martes, 14 de enero de 2020

El Bar Fantasma

Esta es una historia familiar, así que doy fe de ella ya que me la contó un tío en quien confío mucho. Es una persona seria, así que no me imagíno que estuviera mintiendo.

Mio tío cuenta que él y un amigo iban en la carretera de vuelta a su ciudad (puesto que hace una semana se habían ido de viaje), estaban cansados ya que había sido un largo camino. Se está haciendo de noche y se estaban quedando dormidos, así que decidieron parar en una tasca y tomarse algo.

Después de 15 minutos más de camino, encontraron un pequeño bar que estaba al lado derecho de la carretera; el lugar se veía muy agradable: era de color azul claro, no tenía nombre y afuera habían varias sillas en donde habían dos ancianos tomando cerveza charlando de manera muy amena. Seguidamente, mi tío estacionó el auto, se bajaron y procedieron a entrar.

Dieron las buenas noches a los dos ancianos quienes se encontraban fuera bebiendo cerveza. Entraron, preguntaron si había algo de tomar a un mesero que tenía una cara muy triste (según cuenta mi tío, su cara era más bien como cansado de trabajo), el mesero le respondió que solo había cerveza y café. Mi tío y su amigo, pidieron café. El mesero les sirvió y estuvieron casi media hora charlando. Salieron de hay y siguieron su viaje.

Un día después, el amigo de mi tía tuvo que salir de la ciudad por cuestiones de trabajo. Iba manejando él solo por la carretera, en su camioneta. Recordó aquel lugar en donde habían parado antes, y, para su mala suerte se le ocurrió llegar allí de nuevo para tomarse algo. El lugar era fácilmente identificable pues, al lado de este, había un puesto militar, el cual ya habían visto la primera vez. Finalmente llegó al puesto policial, pero, para su sorpresa y horror, a sus alrededores solo había maleza y monte. El bar, en donde ellos tomaron café la noche pasada, ya no existía.

El amigo de mi tío quedó verdaderamente aterrado, por lo que se bajó y caminó hasta el puesto militar, en donde habían varios guardias, se dirigió a uno de ellos con estas palabras: ¿Conoce algún lugar por aquí cerca donde pueda tomarme algo?, para su sorpresa el guardia respondió: lo más cerca queda a dos horas, en la ciudad.

El amigo de mi tío abrió los ojos con horror, pues esa respuesta fue la más aterradora que jamas haya escuchado.


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