En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o centro de rehabilitación donde puedas llegar por ti mismo. Dirígete a la recepción y pide visitar a aquel que se hace llamar "el portador de la codicia". Si te llega una mirada de hambre voraz, huye de la institución, si no lo haces, serás comido vivo de la manera más dolorosa posible. Sin embargo, si una mirada de cansancio se apodera de ellos, te llevarán a una celda, por un corredor que antes no estaba allí. Las paredes estarán hechas de oro y plata fina, pero no toques nada, para que no te devoren el alma.
Mientras caminas, si en cualquier momento escuchas el sonido de las monedas tintineando, detente y grita rápidamente: "¡Todo lo que brilla no es oro!" Si continúa, estás condenado por toda la eternidad, y no tiene sentido correr. Sin embargo, si se detiene el ruido, continua.
Eventualmente, llegarás a una puerta dorada. El empleado la abrirá para ambos y cerrará los ojos al entrar. Cuando pases el umbral, la puerta se cerrará detrás de ti. Dentro habrá un palacio exquisito, hecho de marfil, oro y de maravillas que ningún mortal sería capaz de construir o concebir. No te quedes demasiado tiempo, si lo haces, el mundo se abrirá debajo de ti y estarás eternamente atrapado en un mundo de inmundicia y miseria.
Si continúas, el palacio a tu alrededor goteará lenta y progresivamente cada vez más sangre, hasta que un torrente de sangre comience a llover sobre ti. Continúa, y nunca mires hacia atrás, y no te detengas. Con el tiempo, la sangre se detendrá y estarás en una habitación llena de lingotes de oro y tesoros. Sentado en un trono de platino habrá un cadáver, que responderá a una sola pregunta:
¿Por qué desean?
Se pondrá de pie y comenzará a contar cada deseo, cada anhelo, cada robo. Si logras mantener la cordura, el cadáver se moverá hacia el tesoro cuando termine su historia. Sin embargo, no tomes nada del oro o del tesoro. En cambio, busca una pequeña moneda de cobre, inscrita en un idioma desconocido. En cuanto lo toques, volverás a la institución, como si nada hubiera pasado, con la moneda en la mano.
Esa moneda es el Objeto 66 de 538. No vale nada y todo.
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