domingo, 7 de junio de 2020

Bridget Cleary

En Irlanda se conserva una vieja canción infantil, todavía muy popular entre los niños de aquella tierra, que alude a un caso donde se inscriben temas tan perturbadores como la violencia de género, el asesinato, y la creencia en hadas:


Are you a witch, or are you a fairy

Or are you the wife of Michael Cleary?

¿Eres una bruja, un hada,

o la esposa de Michael Cleary?


Bridget Cleary nació en Clonmel, condado de Tipperary, Irlanda. Fue torturada y asesinada por su esposo en 1895, quién aseguró que las hadas habían robado su alma, dejando en su lugar a un Changeling.

Los Changelings, según los mitos celtas, son aquellos hijos de las hadas que sustituyen a los niños humanos. Naturalmente, las hadas proceden a sustraer al niño humano para criarlo en sus costumbres.

Normalmente los Changelings son bastante torpes. Tienen un apetito voraz, se meten en problemas constantemente, y nunca logran adaptarse del todo al mundo de los humanos. Pueden ser muy afectuosos con las personas que quieren pero su amor termina siendo destructivo, y en muchos casos violento.

En marzo de 1894, Michael Cleary, un hombre que hasta el momento era considerado un buen vecino y un excelente marido, comenzó a pensar que algo extraño le ocurría a Bridget, su esposa, de veintiséis años de edad.

De modales delicados, que por momentos rozaban el más exquisito refinamiento, Bridget Cleary comenzó a mostrarse más reservada. Algunos sostienen que creció varios centímetros de altura en una sola noche, síntoma que para muchos irlandeses del siglo XIX significaba una sola cosa: Bridget mantenía algún tipo de relación con la gente pequeña, es decir, las hadas.

Michael confrontó a su esposa y realizó toda clase de acusaciones, entre ellas, que ya no era la Bridget de siempre sino un Changeling.

Bridget negó estas ridículas afirmaciones. Sostuvo, aún en los momentos de mayor dolor físico, que creía en las hadas, pero que ella era simplemente una mujer mortal. Sin embargo, pronto quedaría demostrado que una creencia aparentemente inocente como la fe en las hadas podía justificar el más atroz de los crímenes.

Michael Cleary no actuó en soledad, como uno podría fácilmente suponer, debido a lo absurdo de sus acusaciones. Por el contrario, comenzó a torturar metódicamente a su esposa en complicidad con varias personas, entre ellas, tres primos de la muchacha: James, Patrick y Michael; una tía, Mary; dos amigos, John Dunne y William Ahearne; y el propio padre de Bridget, Patrick Boland.

La intención de este grupo nefasto era quebrar el alma del Changeling para permitir el regreso de la verdadera Bridget.

Después de varios días, la gente de Clonmel advirtió la desaparición de Bridget. Una vecina, Johanna Burke, se presentó en el domicilio de la muchacha para verificar si estaba enferma. Fue acompañada por otros dos vecinos que estimaban a Bridget, William Simpson y su esposa. Al principio se les negó la entrada, pero después de algunas insistencias finalmente lograron convencer a Michael Cleary que los dejara pasar.

La pequeña comitiva de vecinos pronto cambió la preocupación por el más siniestro estupor: Bridget se encontraba atada a la cama, con los brazos y las piernas abiertas, vestida apenas con un camisón y con el rostro transfigurado por el dolor.

Los torturadores, lejos de sentirse culpables por ese acto aborrecible, intentaban que Bridget bebiera una especie de tónico, un remedio casero en base a leche y hierbas, con propiedades supuestamente repelentes para las hadas.

Lo peor de la escena, declaró luego Johanna durante un juicio que mantendría en vilo a toda Irlanda, es que el grupo se refería a Bridget directamente como bruja.

¡Bebe, bruja!

E inmediatamente después de que Bridget tragara gota a gota el infame antídoto se le preguntaba:

¿Eres Bridget Boland, esposa de Michael Cleary, en el Nombre del Señor?

Prácticamente ahogada en vómito, producto de los litros y litros de tónico que los torturadores la forzaban a beber, Bridget asentía desesperadamente, ya sin fuerzas para llorar.

Michael Cleary y el resto de los torturadores no le creyeron.

John Dunne, un sujeto especialmente sádico, sugirió la posibilidad de colocar la cabeza de Bridget sobre el fuego, lo cual fue admitido en seguida por los demás. En vano gritó la muchacha mientras su cuero cabelludo literalmente era abrasado por las llamas.

El fuego, según las viejas leyendas de hadas, era considerado una prueba sustancial para verificar si alguien era o no hijo de estas criaturas. Al ser expuesto a las llamas el Changeling revelaba su verdadera naturaleza y retornaba inmediatamente a los brazos de su verdadera madre.

A pesar de los esfuerzos de los vecinos, en este punto, retenidos contra su voluntad por el grupo de torturadores, las maniobras continuaron hasta bien entrada la madrugada.

Por fin, ya devastada, Bridget fue llevada a la cama, donde quedó inconsciente.

Al día siguiente, Michael Cleary fue hasta la casa de William Simpson. Necesitaba un revólver, afirmó.

Luego explicó que Bridget había confesado que se reunía periódicamente con las hadas en Kylegranaugh Hill, sitio donde podría recuperar a su verdadera esposa. Para probarlo le enseñó las extrañas ropas que ella guardaba en el sótano, telas con propiedades asombrosas que cambiaban de color según la luz; también una escoba de bruja e incluso el estiércol típico de los corceles grises que las hadas emplean para moverse en la noche.

Simpson creyó firmemente en estas absurdas evidencias; no obstante, no poseía ningún revólver para prestarle.

Horas después, según el testimonio de algunos vecinos, Michael Cleary fue visto dirigiéndose a Kylegranaugh Hill armado con un cuchillo.

Esa noche, Johanna Burke regresó a casa de Bridget. La encontró sentada junto al fuego, rodeada por sus hermanos, quienes la obligaban a beber té y comer pan, quizá para seguir buscando pruebas de su supuesta procedencia sobrenatural: las hadas mueren en el acto si consumen cualquier comida hecha por mortales.

Michael Cleary, recién llegado de su expedición a Kylegranaugh Hill, comenzó a golpearla y a exigir que revele su verdadera identidad. Bridget, una y otra vez, juraba entre llantos que no era un Changeling pero que creía en las hadas.

Completamente loco, ausente de toda lógica, incluso del más ínfimo registro de afecto y compasión, Michael Cleary bañó a su esposa con aceite de lámpara y la quemó viva.

Michael Cleary y Patrick Burke llevaron los restos calcinados de Bridget al cementerio local, en medio de la noche, y los enterraron en un foso.

Si bien la violencia doméstica, y especialmente la violencia de género, no eran motivos válidos de denuncia, o al menos no los suficientes como para que las autoridades policiales tomaran cartas en el asunto; el asesinato sí lo era.

Michael Cleary, Boland, los Kennedy, Ahearne y Dunne, la tía, y hasta el herbolario local, Dennis Ganey, fueron arrestados y llevados a juicio.

En menos de dos semanas Michael Cleary fue sentenciado a veinte años de prisión, de los cuales sólo cumpliría quince. El resto de los torturadores recibieron penas mucho menos severas.

La prensa tituló el caso como la última bruja quemada de Irlanda, a pesar de que Bridget Cleary jamás haya tenido nada que ver con la brujería. Su nombre, aún después de padecer las mayores atrocidades, continuó en la muerte asociada a lo sobrenatural.

La única justicia que recibió Bridget Cleary provino del sitio menos esperado.

Los niños de Clonmel, al parecer mucho más sabios que los adultos, poco a poco fueron limpiando la reputación de la muchacha; de tal forma que su nombre quedara separado de una vez y para siempre del reino de las hadas:

Are you a witch, or are you a fairy

Or are you the wife of Michael Cleary?

¿Eres una bruja, un hada,

o la esposa de Michael Cleary?

No es infrecuente que las hadas adopten como hermanas, incluso como reinas, a todas las mujeres que murieron por creer en ellas.

Fácilmente podríamos caer en una atroz coincidencia etimológica: el nombre Bridget es el mismo que el de la diosa del fuego de la mitología celta. Significa literalmente «fuerza», la misma que hizo falta para que Michael Cleary despertara en medio de la noche con todos los dientes arrancados por dedos invisibles, que nunca olvidan.



Calificación:

#118 El Holder del Júbilo

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a alguna institución mental o centro de acogida al que puedas llegar por tus propios medios. Cuando llegues a la recepción di que vienes a visitar a quien se hace llamar "El Portador del Júbilo". El empleado se estremecerá con violencia y te pedirá que lo reconsideres, pero debes insistir suavemente hasta que el acceda a regañadientes. Abrirá una escotilla que se encuentra justo sobre ti en el techo y te ofrecerá su ayuda para subir, acéptala.

Al salir por la escotilla verás lo que parece ser una antigua fábrica del siglo VIII , las que se ven en peliculas sobre la costa oeste de EEUU. El lugar está sucio, poco iluminado y el sonido de las máquinas es tán fuerte que casi parece no dejarte pensar. 

Debes caminar por una larga pasarela que se encuentra en medio de una gran cantidad de máquinas que trabajan incansablemente. Si observas bien verás que en esas calientes, infernales y ruidosas cosas, se encuentran niños pequeños, cansados y harapientos, que fácilmente podrían confundirse con personas mayores , ya que con la escasa luz a penas pueden distinguirse sus rostros suplicantes, llenos de desesperación  y con el único deseo de liberarse de ese tormento sin fin. Sigue caminando, ningún mortal puede ayudarlos y si intentas hacerlo, te unirás a ellos en su trabajo eterno e inútil. 

Te llevará un tiempo, pero finalmente llegarás a una puerta que dice "oficina del capataz". Entra por la puerta y encontrarás a un hombre sencillo, rudo y fuerte como un ladrillo que parece tener unos 40 años y viste una camisa blanca con botones. Cuando note tu presencia levantará la vista de lo que está haciendo y te mirará con disgusto. Hazle una pregunta con confianza: "¿Puede traer esto jubilo consigo?

Una vez que le hayas hecho la pregunta, el capataz se levantará y saldrá rápidamente de la oficina, debes seguirlo. Cuando ambos se encuentren nuevamente en la pasarela el le dará una instrucción a los niños, el ruido de la maquinaria hará que sus palabras se pierdan por completo, pero los pequeños trabajadores entenderán. Los niños se arrojarán uno a uno dentro de la maquinaria, aterando de una manera horrible el sonido de éstas, serás capaz de escuchar claramente los huesos rompiéndose, los músculos desgarrándose a medida que los niños van pasando y son aplastados por las máquinas a las que se arrojaron incuestionablemente. A lo largo de este horrible espectáculo de pesadillas, escucharás al Portador explicar la verdadera naturaleza del Júbilo y el dolor, solo los dignos pueden saberlo.

Cuando todos los niños hayan sido completamente triturados por la maquinaria infernal el capataz te pedirá que regreses a su oficina y lo esperes ahí. Haz lo que dice, al entrar por la puerta te encontrarás en el lugar en el cual duermes más seguido (tu cama, un sofá eso depende de ti) habrá una camisa blanca abotonada como la que usaba el capataz. Esta camisa generará sentimientos de familiaridad y camaradería con quienes hables. 



Esa camisa es el objeto N°118 de 538. Ahora conoces el verdadero Jubilo, y como tal, es probable que nunca lo obtengas.

sábado, 6 de junio de 2020

Esto Huele Extraño [Micropasta]

Hoy es una noche lluviosa y extraña, mi padre dijo que era un día horrible para su trabajo y para él. Él me ofreció un vino rojo con un olor peculiar, espero que no haya tenido problemas con su jefe...

#057 El Holder de la Verdad

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o centro de rehabilitación donde pueda llegar por ti mismo. Dirígete a la recepción y pide cortésmente visitar a aquel que se hace llamar "el portador de la verdad". El empleado asentirá levemente y luego volverá a lo que estaba haciendo. No responderá si le preguntas de nuevo, pero ten cuidado y no le preguntes por tercera vez, si lo haces te mostrará su verdadera forma y te convertirá en pedazos de carne tan rápido que alcanzarás a ver tu cuerpo pulverizado en el acto.

Gira para irte. Si has tenido suerte, la puerta se habrá desvanecido y aparecerá una trampilla en el piso, que no existía antes. Ábrela. Preferiblemente con algo largo; eso te dará más probabilidades de escapar en caso de que "algo" te estén esperando al otro lado. Si sospechas que así es, corre; corre tan lejos como puedas dentro del manicomio. Busca una ventana, ya que todas las puertas habrán desaparecido, y salta. Una vez que salgas por la ventana, sigue huyendo, preferiblemente cruzando la mayor masa de agua posible, si bien no lo detendrá, lo retrasará lo suficiente. Necesitarás cada segundo para pasar con tus seres queridos o vivir tu vida al máximo.

Si no estaban esperándote, puedes lanzarte por el agujero de la trampilla. Caerás muy poco, pero aterrizarás en una amplia y espléndida biblioteca. Personas con vestidos exquisitos y elaborados estarán pululando por todas partes, charlando en voz baja, leyendo y simplemente relajándose. No toques a ninguno de ellos, ni intentes tomar algún libro; ese es el hilo que los mantiene ignorándote y no deseas tirar de él.

Observa a tu alrededor en busca de un anciano canoso, tranquilo, dispones de mucho tiempo. Eventualmente lo encontrarás sentado en un escritorio, estampando lentamente una pila interminable de libros con un viejo sello de DEVUELTO. Demás está decir que no debes tocarlo a él ni a los libros, si lo haces, todas las figuras, antes agradables, revelarán cómo son en realidad. El shock de la escena y la transición que sufrirá tu mente a la locura reducirán en parte el dolor que te provocarán, en una furia vehemente, hasta matarte. Considérate desafortunado si tu mente ya estaba preparada para eso.

En cambio, acércate en silencio y hazle una pregunta al bibliotecario, solo responderá a esa pregunta.

¿Cuál de ellos mantiene Su ley?

El anciano mirará hacia arriba. Sus ojos te parecerán de un color no nativo de este mundo; son de un color tan imposible que podrías volverte loco por tratar de entenderlo. No te pierdas en detalles, ábrete, y míralo directamente a sus ojos. No rompas el contacto visual, o él mirará hacia abajo, como no queriendo ver la carnicería que armarán los otros clientes con los pedazos de tu cuerpo.

Él te dirá el nombre de un libro. Es largo, pero él te dará una tarjeta con el nombre escrito en ella. Antes de romper el contacto, pregúntale si lo revisó con antelación, ya que le faltará un sello. Él asentirá y sellará la tarjeta.

En cuanto lo haga, escucharás un fuerte ruido proveniente de algún lugar de la biblioteca, el libro ya ha sido robado, y debes encontrarlo. Cierra los ojos y di estas palabras: Encontraré al ladrón.

No abras los ojos durante diez segundos, si nada ha logrado volverte loco antes, lo que verás entonces lo hará.

Después de transcurrido ese tiempo, abre los ojos. Estarás cruzando la calle, frente al asilo, aún sosteniendo la tarjeta.

Esa tarjeta es el Objeto 57 de 538. Han sacado el libro; ahora es tu deber devolverlo.


No contestes a extraños...

Esta es una de esas historias que le ocurrió al amigo de un amigo:

Un número privado llama a tu teléfono celular y sin saber, respondes a la llamada más nefasta que has escuchado hasta ahora en tu vida, es como si sintieras la desesperación y el terror de cada lamento, llanto y súplica que escuchas del otro lado.

En unos segundos recibes un mensaje que contiene doce cifras que según cuenta la leyenda corresponden al día, mes, año y hora exácta de tu muerte. A partir de ese momento comienza tu cuenta regresiva.

Puedes intentar luchar contra el tiempo o esperar pacientemente a que tu momento llegue. También he escuchado que la única forma de escapar es llamando tu mismo a otra persona, pasando tu destino sin romper el ciclo.

No contestes a extraños...



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