas que sean felices... sé que cuando muera, no podre verla... matar me consuela, si me ves corre y no muestres tu felicidad o morirás de la forma más despiadada y retorcida, no podrán distinguir tu cuerpo de cómo era antes de encontrarte conmigo, el sobreviviente de Jeff The Killer.




Calificación: 

sábado, 29 de junio de 2019

Sally Juega conmmigo

El verano era bastante bueno ese año. El sol como siempre, calentaba la piel; las ligeras brisas que recorrían el barrio y apaciguaban el calor y el frío, por lo que el clima era perfecto. Un verano que Sally jamás olvidará. Sally era una niña de 8 años, cabello largo y rizado de ojos verde claro. Era una niña muy educada, alegre y obediente. Sus padres la adoraban, no podían pedir más de ella. Sally reía mientras jugaba con sus amigos afuera de su casa, jugaban a la rayuela, a las muñecas y las etiquetas. Su madre la miraba desde adentro, limpiándose las manos con su delantal, gritándole:

¡Sally,cariño! ¡Es hora de que comas tu almuerzo!

Sally levantó la vista de su juego sonriéndole, Está bien mamá, sentándose en la mesa muy emocionada.

Su madre le colocó un sándwich de mantequilla, unos bastones de zanahoria, un apio al lado y un zumo de naranja. 

Gracias, mami.

De nada, cariño.

La niña empezó a comer, mientras su madre se sentaba a su lado sonriéndole:

¿Adivina qué...? Tu tío Jonas viene de visita.

Ella le sonrió con las comisuras de la boca llenas de comida.

Mmm... ¿Tío Jonas?, repitió con su boca llena mientras la madre se reía de ella asintiendo con la cabeza.

¡Ajam! Él viene a ayudar a tu padre con un trabajo y también a cuidarte, tal vez podamos ir a la feria juntos.

Sally masticaba rápido lo que quedaba en su plato.

¿Sara y Jennie también?

La madre levantó la vista pensativa:

Depende de lo que digan sus padres, si pueden, sí.

La niña sonrió y saltó de su asiento nuevamente. Este verano lo pasaría genial. En el transcurso de los días el tío Jonas llegó a la casa de su hermana. Salió de su coche estirando su cabeza y dando un suspiro de cansancio.

¡Tío Jonas!, gritó llamando su atención y corrió hacia sus brazos, quien le respondió:

¡Hey, Sally! ¿Cómo estás?, levantándola y abrazándola apropiadamente; la niña sonrió e intercambió miradas con sus amigas.

Estaba jugando con Sara y Jennifer, ¡mamá esta adentro, vamos a decirle que llegaste!

La baja y caminan hacia la casa, llamando desde afuera a la madre.

¡Hey, Marie! ¡Ya llegué!, mientras Sally iba hacia dentro.

¡Mamá! ¡Ya está aquí!

La madre salió de la casa corriendo de la cocina y sonrió al ver a Jonas.

Jonas, ¿has llegado bien?

El hombre puso la niña en el suelo y le dio una palmadita, y abrazó a la mujer.

Por supuesto que sí. ¿Por qué si no iba a venir aquí sano y salvo?

Se echó a reír, y caminó hacia la cocina con la mujer. Luego Sally corrió hacia la puerta, gritando que volvería a jugar.

¡Asegúrate de entrar antes de que oscurezca!

¡Sí, señora!

Y la niña se fue.


A la hora de la cena, el padre de Sally llegó a casa, feliz de ver a su hermano en su casa. Caminando con su hija, se acercó a Jonas con un apretón de manos y un abrazo.

Encantado de verte hombre, ¿Cómo estás?, le preguntó cruzando los brazos, mirando a su esposa poner la mesa. Jonas se encogió de hombros, jugueteando con sus pulgares. 

Me separe de Karen.

Oh, eso es terrible, lo siento... Jonas meneó la cabeza con una sonrisa.

No, está bien. Estoy contento, me puedo mover libremente sin tener a alguien constantemente queriendo saber dónde estoy y lo que hago.

Los dos hombres rieron juntos, sentándose en la mesa para comer.

Mmm, Marie, esto sabe maravilloso.

Gracias, me alegro de que te guste.

Mmm, ¡está delicioso mamá!

Los adultos sonrieron y se rieron del cumplido de la niña. Los platos se empezaron a vaciar, y Sally empezó a bostezar una y otra vez, frotándose los ojos con sus manos. Su madre sonrió y le frotó suavemente la espalda.

Parece que alguien está cansada, ¡hora de ir a dormir!

Sally asintió y saltó de su asiento, recogiendo su plato y llevándolo al fregadero. Su madre se levantó para llevarla a la cama, pero Jonas la detuvo jalándola del brazo.

Yo la llevo, dijo sonriendo.

Muy bien, gracias John.

El hombre asintió con la cabeza, mirando a la mujer y llevó a la joven a su habitación. John sonrió y cerró la puerta detrás de él, mirando el pequeño desorden de la niña.

¿Necesitas ayuda?, le preguntó, mirando a la niña, la cual también lo mira asintiendo.

Está bien, vamos a ver lo que tienes.

El hombre comenzó a buscar entre sus pijamas.

¿Tienes alguno de fresas? Apuesto a que vas a oler igual que ellas en tus sueños.

Él tomó la camisa y se la mostró, inhalándolo un poco. Sally rió y negó con la cabeza para indicar que no quería llevar su pijama de fresas. Jonas asintió con la cabeza, puso la camisa de nuevo en su sitio y sacó una camisa con un unicornio.

¿Qué tal este? Apuesto a que vas a montar en unicornio, señorita.

Una vez que la niña se rió y negó con la cabeza. El hombre soltó un pequeño gruñido antes de colocarlo de nuevo. Luego sacó un camisón blanco. 

¿Qué tal esto? Te convertirás en una princesa.

Los ojos de Sally se encendieron y dio una palmada con entusiasmo y asintió. Colocó el vestido en la cama, él se acercó a ella y comenzó a desabrocharle la camisa.

Puedo vestirme sola, tío, dijo con una sonrisa, mirando hacia abajo. El hombre sonrió y asintió con la cabeza, sin dejar el trabajo a medias.

Apuesto a que puedes, pero estás cansada, y ¿por qué no te puedo ayudar?, le preguntó, mirando a Sally cabecear un par de veces.

Una vez consiguió desabrochar la camisa, él se la deslizó por sus hombros y le dio un codazo en la panza, haciéndola reír.

Él sonrió y cogió el borde de sus pantalones cortos y tiró hacia abajo. Finalmente, el hombre agarró su camisón y empujó la apertura por encima de su cabeza, asegurándose de que sus brazos podían pasar por las mangas.

¡Ya está!, dijo alegremente, mirando la sonrisa de la niña de nuevo, riendo mientras llegaba a la parte superior de la cama.

Jonas se levantó y recogió su ropa, la puerta se abrió y entró la madre de Sally

¿Estás lista para dormir?, dijo. Jonas se levantó y corrió hacia el otro lado de la cama.

La voy a recostar, ¿te parece bien?

Marie lo miró y sonrió moviendo la cabeza.

Claro que sí.

Miró a su hija, se inclinó y la besó en la frente.

Buenas noches, mi amor.

Buenas noches mamá, dijo la niña dándose un masaje suave con el dedo pulgar en la frente. La mujer tomó la ropa y Jonas la hizo salir de la habitación.

Jonas le sonrió a la madre y se acercó al interruptor de la luz, apagándolo; luego cerró cuidadosamente la puerta de la habitación con llave y miró por encima del hombro a Sally. Jonas tenía una sonrisa escalofriantemente retorcida.

Al paso de los días, Marie observó que Sally no actuaba con normalidad: ella no sonreía tan brillante como antes, no mostraba alegría ni hablaba con la misma cantidad de felicidad. Marie tomó la mano de la niña, antes de que esta se fuese a jugar con sus amigos, y se la llevó a un lado.

Sally miró a su madre con una mirada confusa.

Cariño, ¿te sientes bien?, preguntó, arrodillándose para estar a la altura de su hija. Sally miró distraídamente, y poco a poco comenzó a llorar.

Su madre abrió los ojos, confundida.

¿Sally?

M-mamá... Yo... Yo no quería t-to..., alcanzó a decir la niña con ataque de hipo.

¿No querías hacer qué, amor?

Yo no quería jugar... Yo no quería jugar su juego...

Sally miró a su madre y la abrazó con fuerza.

Él m-me tocó... Y me hizo toc-carlo.

Marie frunció el ceño y comenzó a acariciarle suavemente el cabello, consolándola.

Shhh, no pasa nada, mamá está aquí ahora, fue una pesadilla, eso es todo. Todo está bien ahora, ¿de acuerdo? No te preocupes por eso.

Miró a Sally, que estaba a punto de llorar, y sonrió.

B-bien mamá...

Su madre sonrió y la besó en la frente. 

Ahora ve a lavarte, no querrás ir a jugar con la cara sucia.

Sally soltó una risita y salió corriendo al baño a lavarse la cara. Más tarde ese día, Jonas y su hermano regresaron a la casa a continuar el trabajo. Frank suspiró, sonriendo cuando vio a Sally.

El padre le devolvió el saludo, cerró la puerta del coche y caminó hasta la casa. Jonas miró a Sally sonriéndole, saludando a la niña. Su sonrisa se fue marchitando lentamente, mostrando menos felicidad en ella, pero le devolvió el saludo también. Jonas también entró en la casa, y se detuvo cuando escuchó la conversación entre su hermano y su esposa.

Sally, ¿qué? Preguntó Frank.

Ella tuvo una pesadilla, una muy mala y me dijo: "Él me tocó".

Bueno, ¿quién diablos es "Él"?

No lo sé, Frank... Solo fue una pesadilla, quería informarte de lo que ha estado pasando con ella y por qué está actuando diferente.

Jonas frunció el ceño con ira, con los nudillos volviéndose blancos, después se calmó rápidamente, puso una sonrisa, y entró en la habitación.

Vaya... ¿Interrumpí algo?, les preguntó, mirando a la pareja sacudiendo sus cabezas. Jonas sonrió de nuevo, señaló al coche.

Voy a ir a la tienda, ¿necesitas algo, Marie?

La mujer sonrió y miró hacia la cocina.

Sí, en realidad. ¿Me puedes conseguir algunos huevos, leche, pan y zumo?

Jonas asintió con la cabeza, a punto de salir hasta que se detuvo.

Sally quería venir también, solo quería informarte.

Marie sonrió, Gracias, John.

Él asintió de nuevo y se dirigió fuera de la casa con las llaves en mano, mirando a Sally con sus amigos.

Sally.

Ella levantó la vista hacia él y lo miró fijamente.

¡Vamos a comprar!

John se dirigió hacia el coche, haciendo un gesto a la chica para que lo siguiera. Sally se sentó allí por un momento, luego puso sus muñecas sobre la hierba.

Voy a dar una vuelta, por favor, cuiden a Mazapán y Lily.

Jennie y Sarah sonrieron y asintieron con la cabeza. Sally se dirigió de mala gana al coche y subió al asiento de pasajeros.

¿Sabe mamá que iré contigo, tío?, preguntó ella. Jonas asintió con la cabeza y puso las llaves en el encendido, arrancándolo y salió de la calzada.

Sí, ella quiere que compremos cosas para la comida, tal vez pueda conseguir algo.

Él sonrió mirando a la niña. Sally sonrió nerviosamente y miró hacia delante, observando el paisaje. Tan pronto como llegaron a la carretera que va a la tienda, Sally se dio cuenta de que no se detuvo al estar enfrente de la tienda. Ella frunció el ceño confundida, y alzó la vista hacia él.

Tío Jonas, te acabas de pasar la tienda... Dijo apuntando en la dirección a la tienda de alimentos integrales.

Pero él no habló, solo siguió conduciendo, con una sonrisa muy leve en su cara. La niña se sentó y miró por encima del asiento trasero, mirando a la tienda poco a poco cada vez más pequeña hasta que se perdió de vista. Al darse cuenta de que no iban al supermercado, la niña vio que el tío aparcó en un parque que había cerca de la ciudad, pero nadie salía al parque los domingos.

Sally se puso nerviosa, su respiración se aceleró, mirando al hombre con ojos muy abiertos. Jonas apagó el motor, mirándola, la ira se mostraba en su rostro.

Te dije que no le digieras nada a mamá, ¿no?, Le preguntó, mirando a la niña negando desesperadamente con la cabeza.

No estás jugando el juego correctamente, Sally.

El hombre se acercó y sacó a la niña del auto.

Dijiste que jugarías conmigo Sally, me mentiste.

Abrió la puerta del coche a su lado, saliendo junto con ella y la empujó al suelo.

Uno tiene que ser castigado por romper las reglas, dijo desabrochándose el cinturón.

Una pareja encontró el cuerpo de una niña de 8 años en el parque de la comunidad a las 9 p. m. Era Williams Sally.

Podría haber jurado que cerré la puerta antes de meterme en la cama, supongo que se me olvidó...

El adolescente caminó por la habitación y cerró la puerta. Antes de que pudiera acostarse de nuevo y tan pronto como se cubrió, las piernas se le congelaron al oír el leve sonido de un llanto, sonaba como un niño.

Se levantó poco a poco de la cama una vez más, se dirigió a la puerta y la abrió. El llanto parecía ser más fuerte fuera de su habitación. Miró hacia abajo en la oscuridad y se arrastró por el pasillo, siguiendo el sonido de los gemidos. Una vez llegando al final del todo, se quedó sin aliento. Sentada en el suelo, delante de la ventana iluminada por la luna, era una niña, encorvada, llorando.

Tragó saliva y tomó la palabra.

Quién... ¿Quién eres? ¿Cómo te metiste en mi casa?, le preguntó a la niña.

De pronto, el llanto se detuvo; la niña movió lentamente sus temblorosas manos lejos de su cara y miró detrás de ella, retorciéndose ligeramente. La sangre sustituyó sus lágrimas, manchando sus manos.

Ella estaba impregnada de sangre, el pelo a un lado de su cabeza, el goteo de sangre de la herida en su rostro y su ropa sucia. A través de los brillantes ojos verdes parecía que se veía su alma.

Esta es mi casa..., Habló con voz ronca, sonando como si estuviera luchando para hablar.

El cuerpo de la chica hizo una mueca y se movió extrañamente hacia el adolescente. Sus pies estaban sucios, como si hubiera estado corriendo por el barro, llena de raspaduras por las rodillas y piernas; y el final de su vestido estaba roto y estropajoso.

Sally: era el nombre cosido en la parte delantera.

¿Quieres jugar?, sonrió, con los dientes manchados de sangre mientras hablaba, Juega conmigo...






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