En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o centro de rehabilitación donde pueda llegar por ti mismo. Dirígete a la recepción y pide cortésmente visitar a aquel que se hace llamar "el portador de la verdad". El empleado asentirá levemente y luego volverá a lo que estaba haciendo. No responderá si le preguntas de nuevo, pero ten cuidado y no le preguntes por tercera vez, si lo haces te mostrará su verdadera forma y te convertirá en pedazos de carne tan rápido que alcanzarás a ver tu cuerpo pulverizado en el acto.
Gira para irte. Si has tenido suerte, la puerta se habrá desvanecido y aparecerá una trampilla en el piso, que no existía antes. Ábrela. Preferiblemente con algo largo; eso te dará más probabilidades de escapar en caso de que "algo" te estén esperando al otro lado. Si sospechas que así es, corre; corre tan lejos como puedas dentro del manicomio. Busca una ventana, ya que todas las puertas habrán desaparecido, y salta. Una vez que salgas por la ventana, sigue huyendo, preferiblemente cruzando la mayor masa de agua posible, si bien no lo detendrá, lo retrasará lo suficiente. Necesitarás cada segundo para pasar con tus seres queridos o vivir tu vida al máximo.
Si no estaban esperándote, puedes lanzarte por el agujero de la trampilla. Caerás muy poco, pero aterrizarás en una amplia y espléndida biblioteca. Personas con vestidos exquisitos y elaborados estarán pululando por todas partes, charlando en voz baja, leyendo y simplemente relajándose. No toques a ninguno de ellos, ni intentes tomar algún libro; ese es el hilo que los mantiene ignorándote y no deseas tirar de él.
Observa a tu alrededor en busca de un anciano canoso, tranquilo, dispones de mucho tiempo. Eventualmente lo encontrarás sentado en un escritorio, estampando lentamente una pila interminable de libros con un viejo sello de DEVUELTO. Demás está decir que no debes tocarlo a él ni a los libros, si lo haces, todas las figuras, antes agradables, revelarán cómo son en realidad. El shock de la escena y la transición que sufrirá tu mente a la locura reducirán en parte el dolor que te provocarán, en una furia vehemente, hasta matarte. Considérate desafortunado si tu mente ya estaba preparada para eso.
En cambio, acércate en silencio y hazle una pregunta al bibliotecario, solo responderá a esa pregunta.
¿Cuál de ellos mantiene Su ley?
El anciano mirará hacia arriba. Sus ojos te parecerán de un color no nativo de este mundo; son de un color tan imposible que podrías volverte loco por tratar de entenderlo. No te pierdas en detalles, ábrete, y míralo directamente a sus ojos. No rompas el contacto visual, o él mirará hacia abajo, como no queriendo ver la carnicería que armarán los otros clientes con los pedazos de tu cuerpo.
Él te dirá el nombre de un libro. Es largo, pero él te dará una tarjeta con el nombre escrito en ella. Antes de romper el contacto, pregúntale si lo revisó con antelación, ya que le faltará un sello. Él asentirá y sellará la tarjeta.
En cuanto lo haga, escucharás un fuerte ruido proveniente de algún lugar de la biblioteca, el libro ya ha sido robado, y debes encontrarlo. Cierra los ojos y di estas palabras: Encontraré al ladrón.
No abras los ojos durante diez segundos, si nada ha logrado volverte loco antes, lo que verás entonces lo hará.
Después de transcurrido ese tiempo, abre los ojos. Estarás cruzando la calle, frente al asilo, aún sosteniendo la tarjeta.
Esa tarjeta es el Objeto 57 de 538. Han sacado el libro; ahora es tu deber devolverlo.