En cualquier ciudad, en cualquier país; ve a cualquier institución de salud mental o centro de acogida al que puedas llegar por tus propios medios. Cuando llegues frente al escritorio menciona que necesitas hablar con quien se hace llamar "El Portador de la Serenidad". El trabajador suspirará y se frotará la frente con molestia para luego ponerse de pie e indicarte que lo sigas.
Serás llevado a una puerta de vidrio que presuntamente conduce a algún tipo de patio trasero; una vez que abras la puerta te verás envuelto en una oscuridad impenetrable, siendo la única luz del lugar muy tenue y distante. Dirígete hacia esa luz, a medida que avanzas comenzarás a notar que se escuchan varios ruidos a tu alrededor que te parecerán nostálgicos; el sonido de los niños riéndose, campanas de bicicletas sonando, el sonido que producen los grillos. No alejes tu atención de la luz ni siquiera por un momento porque si lo haces, descubrirás que la superficie invisible por la que caminabas ya no existe y caerás por la eternidad en la oscuridad perpetua, rodeado de un silencio interminable.
Si logras llegar a la luz sin haberte rendido a la tentación y a la curiosidad, te encontrarás a eso de la medianoche de pie en medio un campo tan grande que aparentemente es interminable iluminado únicamente por una gran luna creciente. Verás flores amarillas meciéndose ligeramente con la cálida brisa de verano y frente a ti habrá una chica con el pelo rubio y largo con un vestido blanco dándote la espalda, en su mano se puede ver una flor vísiblemente muerta de un color púrpura de un color muy oscuro.
Acércate a la chica pero evita tocarla, en cambio pregúntale: "¿Cuál es su propósito final?" Una risita escapará de los labios de la niña y ella se volteará para enfrentarte revelando los restos podridos de una cara, dientes amarillos y manchados, una boca siempre congelada en una esquelética sonrisa y un ojo colgando de su cuenca. En su frente verás la empuñadura de una cuchilla incrustada en su cráneo.
El viento soplará ligeramente y un grito sonará a la distancia haciendo eco en todo el prado, en este punto debes sentir un millón de puñaladas en todos los rincones de tu cuerpo, pero no te estremezcas, el dolor no es más que una alucinación y rendirse a el te volverá loco.
Después de bastantes segundos agonizantes el dolor se detendrá, una ráfaga de viento intenso empujará a la chica hacia ti y cuando su mano toque la tuya estarás rodeado de una sensación de paz absoluta. Te encontrarás frente a la institución a la que ingresaste hace tanto tiempo. En tu mano estará la flor púrpura, ahora visiblemente viva.
La flor es el objeto N°350 de 538. Su sola presencia es calmante para el alma.
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