Como todos los clanes, los Tzimisce remontan sus orígenes a Enoch, la ciudad que Caín, el Primer Vampiro, construyó. Para aliviar su soledad Abrazó a tres chiquillos, que a su vez se convirtieron en los progenitores de la Tercera Generación de los Vástagos, mejor conocida como los Antediluvianos. Contrariamente a los rumores extendidos por otros clanes, y entre los jóvenes Tzimisce, el Antediluviano del clan de los Demonios no nació en las agrestes tierras de los Cárpatos, sino en Mesopotamia. Como ocurre con los Antediluvianos, el nombre del Progenitor se desconoce y la palabra Tzimisce es sencillamente un nombre conveniente surgido de las nieblas medievales, que significa “La Bestia” o “El Monstruo”, provocado por el temor y la desconfianza de otros vampiros hacia sus extraños congéneres. Monstruos, Demonios, Engendros son apodos frecuentes para los vampiros del Clan, de los cuales muchos miembros se regocijan. Sin embargo, en los primeros tiempos, eran conocidos mediante otros epítetos menos despectivos, como “Escultores” y “Dragones”.
De hecho aún en nuestros días, algunos antiguos orgullosos de su linaje prefieren utilizar el nombre de “Dracul”, que puede interpretarse indistintamente como Dragón o Demonio. Para los Tzimisce, el Dragón en sus diversas formas constituye un símbolo del cambio que tanto aprecian, no tanto por su apariencia sino por su potencial. De todos los Vástagos son sin duda el linaje que mayor influencia ha ejercido sobre la definición de la figura del vampiro: strigoi, moroii, varcolaci, pricolici, oper, vidme, diavoloace y muchos nombres más han sido adoptados por el folclore mortal para describir las depredaciones de los terribles descendientes de Tzimisce. En las leyendas del clan el progenitor Tzimisce recibe a menudo el nombre de El Mayor o el Mas Viejo, para indicar su ascendencia sobre sus descendientes. Sin embargo, algunos eruditos consideran que tal vez podría referirse a que Tzimisce fue Abrazado a una edad muy avanzada, siendo en los cómputos mortales el mayor de los Antediluvianos. Según la mayoría de las fuentes de los historiadores Tzimisce, el progenitor fue Abrazado por Enosh o Ynosh el Sabio, que por aquella época buscaba un medio de liberarse de las caóticas impurezas que creía asociadas a la Bestia de los vampiros y a su frenesí. Si conseguía purificarse, el dominio de la Bestia sobre su alma se debilitaría e incluso podría llegar a desaparecer. Mediante su fuerza de voluntad y un gran esfuerzo Ynosh extrajo las cualidades más caóticas y primordiales de su cuerpo y las escupió en un recipiente mortal, Tzimisce, que por entonces era un mago, vidente y oráculo de cierta reputación. Se desconoce si Tzimisce fue Abrazado por la fuerza o si se sometió al Abrazo voluntariamente. En cualquier caso parece que Ynosh creía que su chiquillo no sobreviviría y que su esencia maldita lo consumiría por completo.
Sin embargo, para su sorpresa, Tzimisce no sólo consiguió sobrevivir sin convertirse en un terrible monstruo, al menos no visiblemente, y el nuevo vampiro no mostraba mayor degeneración ni ferocidad que sus hermanos. Se dice que en un acto de compasión Ynosh permitió vivir a su nuevo chiquillo, pero no es descartable la posibilidad de que tal vez el hijo de Caín hubiera previsto el resultado de su “experimento”. Es posible que los poderes mágicos de Tzimisce le hubieran ayudado a sobrellevar la transformación que previsiblemente iba a causar su destrucción. La mezcla del Don de Caín con el suyo propio le proporcionó una nueva visión y el deseo de Trascender su estado. Pero el experimento de Ynosh también tuvo otra consecuencia inesperada: proporcionó a Tzimisce una naturaleza fluida y el poder de controlar la carne como si fuera arcilla viviente - con un enorme potencial que le daría el sobrenombre de Escultor. El Más Viejo fue uno de los primeros Antediluvianos, aunque a menudo permaneció apartado de sus hermanos, que lo consideraban “extraño”. Algunos incluso murmuraron contra él y sus poderes de hechicero y afirmaron que había pactado con demonios. Pero Tzimisce se despreocupó, concentrado en sus propios estudios y conocimientos y vio lo que el Destino tenía deparado para los vampiros. Los mortales prosperaban y aumentaban en número, mientras que los vampiros se estancaban o degeneraban. Finalmente los mortales gobernarían, obligando a los Cainitas a ocultarse en las sombras.
Era inevitable. Asimismo, con el paso del tiempo, Tzimisce percibió que su sed de sangre aumentaba y la esencia de bestias y mortales ya no saciaba sus apetitos como antes, demandando más y más, y el ansia parecía aumentar década tras década. Finalmente la sangre de los mortales ya no podría sustentarla, y tendría que recurrir a la vitae de los vampiros y si transcurrieran suficientes eones podría incluso llegar a perecer. Con estos pensamientos en mente, el Más Viejo pasó los años meditando en reclusión, cambiando y adaptando formas mortales y legendarias, buscando una forma de liberarse de su sed maldita. Estudió la antigua hechicería, esperando encontrar respuestas pero no conseguía dominar las necesidades de la Bestia, porque aunque podía cambiar de forma no podía cambiar su esencia: la adaptación de los mortales le estaba vedada en su nuevo estado. La búsqueda de Tzimisce lo llevó a distanciarse cada vez más de sus hermanos y hermanas, que sentían cierto temor hacia él, viendo como ignoraba por completo a los mortales que eran simple ganado para su sustento y como podía utilizar la carne, el hueso y las entrañas como el hilo de un telar. En algunas leyendas se cuenta que sus hermanos se aterrorizaron cuando se enfrentó a Nosferatu el vanidoso y retorció su belleza es una tosca parodia que transmitiría a sus descendientes. Otras leyendas dicen que fue Tzimisce quien dio a Arikel su belleza ultraterrenal, pero comúnmente está aceptado que fue Caín quien maldijo a todos los clanes, aunque los Tzimisce consideran al Primer Vampiro inferior al Más Viejo.
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