lunes, 1 de junio de 2020

#055 El Holder de la Crueldad

En un lugar donde se reúnan presagios oscuros y donde la muerte haya maldecido la tierra, llama al cielo sin estrellas para pedirle consejo a "el portador de la crueldad". La tierra a tu alrededor que antes estaba contaminada comenzará a elevarse, un antiguo pedestal negro emergerá ante ti, con un cuenco tallado en un cráneo putrefacto.

En este punto, no hay retorno. Los ojos del cráneo en descomposición brillarán de un rojo sangre, y en tu mente, una voz perversa pero ronca zumbará:

Mors ultima linea rerum est

La noche se volverá aún más oscura, en el cuenco deberás reunir los corazones de los que más quieres, que comenzarán a latir al contacto con la superficie del recipiente. Si los corazones dejan de latir, te ennegrecerás. Si falla la solicitud, te ennegrecerás. Si decides suicidarte por haber esperado demasiado tiempo, te ennegrecerás.

Solo con los orgánicos latidos de unos corazones frescos, reunidos en el cuenco oscuro, el ennegrecimiento cesará. Los corazones empezarán a licuarse, formando una solución viscosa negra, profunda e impenetrable. Las voces de los ofrecidos te hablarán en una lengua desconocida. Aunque incomprensible, reconocerás sus voces, debes ser fuerte.

Concéntrate, ahora reúne los cadáveres de cinco de tus enemigos más odiados y llévalos al pedestal. Por sus gargantas deberán derramar su fluido contaminado. Ninguna gota debe caer en el suelo. Los cinco cadáveres se reanimarán como marionetas siendo levantadas por su maestro, cambiando de forma a seres retorcidos y ennegrecidos.

Para ellos, tú debes alimentarlos con cinco niños pequeños y vivos. No debes mostrar remordimiento de tus actos, esto no será tolerado ante sus ojos. A medida que la sangre de los niños sea bebida directamente de sus venas, deberás mirarlo todo, la agonía, los gritos, las lágrimas y el miedo, mientras se los devoran por completo. Soportarán el dolor de un siglo de tortura a medida que los consuman.

Cuando la prueba haya terminado, te rodearán. Exigirán solo una reliquia más: tu propio corazón. Sé apresurado: no sentirás dolor, no como los mortales. Cuando la ofrenda impía pasa de manos, también será consumida. Terminada la comida, las figuras se fusionarán y se disiparán en un aura negra brillante, eclipsando el cielo oscuro.

Los silenciosos susurros que ahora habitan tu mente forman el Objeto 55. Constantemente tratarán de consumirte. Cuando todo se haya ennegrecido, te guiarán hacia Él.



viernes, 1 de mayo de 2020

Difícil [Micropasta]

Es difícil dormir sobre la cama y criar a mis "hijos", más cuando yo les dije que no existía nada debajo de ella. Me llevé al padre y ahora tengo que actuar como él.


domingo, 5 de abril de 2020

Desde la Ventana

A veces pienso que son solo ideas mías, observo por la ventana y veo cuánto ha cambiado todo; observo por la ventana y veo que las personas visten de manera distinta, incluso su forma de caminar ha cambiado. Antes usaban los pies y ahora utilizan extraños objetos metálicos con ruedas. Las calles han cambiado, la tierra ha sido reemplazada por un material gris. Veo como las casas se han levantado hasta ser enormes gigantes que casi tocan las nubes. El ruido ahora es abundante, no tengo ni idea como la gente ni se inmuta por tan alarmantes sonidos. Las personas que veo siempre llevan extraños objetos en sus manos, que en ocasiones los llevan a sus oídos, ¿aliviaran algún problema? Mucha gente incluso camina sin ver hacia delante, solo concentrados en el extraño objeto, muy raro, ¿no? 
Veo que las disputas en las calles son algo cotidiano, el mundo ha llegado a un punto en el que es normal pelear en la calle y hasta se reúnen a ver eso, me río de ellos, veo regresión en su evolución, pero aun así los observo.

Por eso analizo gente, veo sus cambios, veo sus caras, en cada instante, en cada época; he pasado mucho tiempo observándolos, no sé cuánto ha pasado desde entonces, no sé cuándo comenzó ni cuándo terminará, ya perdí la noción del tiempo. Puede que te haya observado, o tal vez a algún pariente.

Al parecer los demás no pueden verme, no pueden notarme, ni siquiera sé si en realidad existo; lo único que me queda, es seguir observando gente desde mi ventana...



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jueves, 2 de abril de 2020

La llamada del Vacío

Es así como lo llaman, ¿Verdad? Ese sentimiento que tienes cuando estás justo en el borde y tienes la necesidad de saltar. Es bastante común, casi todo el mundo tiene esa sensación. Pero lo que mucha gente no sabe es que no siempre se supera.

A veces ese deseo de abalanzarte sobre el abismo se adueña de ti, y es cuando comienza. Tal vez ocurra cuando estas conduciendo hacia casa y sientes la necesidad de cruzarte de carril o puede que pase cuando vas al trabajo y quieras lanzarte delante de uno de esos trenes.

La única opción razonable es ignorarlo, pero dentro de ti sabes que ya es imposible deshacerte de esta sensación, y estas en lo correcto. Tan sólo puede ir a peor. Tras unas semanas el deseo se convertirá en una constante dentro de tu cabeza, empujándote en contra de ese instinto de la evolución por sobrevivir.

Pronto dejarás de poder concentrarte en las pequeñas tareas, como disfrutar de la cena, porque te estarás preguntado como sería cortarte las muñecas con el cuchillo de la carne.

La misma cosa me pasó a mí. Me estaba quedando sin opciones, así que decidí volver al principio. Me quedé plantado en el borde ante el vacío, suplicándole que me dejara en paz.

Entonces es cuando escuché ese susurro.

“Salta.”


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viernes, 20 de marzo de 2020

En el Armario

Todos los días cuando me iba a dormir siempre observaba un gran armario muy antiguo que estaba en mi pieza, lo que lo hacía especial era que por las noches podía ver que se abría y quedaba así un momento y luego su puerta se cerraba. Siempre me pregunté qué era lo que lo abría. Cuando era niño se lo conté a mi madre pero no me creyó, pues estuvo toda la noche sentada en mi cama esperando algo, pero esa noche no salió.

Una noche al acostarme, no quería ver al armario así que me di vuelta hacia la pared, cuando comencé a cerrar los ojos pude ver una sombra pasar, me di vuelta pero no había nada y la puerta estaba abierta, me levante y la cerré, al recostarme se volvió a abrir. Comencé a mirarlo y no había nada inusual, pero de repente comencé a notar algo raro dentro del armario, era una sombra gris que se movía de una forma extraña, me levanté y encendí la luz, pero ya no había nada. Apagué la luz y volvieron a estar allí, al parecer no les gustaba la luz, me senté en la cama y le hable:

—Hola, mmmm…¿ustedes quieren algo? 

Una voz extraña pero a la vez dulce le respondió:

—Si…solo queremos jugar…hace tiempo que no nos divertimos.

— ¿En serio y a que quieren jugar?

—Ven acércate.

Me levanté y me acerqué al armario, de repente una de esas sombras grises se aferró a mis brazos y otra a mis piernas, no podía moverme, intente gritar, pero mi voz no salía era como si no tuviera cuerdas vocales.

Entré en desesperación y comencé a llorar, pero nadie oía mis gritos y no sabía que era lo que pasaba. De repente otra sombra se impuso frente a mí e ingresó a mi pecho, sentí un terrible y fuerte dolor, sentía que mi cuerpo moría, de repente se encendió la luz y entro mi madre al cuarto, las sombras desaparecieron y yo caí al suelo y me golpeé la cabeza, mi madre me levanto y pregunto qué había pasado, le conté todo pero no me creyó.

Pero aceptó que me cambiara de cuarto con mi hermano mayor ya que desde esa noche jamás volví a acercarme a un armario por las noches y aún me pregunto que hubiera sucedido si mi madre no hubiera entrado….



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