jueves, 6 de junio de 2019

El infierno de Tomino

Es una leyenda urbana japonesa sobre un poema llamado "Tomino's Hell" o "El infierno de Tomino".
Dicen que: "Jamás debe ser leído en voz alta o deberás asumir la responsabilidad de tus acciónes..."fué escrito por Yomota Inuhiko y está incluido en un libro llamado "El corazón es como una piedra rodante" también y se incluyó en Saizo Yaso 27a colección de poemas en 1919. 
No estoy segura de cómo comenzó este rumor, pero solo hay una advertencia de que "si lees este poema en voz alta, sucederán cosas trágicas. Simplemente parece una maldición. Pide no comparar esto con el común "Crecerás más alto" o incluso "Mis padres murieron". ¿Tienes una idea de lo peligroso que es esto?

Hay quienes afirman que si lees este poema en voz alta, mueres.

Japonés


Ane wa chi wo haku, imoto wa hihaku,
kawaii tomino wa tama wo haku
hitori jihoku ni ochiyuku tomino,
jigoku kurayami hana mo naki.
muchi de tataku wa tomino no aneka,
muchi no shubusa ga ki ni kakaru.
tatake yatataki yare tataka zutotemo,
mugen jigoku wa hitotsu michi.
kurai jigoku e anai wo tanomu,
kane no hitsu ni, uguisu ni.
kawa no fukuro ni yaikura hodoireyo,
mugen jigoku no tabishitaku.
haru ga kitesoru hayashi ni tani ni,
kurai jigoku tanina namagari.
kagoni yauguisu, kuruma ni yahitsuji,
kawaii tomino no me niya namida.
nakeyo, uguisu, hayashi no ame ni
imouto koishi to koe ga giri.
nakeba kodama ga jigoku ni hibiki,
kitsunebotan no hana ga saku.
jigoku nanayama nanatani meguru,
kawaii tomino no hitoritabi.
jigoku gozarabamo de kitetamore,
hari no oyama no tomebari wo.
akai tomehari date niwa sasanu,
kawaii tomino no mejirushini.




Español


Su hermana mayor vomitó sangre, su hermana menor vomitó fuego
Y el lindo Tomino vomitó cuentas de vidrio.
Tomino cayó al infierno solo.
El infierno está envuelto en oscuridad, e incluso las flores no crecen.
¿Es la persona con el látigo la hermana mayor de Tomino?
Me pregundo de quién será ese látigo.
Golpea, golpea, sin golpear.
Un solo camino del infierno familiar.
Lo guiarías al oscuro infierno?
Había la oveja de oro? hacia el ruiseñor?
Me pregunto cuánto habrá puesto en el bolsillo de cuero
Para la preparación del viaje por el infierno familiar.
La primavera llega incluso en el bosque y vapor.
Incluso en el vapor del oscuro infierno.
El ruiseñor en la jaula, la oveja en el carro.
Lagrimas en los ojos del lindo Tomino.
Llora, ruiseñor, por el bosque lluvioso.
Sus gritos de que ha perdido a su pequeña hermana.
El llanto reberveró por todo el infierno.
Los pimpollos de peonias
Haciendo círculos en torno a las siete montañas y a las siete corrientes del infierno
El viaje solitario del lindo Tomino.
Si están en el infierno, tráemelos.
La aguja de las tumbas
No voy a perforarlos con la aguja roja.
En el hito del pequeño Tomino.


miércoles, 5 de junio de 2019

La Mujer Maniquí

En junio de 1972, una mujer apareció en el hospital Cedro Senai sin nada más que un vestido blanco cubierto de sangre. Esto no debería ser demasiado sorprendente, la gente a menudo tiene accidentes cerca y viene al hospital más cercano para la asistencia médica. Pero había dos cosas que generaron en la gente un impulso de vomitar o escapar de terror. Lo primero, es que ella no era exactamente un humano. Era algo parecido a un maniquí, pero tenía la destreza y la fluidez de un ser humano normal. Su cara, era tan impecable como los maniquíes, sin cejas ni maquillaje. Lo segundo es que ella tenía algo en su boca, el cual apretaba con sus dientes haciendo brotar pequeños hilos de sangre al mismo tiempo que se podía escuchar el ruido de maullidos desesperados y huesos rompiéndose. Antes de ser ingresada al hospital, la mujer tragó toda la sangre que tenía en su boca, escupió un bolo peludo y sanguinolento al piso y se desmayó.

A partir de ese momento, "ella" fue hospitalizada en un cuarto apartada, en psiquiatría. Los médicos que estaban presentes optaron por sedarla a la espera de que las autoridades llegarán, puesto que no estaban seguros de a quien pertenecía la sangre de su vestido. Antes de ser preparada para la sedación, la mujer se mostraba completamente tranquila, inexpresiva e inmóvil, no se quejó en ningún momento. Todas las personas que intentaron comunicarse con ella obtuvieron la misma respuesta: nada, ella solo los miraba fijamente. La mayoría de los empleados e internos se sentían demasiado incómodos para mirarla directamente por más que unos pocos segundos.

Fue cuando el personal intentó darle el calmante cuando ella finalmente reaccionó... de manera muy violenta. Dos enfermeros que trataron de someterla con cuidado, se dieron cuenta que lo mejor era usar la fuerza. Tuvieron que, cada uno, sostenerla con fuerza por ambos lados de la camilla, a la espera de unas correas para sujetarla.

Ella giró sus ojos impasibles hacia el médico y las enfermeras que estaban presentes e hizo algo insólito, rió. En cuanto lo hizo una de las enfermeras se desmayo, debido a que en la boca de la mujer no habían dientes humanos, sino unas puntas largas y agudas. El personal presente no podía entender que era esa mujer.

 - ¿Qué mierda es usted?

Aquello fue lo último que dijo el médico que, jeringa en mano, se acercó demasiado a la camilla de la mujer. Los dos enfermeros que aún la sostenían, sintieron una fugaz ola de calor en el ambiente, antes de ser empujados y quedar noqueados al chocar con una pared. El estruendo de sus cuerpos al impactar la dura estructura del hospital fue procedido por un silencio atemorizado. La mujer se levantó sobre la camilla como un niño que juguetea antes de dormir y se abalanzó sobre el médico, mordiendo su cuello. Jirones de carne cruda arrancaba la mujer antes de dar otro mordisco al irreconocible cuello que burbujeaba sangre a través de la traquea en un inútil intento del médico de seguir respirando.

El ruido de pesadas botas anticipo la llegada de los guardias seguridad. Las únicas enfermeras que quedaban en ese cuarto estaba abrazadas en un rincón, en completo estado de shock. Buscaron a la mujer maniquí por todo el hospital pero ni siquiera el rastro de sangre que dejo los ayudo a encontrarla, simplemente nadie la vio salir del ala de psiquiatría.

Una de las enfermeras que sobrevivió al incidente dio los últimos detalles que se tienen del caso; esa cosa que parecía una mujer nunca mudó la expresión de su rostro; hacía pausas para "tragar"; cuando escuchó a los guardias llegar, le susurró algo al oído del médico muerto, se puso de pie rígidamente y salió del cuarto caminando. Nunca se supo nada más de la mujer maniquí.






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lunes, 3 de junio de 2019

La pintura Embrujada de Ebay


Título de la Obra: The Hands Resist Him
Autor: Bill Stonenham
Año: 1972
Clasificación: Objetos Malditos



Historia:


La pintura embrujada de ebay cuyo nombre en realidad es "The Hands Resist Him" (Lo que vendría a ser: "Las manos lo sostienen"). Es una obra creada por el pintor estadounidense Bill Stoneham, en 1972.

Representa un joven junto a una muñeca, de pie, delante de una puerta con paneles de cristal contra el que muchas manos se presionan. Según el artista, el niño se basa en una fotografía de sí mismo de 5 años, y la interpretación es que la puerta representa la línea divisoria entre el mundo de vigilia y el mundo de los sueños y posibilidades. La muñeca es una especie de guía que acompaña al niño a través de ello. Las manos representan a las diferentes posibilidades de vida del niño. Esta inquietante pintura, se convirtió en objeto de una leyenda urbana en febrero de 2000, cuando se puso en venta a través de una subasta en eBay, y se hizo público su aterradora historia.

La pintura fue mostrada en una galería de Luisiana durante la década de 1970, momento en el que fue revisada por el crítico de arte del “Los Angeles Times”. Fue durante esa misma exposición, comprada por el actor John Marley, recordado por su papel como Jack Woltz, en “El Padrino”. En algún momento después de la muerte de Marley, la pintura fue adquirida por un joven de California, después de haber sido encontrada en una fábrica de cerveza abandonada.

La pintura apareció en eBay en febrero de 2000, y según el vendedor, el mismo que la encontrara algunos años antes, la misma es portadora de algún tipo de maldición: En su descripción del cuadro para eBay, se alegó que los personajes de la pintura, durante la noche, salen de la pintura y entran en la sala o cuarto donde el cuadro esté situado. En el anuncio de venta, también fueron colocadas una serie de fotos del cuadro “…cambiando la forma durante la noche”, las cuales se dijo que habían sido capturadas por una cámara web. Para aumentar la imagen de “objeto maldito” de la pintura, el vendedor incluyó una cláusula de exención de responsabilidad, que eximía al vendedor de toda responsabilidad, si la pintura era adquirida.

La noticia acerca del cuadro y su maldición se extendió rápidamente por los usuarios de Internet. Al poco tiempo, algunas personas afirmaron que, simplemente viendo la foto de la pintura, comenzaron a sentirse mal o tener experiencias desagradables. Otros, aseguraron sentir un inexplicable pavor al verla, algunos de los cuales hablaban de reacciones extrañas a ver las imágenes como adquirir violentas e inexplicables enfermedades o sufrir desmayos espontáneos, niños gritando al ver a la pintura y los observadores que aseguraron que tras ver el cuadro, se sintieron poseídos por una “entidad invisible”.

“Una impresora Epson, nueva, se volvió loca y se comió y mutiló página tras página sin parar, cuando un visitante intentó realizar copias de la imágen de la pintura”- . Sin dudas, este último fue el comentario más impactantes.

El anuncio en la página de la subasta fue visto más de 30.000 veces en menos de 30 días. Tras una oferta inicial de US$ 199, la pintura finalmente recibió 30 ofertas y se vendió por US$ 1,025. La galería de arte Perception en Grand Rapids, Michigan, se puso en contacto con Bill Stoneham, sorprendidos por todas las extrañas historias y la interpretación de las imágenes que los internautas reportaban, y por la inusual historia de su subasta en eBay, convirtiéndose en su nuevo propietario: poco después, la leyenda del cuadro maldito se acrecentó, primero cuando el nuevo propietario informó acerca de un exorcista que fue a ver el cuadro, y afirmó haber sentido “una voz junto con un chorro de aire caliente,… como al estar de pie frente a la puerta de horno”.

Lo segundo fue cuando Stoneham declaró posteriormente que tanto el propietario de la galería, como el crítico de arte que la revisó inicialmente, murieron en un plazo menor a un año de entrar en contacto con ella.

domingo, 2 de junio de 2019

Paseo sin Retorno

Recuerdo ese día como se hubiera sido ayer, ya han pasado muchos años de aquel suceso...
Antes de jubilarme de mi trabajo era como chofér de un bus que transportaba a los locos más peligrosos del Manicomio Local, actualmente solo hay hospitales psiquiátricos pero aún hay algunos lugares así que están muy ocultos, como el lugar en el que solía trabajar, al cual llegar era una Odisea, el que no sabía su ubicación exacta podía perderse y morir en el intento de pedir ayuda.

Aquel recorrido fue el último que hice. Ese día tenía que trasladar a unos pacientes del Hospital en donde les estaban haciendo unos exámenes hacia el Manicomio Local.
Estando todos adentro comencé a echar a correr el autobús, todo iba bien hasta que unos de los neumáticos se pincho, me estacioné y baje a pedir ayuda a una estación cercana para que me fuera mucho más fácil y rápido arreglar el autobús para llegar rápido con los pacientes. Cuando llegué al bus me lleve la peor sorpresa del mundo los “locos” habían escapado... no sé como paso... si al bajar me aseguré perfectamente de cerrar todo, pero algo falló.


Tenía mucho miedo, ya que, por mi negligencia iba a perder mi empleo y no tenía escusa alguna para lo que había pasado, me devolví por el mismo camino para ir a la ciudad y pensar qué decir, cuando en el camino se me ocurrió algo que cualquiera consideraría cruel. Paré el autobús en una parada para pasajeros con la mente fría abrí las puertas y la gente comenzó a subir, sin saber el destino que tendría su viaje, aseguré las puertas y ventanas del autobús para que nadie saliera, eche andar la máquina con destino al manicomio, al llegar haya les dije que venían mal muy mal y que gritaban incoherencias y que había que encerrarlos si o si.
Después de eso me lleve el autobús, lo quemé y con mi familia nos mudamos, no quería saber nada de eso…

Pasado un tiempo me entere de que los enfermeros del manicomio se dieron cuenta a la semana después del error que habían cometido con esas personas inocentes y cuando decidieron liberarlos muchos ya estaban locos y nada se podía hacer, algunos de los reales pacientes fueron encontrados y los volvieron a encerrar otros fueron hallados muertos...

Ja ja ja y habemos algunos que aún estamos libres.




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viernes, 31 de mayo de 2019

¡Shh!...Yo también escuché eso

Era una tarde lluviosa, en donde la única opción de entretenerse era quedarse en casa jugando algún juego de mesa, llenando algún crucigrama, tomando alguna taza de té caliente para el frío o simplemente jugar con muñecas, que era lo que hacía la pequeña Elizabeth. Lo que más le gustaba a nuestra pequeña era darle vida a sus muñecas con entretenidas historias de piratas y de tesoros escondidos y esto sucedía en su habitación, para ella era el lugar perfecto para que sus muñecas se convirtieran en temibles piratas. Y este gusto por inventar historias de piratas se debe a que su madre cada noche para que ella se quede dormida le lee algún cuento sobre aventuras en los mares o simplemente los inventa para que la pequeña pueda dormir.

Esa tarde de lluvia fue extraña se sentía en el ambiente o eso era lo que la mamá sentía, algo extraño, pero ¿Qué era? Elizabeth como niña no sentía la mismo, ya que, para ella solo era una lluvia que la obligaba a mantenerse dentro de la casa a la espera que terminara. Mientras ella jugaba su madre se encontraba en la planta baja de la casa preparando lo que sería la cena que sería especial debido a que los días de lluvia la mamá cocinaba lo que Elizabeth más le gustaba comer que eran panqueques con manjar o con mermelada y un buen tazón de leche.

La chica estaba inmersa en su mundo de piratas, barcos hundidos y tesoros escondidos cuando escucha la dulce y melodiosa voz de su madre que le dice: “¡Baja, la cena está lista!”,” ya bajo” responde la pequeña, comenzó a ordenar sus juguetes ansiosa debido a que abajo la esperaban unos ricos panqueques y lo que sería una tarde perfecta, cuando la niña se disponía a bajar por las escaleras un brazo la rodeó, la tomo y le tapó la boca. Era su madre que le dijo ¡shhh! Yo también escuché eso.






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La Pulsera Negra

Aún recuerdo aquella historia... llevaba mucho tiempo trabajando en aquel hospital, probablemente ese extraño suceso cambio mi infeliz vida para siempre. Caminaba por los pasillos del hospital pensando en todas las personas que había atendido en la mañana y en la tarde. Me costó bastante acostumbrarme al sistema que utilizan en este sitio con los pacientes, debido a que en el momento que éstos se internan, se les coloca una pulsera en la muñeca de diversos colores, un ejemplo para que me puedan entender, el negro se utiliza cuando la persona acaba de fallecer.



Un día salí bastante triste de mi turno, producto a que no le puede salvar la vida a uno de mis pacientes, su enfermedad estaba bastante avanzada, ya nada se podía hacer. Entre en el elevador, triste por lo ya mencionado y dentro del elevador había otra persona, casualmente nos pusimos a conversar para romper el hielo mientras el elevador descendía, cuando este, de repente se detiene en el sexto piso y abre sus puertas, vi a un mujer que estaba a punto de entrar, entonces, apreté rápidamente la el botón para que la puerta se cerrara y el elevador siguiera su curso.

Muy sorprendida la mujer que me acompañaba me regaño por lo que había hecho, no paraba de regañarme y avergonzarme. Para que dejara de hacerlo le dije : “Aquella mujer murió mientras yo la operaba… ¿No te diste cuenta de la pulsera negra que traía en su muñeca?”, la mujer sonrió, levanto su brazo y me dijo: “¿Una pulsera como esta?”







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jueves, 30 de mayo de 2019

Jeff The Killer

Después de semanas de asesinatos inexplicables, el desconocido asesino todavía ronda por este lugar. Tras las escasas pruebas encontradas, una joven afirma que sobrevivió a uno de los ataques del presunto asesino. Con valentía, nos cuenta su historia.

"Tuve un mal sueño y me desperté en medio de la noche", dice la joven, "vi que por alguna razón la ventana estaba abierta, aunque recuerdo que la cerré antes de irme a la cama. Me levanté y la cerré una vez más. Luego, simplemente me metí debajo de las sábanas y traté de volver a dormir. Fue entonces cuando tuve una sensación extraña, como si alguien me estuviera observando. Miré hacia arriba y casi salto de la cama".

Ahí, descubiertos por el pequeño rayo de luz que iluminaba entre las cortinas, había un par de ojos. No eran ojos normales, sino oscuros y siniestros, bordeados de negro. En ese momento vi su boca. Una sonrisa ancha, tan horrenda que hizo que todos los pelos del cuerpo se me erizaran. La figura se quedó allí, mirándome. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, habló. Dijo algo, una simple frase, pero dicho de una manera que solo un loco podría hacerlo:

"Ve a dormir."

Se me escapó un grito. Él sacó un cuchillo. Su objetivo era mi corazón, saltó a mi cama, pero yo me defendí. Le di una patada, que él esquivó, en seguida me derribó de un golpe y me sujetó. Fue entonces cuando mi padre entró.

El hombre lanzó su cuchillo, como respondiendo a un acto reflejo, que atravesó el hombro de mi padre. Probablemente habría acabado con él de no ser porque uno de los vecinos alertó a la policía, quien había sorprendido al intruso cruzando el techo de nuestra casa.

La policía descendió de sus coches patrulleros. Incluso yo me quedé anonadada cuando escuché sus pisadas en el césped de la entrada: había sido muy silenciosa y precavida, por alguna razón que no tardaría en conocer. El hombre se volteó, mientras la puerta principal se quebraba ante los golpes de los policías armados, y huyó por el pasillo. Escuché un ruido, como si se hubiera roto un cristal. Cuando salí de mi cuarto, vi que la ventana que estaba apuntando hacia la parte posterior de mi casa se había roto. Lo vi desaparecer en la distancia.

Te puedo asegurar una cosa: nunca olvidaré esa cara, aquellos ojos fríos y esa sonrisa psicótica nunca saldrán de mi cabeza.

La policía todavía está en la búsqueda de este hombre. Si ves a alguien que encaja con la descripción del sujeto de esta anécdota, por favor, ponte en contacto con su departamento de policía local. Ahora que sabes un poco sobre Jeff, seguramente te preguntarás por qué lo hace. Para saberlo, tendremos que retroceder un poco más en el pasado.




Historia

Jeff y su familia acababan de mudarse a un nuevo vecindario ya que su padre había conseguido un ascenso en el trabajo y pensó que sería mejor vivir en una de esas casas de "fantasía". Jeff y su hermano Liu no podían quejarse, mientras desempacaban, uno de sus vecinos pasó por allí, era una mujer relativamente joven.

-Buenos días, soy Bárbara, vivo al otro lado de la calle, solo quería presentarme a mí y a mi hijo- se da la vuelta y llama a su hijo- Billy, estos son nuestros nuevos vecinos.

Billy dijo hola y corrió de nuevo a jugar en su patio.

-Bueno- empezó la madre de Jeff, -Yo soy Margaret, este es mi marido Peter y estos son mis hijos, Jeff y Liu.

Cada uno de ellos se presentó, Bárbara los invitó al cumpleaños de su hijo. Jeff y su hermano intentaron protestar, pero su madre aceptó encantada. Cuando Bárbara por fin se fue, Jeff encaró a su madre.

-Mamá, ¿por qué una fiesta infantil? Por si no lo ha notado, ya no soy más un niño.

-Jeff- replica su madre -Nos acabamos de mudar aquí, debemos demostrar que queremos pasar tiempo con nuestros vecinos, no está en discusión, iremos a esa fiesta.

Jeff intentaba protestar, pero se detuvo, sabiendo que él no podía hacer nada, cuando su mamá decía algo era definitivo, se encerró en su cuarto y se dejó caer sobre su cama. Siempre se recostaba allí mirando el techo, pero esta vez poco a poco lo invade una extraña sensación. No es tanto un dolor, pero sí una sensación extraña. Él ignora y lo confunde con un sentimiento al azar, de esos que te persiguen cuando experimentas una duda muy profunda.
Al día siguiente, se prepara para la escuela. Mientras estaba sentado, tomando su desayuno, una vez más padece esa sensación, esta vez más fuerte. Y le afligió un dolor, como un leve tirón, pero nuevamente lo ignoró.
Liu y él terminaron su desayuno y se dirigieron hasta la parada de autobús. Mientras aguardaban, un chico montado en una patineta salta sobre ellos, a solo unos centímetros por encima de sus rodillas. Ambos se sobrecogen por la sorpresa.

-¡Hey! ¿Qué diablos?

El chico se cayó y se volteó hacia ellos, pateó la patineta y, al rebotar esta por uno de sus costados, la sostuvo con sus manos. El chico parece tener cerca de doce años, un año menor que Jeff, lleva una camisa de Aeropostal y pantalones azules algo rasgados.

-Bien, bien, bien, parece que tenemos un poco de carne nueva- De repente, aparecen otros dos chicos, uno de ellos es muy delgado y el otro es enorme. - Bueno, ya que son nuevos aquí, me gustaría presentarnos, el de ahí es Keith y el otro es Troy, yo soy Randy. Ahora, para todos los niños en este barrio hay un pequeño precio por el pasaje, si es que me entienden.

Liu se puso de pie, listo para golpear al chico, pero sus dos amigos levantan sendas navajas hacia él, en actitud ofensiva.

-Esperaba que fueran más cooperativos pero parece que tendremos que hacerlo de la manera difícil.

Keith le pegó un puñetazo en el estómago a Liu, y Troy lo estrechó contra el piso. Randy se acercó a el, rebuscando en sus bolsillos y extrajo, al fin, una billetera. Jeff, inmóvil, padecía esa sensación desagradable, fría, erizada de ardores insoportables, ahora ha sido muy potente, demasiado potente. Se pone de pie, pero Liu le hace gestos para que vuelva a sentarse en la banca de espera, Jeff lo ignora y se acerca a los chicos.

-Escúchame bien, pequeño punk, devuélvele la billetera a mi hermano, de lo contrario…

Randy guarda la billetera en su bolsillo y saca su cuchillo.

-¿Ah sí? ¿Y qué vas a hacer?- se mofa, mientras desfila su cuchillo frente a la cara de Jeff. Pero este, en un movimiento rápido, toma la muñeca de Randy y se la rompe. Randy soltó un terrible grito. De inmediato, Jeff tomó el cuchillo caído. Troy y Keith se asustaron, indecisos ante los chillidos de dolor de su líder, y trataron de huir, pero Jeff es demasiado rápido. Lanza a Randy al suelo y arremete contra Keith, apuñalándolo en el brazo.
Keith se arranca el cuchillo y lo deja caer al piso, cayendo al suelo en medio de gritos espantosos. Troy continúa corriendo, pero Jeff logra alcanzarlo. No necesita ni siquiera el cuchillo, le aprieta la garganta y con la otra mano le da de lleno en el estómago una serie de puñetazos, que obligan a Troy a vomitar incluso la cena de la noche pasada. Liu está perplejo, mudo de asombro.

-Jeff, ¿cómo?- susurra brevemente.

Saben que serán culpados por todo el asunto, así que comienzan a correr tan rápido como les es posible, en tanto corren, miran hacia atrás y logran ver al conductor del autobús corriendo hacia Randy y sus compinches.
Cuando Jeff y Liu llegaron a la escuela, no se atrevieron a contar lo que pasó, solo se limitaron a sentarse y escuchar. Liu se tranquilizaba pensando en que su hermano solo había golpeado a unos cuantos chicos, pero Jeff disfrutaba del oscuro goce de sentirse poderoso, superior, la necesidad de lastimar por el mero placer de demostrarlo. Cuando llegó a casa, sus padres le preguntaron cómo había sido su día, a lo que Jeff respondió con una voz un tanto desanimada -Fue un día maravilloso.
A la mañana siguiente, oyó que llamaban a su puerta. Caminó hacia abajo para encontrar a dos policías en la puerta y a su madre mirándolo con expresión de enojo.

-Jeff, estos oficiales me dicen que atacaste a tres niños, que no fue una pelea normal, los heriste con un cuchillo- La mirada de Jeff se sepultó en el suelo.

-Mamá, fueron ellos los que nos atacaron a Liu y a mí.

-Hijo- se pronunció uno de los policías -encontramos a tres chicos, dos apuñalados y uno tiene un moretón en el estómago, tenemos varios testigos de que los vieron huyendo de la escena. Ahora, ¿qué tienes que decir ante esto?.

Jeff sabía que era inútil, podía decir que él y su hermano habían sido atacados por ellos, pero no había pruebas de tal hecho. No podría decir que no estaban huyendo, porque a decir verdad sí lo hacían, así que Jeff no podía defender ni a Liu ni excusarse a sí mismo.

-Hijo, llama a tu hermano- dijo tranquilamente su mandre.

Jeff no podía hacerlo, ya que fue él quien golpeó a todos los niños.

-Señor... fui yo- declaró Jeff - yo fui quien atacó a los niños, Liu trató de detenerme, pero no pudo- El policía miró a su compañero y ambos se sorprendieron.

-Bueno, chico, parece que te espera un año en prisión...-

-¡Esperen!- gritó Liu. Todos se sorprendieron al verlo sosteniendo un cuchillo, los oficiales sacaron sus armas y apuntaron a Liu -Esperen por favor, no disparen, Jeff es inocente yo hice todo, perdí el control, me golpearon un poco esos punks y me enojé, tengo las marcas para probarlo- levantó su camisa para revelar heridas y moretones, como si hubiera estado en una lucha.

-Hijo, solo tienes que dejar el cuchillo- dijo el oficial.

Liu soltó el cuchillo, levantó las manos y se acercó a los oficiales.

-No, Liu, fui yo, ¡yo Lo hice!-  gemía Jeff con lágrimas corriendo por su rostro.

-¿Eh?, pobre hermano, tratando de tomar la culpa de lo que hice- sonrió tristemente Liu mientras la policía lo subia a la patrulla.

-¡Liu, diles que fui yo, diles, yo fui quien golpeó a los niños!- La madre de Jeff puso las manos sobre sus hombros.

-Por favor, no tienes que mentir, sabemos que fue Liu, puedes detenerte.

Jeff observa con impotencia cómo la patrulla se aleja. Unos minutos más tarde, su padre se detiene en el camino de entrada, examina rápidamente la cara de su hijo y sabe que algo anda mal.

-¿Qué sucede?

Jeff no puede responder, sus cuerdas vocales están tensas por el llanto mientras, su madre lleva a su esposo a una habitación aparte mientras Jeff llora sin descanso. Tras una hora de pensamientos extraviados y deseos fallecidos, vuelve a entrar a la casa. Sus padres están tristes y decepcionados.
Él solo quiere a dormir, en la esperanza de que el sueño le haga olvidar sus males. Pasaron varios días, sin noticias sobre Liu y tampoco tiene amigos para distraerse, solo tristeza y culpabilidad; por lo menos, hasta el sábado, día en que se despertó y vio a su madre jovial y risueña.

-Jeff, hoy es el día"- saluda mientras abre las cortinas y la luz alumbra su habitación

-¿Qué, qué día es hoy?- pregunta Jeff semidormido.

-Hoy es el cumpleaños de Billy- le responde su madre.

El joven se despierta rápidamente -Mamá, debes estar bromeando, ¿verdad? Cómo puedes esperar que vaya a una fiesta después de...”- hay una larga pausa.

-Jeff, ambos sabemos lo que pasó, creo que esta fiesta podría ser lo que ilumine estos últimos días, ahora, vístete.

La madre sale de la habitación y baja para prepararse, mientras Jeff lucha por levantarse, realmente no tiene ánimos de hacerlo, elige al azar una camisa y un par de jeans y baja por las escaleras. Su madre y padre se han vestido muy formalmente.

-¿Es eso lo que vas a usar? Mejor ve y busca otra cosa- le recomienda su madre, disimulando su fastidio con una sonrisa.

-Hijo, a esta fiesta tienes que ir bien vestido, si quieres causar una buena impresión- explica su padre.

El joven empieza a gruñir y vuelve a subir a su habitación -¡No tengo nada de ropa elegante!- grita desde las escaleras.

-Solo tienes que elegir algo decente- insiste su madre.

Mira a su alrededor, pero no encuentra nada "decente", en su armario hay un par de pantalones de vestir negros que tenía para las ocasiones especiales, pero le hace falta una camisa que combine perfectamente.Hurgando durante unos minutos todavía, lidiando con que eso sí encaja y aquello no, logra toparse con una sudadera con capucha blanca, tendida en una silla, le sienta bien, así que la usa.

-¿Eso es lo que llevarás?- le preguntan sus padres, mientras su madre mira el reloj.

-Oooh, no hay tiempo para cambiarse, vámonos de una vez.

Cruzan la calle hacia la casa de Bill, tocan a la puerta, siendo recibidos en el acto por Bárbara junto y su esposo, quienes los invitan a pasar, dentro de la casa abundan los adultos, pero Jeff no descubre el menor indicio de un niño.

-Los chicos están en el patio, Jeff… ¿Qué te parece si conoces a algunos de los niños?- le invita Bárbara alegremente.

En efecto, los niños están corriendo por el patio en trajes de vaqueros y se disparan los unos a los otros con pistolas de plástico. Jeff se queda de pie, algo incómodo, entonces un chico se le acerca y le entrega una pistola de juguete y un sombrero -Hey, ¿no quieres jugar?

-Ah, no creo, eso es para niños, estoy demasiado viejo para estas cosas- El chico lo mira con expresión de cachorrito enternecedor.

-Por fa- suplica.

-Está bien- murmura Jeff- Se pone el sombrero y finge dispararle a los niños. Al principio piensa que es totalmente ridículo, pero luego comienza a sentir que es realmente divertido, tal ves no sea algo genial, pero es la primera vez que él ha hecho algo que tiene fuera de su mente a Liu, así que juega con los niños por un rato hasta que escucha un ruido, como de pesadas y diminutas ruedas girando en sus ejes. Luego, algo lo golpea en la nariz, parece una piedra, cuando reacciona, se encuentra ante Randy, Troy y Keith, todos acaban de saltar a través de la valla, balanceándose en sus patinetas. Jeff deja caer el arma de juguete y se quita el sombrero, Randy le clava en los ojos una mirada llena de ardiente odio.

-Hola, Jeff, tenemos algunos asuntos pendientes.

-Creo que estamos a mano, después de todo, los vencí a todos ustedes… ¡Son una mierda!- le espetó Jeff.

-Oh, no, no hay manera, te patearé el culo ahora mismo.

Randy se lanza sobre Jeff, los dos caen al suelo. Randy lo golpea en la nariz, y Jeff lo agarra por las orejas y le da de cabezazos, luego lo aparta de un fuerte empujón. Los niños gritaban, corriendo donde sus padres, quienes aún estaban dentro de la casa. Troy y Keith desenfundan pistolas de sus bolsillos:

"Será mejor que nadie nos interrumpa."

Randy saca un cuchillo y apuñala a Jeff en su hombro, quien pierde el equilibrio al intentar evitar la hoja fría del arma. Randy se le abalanzó sin darle tiempo de respirar, cubriéndole el rostro de patadas. Jeff hizo fuerzas y tomó del pie a Randy, torciéndolo a sangre fría. Mientras Randy chilla, hecho un ovillo, Jeff se levanta y se dispone a retirarse cuanto antes. Pero entonces la mano de Troy le detiene, cogiendo su hombro herido.

-No lo creo.

Toma a Jeff por el cuello, sin dejar de apretar la herida de su hombro, y lo lanza contra el piso. Cuando trata de ponerse de pie, recibe una patada por parte de Randy, descargando más patadas hasta que le obliga a escupir sangre.

-Vamos, Jeffy, ¡pelea conmigo!- toma a Jeff del brazo y lo lanza fuera del patio, a la cocina. Toma una botella de vodka, puesta sobre la mesa, y rompe el cristal en la cabeza de Jeff.

-¡Pelea!- vocifera Randy, fuera de sí, empujando a Jeff a la sala de estar a fuerza de patadas y puñetazos -Vamos, ¡mírame!- Jeff levanta la vista, con el rostro ensangrentado.

-¡Conseguí que tu hermano fuera a prisión, y ahora solo vas a sentarte aquí y dejar que se pudra allí durante un año entero! ¡Deberías avergonzarte!-Jeff empieza a levantarse- Oh, ¡por fin! Parece que ya quieres pelear.

Jeff permanece en silencio, con la sangre y el vodka goteando de su rostro, esa extraña sensación carcome su corazón, arde en sus venas, ese impulso animal de supervivencia que se pervierte, que adquiere el fuego de la locura primitiva.

-Por fin, ¡vamos, arriba!

En ese momento algo sucede dentro de Jeff, todo pensamiento piadoso ha muerto, toda represión racional ha desaparecido, excepto el deseo de la muerte, la capacidad de engendrar dolor por el placer de saborear el sufrimiento ajeno. Incluso experimenta un vigor, una energía poderosa que alimenta sus músculos, que frunce su entrecejo y oprime su cerebro al máximo de adrenalina. No, no hay pensamientos, no hay siquiera una palabra en su mente, solo instintos, impulsos terribles e insondables como la naturaleza. Alza el puño y derriba a Randy, quien ha estado desprevenido, hablando de más. Instantáneamente, en cuestión de segundos, concentra la fuerza de su cuerpo en su puño y lo imprime directo en el corazón del pobre diablo.
Randy jadea, cubierto de abundante sudor, agitándose con desesperación. Golpe tras golpe, Jeff le arrancó su último aliento.
Todo el mundo está mirando a Jeff ahora. Los padres, los niños llorando, incluso Troy y Keith, a pesar de que esos dos tiemblan sin control ante su horrible mirada, sostienen sus armas, apuntándolo. Jeff, veloz, se precipita sobre las escaleras, mientras Troy y Keith abren fuego hasta agotar inútilmente sus balas. Jeff se encierra en el baño, toma el pequeño estante donde reposan utensilios higiénicos, y lo arranca de la pared.

Troy y Keith golpean la puerta del baño, forcejeando. Jeff, entonces, los recibe con el estante en la cabeza, el cual desploma a Troy, dejándolo inconsciente. Keith, que es más ágil, se inclina y toma impulso sobre sus pies, esquivando los puños de Jeff y reteniéndolo contra la pared, hundiendo las uñas en su garganta. Desde lo alto de un escaparate superior, el recipiente de lejía se tambaleó por el impacto y terminó por derramarse. Ambos se quemaron, chillando alocadamente por el escozor. Jeff se secó los ojos con el dorso de su manga y, a ciegas, le propinó a Keith unos cuantos golpes en el cráneo con el estante arrancado, que recogió del suelo. Mientras se desangraba lentamente, a Keith se le escapó una sonrisa siniestra.

-¿Qué es tan gracioso?- preguntó Jeff, desconcertado- Keith sacó un encendedor.

-Lo que es gracioso-  dijo, en tanto activaba el aparato y la llama ardía en la punta del encendedor -es que tú estás cubierto de lejía y alcohol."

Keith tiró el encendedor sobre Jeff, tan pronto como la llama entró en contacto con él, encendió el alcohol del vodka,  lo quemaba... La lejía le blanqueaba la piel... Jeff dejó escapar un grito terrible, sintiéndose desmayar del dolor, corrió por el pasillo desesperado aullando, y cayó por las escaleras. Todo el mundo empezó a gritar, despavorido, procurando auxiliar al adolescente en llamas, casi muerto, tendido en el piso.
Lo último que vio Jeff era a su madre y a los otros padres de familia tratando de apagar las llamas. Cuando despertó, tenía un yeso envuelto alrededor de su rostro. No podía ver nada, también sintió el peso de otro yeso en su hombro. Trató de levantarse, pero se desplomó, se sentía tan débil y enfermizo... Una enfermera se apresuró a ayudarlo.

-No creo que puedas salir de la cama todavía- le dijo. Jeff se sentó en su lecho, confundido. Finalmente, después de unas horas, oyó la voz de su madre.

-Cariño, ¿estás bien?

Jeff no podía responder, su rostro estaba cubierto por el yeso: era incapaz de hablar.

-Cariño, tengo una gran noticia. Después de que todos los testigos le dijeron a la policía lo que pasó en la fiesta, ellos decidieron liberar a Liu, el estará aquí mañana. Volverán a estar juntos de nuevo."

Jeff por poco pega un salto de alegría que le habría retirado el tubo que conectaba su brazo al suero. Su madre lo abrazó y le dijo adiós. Las siguientes semanas lo visitaron sus familiares y, al cabo de unos meses, llegó el día en que sus vendas habrían de desplegarse. Su familia se reunió para presenciar cómo removían el último vendaje de su rostro.

-Esperemos lo mejor- dijo el médico.

Rápidamente tiró de la última venda, dejando expuesto su rostro. La madre de Jeff dio gritos. Él notó los rostros atemorizados de Liu y su padre

-¿Qué? ¿Qué pasó?-susurró. Salió corriendo de la cama y corrió hacia el baño, se miró en el espejo y comprendió la angustia de su madre y el temor de su padre y su hermano. Su rostro, su rostro es horrible, sus labios se han quemado, semejantes a una sombra profunda de color rojo; la piel que se extiende sobre su faz es blanca como la nieve, y su pelo chamuscado ofrece a la vista el negro marchito que reemplazó a su cabellera castaña. Deslizó una mano por su rostro, se sentía como cuero. Volvió a mirar a su familia y luego al espejo.

-Jeff", suspiró Liu, -No está tan mal...

-¿No es tan malo?- murmuró Jeff- ¡Es perfecto!

Su familia quedó completamente sorprendida. Jeff comenzó a reír incontrolablemente, sus padres notaron que sus manos temblaban.

-Uh... hijo, ¿estás bien?

- ¿Estar bien? ¡Nunca me he sentido más feliz! Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, mírenme, este rostro combina a la perfección conmigo!- No podía parar de reír, se acarició el rostro, mientras se miraba en el espejo. ¿Por qué se comportaba así?

Ustedes recordarán que cuando Jeff peleó con Randy su mente fue devastada por la locura, una que dormía en su espíritu y que se alzó infernal y demoníaca cuando su juicio crítico no pudo contener más los instintos oscuros de Jeff.

-Doctor- inquirió la madre de Jeff- ¿Está bien mi hijo... Bueno, ya sabe, de la cabeza?

-Oh sí, este comportamiento es típico de los pacientes que han tenido grandes cantidades de calmantes para el dolor. -Si su comportamiento no cambia en unas pocas semanas, tráiganlo de vuelta aquí y le realizaremos un examen psicológico.

-Oh, gracias, doctor- La madre de Jeff se acercó a este- Cariño, es hora de irse.

Jeff mira hacia otro lado del espejo, su cara todavía se ensancha en una sonrisa loca.

-Ay mamá, ja, ja, jaaaaaaaaaaaa!- Su madre lo tomó del hombro y lo condujo despacio a tomar su ropa.

-Esto es lo que traía- se limitó a decir la señora de la recepción.

Los pantalones de vestir negro y la sudadera blanca se hallaban libres de rastros de sangres. La madre de Jeff lo vistió dentro de una habitación pequeña.
El crepúsculo de la tarde enrojecía el cielo cuando la familia volvió a casa, ignorantes de que ese sería su último día. Más tarde, a mitad de la noche, su madre despertó por causa de un sonido proveniente del cuarto de baño. Parecía el ruido de llanto y de suspiros entrecortados, intrigada, se aproximó al baño y abrió la puerta. El espectáculo era horrendo: Jeff había tomado un cuchillo y se había tallado una sonrisa de oreja a oreja, surcando sus mejillas exageradamente.
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-Jeff, ¿q-qué estás haciendo?

Miró a su madre. -No podía seguir sonriendo mamá- Me dolió un poco, ahora puedo sonreír para siempre.

La madre de Jeff notó sus ojos, rodeados de negro, ni siquiera pestañeaba.-¡Jeff tus ojos!

-No podía ver mi rostro, me cansé y mis ojos comenzaron a cerrarse, me quemé los párpados. Ahora siempre podré ver..., mi nuevo rostro. La madre de Jeff retrocedió lentamente.

-¿Qué pasa mamá? ¿Acaso no soy hermoso?

-Sí, sí lo eres... d-déjame ir a buscar a papá para que pueda ver tu bello rostro - Ella corrió a la habitación y sacudió al padre de Jeff.

-Mi amor, saca el arma que...- se detuvo cuando vio a Jeff en la puerta, con un cuchillo.

-Mami me mintió- Eso es lo último que dijo Jeff, antes de lanzarse contra ellos con el cuchillo de carnicero en alto.

Su hermano Liu despertó de improviso con un desagradable sabor en la boca y el corazón palpitándole a mil por hora. Creyó que era cuestión de un mal sueño, así que cerró los ojos.

Cuando se encontraba a un paso de sumirse en el sueño, tuvo la extraña sensación de que alguien lo estaba observando. Miró hacia arriba, pero antes de poder decir algo, la mano de Jeff cubrió su boca. Poco a poco, su propio hermano levantó el cuchillo, con la muerte sombría en sus ojos, Liu se esforzó por incorporarse, luchó y pataleó, pero el oxígeno huía de su pecho, ahogándose. Entonces su hermano le susurró con una sonrisa gigantesca y retorcida:

"Shhh, ve a dormir."

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