El verano pasado tuvimos una fiesta enorme para mi hermanito por su sexto cumpleaños, había castillos inflables, guerras de bombas de agua, una barbacoa y por supuesto un gigantesco pastel.
Mi fiesta será mucho más pequeña, en realidad será solo un pastel e incluso para eso, mamá no tenía harina para hacer la masa.
Pero no estoy amargada. Troto enérgicamente por el camino que lleva a casa de los Parker. "Solo baja al pueblo rápidamente y mira si tienen algo de harina, apresúrate en tu regreso"—dijo mamá.— Y ponte tu impermeable y tus guantes Laura.
Levante la mirada hacia las sombrías nubes grises que siempre parecen estar cubriendo el suelo, dudo que un impermeable y guantes me vayan a ofrecer mucha protección.
Llamo a la puerta principal de la casa de los Parker cuando llego, sintiéndome un poco tonta. La Sra. Parker probablemente estará en el mismo lugar en el que estaba cuando vine la última vez: extendida sobre el piso de la cocina, cubierta en supurantes llagas con algunas ratas mordisqueándole la cara... Y es ahí donde está aún, pero dado que ya ha pasado una semana desde que vine, ahora es en su mayoría huesos con algunos pedazos cartilaginosos colgándole y no le importa en lo absoluto cuando agarro el bote de harina y la bolsa de azúcar que tenía guardada en la alacena. Las bombas, cos sus vapores venenosos y nubes infecciosas nos encontraron desprevenidos a casi todos nosotros, pero la Sra. Parker creía en que siempre había que contar con una alacena bien surtida ante cualquier eventualidad.
Me retiro rápidamente sin comprobar si el Sr. Parker sigue con vida, la última vez que lo vi estaba llorando mientras me rogaba que lo trajera conmigo, pero no pude bajar su silla de ruedas por las escaleras y perdí completamente el control de ella; el Sr. Parker terminó en el fondo y luego lo escuché gruñendo mientras salía corriendo por la puerta, por eso pienso que entonces estaba vivo.
Probablemente las ratas ya lo han reclamado en este punto, ni siquiera reviso, me limito a salir corriendo por la puerta nuevamente y voy hacia mi casa con el harina y el azúcar.
Mamá termina de preparar mi pastel y enciende la fogata para poder hornearlo. Mientras tanto comienzo a aplicar Desitin en las peores llagas del rostro y brazos de mi pequeño hermanito y luego medico las mías. Hoy están peor y dudo que haber salido hoy haya ayudado, incluso con el impermeable. En un mes, más o menos, de seguro estaremos muertos al igual que los Parker, quienes no tenían un sótano en el cual refugiarse cuando cayeron las bombas.
Mi pastel huele cada vez mejor a medida que se hornea, mi hermano me hizo un dibujo genial de nosotros dos pescando juntos y mi mamá incluso encontró las velas para mi pastel. Estoy segura de que esta será mi última fiesta de cumpleaños... Pero no estoy Amargada.
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