Eran las 3 de la mañana y aún seguía despierto viendo la televisión. Fui a la cocina a beber un vaso de agua y en la ventana de esta sala me percaté de que una sombra extraña estaba observándome.
Temeroso le pregunté qué se creía que hacía, a lo que me dio una respuesta bastante extraña:
—Nada, solo espero a que un niño tonto me deje pasar y no dejar pruebas.
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