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sábado, 29 de junio de 2019

Jane the Killer

Jane Arkensaw era una chica muy hermosa, tenía la piel blanca y hermosos ojos verdes. Se llevaba bien con sus padres y tenía buenos amigos en el colegio, nada fuera de lo ordinario, hasta que Jeffrey Woods se mudó junto a su casa...



Hacía algunas semanas una familia se había mudado a la casa de al lado, tenían dos hijos de mi edad, sólo había conversado con ellos un par de veces, pero solía ver a menudo a Jeff desde mi ventana. 
Un día se me hizo tarde para llegar a la escuela y mientras corría vi a Randy y su pandilla amenazando a Jeff y a su hermano Liu, sabía perfectamente que Randy era un matón que hacía pagar a todo el mundo una pequeña comisión de dinero en efectivo o el bocadillo del desayuno, a cambio de que no se ganaran una paliza... Unos segundos más tarde y vi como le robaban la cartera a Liu, y empujaban a Jeff contra el suelo, entonces él se levantó. “¡Quédate sentada, no seas estúpida!”. Entonces el chico se abalanzó contra Randy, luego cogió a Troy, quien terminó en el suelo gritando de dolor, me preocupé al ver esa pelea ya que parecía que Jeff se estaba divirtiendo demasiado, y por la cara de su hermano, parecía que esto no era habitual. Lo siguiente que se oyó fue el sonido de las sirenas de la policía... era la patrulla de mi padre.

Mis padres me advirtieron que no querían que me relacionara con nuestro vecino, así que no vi nuevamente hasta que terminó el día. Cuando lo salió de allí, tenía una expresión difícil de descifrar "era como la sonrisa de un loco" pensé.
A la mañana siguiente vi una patrulla en la casa de al lado, me quede viendo que ocurría y en unos minutos vi salir a Liu esposado mientras su hermano lloraba y gritaba para que no se lo lleven. Luego de eso, el vecindario no paraba de esparcir rumores sobre el joven detenido.

Días después, otro vecino, celebró su fiesta de cumpleaños, ví a Jeff jugando a los vaquero con los niños, hasta que aparecieron Randy y sus amigos, saltaron el cerco y el líder se abalanzó sobre el hermano de Liu, derribándolo. Luego la pandilla saco unas pistolas, pero éstas lucían reales... Llamé inmediatamente a la policía, pero en ese momento oí disparos, corrí a toda velocidad a socorrer a Jeff pero cuando llegué al lugar las llamas y los gritos me impidieron avanzar, tomé un extintor y me abrí paso entre las llamas, pero cuando llegue él ya estaba ardiendo en llamas. Me desmayé.


Desperté en el hospital, la enfermera me dijo que estaba de alta y mientras recogía mis cosas le pregunté cómo se encontraba mi vecino, entonces le dijo la enfermera que ya se podía ir a su casa, pero Jane quiso preguntar cómo se encontraba Jeff,  enfermera contestó que no podía recibir visitas aunque se tratara de su novia. “¡Él no es mi novio!” 
Al salir del cuarto los padres de Jeff estaban afuera para agradecerme por intentar salvar a su hijo, me contaron que él estaba bien y que me avisarían cuando pudiera quitarse las vendas. Les dije todo lo que había visto, sobre esta pelea y la anterior, los señores Woods parecían muy contentos, dijeron que si eso era cierto dentro de unos días soltarían a Liu.

El rumor de que era la novia del chico más peligroso del colegio corrió muy rápido, nuestros compañeros comenzaron a meterse conmigo sólo porque creían que estaba enamorada de Jeff. Un día apareció Liu y me avisó que al día siguiente le quitarían las vendas a su hermano. A la mañana siguiente me llené de emoción al ver llegar el automóvil de los Woods, pero al ver salir a Jeff un escalofrío recorrió mi cuerpo... su cabello castaño era ahora de color negro, su piel era blanca y con la misma sonrisa sádica, que tenía el mismo día que se peleó con Randy.
Podría jurar que él me estaba mirando fijamente con esos ojos tan abiertos y aterradores. Todo se puso borroso, me desmaye. 

Al despertar ya era de noche y mis padres no estaban en casa, me vestí y baje las escaleras, la luz de la cocina estaba encendida y sobre la mesa había una nota que decía: “¿No vienes a cenar? Tus amigos están aquí". 

Después de leer esto comencé a temblar, miré discretamente hacia la casa de los Woods, las luces estaban encendidas. Entonces lo vi apoyado en la ventana de su casa, me sonrió mientras golpeaba la ventana con una mano, mientras que en la otra sostenía un ensangrentado cuchillo. Tomé uno también y corrí hacia su puerta a ayudar, forcé un poco la cerradura, pero cuando ésta se abrió escuche una voz que decía: "¡Lo has conseguido, me alegro amiga mía!" . Grité al ver sus grandes ojos sin parpados, su roja sonrisa y pálida piel... Su ropa estaba cubierta de sangre. Me sentí desvanecer nuevamente.

Cuando desperté, estaba sentada en el comedor y también estaban mis padres, los padres de jeff y algunos amigos... Todos estaban... Muertos... Todos tenían una sonrisa tallada en sus caras y las marcas de entrada y salida de un gran cuchillo, vi además lágrimas de sangre en sus ojos.
Traté de gritar, pero me dí cuenta de que estaba amordazada y atada a mi silla. “Mira quien ha despertado finalmente”, Jeff estaba allí, detrás suyo, acercándole un cuchillo a la garganta y le dijo: “Cállate, cállate, que a los amigos no se les debe chillar, seguro que estás enfadada porque no te ves tan bella como ellos, pero no te preocupes que pronto haré que luzcas bella también. ¿Qué me dices?”, cortó la mordaza con el cuchillo. "Vete a la mierda" le susurre. 
“Me pareces más divertida de lo que pensaba, los amigos se hacen favores entre ellos, ¿no?, bueno pues te voy a hacer un favor.”,no pude evitar llorar al ver a mis padres muertos frente a mí, hasta que Jeff regresó, “No llores”, dijo y noté que sostenía una jarra de lejía y un bidón de gasolina. El me vertió la lejía y la gasolina encima, “Tranquila ya he llamado a los bomberos”, dijo mientras encendió fuego que tan pronto entró en contacto la gasolina, ardió en inmensas llamas y Jeff se largó diciendo: “¡Nos vemos mi querida amiga! Espero que quedes tan hermosa como yo".

Desperté nuevamente en el hospital y la cabeza me daba tumbos, luego vino una enfermera diciendo que lo sentía pero su familia había muerto en el incendio, comencé a llorar, quería que todo fuera un mal sueño... La enfermera me pidió que no llorara o luego no podría respirar, estaba tan cansada que solo quería dormir. Al volver a despertar, note que las vendas ya no estaban y la enfermera entro al cuarto a explicarme que me inducieron un coma por 2 semanas para que pudiera soportar el dolor y recuperarme, “Dame un espejo”, le pedí, pero al verme solo pude tirar el espejo al suelo de el horror que me produjo mi quemado rostro. Un paquete en mi regazo me sacó de mis pensamientos, era de el mismo remitente que las flores.

La caja contenía una máscara blanca con el borde de los ojos de color negro y una femenina sonrisa negra con un encaje que podía cubrirme los ojos, también había una hermosa peluca negra con rizos, un cuchillo y un ramo de rosas negras junto a una nota: "Jane siento que no hallas quedado tan hermosa, pero ésto te servirá para taparte el rostro mientras te recuperas, y te dejaste el cuchillo en mi casa, así que pensé en devolvértelo". Luego de leer esa nota me puse la máscara, la peluca y fui por ultima vez a ver a mis padres, lloré, y tomé mi cuchillo con todas mis fuerzas.



Cada vez que el sol se pone, voy en busca de Jeff para encontrarlo y matarlo… 

La imagen que ronda de Jane dice lo contrario a la de Jeff, "No te vayas a dormir", para así evitar que Jeff consiga hacerles lo mismo a más víctimas inocentes.


Calificación: 


lunes, 24 de junio de 2019

Eyeless Jack

Hola, mi nombre es Mitch, estoy aquí para hablarles de una experiencia que tuve. No sé si fue algo paranormal o cómo sea que le llamen a los fenómenos sobrenaturales, pero después que esa cosa me visitó, ahora, creo en esas mierdas paranormales.

A Edwin le agradaba la idea que me mudara con él, ya que, después del todo, no nos hemos visto desde hace 10 años, así que a mí también me emocionaba, luego de desempacar me quedé dormido. Después de esa semana, oí susurros afuera, cerca de la una de la mañana. Primero pensé que era un mapache, así que lo ignoré e intenté volver a dormir. 

A la mañana siguiente, le conté a Edwin lo que pasó y estuvo de acuerdo en que solo fue un mapache, sin embargo, a la noche siguiente me pareció que la ventana de mi habitación se abría y oí un golpe muy fuerte, como si algo hubiera entrado a mi cuarto. Me levanté del golpe y miré para todos lados, sin encontrar algo raro, en la mañana Edwin tiró su café cuando me vio, el me acercó a un espejo y entonces me di cuenta de que tenía un corte muy profundo en la mejilla izquierda.

Luego de apurarnos en llegar al hospital, el doctor me dijo que pude haber caminado dormido, pero entonces me mostró algo que me mi mandó el alma a los pies. Levantó mi camisa y vi una incisión cosida dónde estaban mis riñones. Lo miré a los ojos, con los míos llorosos. “De alguna manera perdiste tu riñón izquierdo a noche, pero no te sabría decir cómo. Perdón, Mitch”. Me dijo el doctor.

Al llegar la noche me quebré, cerca de la media noche desperté para ver una imagen horrible: Estaba viendo cara a cara a una criatura con una capucha negra y una máscara azul oscuro sin nariz ni boca. Pero lo que más me asustó de esa cosa era que eso no tenía ojos, sólo unas cuencas vacías y oscuras. La criatura tenía además una sustancia negra goteando de sus cuencas. 
Tomé una cámara que tenía cerca en un manto y le tomé una foto, pero después de hacerlo, la criatura se lanzó sobre mí e intentó abrirme el pecho para llegar a mis pulmones. La detuve al patearle la cara y salí corriendo de mi habitación, tomé mi bolsa porque necesitaría el dinero. Tuve que escapar de casa de mi hermano esa noche. Eventualmente terminé en los bosques cerca de casa de Edwin y tropecé con una roca.

Eyeless jack

Quedé inconsciente y al despertar me encontré en un hospital, el doctor entró a la habitación, era el mismo que me trató antes. “Te tengo buenas y malas noticias, Mitch” comenzó a decir el doctor. “Las buenas noticias son que tuviste heridas muy leves, y tus padres ya vienen por ti.” Suspiré aliviado. “La malas son que tu hermano fue asesinado por alguna… cosa. Lo lamento”.

Mis padres me llevaron de regreso a casa de Edwin para tomar las cosas que quedaban, al entrar en mi cuarto, estaba muy asustado, pero tuve que mantenerme tranquilo, tomé la cámara que se quedó tirada en mi carrera. En el pasillo que va a mi cuarto, vi el cuerpo de Edwin en el suelo, y algo pequeño a su lado, levanté esa cosa y subí al auto de mis padres sin mencionar el cadáver de mi hermano. Observé aquella criatura que recogí y estuve a punto de vomitar, estaba sosteniendo mi riñón a medio comer, con alguna sustancia negra en él.

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Calificación: 



jueves, 30 de mayo de 2019

Jeff The Killer

Después de semanas de asesinatos inexplicables, el desconocido asesino todavía ronda por este lugar. Tras las escasas pruebas encontradas, una joven afirma que sobrevivió a uno de los ataques del presunto asesino. Con valentía, nos cuenta su historia.

"Tuve un mal sueño y me desperté en medio de la noche", dice la joven, "vi que por alguna razón la ventana estaba abierta, aunque recuerdo que la cerré antes de irme a la cama. Me levanté y la cerré una vez más. Luego, simplemente me metí debajo de las sábanas y traté de volver a dormir. Fue entonces cuando tuve una sensación extraña, como si alguien me estuviera observando. Miré hacia arriba y casi salto de la cama".

Ahí, descubiertos por el pequeño rayo de luz que iluminaba entre las cortinas, había un par de ojos. No eran ojos normales, sino oscuros y siniestros, bordeados de negro. En ese momento vi su boca. Una sonrisa ancha, tan horrenda que hizo que todos los pelos del cuerpo se me erizaran. La figura se quedó allí, mirándome. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, habló. Dijo algo, una simple frase, pero dicho de una manera que solo un loco podría hacerlo:

"Ve a dormir."

Se me escapó un grito. Él sacó un cuchillo. Su objetivo era mi corazón, saltó a mi cama, pero yo me defendí. Le di una patada, que él esquivó, en seguida me derribó de un golpe y me sujetó. Fue entonces cuando mi padre entró.

El hombre lanzó su cuchillo, como respondiendo a un acto reflejo, que atravesó el hombro de mi padre. Probablemente habría acabado con él de no ser porque uno de los vecinos alertó a la policía, quien había sorprendido al intruso cruzando el techo de nuestra casa.

La policía descendió de sus coches patrulleros. Incluso yo me quedé anonadada cuando escuché sus pisadas en el césped de la entrada: había sido muy silenciosa y precavida, por alguna razón que no tardaría en conocer. El hombre se volteó, mientras la puerta principal se quebraba ante los golpes de los policías armados, y huyó por el pasillo. Escuché un ruido, como si se hubiera roto un cristal. Cuando salí de mi cuarto, vi que la ventana que estaba apuntando hacia la parte posterior de mi casa se había roto. Lo vi desaparecer en la distancia.

Te puedo asegurar una cosa: nunca olvidaré esa cara, aquellos ojos fríos y esa sonrisa psicótica nunca saldrán de mi cabeza.

La policía todavía está en la búsqueda de este hombre. Si ves a alguien que encaja con la descripción del sujeto de esta anécdota, por favor, ponte en contacto con su departamento de policía local. Ahora que sabes un poco sobre Jeff, seguramente te preguntarás por qué lo hace. Para saberlo, tendremos que retroceder un poco más en el pasado.




Historia

Jeff y su familia acababan de mudarse a un nuevo vecindario ya que su padre había conseguido un ascenso en el trabajo y pensó que sería mejor vivir en una de esas casas de "fantasía". Jeff y su hermano Liu no podían quejarse, mientras desempacaban, uno de sus vecinos pasó por allí, era una mujer relativamente joven.

-Buenos días, soy Bárbara, vivo al otro lado de la calle, solo quería presentarme a mí y a mi hijo- se da la vuelta y llama a su hijo- Billy, estos son nuestros nuevos vecinos.

Billy dijo hola y corrió de nuevo a jugar en su patio.

-Bueno- empezó la madre de Jeff, -Yo soy Margaret, este es mi marido Peter y estos son mis hijos, Jeff y Liu.

Cada uno de ellos se presentó, Bárbara los invitó al cumpleaños de su hijo. Jeff y su hermano intentaron protestar, pero su madre aceptó encantada. Cuando Bárbara por fin se fue, Jeff encaró a su madre.

-Mamá, ¿por qué una fiesta infantil? Por si no lo ha notado, ya no soy más un niño.

-Jeff- replica su madre -Nos acabamos de mudar aquí, debemos demostrar que queremos pasar tiempo con nuestros vecinos, no está en discusión, iremos a esa fiesta.

Jeff intentaba protestar, pero se detuvo, sabiendo que él no podía hacer nada, cuando su mamá decía algo era definitivo, se encerró en su cuarto y se dejó caer sobre su cama. Siempre se recostaba allí mirando el techo, pero esta vez poco a poco lo invade una extraña sensación. No es tanto un dolor, pero sí una sensación extraña. Él ignora y lo confunde con un sentimiento al azar, de esos que te persiguen cuando experimentas una duda muy profunda.
Al día siguiente, se prepara para la escuela. Mientras estaba sentado, tomando su desayuno, una vez más padece esa sensación, esta vez más fuerte. Y le afligió un dolor, como un leve tirón, pero nuevamente lo ignoró.
Liu y él terminaron su desayuno y se dirigieron hasta la parada de autobús. Mientras aguardaban, un chico montado en una patineta salta sobre ellos, a solo unos centímetros por encima de sus rodillas. Ambos se sobrecogen por la sorpresa.

-¡Hey! ¿Qué diablos?

El chico se cayó y se volteó hacia ellos, pateó la patineta y, al rebotar esta por uno de sus costados, la sostuvo con sus manos. El chico parece tener cerca de doce años, un año menor que Jeff, lleva una camisa de Aeropostal y pantalones azules algo rasgados.

-Bien, bien, bien, parece que tenemos un poco de carne nueva- De repente, aparecen otros dos chicos, uno de ellos es muy delgado y el otro es enorme. - Bueno, ya que son nuevos aquí, me gustaría presentarnos, el de ahí es Keith y el otro es Troy, yo soy Randy. Ahora, para todos los niños en este barrio hay un pequeño precio por el pasaje, si es que me entienden.

Liu se puso de pie, listo para golpear al chico, pero sus dos amigos levantan sendas navajas hacia él, en actitud ofensiva.

-Esperaba que fueran más cooperativos pero parece que tendremos que hacerlo de la manera difícil.

Keith le pegó un puñetazo en el estómago a Liu, y Troy lo estrechó contra el piso. Randy se acercó a el, rebuscando en sus bolsillos y extrajo, al fin, una billetera. Jeff, inmóvil, padecía esa sensación desagradable, fría, erizada de ardores insoportables, ahora ha sido muy potente, demasiado potente. Se pone de pie, pero Liu le hace gestos para que vuelva a sentarse en la banca de espera, Jeff lo ignora y se acerca a los chicos.

-Escúchame bien, pequeño punk, devuélvele la billetera a mi hermano, de lo contrario…

Randy guarda la billetera en su bolsillo y saca su cuchillo.

-¿Ah sí? ¿Y qué vas a hacer?- se mofa, mientras desfila su cuchillo frente a la cara de Jeff. Pero este, en un movimiento rápido, toma la muñeca de Randy y se la rompe. Randy soltó un terrible grito. De inmediato, Jeff tomó el cuchillo caído. Troy y Keith se asustaron, indecisos ante los chillidos de dolor de su líder, y trataron de huir, pero Jeff es demasiado rápido. Lanza a Randy al suelo y arremete contra Keith, apuñalándolo en el brazo.
Keith se arranca el cuchillo y lo deja caer al piso, cayendo al suelo en medio de gritos espantosos. Troy continúa corriendo, pero Jeff logra alcanzarlo. No necesita ni siquiera el cuchillo, le aprieta la garganta y con la otra mano le da de lleno en el estómago una serie de puñetazos, que obligan a Troy a vomitar incluso la cena de la noche pasada. Liu está perplejo, mudo de asombro.

-Jeff, ¿cómo?- susurra brevemente.

Saben que serán culpados por todo el asunto, así que comienzan a correr tan rápido como les es posible, en tanto corren, miran hacia atrás y logran ver al conductor del autobús corriendo hacia Randy y sus compinches.
Cuando Jeff y Liu llegaron a la escuela, no se atrevieron a contar lo que pasó, solo se limitaron a sentarse y escuchar. Liu se tranquilizaba pensando en que su hermano solo había golpeado a unos cuantos chicos, pero Jeff disfrutaba del oscuro goce de sentirse poderoso, superior, la necesidad de lastimar por el mero placer de demostrarlo. Cuando llegó a casa, sus padres le preguntaron cómo había sido su día, a lo que Jeff respondió con una voz un tanto desanimada -Fue un día maravilloso.
A la mañana siguiente, oyó que llamaban a su puerta. Caminó hacia abajo para encontrar a dos policías en la puerta y a su madre mirándolo con expresión de enojo.

-Jeff, estos oficiales me dicen que atacaste a tres niños, que no fue una pelea normal, los heriste con un cuchillo- La mirada de Jeff se sepultó en el suelo.

-Mamá, fueron ellos los que nos atacaron a Liu y a mí.

-Hijo- se pronunció uno de los policías -encontramos a tres chicos, dos apuñalados y uno tiene un moretón en el estómago, tenemos varios testigos de que los vieron huyendo de la escena. Ahora, ¿qué tienes que decir ante esto?.

Jeff sabía que era inútil, podía decir que él y su hermano habían sido atacados por ellos, pero no había pruebas de tal hecho. No podría decir que no estaban huyendo, porque a decir verdad sí lo hacían, así que Jeff no podía defender ni a Liu ni excusarse a sí mismo.

-Hijo, llama a tu hermano- dijo tranquilamente su mandre.

Jeff no podía hacerlo, ya que fue él quien golpeó a todos los niños.

-Señor... fui yo- declaró Jeff - yo fui quien atacó a los niños, Liu trató de detenerme, pero no pudo- El policía miró a su compañero y ambos se sorprendieron.

-Bueno, chico, parece que te espera un año en prisión...-

-¡Esperen!- gritó Liu. Todos se sorprendieron al verlo sosteniendo un cuchillo, los oficiales sacaron sus armas y apuntaron a Liu -Esperen por favor, no disparen, Jeff es inocente yo hice todo, perdí el control, me golpearon un poco esos punks y me enojé, tengo las marcas para probarlo- levantó su camisa para revelar heridas y moretones, como si hubiera estado en una lucha.

-Hijo, solo tienes que dejar el cuchillo- dijo el oficial.

Liu soltó el cuchillo, levantó las manos y se acercó a los oficiales.

-No, Liu, fui yo, ¡yo Lo hice!-  gemía Jeff con lágrimas corriendo por su rostro.

-¿Eh?, pobre hermano, tratando de tomar la culpa de lo que hice- sonrió tristemente Liu mientras la policía lo subia a la patrulla.

-¡Liu, diles que fui yo, diles, yo fui quien golpeó a los niños!- La madre de Jeff puso las manos sobre sus hombros.

-Por favor, no tienes que mentir, sabemos que fue Liu, puedes detenerte.

Jeff observa con impotencia cómo la patrulla se aleja. Unos minutos más tarde, su padre se detiene en el camino de entrada, examina rápidamente la cara de su hijo y sabe que algo anda mal.

-¿Qué sucede?

Jeff no puede responder, sus cuerdas vocales están tensas por el llanto mientras, su madre lleva a su esposo a una habitación aparte mientras Jeff llora sin descanso. Tras una hora de pensamientos extraviados y deseos fallecidos, vuelve a entrar a la casa. Sus padres están tristes y decepcionados.
Él solo quiere a dormir, en la esperanza de que el sueño le haga olvidar sus males. Pasaron varios días, sin noticias sobre Liu y tampoco tiene amigos para distraerse, solo tristeza y culpabilidad; por lo menos, hasta el sábado, día en que se despertó y vio a su madre jovial y risueña.

-Jeff, hoy es el día"- saluda mientras abre las cortinas y la luz alumbra su habitación

-¿Qué, qué día es hoy?- pregunta Jeff semidormido.

-Hoy es el cumpleaños de Billy- le responde su madre.

El joven se despierta rápidamente -Mamá, debes estar bromeando, ¿verdad? Cómo puedes esperar que vaya a una fiesta después de...”- hay una larga pausa.

-Jeff, ambos sabemos lo que pasó, creo que esta fiesta podría ser lo que ilumine estos últimos días, ahora, vístete.

La madre sale de la habitación y baja para prepararse, mientras Jeff lucha por levantarse, realmente no tiene ánimos de hacerlo, elige al azar una camisa y un par de jeans y baja por las escaleras. Su madre y padre se han vestido muy formalmente.

-¿Es eso lo que vas a usar? Mejor ve y busca otra cosa- le recomienda su madre, disimulando su fastidio con una sonrisa.

-Hijo, a esta fiesta tienes que ir bien vestido, si quieres causar una buena impresión- explica su padre.

El joven empieza a gruñir y vuelve a subir a su habitación -¡No tengo nada de ropa elegante!- grita desde las escaleras.

-Solo tienes que elegir algo decente- insiste su madre.

Mira a su alrededor, pero no encuentra nada "decente", en su armario hay un par de pantalones de vestir negros que tenía para las ocasiones especiales, pero le hace falta una camisa que combine perfectamente.Hurgando durante unos minutos todavía, lidiando con que eso sí encaja y aquello no, logra toparse con una sudadera con capucha blanca, tendida en una silla, le sienta bien, así que la usa.

-¿Eso es lo que llevarás?- le preguntan sus padres, mientras su madre mira el reloj.

-Oooh, no hay tiempo para cambiarse, vámonos de una vez.

Cruzan la calle hacia la casa de Bill, tocan a la puerta, siendo recibidos en el acto por Bárbara junto y su esposo, quienes los invitan a pasar, dentro de la casa abundan los adultos, pero Jeff no descubre el menor indicio de un niño.

-Los chicos están en el patio, Jeff… ¿Qué te parece si conoces a algunos de los niños?- le invita Bárbara alegremente.

En efecto, los niños están corriendo por el patio en trajes de vaqueros y se disparan los unos a los otros con pistolas de plástico. Jeff se queda de pie, algo incómodo, entonces un chico se le acerca y le entrega una pistola de juguete y un sombrero -Hey, ¿no quieres jugar?

-Ah, no creo, eso es para niños, estoy demasiado viejo para estas cosas- El chico lo mira con expresión de cachorrito enternecedor.

-Por fa- suplica.

-Está bien- murmura Jeff- Se pone el sombrero y finge dispararle a los niños. Al principio piensa que es totalmente ridículo, pero luego comienza a sentir que es realmente divertido, tal ves no sea algo genial, pero es la primera vez que él ha hecho algo que tiene fuera de su mente a Liu, así que juega con los niños por un rato hasta que escucha un ruido, como de pesadas y diminutas ruedas girando en sus ejes. Luego, algo lo golpea en la nariz, parece una piedra, cuando reacciona, se encuentra ante Randy, Troy y Keith, todos acaban de saltar a través de la valla, balanceándose en sus patinetas. Jeff deja caer el arma de juguete y se quita el sombrero, Randy le clava en los ojos una mirada llena de ardiente odio.

-Hola, Jeff, tenemos algunos asuntos pendientes.

-Creo que estamos a mano, después de todo, los vencí a todos ustedes… ¡Son una mierda!- le espetó Jeff.

-Oh, no, no hay manera, te patearé el culo ahora mismo.

Randy se lanza sobre Jeff, los dos caen al suelo. Randy lo golpea en la nariz, y Jeff lo agarra por las orejas y le da de cabezazos, luego lo aparta de un fuerte empujón. Los niños gritaban, corriendo donde sus padres, quienes aún estaban dentro de la casa. Troy y Keith desenfundan pistolas de sus bolsillos:

"Será mejor que nadie nos interrumpa."

Randy saca un cuchillo y apuñala a Jeff en su hombro, quien pierde el equilibrio al intentar evitar la hoja fría del arma. Randy se le abalanzó sin darle tiempo de respirar, cubriéndole el rostro de patadas. Jeff hizo fuerzas y tomó del pie a Randy, torciéndolo a sangre fría. Mientras Randy chilla, hecho un ovillo, Jeff se levanta y se dispone a retirarse cuanto antes. Pero entonces la mano de Troy le detiene, cogiendo su hombro herido.

-No lo creo.

Toma a Jeff por el cuello, sin dejar de apretar la herida de su hombro, y lo lanza contra el piso. Cuando trata de ponerse de pie, recibe una patada por parte de Randy, descargando más patadas hasta que le obliga a escupir sangre.

-Vamos, Jeffy, ¡pelea conmigo!- toma a Jeff del brazo y lo lanza fuera del patio, a la cocina. Toma una botella de vodka, puesta sobre la mesa, y rompe el cristal en la cabeza de Jeff.

-¡Pelea!- vocifera Randy, fuera de sí, empujando a Jeff a la sala de estar a fuerza de patadas y puñetazos -Vamos, ¡mírame!- Jeff levanta la vista, con el rostro ensangrentado.

-¡Conseguí que tu hermano fuera a prisión, y ahora solo vas a sentarte aquí y dejar que se pudra allí durante un año entero! ¡Deberías avergonzarte!-Jeff empieza a levantarse- Oh, ¡por fin! Parece que ya quieres pelear.

Jeff permanece en silencio, con la sangre y el vodka goteando de su rostro, esa extraña sensación carcome su corazón, arde en sus venas, ese impulso animal de supervivencia que se pervierte, que adquiere el fuego de la locura primitiva.

-Por fin, ¡vamos, arriba!

En ese momento algo sucede dentro de Jeff, todo pensamiento piadoso ha muerto, toda represión racional ha desaparecido, excepto el deseo de la muerte, la capacidad de engendrar dolor por el placer de saborear el sufrimiento ajeno. Incluso experimenta un vigor, una energía poderosa que alimenta sus músculos, que frunce su entrecejo y oprime su cerebro al máximo de adrenalina. No, no hay pensamientos, no hay siquiera una palabra en su mente, solo instintos, impulsos terribles e insondables como la naturaleza. Alza el puño y derriba a Randy, quien ha estado desprevenido, hablando de más. Instantáneamente, en cuestión de segundos, concentra la fuerza de su cuerpo en su puño y lo imprime directo en el corazón del pobre diablo.
Randy jadea, cubierto de abundante sudor, agitándose con desesperación. Golpe tras golpe, Jeff le arrancó su último aliento.
Todo el mundo está mirando a Jeff ahora. Los padres, los niños llorando, incluso Troy y Keith, a pesar de que esos dos tiemblan sin control ante su horrible mirada, sostienen sus armas, apuntándolo. Jeff, veloz, se precipita sobre las escaleras, mientras Troy y Keith abren fuego hasta agotar inútilmente sus balas. Jeff se encierra en el baño, toma el pequeño estante donde reposan utensilios higiénicos, y lo arranca de la pared.

Troy y Keith golpean la puerta del baño, forcejeando. Jeff, entonces, los recibe con el estante en la cabeza, el cual desploma a Troy, dejándolo inconsciente. Keith, que es más ágil, se inclina y toma impulso sobre sus pies, esquivando los puños de Jeff y reteniéndolo contra la pared, hundiendo las uñas en su garganta. Desde lo alto de un escaparate superior, el recipiente de lejía se tambaleó por el impacto y terminó por derramarse. Ambos se quemaron, chillando alocadamente por el escozor. Jeff se secó los ojos con el dorso de su manga y, a ciegas, le propinó a Keith unos cuantos golpes en el cráneo con el estante arrancado, que recogió del suelo. Mientras se desangraba lentamente, a Keith se le escapó una sonrisa siniestra.

-¿Qué es tan gracioso?- preguntó Jeff, desconcertado- Keith sacó un encendedor.

-Lo que es gracioso-  dijo, en tanto activaba el aparato y la llama ardía en la punta del encendedor -es que tú estás cubierto de lejía y alcohol."

Keith tiró el encendedor sobre Jeff, tan pronto como la llama entró en contacto con él, encendió el alcohol del vodka,  lo quemaba... La lejía le blanqueaba la piel... Jeff dejó escapar un grito terrible, sintiéndose desmayar del dolor, corrió por el pasillo desesperado aullando, y cayó por las escaleras. Todo el mundo empezó a gritar, despavorido, procurando auxiliar al adolescente en llamas, casi muerto, tendido en el piso.
Lo último que vio Jeff era a su madre y a los otros padres de familia tratando de apagar las llamas. Cuando despertó, tenía un yeso envuelto alrededor de su rostro. No podía ver nada, también sintió el peso de otro yeso en su hombro. Trató de levantarse, pero se desplomó, se sentía tan débil y enfermizo... Una enfermera se apresuró a ayudarlo.

-No creo que puedas salir de la cama todavía- le dijo. Jeff se sentó en su lecho, confundido. Finalmente, después de unas horas, oyó la voz de su madre.

-Cariño, ¿estás bien?

Jeff no podía responder, su rostro estaba cubierto por el yeso: era incapaz de hablar.

-Cariño, tengo una gran noticia. Después de que todos los testigos le dijeron a la policía lo que pasó en la fiesta, ellos decidieron liberar a Liu, el estará aquí mañana. Volverán a estar juntos de nuevo."

Jeff por poco pega un salto de alegría que le habría retirado el tubo que conectaba su brazo al suero. Su madre lo abrazó y le dijo adiós. Las siguientes semanas lo visitaron sus familiares y, al cabo de unos meses, llegó el día en que sus vendas habrían de desplegarse. Su familia se reunió para presenciar cómo removían el último vendaje de su rostro.

-Esperemos lo mejor- dijo el médico.

Rápidamente tiró de la última venda, dejando expuesto su rostro. La madre de Jeff dio gritos. Él notó los rostros atemorizados de Liu y su padre

-¿Qué? ¿Qué pasó?-susurró. Salió corriendo de la cama y corrió hacia el baño, se miró en el espejo y comprendió la angustia de su madre y el temor de su padre y su hermano. Su rostro, su rostro es horrible, sus labios se han quemado, semejantes a una sombra profunda de color rojo; la piel que se extiende sobre su faz es blanca como la nieve, y su pelo chamuscado ofrece a la vista el negro marchito que reemplazó a su cabellera castaña. Deslizó una mano por su rostro, se sentía como cuero. Volvió a mirar a su familia y luego al espejo.

-Jeff", suspiró Liu, -No está tan mal...

-¿No es tan malo?- murmuró Jeff- ¡Es perfecto!

Su familia quedó completamente sorprendida. Jeff comenzó a reír incontrolablemente, sus padres notaron que sus manos temblaban.

-Uh... hijo, ¿estás bien?

- ¿Estar bien? ¡Nunca me he sentido más feliz! Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, mírenme, este rostro combina a la perfección conmigo!- No podía parar de reír, se acarició el rostro, mientras se miraba en el espejo. ¿Por qué se comportaba así?

Ustedes recordarán que cuando Jeff peleó con Randy su mente fue devastada por la locura, una que dormía en su espíritu y que se alzó infernal y demoníaca cuando su juicio crítico no pudo contener más los instintos oscuros de Jeff.

-Doctor- inquirió la madre de Jeff- ¿Está bien mi hijo... Bueno, ya sabe, de la cabeza?

-Oh sí, este comportamiento es típico de los pacientes que han tenido grandes cantidades de calmantes para el dolor. -Si su comportamiento no cambia en unas pocas semanas, tráiganlo de vuelta aquí y le realizaremos un examen psicológico.

-Oh, gracias, doctor- La madre de Jeff se acercó a este- Cariño, es hora de irse.

Jeff mira hacia otro lado del espejo, su cara todavía se ensancha en una sonrisa loca.

-Ay mamá, ja, ja, jaaaaaaaaaaaa!- Su madre lo tomó del hombro y lo condujo despacio a tomar su ropa.

-Esto es lo que traía- se limitó a decir la señora de la recepción.

Los pantalones de vestir negro y la sudadera blanca se hallaban libres de rastros de sangres. La madre de Jeff lo vistió dentro de una habitación pequeña.
El crepúsculo de la tarde enrojecía el cielo cuando la familia volvió a casa, ignorantes de que ese sería su último día. Más tarde, a mitad de la noche, su madre despertó por causa de un sonido proveniente del cuarto de baño. Parecía el ruido de llanto y de suspiros entrecortados, intrigada, se aproximó al baño y abrió la puerta. El espectáculo era horrendo: Jeff había tomado un cuchillo y se había tallado una sonrisa de oreja a oreja, surcando sus mejillas exageradamente.
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-Jeff, ¿q-qué estás haciendo?

Miró a su madre. -No podía seguir sonriendo mamá- Me dolió un poco, ahora puedo sonreír para siempre.

La madre de Jeff notó sus ojos, rodeados de negro, ni siquiera pestañeaba.-¡Jeff tus ojos!

-No podía ver mi rostro, me cansé y mis ojos comenzaron a cerrarse, me quemé los párpados. Ahora siempre podré ver..., mi nuevo rostro. La madre de Jeff retrocedió lentamente.

-¿Qué pasa mamá? ¿Acaso no soy hermoso?

-Sí, sí lo eres... d-déjame ir a buscar a papá para que pueda ver tu bello rostro - Ella corrió a la habitación y sacudió al padre de Jeff.

-Mi amor, saca el arma que...- se detuvo cuando vio a Jeff en la puerta, con un cuchillo.

-Mami me mintió- Eso es lo último que dijo Jeff, antes de lanzarse contra ellos con el cuchillo de carnicero en alto.

Su hermano Liu despertó de improviso con un desagradable sabor en la boca y el corazón palpitándole a mil por hora. Creyó que era cuestión de un mal sueño, así que cerró los ojos.

Cuando se encontraba a un paso de sumirse en el sueño, tuvo la extraña sensación de que alguien lo estaba observando. Miró hacia arriba, pero antes de poder decir algo, la mano de Jeff cubrió su boca. Poco a poco, su propio hermano levantó el cuchillo, con la muerte sombría en sus ojos, Liu se esforzó por incorporarse, luchó y pataleó, pero el oxígeno huía de su pecho, ahogándose. Entonces su hermano le susurró con una sonrisa gigantesca y retorcida:

"Shhh, ve a dormir."

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