miércoles, 10 de junio de 2020

Lo que no crees es real

Esto ocurrió el año pasado, jugué a la ouija con mi amiga Carla. No nos lo tomamos es asunto en serio y empezamos a insultar, bromeando a los espíritus que llamamos. Por mala suerte, invocamos a Satanás quien nos deletreó:

"Lo que no crees es real"

Era tarde y mi amiga se fue a casa. Como mi novio había muerto en un accidente de tráfico, yo estaba sola en casa, así que me fui a dormir. Sobre las 3:20 de la madrugada me desperté y me fui a beber un café.

Mientras bajaba las escaleras, oía las voces de una niña gritando muy en la lejanía. Cuando llegué a la cocina, tomé el vaso y noté que debajo de el había un papel doblado que tenía escrito:

"Te lo he dicho".

De repente sonó el teléfono. Era mi amiga Carla, preocupada por que su hija de dieciséis años no había regresado a casa. Entonces vi que bajo mis pies había huellas de sangre. Las seguí y me llevaron hasta el cadáver de la niña con el cuello degollado que yacía en mi cocina.

Asustadísima fui a casa de Carla. Subo corriendo a su habitación y me la encuentro también con el cuello degollado igual que su hija. Además en su frente alguien había grabado con un cuchillo:

"Yo tengo la razón".




Calificación: 



#122 El Holder de la Salud

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a algún hospital o sala de emergencias a la que puedas llegar por tus propios medios. Espera a que llegue la ambulancia y descargue a su paciente, no importa en qué condición se encuentre, qué tan destrozado esté, mientras aun permanezca con vida pídele ver al Portador de la Salud. 

Si el paciente con el que hablaste muere antes o después de que termines de realizarle esta pregunta, es por que el objeto ya no se encuentra ahí. Corre por tu insignificante vida y no te detengas hasta que veas salir el sol al amanecer del día siguiente. Los médicos internos han perdido a su paciente y se encuentran ansiosos por encontrar a alguien más para "tratar".

Si el objeto que buscas todavía se encuentra en ese lugar , el paciente comenzará a convulsionar y el personal médico que lo acompaña intentará salvarlo. El paciente golpeará violentamente al personal que trataba de ayudarlo, utilizando todo lo que tenga a mano para destripar a los técnicos de emergencias. No debes moverte de tu posición o el paciente vendrá directamente hacia ti. Una vez que haya terminado con todas sus víctimas, debes hacerle la pregunta correcta para no ser mutilado por toda la eternidad: "¿Cuál es el precio de la longevidad?". 

A continuación el paciente te contará una historia horrible, te detallará cada mala práctica, cada accidente, cada excusa y cada experimento en la historia médica que ayudó a lograr la comodidad que las personas disfrutan hoy. Luego te explicará el verdadero precio de la conveniencia, que ésta y el sacrificio van de la mano como el día y la noche. Y te enseñará que mientras más grande sea la conveniencia que quieres sacar , más grande deberá ser tu sacrificio. 

Si tu cordura sigue intacta después del horrible relato, debes reaccionar rápidamente ya que el paciente se abalanzará hacia ti. Toma la jeringa que apareció junto a ti y apuñala su cabeza con ella. Pronto morirá y debes aprobechar ese momento para llenar la jeringa con el contenido de su cráneo.

Esta jeringa nunca se quedará sin líquido en su interior y nunca volverá a extraer algo. Inyectarte un poco de esta sustancia viscosa te dará una fuerza demoniáca mientras duren sus efectos, dependiendo de cuanto utilices. Sin embargo debes tener cuidado ya que el líquido se alimenta de la fuerza vital de tus seres más amados.



La jeringa es el objeto N°122 de 538. Ahora sabes el precio, depende de ti decidir si puedes pagarlo o no.

martes, 9 de junio de 2020

#058 El Holder de las Mentiras

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier asilo psiquiátrico o casa de rehabilitación donde puedas llegar por ti mismo. Dirígete hacia la recepción y pide visitar aquel que se hace llamar "el portador de las mentiras". El empleado asentirá alegremente, luego se levantará y te indicará con un gesto que lo sigas. También lo harán otras siete personas en el área. Ignóralos a todos: ellos se desviaron del verdadero camino, y ahora su único deseo es atraer a otros para que se unan a ellos.

Camina hacia el escritorio y mira debajo. Habrá un botón, parpadeando en color naranja, con la etiqueta En caso de emergencia. Presiónalo dos veces, luego acomoda el taburete en el que estaba sentado el empleado y atáscalo contra el botón, eso es todo lo que mantiene la puerta abierta, y no deseas que se cierre de golpe.

Levántate y date la vuelta. Habrá una puerta de acero pulido con las palabras El Verdadero Camino grabadas en ella. Es lo único que puedes tomar como verdad en ese lugar. Ignora a todo lo demás; solo el verdadero camino te conducirá al mentiroso.

Atraviesa la puerta. Es posible que se alteré tu percepción: podrías caminar sobre el techo de un pasillo que conduce en una dirección imposible, de costado, todo pintado en un color discordante o imposible. Ignora todas las visiones: lo único real es el camino bajo tus pies.

No puedes cerrar los ojos aquí, si parpadeas aunque sea una vez, no podrás abrirlos de nuevo. Soporta la visiones, trataran de volverte loco con vistas imposibles que vendrán y desaparecerán de un momento a otro, solo mantente caminando. El techo del salón estará revestido de rojo y blanco. Pisa únicamente las baldosas rojas o caerás directamente más allá, y a partir de entonces solo tendrás un triste propósito: atraer a otros para que se unan a ti.

Finalmente, después de lo que te parecerá una eternidad, te encontrarás frente a una simple puerta de madera. Toma el pomo con fuerza y entra.

Te encontrarás en una oficina muy austera, con un escritorio, muebles cuadrados de madera, artículos de oficina metálicos y persianas correderas. Un hombre con una gabardina negra y un sombrero de fieltro estará encorvado sobre una pila de papeles sobre el escritorio, murmurando y garabateando. Un revólver se encontrará encima de una pequeña montaña de papel dentro de un basurero con la etiqueta In. Habrán imágenes ordenadas de manera meticulosa en la pared posterior, en todas ellas aparecerá el hombre en diferentes lugares, mostrando a personas sufriendo una agonía inimaginable, pero en ninguna podrás verle su rostro.

Muévete hacia el arma, pero no toques nada: a este hombre no le gusta que lo molesten. Ármate de valor y pregúntale:

¿Dónde estaba Él cuando se reunieron por última vez?

Agarra el revólver y rápidamente dispara al hombre hasta que te quedes sin munición. Si no lo logras, o si fallas alguno de los seis tiros, él te agarrará y mostrará cómo es realmente su rostro. Tu muerte aparecerá entre las fotos de la pared y el siguiente buscador verá sufriendo en agonía.

Sin embargo, si tienes éxito, el hombre se desplomará acribillado sobre su escritorio, muerto. Un sobre comenzará a revolotear desde el piso. Si honestamente quieres saber dónde estaba, toma el sobre y lee el mensaje que se encontrará dentro. 

Los contenidos serán extremadamente volátiles, y es posible que tu mente no pueda manejar tanto conocimiento. El sobre te dirá dónde, no te dirá por qué. Esto es más de lo que la mayoría es capaz de manejar.

No intentes releerlo, ya no tendrás tiempo. Suelta el arma, ahora es inútil, y corre. Corre lo más rápido que puedas, ya que sin el portador, el Camino Verdadero colapsará y comenzará a desviarse, no quieres estar allí cuando eso suceda.

Dirígete a la puerta de acero y cuando la veas, embístela lo más rápido que puedas. Si fuiste demasiado lento, quedarás atrapado y serás torturado por toda la eternidad, a menos que accedas a reemplazar al portador que mataste. Sin embargo, si fuiste lo suficientemente rápido, aparecerás en la recepción, en uno de los asientos de la sala de espera.

Rápidamente, levántate y corre hacia un sillón verde: el Objeto estará llamando y habrá otros que también estarán expectantes al llamado.

Habrás revelado un esqueleto, retorcido en una posición de agonía horrible. En sus brazos, sostendrá un libro encuadernado de color azul marino y con los relieves grabados en oro. El nombre estará incrustado en plata en el frente, es largo.

Este libro es el Objeto 58 de 538. Has encontrado el libro que contiene Su ley, pero depende completamente de ti si seguirla o no.


Odio el Ajedrez

Un día me encontraba mirando vídeos por Internet, cuando en un momento de aburrimiento decido hacer algo más interesante: se me ocurrió jugar una partida de ajedrez online, así que busqué y busqué a través de mi navegador hasta que encontré una página donde solo había un jugador presente; sin dudarlo, ingresé a la partida.

Lo primero que me llamó la atención fue la decoración del sitio, eran cabezas de gente en el fondo; no me agradó en lo absoluto, por lo que quise quitar la página, pero mi computador no respondía. Estaba asustado: no funcionaban los botones, solo el mouse.

Cuando empezó la partida, el otro jugador llamado "Dibbuk" movió un peón, hice lo mismo; luego de 30 minutos de batalla, él me terminó ganando y cuando la pantalla reveló la frase: "Player 2 Win", las luces de mi casa se apagaron.

Pegué un grito, una mano me tapó la boca y una voz me susurró: "Jaque Mate". Sentí una puntada en el corazón.

Me desperté en el hospital, desde donde estoy escribiendo esto. Acabo de enterarme de que "Dibbuk" es un demonio del folklore judío.




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lunes, 8 de junio de 2020

Mi Primer Beso

Soy una chica tranquila, siempre lo he sido y nunca he tenido problemas con nadie (que yo recuerde) tengo algunas amigas y no me junto mucho con hombres, tal vez esa es una de las causas por las que nunca he tenido novio… ni tampoco he dado un beso. En mis 15 años de vida no he salido a muchas fiestas, se puede decir que nunca he hecho alguna locura, siempre que sentía esa especie de impulso para hacer alguna maldad, por muy pequeña que fuera me la reprimía “no, está mal, no debo hacerlo” me decía a mí misma, así calmaba la adrenalina que sentía acumularse poco a poco en mi interior, sabiendo que algún día explotaría.

Era habitual que a principio de año me empezara a gustar un niño, lo miraba de lejos pero él nunca se fijaba en mí, así pasaba todos los años y en todos me interesaba en alguien diferente esperando ha que este sí se fijara en mí.

Cierto día comenzó a gustarme un chico que conocí a principio de ese año, era el amigo de una amiga de otro curso y con el tiempo comenzamos a hablar, nos volvimos amigos (mi primer amigo hombre cercano) lo empecé a conocer mejor y me comenzó a gustar más y más. Me tenía confianza, era muy simpático y muy tierno conmigo, incluso prefería pasar recreos conmigo que con sus amigos, lo que me hizo pensar que yo también le podía gustar (¡Por fin! ¡Por fin alguien que me gustaba se fijaba en mí!) pero no había nada confirmado. Una vez me confesó que nunca había tenido novia y que tampoco había dado un beso, me conmovió por que sentía lo mismo que yo.

A final de año pasábamos mucho tiempo juntos, me gustaba mucho pero aún no me atrevía a decírselo, aunque la mayoría ya se había dado cuenta… menos él. Una vez estábamos conversando por facebook (era la última semana de colegio y yo estaba desesperada pensando cómo decírselo) y de la nada me escribió “eres linda”, entonces le escribí de vuelta “gracias, tu también” y él me respondió “¿en serio?” y entonces le contesté “sí, me gustas” era la única forma de declararme, en persona no me hubiera atrevido, “tú también me gustas” me contestó.

Mi corazón comenzó a latir muy fuerte y sentí que una alegría desbordante se apoderaba de mí, quería saltar de alegría pero no, me calme, me controle y solo me digne a sonreír -aún estando sola en mi habitación- no imaginaba como lo haría mañana, como podría verlo ha la cara, como controlaría mi impulso por correr, abrazarlo y besarlo. Sabía que si lo hacía me verían raro, pero si no ¿Qué creería él?.

Al día siguiente lo mire de lejos y él se acercó a mí sonriendo (yo tampoco pude evitar hacerlo) me llevó a un rincón algo más privado y dijo que le confirmara en persona lo que el día anterior le había confesado por Internet, lo hice y él también lo confirmo, lo mire, quería besarlo pero me daba miedo, no sé por qué, no por mi sino por él, era una sensación extraña y no muy agradable, pero la ignoré.

Durante los últimos días de clases pasábamos de la mano, aún no nos besábamos. Decidimos juntarnos un día cuando saliéramos por fin de clases. Ese día llegué, nos encontramos, caminamos un rato de la mano hasta llegar a una plaza alejada donde casi no circulaba gente, nos sentamos en el pasto, nos abrazamos y conversamos un rato.

Hasta que en un momento ambos quedamos en silencio y nos miramos ¡Me robo un beso! Un corto beso que me llevó a robarle yo uno, y otro, y otro, y otro más...era la sensación más rica que había sentido en toda mi vida, no quería parar de besarle, de apretar sus labios con mi boca, sus jugosos y carnosos labios. Sentí esa adrenalina, la que siempre había sentido, que aparecía cada vez que quería hacer algo malo, pero esta vez no pude reprimirla y se apoderó de mí, todos estos años guardándola en mi interior provocaron que explotara en algo mortal. No pude detenerme, él trato de alejarme, lo estaba dejando sin aire, sin poder respirar, cada vez apretaba más sus labios...los mordía fuerte, eran tan deliciosos, sentía que quería comerme su boca, mordí tan fuerte sus labios que llegaron a sangrar y él trato de gritar y de empujarme pero no pudo.

Mi adrenalina fue tal que lo tenía atrapado entre mis brazos, abrazado entre mis garras, esa sangre de sus labios me éxito más, lo mordí más fuerte, desgarre la carne de sus labios , esos exquisitos labios, los mastiqué sabrosamente mientras él gemía terriblemente de dolor, moviendo su lengua desesperadamente tratando de lograr concebir una palabra ”¡Suéltame!”, lo mordí fuertemente y se la extirpé de su boca, chorreaba la sangre de su garganta a la vez que un último grito desgarrador salía de ella, era tan deliciosa, húmeda y carnosa, su sangre brotando de la carne colgante de su boca muerta, estaba tibia aún, la bebí, la mordí para beber más de la sangre de quién por fin se había fijado en mi.

Era tan delicioso sentir su sangre desbordante en mi boca, la cual chorreada de la sangre de quién tanto me había gustado… ¡Por fin! ¡Por fin había dado mi primer beso!


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