miércoles, 2 de diciembre de 2020

Corpse Ela

Aquella madrugada un espantoso sonido que retumbaba en el pasillo le hizo despertar sobresaltado y con el rostro bañado en sudor, por unos segundos estuvo convencido de que solo era una sensación producto de una espantosa pesadilla, sin embargo, el ruido no se detenía. Parecía que algo se arrastraba sobre la madera en dirección a su habitación, el crujido de las tablas se intensificaba conforme pasaban los segundos provocando que su cuerpo se estremeciera de terror. En un principio consideró quedarse completamente estático sobre el lecho, a lo mejor ese ruido únicamente era producto de la paranoia que llevaba sufriendo desde la tarde anterior. Cuando el sonido se detuvo suspiró medianamente aliviado, aun así, esto no le brindó una completa sensación de seguridad. Debatió un buen rato entre inspeccionar o volver a dormir, aunque lo mas sensato seria la segunda alternativa no deseaba arriesgarse a que algo o alguien pudiese estar ahí afuera amenazando con lastimarlo a él o a su familia. Con pasos inseguros se dirigió hasta la puerta y giró del pomo, del otro lado el oscuro pasillo se encontraba sumido en la oscura calma de la noche, volvió a suspirar, su mente le estaba jugando una terrible broma.

Retornó a la cama arrastrando los pies y se sentó sobre el borde de la misma para buscar en el cajón de la mesa de noche una píldora para dormir, odiaba que los malos sueños le parecieran tan reales. Tras tragarla sin ayuda de agua volvió a recostarse mirando al techo aguardando que el medicamento surtiera efecto, sentía como lentamente una relajante calma se apoderaba de si induciendo el sueño, sonrió para sus adentros con mayor seguridad, todo había terminado. A pocos segundos de quedar completamente dormido sintió un peso aplastándole el pecho, volvió la mirada de golpe encontrándose con los ojos sin vida de la chica que frecuentaba sus pesadillas, desesperado trató mover el cuerpo, sin embargo, sus extremidades no obedecieron, acto seguido y con la desesperación aumentando segundo tras segundo intentó gritar pero de su garganta no se emitió el mas insignificante quejido. Ella sonrió mostrando sus dientes manchados de sangre al instante que le enterraba las uñas en la carne, cuando inclinó el rostro sobre el suyo pudo escuchar el grotesco crujido de sus huesos rotos reacomodándose para adoptar la posición, parte del liquido que escurría por la herida abierta de su frente acabó goteando en la suya, él se limitó a cerrar los ojos con fuerza rogando por que todo ello acabara. Así fue. En un par de segundos la presencia desapareció dejando únicamente aquel rastro de sangre en su piel, el punzante dolor de los arañazos y por supuesto una perturbadora imagen rondando en su mente.

Horas mas tarde cuando bajó a desayunar en su rostro destacaban un par de enormes ojeras, se veía cansado y disperso, como si únicamente estuviese en cuerpo mientras su mente divagaba en un lugar ajeno al real.

—Andrew, cariño ¿Te encuentras bien? —Le había cuestionado su madre quien no tardó en percatarse de su extraña actitud. Él asintió sin estar demasiado convencido, no quería entrar a explicar los sucesos con lujo de detalles—. Te ves muy cansado... ¿No dormiste bien? —Volvió a preguntar ella mientras se acercaba y ponía su mano sobre su frente para asegurarse de que no tuviese fiebre o algún otro síntoma.

Se sobresaltó mas de lo que hubiese querido al sentir el tacto de su madre, de algún modo le recordó a la sangre resbalando sobre su piel, eso fue mas que suficiente para llevar a su mente de vuelta a la horrible noche. De un salto se incorporó de la silla mientras insistía bastante molesto en que se encontraba de maravilla, desde luego no se atrevió a mencionar el incidente de la madrugada, ellos solo creerían que finalmente había sucumbido ante la locura. Pese a que detestaba dejar a sus padres con un ambiente tan tenso prefería escapar antes de que se atrevieran a presionar en el tema, tomó las llaves del auto y se apresuró a salir del lugar lo antes posible.

De camino a la universidad se esforzó en calmar sus nervios tomando diferentes píldoras para la ansiedad e intentando convencerse de que tales sucesos únicamente se trataban de una alucinación, eso quería creer. Pasadas las horas trató de pretender que nada había sucedido, asistió a clase con regularidad dando su mejor esfuerzo para atender a las explicaciones y simulando estar en perfecto orden, sin embargo, no podía disimular aquella perpetua paranoia que le obligaba a reaccionar con hostilidad ante la mas mínima señal de amenaza. Como si de un déjà vu se tratase todas las personas con las que se cruzó a lo largo del día hicieron las mismas preguntas con respecto a su comportamiento, aunque en un principio fue tolerable alcanzó el punto de causarle incomodidad extrema, intentó excusarse afirmando haberse quedado hasta tarde realizando algún proyecto, estaba convencido de que nadie le creería como sucedía cada vez que esos acontecimientos se repetían, para su mala suerte, parecía que su pretexto cada vez funcionaba menos. Ahora podía jurar que murmuraban a sus espaldas, juzgando vilmente su extraña actitud ¡¿Que podían saber ellos?! Lo único que deseaba era estar en paz consigo mismo aunque fuese por un par de horas. Al llegar la tarde evadió su ultima clase decidido a ayudarse de una u otra forma, realizó un par de llamadas para programar una cita con su terapeuta lo antes posible, no estaba seguro si se trataba de un milagro o su notorio desespero había causado a alguna alarma en la recepcionista con la que hablaba desde el otro lado de la línea, en cualquiera de los casos fue sencillo agendar una sesión para esa misma tarde.

Su infortunio retornó en cuanto cruzó las puertas del lugar y tomó asiento en la sala de espera. Generalmente la pacifica atmósfera del lugar le ayudaba a despejar sus pensamientos y olvidarse de toda aquella pesadilla que le agobiaba desde hacía dos años, pero ahora dentro de su cabeza distintas voces tomaban turno para susurrarle que en esta ocasión buscar ayuda no tendría utilidad y que por el contrario solo empeoraría las cosas, ello provocaba que lentamente su paciencia se deteriorara hasta el punto de tornarse insoportable. Pese a que en un inicio acudir a terapia resultaba relajante ahora con el segundo aniversario de aquel acontecimiento a la vuelta de la esquina y dado a los incidentes de los últimos días no le cabía duda en que no existía poder humano capaz de ayudarle. El insomnio y la ansiedad comenzaban a comerle vivo poco a poco, sumado a ello, la llama de culpa que tanto se había esforzado en extinguir ahora ardía mas fuerte que nunca. Se culpaba a si mismo de que todo estuviese volviendo a suceder, quizá si desde un inicio hubiese hablado con la verdad no se encontraría entre la espada y la pared.

Su memoria lo llevó a aquel horrible 2012, aquel que se suponía sería el mejor año de su época escolar y el que recordaría con nostalgia cuando iniciara su vida universitaria, sin embargo, esa ilusión se había desvanecido en el último instante, creía estar en la mejor de las situaciones pero la realidad era que en cuestión de días todo se fue tornando turbio y finalmente culminó en un infortunado accidente. Con la llegada del caluroso verano los ánimos de los estudiantes de último año se encontraban por los cielos, en un par de semanas podrían saborear la gloria de estar en su ceremonia de graduación y pese a que ese sería el evento cumbre muchos se encontraban particularmente entusiasmados por el campamento de despedida que antecedía a todas las formalidades. Aquel evento para "convivir en grupo" era sinónimo de la oportunidad perfecta para cometer cuanta locura estúpida se le ocurriese a un adolescente, similar a aquellas fiestas que hacían a lo largo del año con el añadido de que esta vez no habría posibilidad de que los padres o maestros intervinieran, al fin y al cabo, para evitar responsabilidades legales la escuela se lavaba las manos evitando cualquier tipo de relación con el campamento. Por supuesto Andrew se incluía dentro del grupo de quienes ansiaba la llegada de la fecha, después de todo era el muy merecido descanso de todo un año de esfuerzo, nunca hubiese sospechado que todo acabaría de la peor forma posible.

Recordaba que el primer día fue una maravilla, en cuanto los autobuses les abandonaron a su suerte en el recinto parecía que se encontraban a las puertas del paraíso el cual se suponía duraría cinco inolvidables días. Los acontecimientos de los dos primeros días no correspondían a nada fuera de lo común, las primeras horas estuvo con su grupo de amigos haciendo tonterías por el lugar y explorando un poco de los alrededores, después de ello se había limitado a participar de las actividades grupales, una que otra pequeña celebración en la piscina, la caminata acostumbrada por las montañas rocosas con el guía contratado y una fogata de apertura eran los sucesos mas destacables de dichas jornadas, habían sido momentos tranquilos a comparación de lo que se avecinaba. Aunque una perpetua sensación de estar siendo constantemente observado le había agobiado en breves momentos nada extraño o alarmante llegó a suceder, ahora que lo pensaba quizá ello fue un mal presagio de lo que se avecinaba mas adelante, pero ni en la mas oscura de sus pesadillas se imaginó tal escenario.

Todo cambió el tercer día con el inicio de la actividad mas importante del campamento la "tradicional fiesta de la fogata" era un evento que con el pasar de los años se recordaba a modo de leyenda entre los estudiantes, era la máxima representación del descontrol y diversión antes de acabar el año. La actividad había dado inicio un par de horas antes de que el sol se escondiera, todos parecían estar disfrutando de la buena comida y de contar anécdotas nostálgicas de los años anteriores al rededor del fuego, por supuesto Ela estaba en el lugar en esos momentos, aparentando ser tan radiante y alegre como siempre había sido, ahora con solo recordarla le causaba una sensación de vació en la boca del estomago. La conocía desde que eran pequeños, prácticamente se habían criado juntos gracias a la estrecha relación de sus madres, con el pasar de los años su amistad se fortaleció paulatinamente, sin embargo, debido a un incidente en la primavera anterior ahora apenas se dirigían la palabra. Su amistad habría continuado como si nada de no ser por cierto rumor que afirmaba que ella se encontraba perdidamente enamorada de él, esa idea no le sonaba nada mal, ella era linda y agradable por lo cual intentar tener una pequeña relación parecía ser una opción atrayente. Pésima decisión. Con el pasar de los días comprobaría que mas que enamorada Ela se encontraba locamente obsesionada por la idea de permanecer a su lado a como diera lugar, tantos sucesos incómodos e incluso repulsivos transcurrieron en un periodo de tiempo corto tan que en cuanto tuvo la oportunidad se alejó de ella en cuanto vio la oportunidad. Nunca llegó a comentarlo con nadie, sabia lo que sucedería si se le ocurría hablar.

Con el pasar de las horas apareció misteriosamente en escena el alcohol que ciertos individuos, incluyéndolo, habían logrado colar al campamento, como adjunto también habían acordado cierto tipo de "ingrediente especial" para agregar en algunas de las botellas. No era para sorprenderse pues no era la primera vez que sucedía y por supuesto nadie puso objeción en servirse al menos un vaso, la situación comenzó a "animarse" hasta alcanzar su mejor punto al rededor de la media noche, el alcohol, los alegres gritos, el baile y la música generaban un ambiente agradable para la gran mayoría. Ahora cuando meditaba en esos sucesos se sentía un completo tonto al pensar que lo que hacían con sus compañeros era "normal" ¿En que clase de mundo enfermo eso era normal? Aprovecharse descaradamente de la inconsciencia de las chicas producto del exceso de tragos no era ni de lejos algo que debiese suceder, incluso siendo un adolescente estúpido no existía forma de justificar tal aberración. Como si eso no fuese lo mas grave del asunto muchos chicos pagaban para mezclar porquerías en las bebidas y así conseguir lo que ni en un millón de años hubiesen logrado con una chica en sus cinco sentidos, él no hizo nada para evitar lo que sucedía aun teniendo conocimiento absoluto de lo que algunos se llevaban entre manos, pero si por alguna razón pudiese regresar el tiempo evitaría a toda costa que eso aconteciese.

Estaban tan ebrios que no calcularon en lo mas mínimo el daño de sus acciones, faltaba menos de una hora para el amanecer cuando todo sucedió. Entre risas y bromas habían apostado una nada despreciable suma de dinero para quien mas rápido llevase a una de las chicas a la cama, sin embargo, conforme la conversación aumentaba el tono concluyeron que no les molestaría compartir a la misma siempre y cuando todos lograran tener bastante diversión. Intentaron ligar con una que otra de las chicas de la pista de baile pero ante la negativa de estas concluyeron que la mejor alternativa era alguna que ya estuviese lo suficientemente fuera de si. No tenia ni la menor idea de como habían acabado envolviendo a Ela en su estúpido juego, aun así podía recordar perfectamente como se había acercado a ella con la excusa de arreglar su pequeña discusión de hacia un par de meses. Fue demasiado sencillo hacer que bebiese de la botella adulterada. Rieron y hablaron durante un rato hasta que el efecto de la droga surgió dejándola notablemente atontada, él personalmente tuvo que ayudarla a caminar para sacarla del lugar en medio de una multitud que no llegó a percatarse de lo que sucedía y aunque lo hubiesen hecho al día siguiente no lo recordarían producto de la resaca.

La habría llevado hasta los dormitorios, sin embargo, hubiese sido demasiado evidente, por ello había acordado un punto de encuentro especial con sus amigos para llevarla a la zona apartada adyacente al camino de senderismo, allí no habría nadie que los molestara. Tardó en percatarse de que ella estaba mas o menos consciente de lo que sucedía, pese a ello en un principio no mostró señal de alarmarse al ver los rostros de los muchachos, eran sus amigos, nunca se atreverían a dañarla ¿Verdad...?. Todo se complicó en menos de un minuto, cuando Julio intentó tocarle el pecho para acto seguido besarla ella aun estando fuera de sí trató apartarlo con torpeza, algo que no sirvió de nada pues el chico insistió en continuar con el acto. Nunca hubiese pensado que incluso en esa situación ella se defendería hasta el ultimo de sus alientos. Cuando este estrechó sus comisuras contra las de ella solo pudo recibir un brusco mordisco que por poco le dejó sin un trozo del labio, esto enfureció a Patrick quien intentó tomarla a la fuerza por las caderas pero lo único que recibió fue una patada y un escupitajo.

Él no intervino, quizá al ver la situación la conciencia retornó a su cuerpo como un baldado de agua fría, era demasiado tarde para detener lo que había iniciado. Hubo un par de gritos, unas risas y luego un par de insultos por parte y parte, quizá eso fue lo que encendió la chispa de la ira, claro que en una ocasión normal hubiese pasado de largo, ahora con los ánimos por los aires y el alcohol de por medio todo podía suceder. No pudo prever en que punto del forcejeo Joshua tuvo la maravillosa idea de arrojarla al suelo y golpearla con lo primero que tuviese a la mano con el fin desesperado de controlarla, una roca de gran tamaño que con solo el primer impacto la dejó aturdida. En cuanto esto sucedió Patrick y Julio reaccionaron medianamente, todo lo contrario sucedió con Josh quien estando completamente fuera de si volvió a arremeter contra la chica, una, dos, tres... Quien sabe cuantas veces mas, ellos solo podían contemplarlo aterrados ¡¿Que demonios pensaba?! Julio fue el primero en intervenir intentando quitárselo de encima, en cuanto logró detenerlo Joshua retornó la compostura y contempló aterrado lo que había sucedido. Hicieron todo lo que estuvo a su alcance, pero esa maldita droga lo arruinó todo, no pudieron detener la sangre que brotaba de la abierta herida de su frente, solo en un par de minutos ella quedó inerte en el suelo.

Recordaba haber gritado e intentado salir a buscar ayuda, sin embargo, temía por las consecuencias de sus actos, no era cualquier cosa, seguro pasarían el resto de sus vidas en una celda por un crimen de ese calibre. Patrick fue quien ofreció las primeras ideas para deshacerse del cuerpo, entre todos la cargaron hasta cierto punto del camino lo suficientemente empinado para aparentar un accidente, allí en medio de la luz del naciente día dejaron el cuerpo despeñarse por la cumbre rocosa, escuchando como a cada golpe crujían las ramas de la maleza y los huesos hasta acabar en el la falda de la montaña. No se lo contaron a nadie, retornaron al campamento en completo silencio y fueron directamente a limpiarse para ocultar las manchas de sangre, gracias a la inconsciencia del resto del grupo todo pasó inadvertido, por supuesto que mas tarde que temprano alguien se daría cuenta, pero para cuando encontraran el cuerpo parecería un accidente causado por el mismo alcohol, al fin y al cabo, no habían testigos que pudiesen delatarlos.

Aquel día fue quizá el mas difícil, la culpa comenzaba a comerlo vivo, pero su consuelo radicaba en que nadie extrañaba la presencia de Ela, ni en ese momento ni al día siguiente cuando muy temprano en la mañana los autobuses arribaron para dar por finalizada su realmente inolvidable experiencia. Calmó sus nervios convenciéndose de que ella lo merecía de una u otra forma, ahora era libre de todo lo que había sucedido en la primavera anterior, de cierto modo sentía que sin Ela estaba plenamente seguro. No todo podía ser perfecto en ese punto, a diferencia de sus compañeros los señores Grayson notaron inmediatamente la ausencia de su única hija, desesperados comenzaron a hacer preguntas en la escuela, a las personas del campamento y a quien pudiese tener una mínima idea de en donde se encontraba ella. De no ser porque sus madres eran realmente cercanas el asunto hubiese sido ajeno a él, sin embargo, toda la búsqueda le afectó particularmente. Sus mayores temores nunca llegaron a hacerse realidad pues pese a las minuciosas búsquedas por las zonas aledañas al campamento jamas encontraron el cuerpo, ello le dio la falsa seguridad de que quedaría impune de todo castigo. Ya no importaba escuchar a su madre hablar a altas horas de la noche con la señora Grayson llorando desconsolada al otro lado de la línea, él y sus amigos decidieron no volver a tocar el tema hasta dejar que se enfriase por completo.

Un año y medio después el karma finalmente les atormentaba. El primero en sucumbir fue Joshua quien carcomido por la culpa amenazó con ir a la policía y desvelar todo el horrible secreto, en un intento por detenerlo Julio había ido hasta su casa para intentar convencerlo de abstenerse de confesar pero él insistía en que si no hablaba ella lo mataría, juraba haberle escuchado merodear por su casa cada noche, aseguraba que su presencia le perseguía constantemente y que podía escuchar su voz susurrando atrocidades en las noches. Tal discusión fue subiendo de tono hasta metamorfosearse en una terrible pelea. Los vecinos habían llamado a la policía horrorizados por la brutalidad de la disputa y estos los detuvieron a los dos, ese fue el momento perfecto para que Joshua abriera la boca. En un par de horas él, Patrick Kelly, Julio torres y Joshua Baiyle se encontraban en la comisaría dando declaraciones de lo que había sucedido esa noche. Para suerte de los tres primeros ya existía un plan de emergencia para tal caso, habían acordado señalar a Josh como único culpable y cubrirse las espaldas entre ellos, al fin y al cabo, sin un cuerpo no existían demasiadas posibilidades de acabar tras las rejas. Esa noche cuando finalmente la comisaría no tuvo mas pretextos para retenerlo sintió que finalmente cantaba victoria, fue muy tonto para percatarse de que en realidad el infierno estaba desatándose. En un par de horas conoció la fatídica noticia de que Bailey se había ahorcado en la comisaría, él se alegró ante dicha noticia, ya no habría quien intentase nuevamente abrir la boca, pero su felicidad fue realmente efímera, casi desde ese momento todos los espantos relatados por Joshua se hicieron presentes en su propio hogar, ahora él era el testigo del miedo.

La voz del terapeuta le hizo volver de entre sus pensamientos, rápidamente se incorporó de la silla y entró en la habitación en la cual acostumbraba a tomar las terapias, pero algo había cambiado en el lugar, una atmósfera grisácea flotaba en la habitación acompañada de un penetrante aroma a tierra y sangre. Una fría sensación le recorrió el cuerpo al escuchar las bisagras de la puerta rechinar hasta cerrarse de un portazo, estuvo a punto de darse la vuelta, sin embargo, unas frías manos se deslizaron por su cuerpo envolviéndolo en un horripilante abrazo, las extremidades rasguñadas crujían a medida que el agarre se intensificaba, intentó liberarse como pudo pero sentía como lentamente en sus costillas se clavaban las uñas de la muchacha, escuchó la sangre gorgotear a medida que esta comenzaba a hablar dejando que una cantidad abrumarte del liquido carmesí le escurriera por la boca y solo pudo dejar escapar un jadeo ahogado al escuchar su voz susurrando 

—¿Me extrañaste...?


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