domingo, 9 de agosto de 2020

La oscuridad de tres días

Esto sucedió a las 3:42 p.m. El mundo descendió hacia una oscuridad súbita y absoluta.

Resultó en caos. En nuestra oficina pequeña del décimo piso, nos reunimos entre la negrura ominosa esperando la luz. Había una televisión en la sala de descanso y alguien halló el control remoto, usando la memoria de nuestros dedos nos las arreglamos para cambiarlo al canal de noticias.

Por un largo tiempo, solo hubo silencio. Entonces, a través de la oscuridad aparentemente infinita, surgió una voz. Una locutora, buscando su escritorio valientemente y tratando de reconfortar a sus televidentes, nos habló con voz suave y temblorosa. Ellos tampoco tenían idea de qué estaba sucediendo, pero indiciaron que debíamos conservar la calma, y permanecer juntos en medio de los reportes de individuos desapareciendo en la oscuridad, alejándose de sus amigos y familia, perdiéndose o topándose con el peligro.

Pasamos los siguientes tres días en la oficina localizando nuestras posesiones en la oscuridad y logrando comer y dormir con comodidad relativa, a pesar de la sensación de que estábamos congelados en algún tipo de universo alterno.

Entonces, exactamente 72 horas después de que la oscuridad llegó, el manto se alzó. Nuestros ojos ardieron por la luz súbita, pero nos adaptamos dentro de poco y concordamos en que deberíamos dirigirnos al piso de abajo, como grupo, e ir afuera.

Mientras descendíamos por las escaleras, nos recibió un olor. Nauseabundo. Supe inmediatamente lo que era, y, reticente, giré por la última intersección de la escalera pensando que quizá alguien se había caído y había muerto por sus heridas. Estaba equivocado.

Creo que solía ser una mujer, pero no puedo estar seguro. Había sido desollada y eviscerada, pero no sé en qué orden. Cada centímetro de su piel estaba ausente, pero sus ojos y dientes permanecían, convirtiendo su cadáver en un monstruo contemplativo y sonriente.

No fui el único que vomitó. Necesitando escapar de ese panorama, irrumpimos hacia el vestíbulo por la entrada principal, y nos congelamos. Cuerpos sin piel estaban esparcidos a lo largo del pequeño vestíbulo. Eran casi quince, según el cálculo con el pequeño vistazo que les dimos. No teníamos la intención de quedarnos por mucho tiempo; sin embargo, descubrimos que las puertas del vestíbulo estaban aseguradas y no podíamos quebrar el vidrio.

Alguien —no recuerdo quién— tuvo la idea de dirigirnos al cuarto de seguridad y ver si podíamos pedir ayuda por la radio. Seleccionando cuidadosamente nuestro trayecto por los cadáveres con estómagos revueltos, hallamos el cuarto de seguridad abierto y a su guardia desollado. Luego de un acuerdo mutuo, retiramos el cuerpo y nos encerramos.

Mientras que uno de nosotros trataba de establecer contacto, los demás comenzamos a ver las grabaciones de seguridad del vestíbulo de los últimos tres días. No pudimos creer lo que vimos.

No estuvo oscuro en lo absoluto: nos habíamos quedado ciegos. Y mientras estábamos ciegos, ellos habían llegado.

Sombras negras humeantes y fibrosas; sin rostro, solo ojos. Ojos extraños y resplandecientes.

Estaban desollando a las personas y vistiendo sus pieles como disfraces.

Sintonizamos la grabación de seguridad de nuestro piso, y observamos horrorizados cómo caminaban entre nosotros sin escoger a nadie. Hasta este día, no sé por qué lo hicieron. En cierta medida, se habían reunido para observarnos, pero partieron dentro de poco y causaron estragos en la oficina del piso de arriba.

Fuimos rescatados días más tarde. No obstante, el mundo descendió a la insania en el transcurso de las semanas siguientes. Todos sabían acerca de los desollamientos, acerca de los impostores; pero nadie sabía quién era real y quién no, hasta que fue muy tarde. Sin confianza, los humanos no pueden sobrevivir lado a lado.

Permanecí con dos de mis colegas, quienes sabía que no cambiaron. Reunimos equipo para acampar y tomamos la decisión de movilizarnos hasta el área arbolada afuera de la ciudad para mantenernos alejados de la sociedad, ahora que se estaba tornando más y más volátil.

Lo teníamos todo planeado, y atesorábamos grandes expectativas sobre la recuperación de la humanidad.

Entonces nos despertamos una mañana y estábamos ciegos de nuevo.

Tres días más tarde, la luz regresó, y me encontraba con mis dos amigos… y un cadáver.





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sábado, 8 de agosto de 2020

Caricia [Micropasta]

Una caricia es algo muy agradable, la sensación de una mano ajena sobándote lentamente la sien y revolviendo tu pelo de una manera cariñosa. Claro, a menos de que sean a las tres de la madrugada y vivas solo.

Diversidad

No es normal. No, para nada. Despertar en medio de un charco de sangre no lo es, simplemente enloqueces. Primero está la desagradable sensación de sentir tu cuerpo extraño, empapado. Luego está la desorientación, la de los 0.3 segundos en los cuales tu cerebro no sabe ni siquiera quién eres o dónde estás, como el de una computadora, pero más rápido. Luego la sorpresa, la terrorífica sorpresa de ver aquel líquido rojo, sumamente viscoso y ya frío impregnado en todo tu cuerpo. Por un instante, tu mente no es capaz de asimilarlo: “¿es sangre?” y el subconsciente lo reconoce pero lo bloquea para no causar todo el daño psicológico: “no puede ser sangre”; sin embargo las ideas y la lógica traicionan esa “buena voluntad” del subconsciente y te gritan: “¡es Sangre!” y es en ese momento en el que te vuelves loco. Tu mente queda vacía en milésimas de segundo, la impresión de estar así cubierto de toda esa sangre hace que quieras deshacerte de ella y al mismo tiempo sacudirte esa “irrealidad” en la que te encuentras. Te arrastras hacia atrás, queriendo huir, pero la sangre te impide ser veloz y los gritos se ahogan en tu garganta. Te resbalas y te cuesta mucho trabajo alejarte del charco rojo del que vas dejando una estela mientras te mueves torpemente. Tu respiración agitada y consecuente hiperventilación hace que los niveles de oxígeno aumenten y la vista se te nuble y te sientes desfallecer. Es demasiado y tu cerebro envía señales confusas a los diferentes órganos causando que tu estómago se revuelva y vomites incontrolablemente. La tensión se libera un poco y piensas que todo es un maldito sueño. De nuevo, tu subconsciente empleando mecanismos de defensa: la negación.

Te levantas como puedes y te das cuenta de que no tienes ropa. Miras a tu alrededor y no reconoces el lugar, es una especie de bodega abandonada y hay cadáveres por todos lados, gritas pidiendo auxilio y te das cuenta de que puedes estar sangrando por alguna herida. Te revisas y no encuentras nada y el llanto hace que te acurruques en posición fetal en un rincón. ¿Cómo pudo pasar esto? Tratas desesperadamente de aferrarte al último de tus recuerdos antes de que despertaras para darle sentido a toda esta locura.

El instinto de supervivencia se apodera de ti y las lágrimas dejan de correr.

Te levantas y buscas algo con qué ocultar tu desnudez y caes en cuenta de que el o los responsables del horror que vives pueden volver a terminar el trabajo.

Como si fuera una grabación, los recuerdos de tu niñez se agolpan en tu cabeza, toda tu vida se revela en segundos y lentamente vas recordando quién eres. Los padres humildes a los que abandonaste por buscar un mejor futuro personal, los reconocimientos académicos, el éxito profesional, los continuos dolores de cabeza y la tensión para lograr superar todos los obstáculos, todos los sacrificios y al final, lograr tener mucho dinero. Todo ello te recuerda que eres fuerte y que podrás sobreponerte a esto.

En silencio, te deslizas por los rincones del lugar escudriñando cualquier cosa que te sea útil. Sorpresivamente encuentras tu ropa en el rincón más lejano junto con la de los demás cadáveres. No reconoces a ninguno pero cuentas cerca de 10 cuerpos. Te limpias como puedes la sangre y, claro, no utilizas tu propia ropa sino la de alguien más, tu manía por estar impecable de pies a cabeza se impone. Extrañamente todas las pertenencias están ahí: billeteras, bolsas de mano, carteras, joyas, relojes, e incluso el dinero. Y piensas entonces que no fue un robo sino un acto de maldad pura.

Encuentras la salida y rezas para que la puerta se abra. Lo hace. Sales y corres lo más rápidamente posible lejos de ese lugar dando gracias al cielo por permitirte salir con vida de ese horror. Lo siguiente es pedir ayuda aunque no reconoces el lugar en donde estás. Ves unas casas muy a lo lejos y la esperanza de llegar te da más fuerzas para seguir corriendo, lo consigues, pero cuando tratas de hablar con los habitantes de aquellas casas, las palabras se te atoran en la garganta y te desvaneces frente a ellos.

Cuando abres los ojos, estás en un hospital y un detective de la policía se encuentra frente a ti. Te hace preguntas que respondes como puedes. Él pretende hacerte responsable de los crímenes y quiere detenerte para seguir la investigación del caso. Pero conoces tus derechos, y a pesar de la indignación que sientes de que piensen mal de ti, llamas a tu abogado y le ofreces al detective tu ayuda para resolver el crimen.

Las idas y vueltas en el departamento de policía se vuelven rutinarias, ya has dado tu declaración demasiadas veces: fuiste a un bar turístico la noche anterior, tomaste unos tragos y luego no recuerdas nada más. Pero lo que no concuerda es que sólo tú hayas logrado sobrevivir. Se revela que no es el primer asesinato de ese tipo en la ciudad, pero en la ocasión anterior no hubo testigos. Se revela también que todas las víctimas son de varias nacionalidades, posiblemente turistas.

Vas a juicio, pero la evidencia es débil, tu abogado es bueno y tu reputación impecable. Te declaran inocente y se te ofrece una disculpa pública por parte de las autoridades.

Todo el proceso te ha dejado con los nervios de punta y estás irritable.

Unas vacaciones serían lo mejor, después de todo hay que vivir la vida y más ahora luego de algo tan aterrador como lo que has pasado.

Un destino concurrido es lo mejor, siempre te ha gustado la diversidad de la gente. Cada país tiene su magia y su gente es especial. Mientras más diversos mejor, su esencia se impregnará en todo tu ser y podrás sentir toda esa adrenalina corriendo por tus venas y nublando tu mente, es algo único y extasiante. Sólo hay que comprar zapatos especiales para no resbalar, debido a la sangre, y golpearte en la cabeza, como la última vez.

Lo difícil es atraerlos a tu país y juntarlos a todos, difícil, pero no imposible, ya lo has hecho antes...



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lunes, 3 de agosto de 2020

SCP-001:O5 La Fábrica

Buenas tardes, Doctor.

No, no se levante. Y sí, soy quien cree que es. No hagamos de esto más de lo que es. Usted sabe mi número, y yo sé tanto de usted como para hacer un duplicado tal que ni su madre notaría la diferencia. No, no es una amenaza, es sólo la verdad.

Ahora, en lo que respecta a nuestro asunto, parece ser que se ha topado con algo por encima de su nivel de autorización. Bueno, no, toparse no es la palabra correcta. ¿Indagado? Quizá. Y usted ha llegado al punto en que indagar más puede hacer que termine con heridas de bala bastante letales. Esto sería una situación bastante lamentable, puesto que usted es un gran investigador. Por lo tanto, estará por recibir algo que muy poca gente en la Fundación tiene oportunidad de recibir… una explicación.

Sí, fuimos alertados cuando usted comenzó a investigar sobre SCP-001 por primera vez. Todo investigador que ha estado por aquí por un tiempo lo hace. La mayoría de ellos se sienten satisfechos cuando descubren el ángel con la espada flameante, está oculto bajo suficientes niveles. Pero luego empezó a investigar sobre La Fábrica, ahí es cuando supe que no se detendría. Así que aquí está, simple y sencillo.

La Fábrica es SCP-001

Pero eso jamás será registrado. Es una decisión que tomé durante la creación de la Fundación, y es una decisión que sostengo. Ustedes investigadores son demasiado curiosos. No estoy seguro qué me aterra más. El que jamás entenderemos La Fábrica, o que algún día lo hagamos. Ah, claro, estoy seguro de que está ansioso de saber más.

La Fábrica fue construida en 1835. En aquel entonces era conocida como Fábrica Anderson, llamada así por James Anderson, un industrialista bastante adinerado. Fue construida en, bueno, diremos que, en Estados Unidos, y era la fábrica más grande de entonces, con una milla de ancho, tres pisos de alto, y una torre especial de siete pisos en la puerta delantera, que servía como hogar de Anderson. Fue diseñada para ser la mejor fábrica de todos los tiempos, capaz de encargarse de todo, incluyendo el alojamiento de sus trabajadores. La gente podía nacer, trabajar, vivir y morir, todo sin necesidad de abandonar los confines de La Fábrica. Y vaya que trabajaron; trabajaron en todo lo que se le pueda ocurrir, desde cría y matanza de ganado, hasta textiles.

Ahora, nadie sabe si realmente James Anderson adoraba a Satán. Es igual de probable que siguiera alguna clase de dioses paganos. Lo que se sabe es que él era MUY preciso en la construcción de su fábrica, y en la colocación de la maquinaría dentro de ella. Algunos sobrevivientes afirman que el piso estaba grabado con símbolos arcanos, que eran sólo visibles cuando corría sangre por ellos… Pero, bueno, los sobrevivientes afirmaban muchas cosas. Lo cierto es que Anderson generó su fortuna con la sangre, el sudor, y algunas veces las partes corporales de las clases más bajas. Sus diarios indicaban que él los veía como algo menos que humanos, puestos en la Tierra para no más que servir a su voluntad.

Por supuesto, en aquel entonces nadie sabía de sus predilecciones, por lo que la gente corrió hacia La Fábrica. ¿Un lugar en donde trabajar y vivir al mismo tiempo? ¡Por supuesto que la gente iba a querer entrar! Olvide las largas horas, las condiciones de trabajo, el sádico personal de seguridad, y todo lo demás. Los trabajadores eran forzados a trabajar durante 16 horas todos los días, a excepción de los domingos, del amanecer hasta el ocaso. Los trabajadores no recibían habitaciones individuales, en su lugar compartían cuarto con otras ocho personas, durmiendo en turnos de tres. La atención médica era inexistente. Si alguien sufría alguna lesión en el curso de sus labores, algo bastante frecuente, se esperaba que siguiera trabajando. Cualquiera demasiado herido como para continuar trabajando simplemente era arrastrado hacia afuera por los guardias, y jamás se volvía a saber de él.

Durante cuarenta años, la Fábrica Anderson produjo toda clase de cosas para el público. Carne, ropa, armas. Ignore el hecho de que la carne pudo haber contenido humano. O que las armas fueran forjadas en sangre. Es más, qué importa si la ropa era teñida en… bueno, usted entiende. Los rumores se filtraban, pero los productos eran demasiado buenos, así que ¿para qué preocuparse? Hasta que alguien salió.

Jamás llegué a conocer a la valiente mujer que logró escapar, pero llegó a citarse con el presidente Grant y, en 1875, solicitó de mis servicios. Por aquel entonces yo era… bueno, no importa. Digamos que yo era un militar, o algo así, y que mi gente era igual. Ciento cincuenta de los mejores hombres y algunas cuantas mujeres, que recibían trabajos que no cualquiera podía realizar. Nos encontrábamos deshaciéndonos de algunas resistencias de los Confederados, y algunas de las terribles cosas que encontrábamos en el Sur. Así que hicimos algunas investigaciones, no nos gustó lo que vimos, y decidimos entrar, listos para lo que se pusiera en nuestro camino.

La verdad no recuerdo muy bien lo que pasó esa noche. La mayoría se encuentra revuelto en mi cabeza. A veces tengo destellos de gente encadenada a las líneas, algunos vivos, algunos muertos, y vaya que era difícil distinguir los unos de los otros. Niños trabajando bajo las máquinas, la mayoría de su carne arrancada de sus huesos por las grandes ruedas y engranajes. Y lo demás…

No, estoy bien. No había pensado en esa noche desde hacía mucho tiempo. Los guardias no fueron mucho problema. Pero luego aparecieron las creaciones de Anderson. Él había tomado a los trabajadores heridos y, bueno, experimentó con ellos. Hombres, si es que podrías llamarlos así, con múltiples brazos cosidos a sus cuerpos, algunos de ellos combinados con animales, horribles monstruosidades venidas de las peores pesadillas. Seguían viniendo, oleada tras oleada de horribles criaturas. Perdí mucha buena gente esa noche. Luego encontramos las fosas de reproducción. Niñas hasta de ocho años, encadenadas a las paredes, forzadas a ser no más que-

Disculpa. Aún ahora, más de un siglo después, los recuerdos me hacen ver rojo. Cuando por fin encontramos a Anderson encogido en su oficina, lo colgamos desde la ventana de su torre, con sus mismas entrañas. Durante todo el tiempo continuó pronunciando blasfemias de las que no quiero pensar realmente.

Nos tomó una semana limpiar ese lugar, liberar a los trabajadores, eliminar las cosas que encontrábamos en los sótanos y en los cuartos oscuros. Recuperamos las cosas que encontrábamos útiles, las almacenamos en una casa cerca de la entrada, intentando encontrar un sentido a todo esto. Esa noche, ciento cincuenta de nosotros entramos a ese infierno, y sólo noventa y tres salimos. Para el final de la semana, solo quedábamos setenta y uno.

Pero las cosas que encontramos allí, dios mío. Bueno, ya has estado en la Fundación un buen rato, no te parecerían tan impresionantes, pero encontramos pistolas de juguete que disparaban balas reales. Un yoyo que podía despellejar a cualquiera que lo tocara, martillos que sólo funcionaban en carne humana. Una raza de caballo esquelético que corría más rápido que lo que habíamos visto jamás. Mantos que parecían tejidos de la misma noche, y que permitían a los hombres entrar a una sombría dimensión que… perdón, me desvío del tema. Encontramos herramientas, tanto asombrosas como horribles. Y nos enfrentamos a una decisión.

Reuní a mis más altos rangos, digámosles oficiales, e intentamos ver que haríamos. Todos tenían sus opiniones. El Capellán, él perdió un poco la cabeza. Insistió en que estos objetos eran milagros enviados por dios, reliquias sagradas que merecían adoración. Marshall y el pequeño lamebotas de Dawkins pensaron que podríamos hacer una fortuna, produciendo y vendiendo las cosas al mayor postor. El indio al que llamábamos Bass, por su profunda voz, él llamó estas cosas una abominación, declaró que debíamos buscarlas y destruir todo lo que pudiéramos encontrar. Y Smith opinó que lleváramos todo al presidente. El único con una verdadera opinión era el viejo pero, pero nunca dijo gran cosa de todas maneras. Discutimos por horas, días, tratando de resolverlo. ¿Yo? Yo pensaba que estábamos en una mina de oro, sí. Pero pensé que podíamos usar estas cosas, estos objetos, para cazar algunas de las terribles cosas que encontrábamos en el Sur, los otros monstruos que habitaban este mundo, y usar esta fábrica para el bien, como un lugar para contener estas cosas, buscar una manera de que trabajaran en servicio al hombre, o al menos protegerlo para que no tuviera que lidiar con ellas.

Imagino que sabrás qué es lo que sucedió después. El Capellán huyó durante la noche con sus devotos, llevándose un par de pequeños objetos con él. Expulsamos a Marshall cuando lo encontramos… abusando de su autoridad. Prometió que obtendría venganza y el mierda de Dawkins condujo al resto de su grupo con algunos de los objetos más valiosos. Bass y su gente intentaron prender todo el lugar, y simplemente se fueron cuando vieron que no funcionó. Y Smith se fue para reportarse con el presidente. Logré convencerlo de que prometiera decirle a Grant que La Fábrica había sido destruida. Tenía grandes planes para aquel lugar.

Por supuesto, fue difícil continuar con los grandes planes cuando sólo tenía otras 12 personas conmigo. Pero era un inicio.

Y funcionó por un tiempo. Teníamos estos increíbles juguetes, y encontrar gente que trabajara con nosotros era bastante fácil. En aquel entonces, dejar la civilización era tan simple como salir del pueblo. Sabíamos lo que queríamos, sabíamos lo que podíamos llegar a ser.

Leventhal se encargó de darnos cimientos. Una simple invención por aquí, una buena inversión por allá, todo iba como la seda. White y Jones se encargaron de darnos… otros cimientos. En nuestros trabajos pasados descubrimos cosas interesantes sobre algunas personas. Secretos que poderosos hombres no querían que salieran a la luz. Y, con nuestra nueva posición de guardasecretos, obtuvimos más gente pidiéndonos que lidiáramos con los suyos. Chantaje es una mala palabra, pero funciona. Bright, Argent y Lumineux se pusieron a catalogar los objetos. Light y la esposa de Bright, la enfermera, se encargaron de mantenernos sanos. Je, no, sólo estaba recordando a Light. Ella tenía unas ideas inusuales sobre la higiene, para ese tiempo. Toda una mujer brillante. Czov, Fleischer y Carnoff se encargaron de entrenar a las tropas. Tesla y Tamlin tenían la tarea de averiguar cómo sacar el máximo provecho de los objetos, sin hacerlo obvio.

Éramos increíbles. La ciudad que erigimos alrededor de La Fábrica, a la cual llamamos Sitio Alfa, era autosustentable. Agentes, investigadores, operativos de toda clase… no con esos nombres, por supuesto, pero esas posiciones. Nos expandimos.

domingo, 2 de agosto de 2020

SCP-106 El Anciano

Ítem #: SCP-106

Clasificación del Objeto: Keter

Procedimientos Especiales de Contención: REVISIÓN 11-8
SCP-106, semi-emergido

No se permite ninguna interacción física con SCP-106 en ningún momento. Toda interacción física debe ser aprobada vía votación por no menos de dos terceras partes del Consejo-O5. Dicha interacción debe llevarse a cabo en ubicaciones AR-II de máxima seguridad, después de una evacuación general del personal no esencial. Todo el personal (Investigadores, Seguridad, Clase D, etc.) deben permanecer por lo menos a sesenta metros de la celda de contención en todo momento, excepto en eventos de ruptura.

SCP-106 debe ser mantenido en un contenedor sellado, compuesto de acero reforzado con plomo. El contenedor será sellado con cuarenta capas de material idéntico, cada capa separada por no menos de 36 cm de espacio vacío. Los puntales de apoyo entre las capas deben ser repartidos aleatoriamente. El contenedor debe permanecer suspendido a no menos de 60 cm de cualquier superficie por soportes electromagnéticos ELO-IID.

El área de contención secundaria ha de ser compuesta por dieciséis "celdas" esféricas, cada una llena de diversos fluidos y con superficies y soportes aleatoriamente ensamblados. La contención secundaria debe estar equipada con sistemas de luz, capaz de inundar todo el ensamblado con no menos de 80.000 lúmenes de luz al instante, sin intervención humana directa. Ambas áreas de contención deben permanecer bajo vigilancia las 24 horas del día.

Cualquier corrosión observada en las superficies de las celdas de contención, miembros del personal, u otras ubicaciones a doscientos metros alrededor de SCP-106 deben ser informadas al personal de seguridad del lugar inmediatamente. Cualquier objeto o personal extraviado en SCP-106 debe ser considerado perdido/muerto. No se deben intentar recuperaciones bajo ninguna circunstancia.

Nota: La continua investigación y observación demuestran que, cuando se enfrenta a estructuras ensambladas compleja o aleatoriamente, SCP-106 puede ser "confundido", mostrando un marcado retraso en la entrada y salida de dicha estructura. SCP-106 también ha mostrado una aversión a la luz directa y repentina. Esto no se manifiesta como un daño físico, pero si como una rápida salida hacia la ''Dimensión de Bolsillo'' que genera en las superficies sólidas.

Estas observaciones, junto con la aversión al plomo y la confusión provocada por los líquidos, han reducido los incidentes generales de escape en un 43%. Las celdas “primarias” también han sido eficaces en incidentes de recuperación que requieran el Protocolo de Recuperación ██-███-█. La observación continúa.
Daño por corrosión en la celda de
recuperación inicial. Procedimientos
de contención ya han sido revisados.

Descripción: SCP-106 parece ser un humanoide anciano, con un aspecto general de descomposición avanzada. Este aspecto puede variar, pero la cualidad "descompuesta" se observa en todas las formas. SCP-106 no es excepcionalmente ágil, y permanecerá inmóvil durante varios días seguidos, esperando a su presa. SCP-106 también es capaz de escalar cualquier superficie vertical y puede mantenerse suspendido boca abajo de forma indefinida. Al atacar, SCP-106 intentará incapacitar a la víctima dañando órganos importantes, grupos de músculos o tendones, y a continuación, llevara a su víctima incapacitada a su Dimensión de Bolsillo. SCP-106 parece preferir presas humanas de entre 10 a 25 años de edad.

SCP-106 causa un efecto ''corrosivo'' en toda materia sólida que toque, provocando una destrucción física en los materiales varios segundos después del contacto. Esto se observa como oxidación, descomposición, y agrietamiento de los materiales, y la creación de una mucosidad negra similar a la sustancia que cubre a SCP-106. Este efecto es particularmente perjudicial para los tejidos vivos, y se asume como una acción de "pre-digestión". La corrosión continua por seis horas después del contacto, tras lo cual los efectos parecen desvanecerse.

SCP-106 es capaz de pasar a través de materia sólida, dejando tras de sí una gran mancha de mucosidad corrosiva. SCP-106 es también capaz de "desaparecer" dentro de la materia sólida, entrando en lo que se presume es una forma de "Dimensión de Bolsillo". SCP-106 puede salir de esta dimensión desde cualquier punto conectado al punto de inicial de entrada (por ejemplo: Entrando en la pared interior de una habitación y saliendo de la pared exterior; Entrando en un pared, y saliendo desde el techo). No se sabe si este es el punto de origen de SCP-106, o un simple ''guarida'' creada por SCP-106.

La observación limitada de esta "Dimensión de Bolsillo" ha demostrado que se compone principalmente de salas y habitaciones, con [DATOS BORRADOS] de entrada. Esta actividad puede continuar durante días, con algunas victimas liberadas con el expreso propósito de cazar, recapturar y [DATOS BORRADOS].


Anexo:

Notas de revisión de SCP:

Debido a la excesiva dificultad de contener la naturaleza de SCP-106, los Procedimientos Especiales de Contención deben ser revisados cada tres meses o durante un incidente posterior a una ruptura. No es posible colocar impedimentos físicos, y el daño físico directo parece no tener efecto alguno en SCP-106. Los PECs actuales, a partir del ██/██/████, giran en torno a la observación básica y la respuesta inmediata. Previamente, las medidas de contención especiales mas pro-activas han sido requeridas tras eventos de rupturas en ██, ███, ██, █, y ████.

Notas sobre el Comportamiento:

SCP-106 parece pasar por largos períodos de "letargo", en los cuales permanecerá completamente inmóvil por hasta tres meses. Se desconoce la causa; Sin embargo, se ha demostrado que esto parece ser utilizado como una táctica de “atracción/calma''. SCP-106 saldrá de este estado bastante agitado, atacando y secuestrando al personal, causando graves daños a la celda de contención y al lugar en general. Protocolo de Recuperación [DATOS BORRADOS].

SCP-106 parece cazar y atacar basándose en deseo y no en hambre. SCP-106 atacará y recogerá varias presas durante su comportamiento de caza, manteniendo a muchos “vivos” dentro de su dimensión de bolsillo por largos períodos de tiempo. SCP-106 no posee un determinado límite, y parece recolectar un número aleatorio de presas durante un evento de caza.

La dimensión interior a la que ingresa SCP-106 parece ser solamente accesible a través de él. Los dispositivos de grabación y transmisión han demostrado continuar operando dentro de esta dimensión, aunque las grabaciones y transmisiones parecen estar muy degradadas. Al parecer, SCP-106 ''jugará'' con la presa capturada, gracias al total control del tiempo, espacio y percepción que tiene en esta dimensión. SCP-106 parece [DATOS BORRADOS].

Protocolo de Recuperación ██-███-█:
Agente █████, luego de ser "liberado"
por SCP-106. El sujeto estuvo perdido
por dos horas. El sujeto permaneció vivo
por una hora después de la liberación.

En caso de un evento de ruptura por parte de SCP-106, un humano dentro del rango de 10 a 25 años de edad será preparado para la recuperación, con la cámara de contención siendo reparada y reemplazada para su uso. Cuando la celda esté lista, el señuelo será herido, preferiblemente a través de la rotura de un hueso largo, como el fémur, o el corte de un tendón importante, como por ejemplo el tendón de Aquiles. El señuelo será entonces situado en la celda, y los sonidos emitidos por dicho sujeto serán transmitidos a través del sistema de megafonía del Sitio.

SCP-106 normalmente comenzará a gravitar hacia el sujeto señuelo dentro de diez a quince minutos después de escucharlo. En caso de que SCP-106 no responda a la transmisión inicial, se administrará trauma físico adicional al señuelo en intervalos de veinte minutos hasta que SCP-106 responda. Múltiples señuelos pueden ser usados en caso de brechas mayores.

SCP-106 normalmente entrará en un estado de letargo luego de haber acabado con el señuelo. Además, los sujetos pueden [DATOS BORRADOS].