martes, 11 de abril de 2017

Fotografías

Una joven que caminaba a casa desde la escuela encontró una pila de fotografías Polaroid tiradas en el pavimento. Eran en total, veinte fotografías agrupadas con una liga de hule. La joven las tomó y en tanto caminaba, comenzó a mirarlas por simple curiosidad. La primera foto era de un espectral hombre blanco en un fondo negro, parado tan lejos de la cámara que la chica no podía reconocer sus facciones.

Pasó la foto hacia el final del montón y miró la siguiente imagen; la fotografía era del mismo hombre, ahora un poco más cerca.

La chica abanicó el siguiente grupo de fotografías rápidamente. Con cada foto, el hombre en la imagen parecía acercarse cada vez un poco más, y sus facciones se hacían más claras.

Llegando ya a la esquina de su casa, la chica se dio cuenta de que el hombre de las fotos parecía estar viéndola, aun cuando ella se movía hacia los lados de la imagen —ya sabes, un efecto similar a esas despreciables y aterradoras muñecas de porcelana—. Esto la perturbó, pero, en todo caso, continuó viendo las fotos una por una.

Para la imagen número diecinueve, el hombre estaba tan cerca que su cara llenaba completamente el cuadro. Tenía la expresión más horripilante que la chica había visto. Llegando casi a su casa, miró la última foto.

Esta vez, en lugar de una imagen, solo había dos palabras: «Suficientemente cerca».

Escuchando un horrible grito proveniente desde fuera de su casa, el hermano de la chica salió corriendo hacia la puerta y la abrió. Pero lo único que encontró fue una pila de fotografías tiradas en la entrada de la puerta de su casa. Extrañamente, la primera imagen parecía ser una versión en extremo pálida de su hermanita; sin embargo, la chica de la imagen estaba demasiado lejos como para estar seguro de ello…




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