Hace un tiempo, una fotógrafa amiga mía decidió irse a pasar unos días sola en el bosque a las afueras de la ciudad. Ella no tenía miedo de acampar sola ya que, ciertamente, lo había hecho muchas veces con anterioridad; instalando su carpa en el medio de un pequeño claro, pasaba ahí todo el día tomando fotos.
Cuando volvió, había llenado hasta el tope cuatro rollos de película, pero, al momento de revelarlas, aparecieron cuatro fotografías que la inquietaron. Habían sido tomadas en el interior de la carpa...
Fotografías de ella, mientras dormía.
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