sábado, 28 de diciembre de 2019

Slendytubbies

Seguro que todos ustedes han jugado o escuchado hablar del juego de terror de estos simpáticos personajes sacados de una serie de televisión. Pero Slendytubbies esconde muchos secretos todavía no revelados. Cosas que, de darse a la luz, cambiarían la vida de miles de personas.

El juego, de por sí, es traumatizante y toca la fibra sensible de la gente a la que le gustaba aquella dulce serie que parecía no esconder nada extraño, pero que ocultaba mensajes subliminales.

Capítulos repetidos que pretendían soldar en tu mente todo lo que había ocurrido. Cuatro personajes que parecían venir de otro planeta y que utilizaban su sonrisa eterna para entrar en la mente de los niños hasta el punto de convertirse en una obsesión para muchos de ellos.

Pero, como todo, pasaron de moda. Hasta ahora.

A primera vista, parece un simple juego de terror al más puro estilo Slender, indagando, un último mensaje macabro que nos envían estos coloridos personajes...

Estás en un bosque, en TeletubbieLandia y tu misión es encontrar todas las tubbiepapillas. Entre medidas, se mezcla, imágenes impactantes con teletubbies mutilados, muertos, sangrando y la cara de Tinky Winky, la representación del mal del juego.

La pregunta es... ¿Es un simple juego? ¿O hay mensajes ocultos detrás de todo esto?

En el juego se representan los mayores miedos del ser humano: los sustos, los gritos, la oscuridad; te persigan hasta acabar contigo. Es una auténtica pesadilla hecha videojuego. Y utilizan aquello que en sus días te tranquilizaba como podía ver un capitulo de los Teletubbies en televisión, como algo que nunca más te dejará descansar durante el resto de tu vida.

Otros rumores cuentan que este juego utiliza sonidos de muerte reales a la hora de asustarnos. Sin ir más lejos, el grito de Tinky Winky es perturbador y totalmente real.

Las imágenes aparecen cada tanto no buscaban otro propósito que convencerte de que la muerte es el único final del juego, pero... ¿Se puede vencer?

Hay muchas posibilidades: conseguir todas las papillas y terminar con una sonrisa en la cara. ¿Quién sabe? Pero como pasaba con la serie, en Slendytubbies 3 este acaba con final estos son:

Final Bueno: Vences a Po en su ultima forma lo cual llegan los militares después de ello.

Final Malo: Po es su ultima forma te mata lo cual llegan los militares y encuentran tu cuerpo muerto.

Los demás finales los tendrás que averiguarlos tu.

Hay muchas mas incógnitas sobre ese juego. Quizás te acostumbres a sus gritos, quizás deje de asustarte. Pero el objetivo está cumplido: De nuevo, ellos son los dueños de tu mente.

Día tras día.

Como hace muchos años atrás....



Calificación: 

viernes, 27 de diciembre de 2019

Mi Esposa Llegó a Casa Temprano

Mi esposa era la única hija de un matrimonio adinerado que vivía en el área rural de Nueva York, para ese entonces, llevábamos casados ocho meses y las cosas no podrían ir mejor. Teníamos nuestra propia casa, buenos trabajos e incluso nuestros propios autos, como es usual al pensar en el sueño americano. Estábamos pensando en conseguir un perro y también conversando sobre la posibilidad de tener hijos en un futuro cercano, pero las cosas no salieron como esperábamos.

Una mañana ella recibió una llamada de la policía, diciéndole que sus padres fallecieron en un accidente en la carretera. Nunca en mi vida la había visto tan abatida. 

Después del velorio y los funerales, llegaron los crudos trámites legales de los cuales uno nunca quiere hablar después de una muerte. 
Al repasar el testamento notamos que sus padres le habían dejado la hacienda, una parcela que consistía en unos 200 acres con una casa de un millón de dólares en el lago. Ella estaba sorprendida, por decirlo poco. Nos mudamos rápidamente allí, vendimos nuestra antigua casa y los autos, aceptando de buena manera las pertenencias que mis suegros nos dejaron. 

Pero había un problema, esa casa simplemente se sentía... muerta. Era muy grande, pero de alguna forma estrecha y todas las paredes parecían ser más angostas de lo que deberían. Podías gritar de un extremo de la casa sin escucharlo en el otro. Nos tomó un tiempo acostumbrarnos, pero al final le agarramos cariño al viejo mastodonte o al menos eso fue lo que le dije a ella.

Cuando estaba solo en casa había algo en ese lugar que me desconcertaba, un rechinido en el piso, un crujido en la ventana, un escalofrío en mi cuello cuando pasaba al lado de una ventana brillante sintiéndome observado, realmente lo odiaba.

Mi esposa trabajaba hasta tarde los días de semana, cuida a las personas en un asilo y sus turnos solían ser desde las cuatro hasta la media noche. Usualmente yo disfrutaba de este tiempo a solas, con frecuencia leía o escribía y a veces preparaba una gran pipa y me sumergía en alguna película. Y esta fue una de esas noches, le di unas caladas a mi pipa, me envolví en una sábana y comencé la película. Era un viernes a eso de las ocho de la noche y supuse que unas cervezas no me caerían mal, de todos modos tenía unas cuatro horas antes de que mi esposa regresara. Bebí unas cuantas y llegué casi a la mitad de la película antes de escuchar algo en el piso de abajo.

Juro que pensé que era la casa jugándome trucos como lo había hecho tantas veces en el pasado, traté de ignorarlo pero entonces escuché un portazo, me levanté rápidamente y fui al piso de abajo. Mi corazón casi se paraliza cuando vi la luz encendida en la cocina, yo sabía que la había dejado apagada. 



Calificación: 



jueves, 26 de diciembre de 2019

Oro Bañado en Sangre

Desde el lúgubre atardecer, hasta la noche; cuando la luna llena causa una sensación de vacío en nuestras almas. Cuando los autómatas secuestran, cuando el llamado se ejecuta y cuando el oro se baña en la sangre.

Las almas en pena que vagan con miseria, que se adentran en un fulgoriento baile lleno de sufrimiento y miseria; resplandece sobrepasando las lágrimas de los ahogados, todos y cada uno de ellos son, víctimas de un autómata necrófago.

Cuando él secuestra, tu vida se encuentra en un baile que resplandece en agonía, tu vida se va en una silla. Los tendones que sostienen tu pesar, serán procesados lentamente, para luego ser devorados; mágicas alucinaciones pasan en su mirada.

Su proceso implica ardor e irrelevante tortura. Cuando termina de satisfacerse, las brasa fundidas de las insaciables fauces, del que más ama su vida, terminará vagando en una bella rotonda de infinidad, donde su sangre bañará en oro.

Nadie lo conoce, su mente se disfraza de un hombre que camina, las calles se deslizan en sangre de inocentes, que cobrarán su venganza ante la bestia necrófaga; su cara se bañará en lágrimas de ignorancia, mientras que la noche inocente se adueña de él, de un autómata mentiroso.

Pútridos idiotas, creen que un alma, no escucha, no ven, no sienten… todas se sostienen al tanto de las situaciones dentro de nuestros corazones, cuando la vida que depende de él; las alucinaciones de un mundo mejor lleno de paz y amor. ¿Surgirá cuando el calor de las brasas nos envuelvan? Nuestras piernas que sostienen nuestras almas, nuestra cabeza, un mundo que no conocemos.

El halo que se demuestra y ve en el fulgoriento baile, se alza en una grotesca luna llena, el aullido del lobo, el despertar de La Bestia, el acudiendo la ayuda de alguien que no existe, llamando al ciego y al más rico, para que formen parte del majestuoso e impalpable ritual.

Consiguiendo el secuestro del autómata que desgarra carne muerta, un necrófago insolente e ignorante. ¡Ojalá te mueras en tus mismas brasas! Desollado de la realidad. Su hora de muerte ha llegado:

—¡Basta, paren! Se los suplico. ¡Soy su transformador, los que los ayudó a pasar a un nuevo mundo, con paz y armonía!

—No sabes que es el “Paraíso"...

Las brasas envolvieron al autómata, y las almas torturadas pueden relajarse en el Paraíso, porque su sangre fue bañada en oro...



Calificación: 

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Perdido en los Pensamientos

Esta historia nace de un sueño, la vida real es la que tú vives y el mayor incubo es lo que de verdad pueda pasar.

Ese día estaba cansado después de haber entrenado por mucho tiempo, había quedado sin energía y solo quería dormir. Me dirigí a la habitación que compartía con mi hermano menor y tal fue el cansancio que ni siquiera se me dio por quitarme la ropa. 

Una persona cuando va a dormir cansada debería de dormirse en seguida, pero eso no me pasó a mí. Estaba pensando y como toda persona normal, me perdí entre mis ideas hasta que lentamente me dormí. 

De repente me despierto al escuchar un golpe. Empiezo a asustarme, agradecí internamente que mi hermano se haya acostado en mi cama, su sola presencia me reconfortaba. 

Fue entonces cuando todo ya me parecía extraño.

Otra vez comencé a perderme en mis pensamientos, pero al rato sentí los músculos del cuello tensos, me vino un escalofrío. No quería moverme ni abrir los ojos y me gustó esa sensación del escalofrío.

Aunque parezca un poco raro, a la mayoría de las personas les gusta esta sensación. Así que lo quise repetir, pero ocurrió algo diferente. Perdí el control y el escalofrío tomó todo mi cuerpo, más duradero, comencé a temblar cada vez más rápido al igual que mi corazón. Sudaba frío y no supe el porqué, pero pensé que ese era el típico momento en que aparecería algo y me asustaría.

Al contrario, no ocurrió nada y mi respiración volvió a la normalidad. Miré el reloj: eran las dos de la mañana; a estas alturas ya estaba lo suficientemente aterrado.

Permanecía inmóvil en mi cama. Esperaría a calmarme completamente para poder, por lo menos, abrir uno de los ojos... Me estaba perdiendo en mis pensamientos.

Fue entonces cuando se escucharon gritos de horror y llantos de varias personas.

Esa mañana mi familia me encontró muerto con marcas en mi cuello.



Calificación: 

martes, 24 de diciembre de 2019

Dendrofobia

El camino se siente inestable. La carretera se tambalea con cada paso que doy, y es como si las casas se movieran entre los callejones para huir de mí. Quizás me pasé de copas esta noche; cada trago que raspó mi garganta me quitó una pizca de valor como persona, y ahora parezco un simple indigente borracho…

Pero valió la pena, o por lo menos así es a mi parecer. Años que no dejaba a mi cuerpo y mi mente escapar al libertinaje de una fiesta desenfrenada con los viejos colegas, como las que hacíamos en nuestros tiempos de estudiantes. ¡Ah! Voy a vomitar… La resaca me matará mañana, definitivamente. Se supone que debo salir rumbo a la central al primer canto del gallo, como dicen por ahí, y para eso faltan unas… ¿Qué hora es?

¡Cinco y media de la mañana! ¿Tanto tiempo duramos? Perdí la noción del tiempo por completo… Al Diablo, no tengo ganas de ir a trabajar. Que se joda el jefe, tiene unos cincuenta, o cien, o quinientos o mil trabajadores más, ¡qué sé yo! El punto es que alguien puede tomar mi lugar, ¿no?

Pero para que sea esta hora… Es extraño que esté tan oscuro. Ni una pizca de luz celeste, ni de sol ni de luna; no veo estrellas, tampoco, ni el asomo del amanecer. Nada. Está como la boca de un lobo.

¡Bah! No me interesa… Quizás algún Dios en las alturas me esté dando la oportunidad de llegar a casa para conciliar el sueño. No falta mucho, he caminado un buen tiempo, debería estar a un par de calles…

¿Dónde está la casa de la señora Malavé? ¿Y las casas en general? O mejor, ¿dónde demonios estoy? Seguí el camino que era, ¿cierto? No… ¡Debí distraerme demasiado! Joder, despierta un poco, hombre, has terminado muy, muy lejos… No veo un carrizo, ¡está demasiado oscuro, maldita sea!

¿¡Qué fue eso!? Maldición, ¡algo me ha arañado el brazo! Creo que está sangrando… No veo nada, no veo a nadie… Sólo puedo percibir leves siluetas, pero, ¿de qué?

Se mueven… Se sacuden, hay un siseo, ¿murmullos? No, es… ¿el viento? ¿Dónde dejé mi celular? Sería bueno si pudiera iluminar un poco alrededor de mí… Vamos, vamos, estúpido aparato. ¡Aquí! Bien, bien… Ilumino con la pobre luz de mi viejo celular alrededor, pero no hay nada raro. Aunque ahora puedo confirmar lo mucho que me he perdido…

Lo único que hay alrededor son árboles. Enormes árboles, por donde quiera que vea, frondosos hasta el punto de ocultar el cielo. Se sacuden y sisean con el viento… Es como si hablaran… como si hablaran a costa de mí.

No estoy a gusto en este lugar, joder… Mi cabeza da vueltas, y siento que en cualquier momento vaciaré todo el contenido de mi estómago. Camino, camino y camino y no encuentro la salida. ¿Con qué me topo? ¡Más árboles! Aquí, allá, ahí, acá; están en todas direcciones, como una barrera. Me aprisionan… ¡No me dejan salir!

Se cierran sobre mí, no me permiten respirar… Se roban mi espacio, me aplastan, sus malditas ramas me arañan y las enormes raíces no me dejan avanzar.

Y murmuran, susurran entre ellos. ¡Al Diablo con el viento! Una brisa no suena así, no como voces… Tengo que salir de aquí rápido, ahora mismo. Me siento mal, me están observando. Estoy seguro de eso. Me miran, no apartan la vista de mí. Pero, ¿quiénes? ¡Los árboles, claro! Son los únicos aquí, sólo ellos saben que me he perdido en este jodido lugar.

Empiezo a sudar a pesar del inmenso frío. Sigue sin llegar rayo alguno del sol, no parece que se acercara el amanecer nunca… ¿Dónde está la salida? ¡Malditos sean esos estúpidos árboles!

¿Y ese sonido? Es como si algo se arrastrara… ¿Qué será? Miro en todas direcciones pero no hay nadie. No veo animales, ni personas, sólo… Oh, Dios, ¡Dios mío! Son ellos, alzan sus raíces, ¡vienen hacia mí! No, no, no me van a alcanzar. ¡Nunca! Corre, joder, ¡corre! ¡Me arrepiento de haber bebido tanto! ¡Maldita sea, maldita sea! Apenas puedo mantener el equilibrio, más aún por culpa del terreno traicionero…

¡Más cerca, más cerca! Se aproximan, casi llegan, siento que me pisan los talones. La adrenalina me da fuerzas, aparta el alcohol de mis sentidos por unos instantes para ayudarme a correr. Pero a donde sea que vaya, están ellos. En frente, detrás, a mis lados, ¡sus copas están encima de mí, y sus raíces se arrastran por debajo!

Van a matarme, lo sé, eso desean; no sé el porqué. Quizás para alimentar sus suelos con mi cadáver como un maldito abono putrefacto, o regar sus parásitas enredaderas con mi sangre.

¡Joder! Me atacan, sus ramas no permiten que llegue, como si en realidad estuviese yendo a alguna parte. Desconozco el camino, y ellos no me permiten ver más allá con sus fuertes troncos… Enormes y rústicos, a diferencia de mí; me aplastarán, me triturarán si no me muevo. No sé dónde quedó mi celular, se ha caído después de uno de sus golpes; pero poco me interesa.

No sé cuánto tiempo llevo corriendo, pero estoy exhausto. No puedo respirar en definitiva por el cansancio y por su cercanía abrasadora, y siento que me voy a desmayar…

Pierdo las fuerzas, me detengo y doy un último vistazo detrás de mí. Ellos están ahí, quietos, murmurando; se burlan de mi desgracia. Sus ramas se retuercen hacia mí como si el viento las moviese, en calma, pero yo sé que sólo intentan alcanzarme… ¡Malditos! No deberían disimular, ¡sé lo que intentan! ¡Sé lo que hacen!

Tengo una última oportunidad y tomo fuerzas. Un nuevo arranque, mayor impulso; el miedo me apoya en mi carrera. Al fin, al fin veo algo de luz lejana: un claro, y ningún árbol en él. Sólo tengo que apresurarme, que correr.

Están justo en mis espaldas, pero ya casi llego. Subo a la parte más alta del terreno, sólo tengo que bajar la ladera para llegar al fin a los hermosos rayos del sol. ¡No podrán conmigo! Eso me lo repito una, y otra, y otra y otra vez en mi mente, pero repetírmelo no es suficiente. Mi cuerpo me traiciona y mi vista se nubla unos instantes; la descarga de adrenalina habrá acabado, y el mareo vuelve a mí.

Doy unos pasos torpes, pero ellos me alcanzan… Sus raíces se enredan en mis zapatos ya agujereados, me jalan al suelo, caigo y ruedo por la ladera.

Las raíces y pequeñas ramas sobresalientes se ensartan en mi piel, la destrozan, la rasgan, la tiñen al rojo vivo de mi sangre. Los golpes no se quedan atrás, el dolor es inmenso. Lo último que vi al tomar valor para abrir los ojos mientras caía, fue la punta filosa de aquella garra frondosa de uno de mis enemigos, instantes antes de que atravesara mi ojo y ensartara mis sesos en una muerte rápida, pero dolorosa…


Calificación: