domingo, 13 de octubre de 2019

La Chica del Lago

En Estados Unidos uno de los eventos más importantes para los jóvenes es la noche de graduación, no en sí por la fiesta escolar, sino por lo que continúa de ella, pues las parejas acostumbran reunirse después del baile en un lugar, más cómodo. Es la ocasión que muchos chicos esperan para seducir a su pareja.

Fue así aquella noche, que varias parejas empezaron a salir a escondidas del recinto escolar, para dirigirse a un lago cercano, por supuesto cada quien tenía muy bien pensado y apartado su lugar, para estar cómodos sin tanta gente alrededor. El lago se prestaba para sus intensiones, pues era una zona apartada y oscura.

Cierta pareja había encontrado un lugar muy cerca del lago, donde la luna se reflejaba en el agua mostrando un ambiente más romántico, compartían momentos muy íntimos, cuando escucharon ruidos cercanos. La chica de inmediato quiso marcharse, pero eso no estaba en los planes de su pareja que insistió el quedarse, al cabo de un rato discutiendo el asunto ella comenzó a gritarle al joven, que no tuvo tiempo de responder, pues la chica fue atrapada por algo que salió rápidamente del lago sin dejarse ver entre la oscuridad. Su asustado acompañante se echó correr y correr sin importarle dejarla atrás.

Ya que los compañeros dieron testimonio de que la última vez que los vieron se encontraban cerca del lago, concluyeron que se habían ahogado, aunque no pudieron jamás encontrar sus cuerpos.

Pero al siguiente año, en el baile de graduación de esa misma escuela, una jovencita con un bonito vestido blanco, pide aventón a los automovilistas a quienes les dice:

- ¿Me lleva a casa, por favor?, vivo cerca, a dos calles, esperaba a mi novio, pero este no regresó.

Si el conductor accede, se monta en la parte trasera del vehículo, y cuando el conductor voltea para preguntarle hacia dónde, ¡no hay nadie!, la muchacha ha desaparecido, dejando un rastro de humedad en el asiento del auto.

Y desde entonces cada año, la chica del lago aparece en la carretera esperando por su novio, o cualquier otra persona que quiera llevarla a casa.



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¿Qué es lo que piden los Espíritus?

No intentaré convencerte de que mi historia es real, no intento darte ideas para hacer amistades con un fantasma, espíritu, ente, o como quieras llamarlo. Solo deseo informarte la verdad, porque lo que te estoy por contar es la realidad, al menos, esta fue mi realidad.

En septiembre del año 2012 a mis catorce años, mi madre tomó la decisión de mudarse de una vez por todas de aquel barrio tan peligroso en el cual vivíamos, pues, el simple hecho de ir más allá de las rejas de la casa era peligroso aun de día, en la noche... el salir era inimaginable, por esto nos alquilamos un departamento en la ciudad y nos liberamos totalmente de aquella prisión.

Al principio sentía miedo, pues el departamento se había construido sobre un taller mecánico, y me parecía muy peligroso, además de que anteriormente una pareja se había instalado allí, pero a los dos o seis meses rompieron el contrato y se fueron rápidamente, nunca se volvió a saber de ellos. Sin embargo, con miedos y todo, debí adaptarme, pues no tenía amigos ni lugar a donde ir, era el único lugar en el cual podía estar.

Pasaron las primeras semanas, los primeros meses, y sucesos que yo creía normales sucedían día a día, pues pensaba que los sonidos provenían de la casa de los vecinos, los únicos vecinos del lugar que vale decir nunca se acercaron a hablar o saludar, pero siempre espiaban desde la ventana. Se había vuelto común oír como arrastraban de un lado a otro un sillón, me acostumbre a escuchar música y voces provenientes de los parlantes de mi PC, era común que en mi ventana los gatos se pararan observando y maullando de una manera que se parecía al habla humana, aun así más que miedo me daba risa, era divertido e impresionante.

Varios meses después los sucesos parecieron volverse más notables, mi mayor recuerdo es aquella vez que en la computadora escuchaba música en YouTube, ya habrían sido las tres y algo de la madrugada y estaba apoyada en mi escritorio durmiéndome, perdiendo poco a poco la consciencia, cuando de pronto sentí como de un golpe mi escritorio se levantó ¿Una rata, acaso fue solo mi imaginación?

Quisiera que así fuera, pero cuando ya me encontraba totalmente despierta, este le levanto de dos golpes... dos veces más. ¿Cuál fue mi reacción? Hasta a mí me sorprendió, miré a todos lados y dije "Está bien, ya me iré a la cama", los sonidos extraños y los golpes cesaron... ¿Debería considerarme loca por no haberme asustado? Aún no logro entenderlo, tal vez el hecho de ver muchos creepypastas me había vuelto inmune a casos como estos.

Demás hechos habían sucedido, como cuando el agua de la canilla salia con insectos y larvas, me encargué de ese tema, pero nadie encontró una explicación lógica, el techo del tanque de agua había desaparecido ¿Cómo? Quién sabe.

A veces sentía que los creepys y las historias de terror me estaban volviendo paranoica, pues al ducharme y cerrar los ojos, era inevitable pensar que alguien estaba delante de mí observándome, además es costumbre estirar el brazo y tomar la toalla para secarme la cara y lograr ver, más de una vez al estirarlo no la llegue a encontrar, debía caminar aún más pues parecía encontrarme en un lugar vació, era imposible, pues aquella toalla estaba frente a mí, muchas veces me obligué a abrir los ojos y sorprendente mente me encontraba parada frente a ella, pero no la había logrado alcanzar.

Mi paranoia dejó de serla cuando un día de tormenta la luz se fue, y mi madre y mi perro me dejaron sola para abrir las cortinas, me senté en el sillón y subí los pies por miedo de que algo tomara mis pies, pero fue peor: el sillón, a mi lado, se hundió como si alguien se hubiera sentado, pensé que era mi imaginación, pero el calor a mi lado y lo lento y profundo que se hundió era demasiado notable, casi suelto una lagrima, le dije "Vete" con una voz temblorosa, y el sillón volvió a la normalidad. Ese día todo comenzó.

Casi un año después, imagina esta escena: una chica de baja estatura, delgada de cabello negro y largo, ojeras negras muy grandes, una sonrisa extraña, con sus brazos y piernas llenos de cortes hechas con pedazos de espejo, pues todos los espejos de la casa terminaban rotos, tanto por mi culpa como por "arte de magia".

Cada día era lo mismo, ocultar los cortes y la ropa con sangre en el día, ver y oír lo extraño que actuaba mi televisor cuando estaba sola en casa, dejar un espacio en la cama para que Él, junto a mí, me abrace y descanse, adoraba sentir su calor, pero nunca tuve el valor de abrir los ojos y conocer su apariencia.

No sabía si lo que sucedía era real o solo mi locura, pero sentía muchas ganas de crearme heridas para acercarme más a él, cuando dormía sola y no dejaba espacios o dormía con mi madre, no dejaba de escucharse como el sillón se arrastraba de un lado a otro, y como se escuchaban sonidos desde el parlante de la pc. A él no le gustaba que lo ignorara. Pero lo peor, era que casi todo parecía suceder cuando me encontraba sola en casa, y el gran problema es que nunca nadie... me creería.

Un día conocí a un chico, el insistió mucho tiempo para estar conmigo, no faltaba día en el cual vaya a mi casa, lo más extraño es que me conoció en una convención, no recuerdo ni como descubrió donde estaba mi hogar.

Él no quería a ese chico, y si él no lo quería yo no podía aceptarlo. Aquel chico intento acercarse a mi muchas veces, y más de una vez no me resistí, había comenzado a rendirme, pero... eso no es lo que mi compañero de sueños deseaba. Entonces llegó el día, cuando estábamos solos en mi habitación con aquel chico, me acerque lentamente e hice lo que nadie imaginaría.

Tome un vidrio y comencé a cortarlo repetidamente por todo su cuerpo, no escuche sus palabras, no quería detenerme, él estaba furioso, yo me encontraba perdida en la histeria, sin embargo, en el momento en el cuál solo debía cortar su cuello, me detuve, me aleje y comencé a llorar.

Él se enfureció.

Sucedieron muchas cosas que prefiero no recordar, el chico está bien, más bien podría decir que ahora somos pareja desde hace un año y medio. Pero hubo un tiempo en el cual tuve un seguimiento policial, y fueron dos años casi en los cuales tuve asistencia psiquiátrica, medicamentos, y tiempo perdido escuchando las estupideces del "doctor".

Hoy al fin, ya dejé atrás todo esto, me encuentro en otra casa, no he vuelto a tener problemas ni nada por el estilo, me encuentro "bien", o eso creo, en realidad... Nada volvió a ser lo mismo.

Hace unos días mi madre me pidió perdón y me dijo que todo aquello que yo escuchaba ella también lo había escuchado, y entonces me dijo, en el taller mecánico debajo de la casa, del otro lado de la escalera que siempre a oscura tanto le temía, un chico de más o menos mi edad murió quemado, pero no quiso decírmelo para no asustarme.

En ese momento recordé todo, el calor que sentí cuando el sillón se hundió, el escritorio, la cama, la televisión, la ira, todo, y lo último fue cuando una mano, una sombra salió desde atrás de mí. Todo cobró sentido, o yo, o mi actual novio, o mi perro que luego de mudarse se curó mágicamente, alguno de nosotros o ellos debían morir. Pues eso es lo que Él deseaba, él quería estar con alguien, temía a la soledad, y buscaba un/a compañero/a, pero para que eso suceda, esa persona debía morir.

Tal vez suene cruel, pero, si ellos continúan caminando más allá de la muerte, tal vez les sea normal pensar que la vida no es tan importante como para quien hoy en día la estamos disfrutando.

Aún así seré sincera, tengo miedo, pues aun ni tú puedes saber si no hay alguien a tu lado o detrás de ti.

Nunca nadie te creerá.




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sábado, 12 de octubre de 2019

Entre Tubos de Ensayo

Julián se encontraba haciendo su práctica profesional en uno de los laboratorios más prestigiosos de la ciudad. Aunque apenas llevaba ahí un par de semanas, había causado una muy buena impresión a sus superiores. Tanto era así que su jefe rápidamente lo llevó al área donde se obtenían las muestras de sangre.

– Mira chico, ¡fíjate bien como lo hace Emilia! Creo que tú podrás hacerlo pronto.

– Sí, no se ve tan complicado. Sin embargo, pensé que dado el perfil de mi carrera, me asignaría otro tipo de tareas.

– Julián, no comas ansias, ya llegará el momento en que hagas lo que más te guste. Mientras tanto, aprende esta labor, pues además de ser sencilla te permitirá ganar dinero fácilmente.

– ¿Como cuánto aproximadamente?

– Los pacientes pagan $50 al momento de realizarse cualquier tipo de examen sanguíneo. De esa cantidad, el 25% se le entrega a la persona que llevó a cabo la toma de la muestra.

– De acuerdo. Empiezo cuando usted me lo indique.

– Perfecto Julián, en el cubículo marcado con el número seis encontrarás todo lo necesario para comenzar. Si tienes alguna duda, por favor no dudes en preguntarle a Emilia.

– Si jefe.

Los días transcurrieron y Julián se sentía como pez en el agua. Era muy eficiente y además estaba obteniendo dinero extra. Una noche en la que se quedó a limpiar parte del instrumental médico, notó que una de las máquinas estaba encendida.

Recorrió sin éxito el pasillo en busca de Emilia, para preguntarle cómo se debía pagar ese equipo. De pronto observó que la oficina de su jefe estaba con la puerta emparejada.

Fue hacia ella y al ingresar al cuarto vio que éste estaba repleto de tubos de ensayo llenos de plasma.

De la impresión, soltó un alarido de terror, el cual fue acallado por la voz de su jefe quien le dijo:

– Es de mala educación entrar sin permiso a un lugar. Por tu falta de educación pagarás el precio.

De la boca de que el individuo brotaron dos afilados colmillos. Julián quiso reaccionar pero ya era tarde, el vampiro ya estaba bebiendo su sangre.



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viernes, 11 de octubre de 2019

He Visto al Diablo

Dicen que el Diablo es el señor de las mentiras. Que su lengua sólo vomita vileza y engaño.

Bueno, vi al Diablo. Me habló. El infierno de sus palabras todavía arde en mi mente. Confirmó mi miedo más oscuro, respondiendo a todas mis preguntas antes de que pudiera preguntarlas.

“Es cierto, David… Todo.” Dijo el diablo. “Ella nunca te amó, ni siquiera tus hijas son tuyas.”

La mirada del Diablo atravesó mi alma. Nadie más me creyó cuando les dije que las niñas no eran mías. Todo el mundo se burlaba, diciendo que Anna nunca miraría a otro hombre. Decían que las niñas incluso tenían mis ojos azules y helados. No lo creo.

Sin embargo, Él me creyó. Él lo sabía, y llegó hasta mí para confirmarlo.

Miré hacia abajo en el fregadero, viendo el flujo de agua caliente y húmedo por el desagüe. El diablo no sólo vino a hablarme de esa adúltera. No. Él quería algo mejor. Una situación de victoria asegurada, si quieres llamarlo así.

Hicimos un pacto. Los castigaría por toda la eternidad si yo les vendía sus almas. Acepté gustoso.

Esta noche, mientras todos dormían, observé cómo reclamaba a mi esposa adúltera. Después, reclamó a sus hijas bastardas.

Todavía mirando hacia abajo, mis manos finalmente se encontraron con el agua caliente. Una sonrisa se dibujó en mi rostro mientras me frotaba las manos, lavando su pecado carmesí hasta perderse por el desagüe.

Después de cerrar el grifo, miré hacia el espejo.

Los helados ojos azules del diablo me miraron fijamente.



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jueves, 10 de octubre de 2019

La luz del Pasillo

Esta es la historia que me contó una amiga asegurándome que era real. Para preservar su identidad, pongamos que se llamaba Raquel. Ella tenía un novio, al que llamaremos Raúl, y un fin de semana él la invitó a la casa de campo de sus padres. Era una fecha cercana al día de los enamorados, y la idea era hacer una escapada romántica.

Llegaron el viernes por la tarde a una casa aislada en la montaña, preciosa, a la que se accedía a través de un pequeño bosque. Aparcaron el coche enfrente de la casa, pues no tenía aparcamiento ni garaje, y después se dispusieron a instalarse.

Abrieron las ventanas para que se aireara la casa, abrieron las puertas, conectaron la luz eléctrica y el gas para darse una ducha calentita, etc. Llegó la noche y cenaron en la planta primera de la casa, en el salón con chimenea. Raúl se había esmerado en que todo resultara perfecto; había cocinado una cena estupenda, había comprado cava... Os podéis imaginar el escenario sin problemas.

Pero un grito se oyó en la casa y ambos se sobresaltaron. Se quedaron en silencio, aguardando otro ruido parecido para identificar qué demonios había sonado, pero nada se escuchó. Después del susto inicial, volvieron a relajarse y estaban ya riéndose de su reacción cuando otro alarido se oyó e inmediatamente después la luz se fue. Sin velas, ni linternas, Raúl resolvió ir hasta la cocina para ver si habían saltado los plomos, y Raquel, que es muy medrosa, de ningún modo se quería quedar sola. Llegaron a la cocina, que era donde estaba el cuadro de la luz. Curiosamente, sólo habían saltado las llaves que correspondían a la planta baja. Volvieron a subir las llaves de modo que la luz volvió, y regresaron al salón. Mi amiga Raquel aquí ya estaba bastante nerviosa.

Decidieron subir a la planta alta y dormir, Raúl comenzó a bromear para quitarle hierro al asunto, comentando que si Raquel tenía tanto miedo tal vez sería mejor dormir juntitos, y ella le tomó la palabra. Se fueron a la habitación de los padres de Raúl y allí estuvieron hablando un rato hasta que se quedaron dormidos. Raquel no tenía unos sueños muy dulces y en mitad de una pesadilla se despertó, y pudo ver la luz de una vela acercándose por el pasillo. Miró al lado de la cama y Raúl estaba allí, así que se empezó a asustar de veras.

Trató de despertar a su novio, que tenía el sueño muy pesado, mientras miraba por el rabillo del ojo y veía que la luz de la vela se iba acercando cada vez más a la habitación. ¿Por qué narices dejaríamos la puerta abierta?, se preguntaba Raquel. Gritó muy alto, Raúl se despertó finalmente, pero no había rastro de la luz misteriosa del pasillo. Raúl salió (aquí Raquel ya no le acompañó, prefería quedarse en el cuarto) y le juró que no había nadie, que seguramente estaba medio dormida aún y que había confundido la realidad con un sueño.

Raquel estaba bastante segura de haberlo visto, pero si no había nadie en el pasillo ni en las habitaciones, ninguna ventana estaba abierta, su novio tendría razón. Así que se dejó convencer, pero tardó en dormirse. Tenía los ojos como una lechuza, Raúl se volvió a quedar dormido y ella empezaba a sucumbir al sueño cuando...

Otra vez la maldita luz de la vela resplandecía desde el pasillo, esta vez Raquel estaba segura de estar despierta, y zarandeó a Raúl sin hacer ruido para que viera la extraña luz que se aproximaba cada vez más hasta el dormitorio donde estaban. Raúl esta vez sí vio la luz de la vela, y se quedó aterrorizado, pues no sabía cómo actuar. Raquel empezó a chillar muerta de miedo, la luz de la vela seguía acercándose, y ninguno de los dos se atrevía a ver quién o qué era el responsable.

Raquel en ese momento, cegada por el terror, se puso la ropa y cogió las llaves del coche, salió por la ventana, se tiró desde el segundo piso de la casa de campo (sorprendente mente no se rompió la crisma) y se quedó en el coche a dormir, pues lo único que podía hacer era pensar en la velita que se veía desde su habitación acercándose al dormitorio. Desde fuera de la casa no se veía ninguna luz y ya estaba pensando que era todo fruto de su imaginación cuando amaneció.

Con la luz del día a ella todo lo que había sucedido le parecía una estupidez de esas en las que uno reacciona des-proporcionadamente, y se metió en la casa, gracias a una copia de las llaves que Raúl le había dejado. Mientras subía por las escaleras al segundo piso, dice que el miedo volvió a embargarla, pero que fue valiente y llegó hasta la habitación donde Raúl dormía. Él estaba allí, durmiendo tranquilamente. A su lado, en la mesilla de noche, había algo que no estaba la noche anterior. Un candelabro.







miércoles, 9 de octubre de 2019

Nosferatu - La Mascarada

Prueba un pequeño experimento: ve a un bosque, lejos de cualquier rastro de la humanidad y mira bajo una roca. Una vez que estés lo bastante lejos del sonido del tráfico y de la visión de las líneas telefónicas, echa un vistazo bajo un tronco, o, incluso mejor, golea a un animal muerto con un palo. Las pocas cosas que encontrarás ocultas tenderán a ir en una de estas dos direcciones: arriba o abajo. Las criaturas desagradables ascenderán hacia la luz, pero las verdaderamente horribles girarán a su alrededor y excavarán profundamente. Revelar la verdad que esconde la sociedad Nosferatu es casi como levantar esa roca. El resto de los vampiros tienen una interpretación muy distorsionada del clan. Han visto que se escurren hasta la superficie, retorciéndose en sus convocatorias, ritae y celebraciones. Han presenciado que emergen de las cloacas para acechar en las sombras de las discotecas más cercanas o en la cámara de audiencia del príncipe.

Sin embargo, los Nosferatu saben que hay muchas abominaciones monstruosas que nunca ascienden a la superficie. Para rastrearlas, tendríamos que distanciarnos de lo que has estado observando hasta ahora... y cavar profundamente. Deja que los otros vampiros jueguen a ser casi humanos. Los Bichos del Sabbat, las Ratas de las Cloacas de la Camarilla, esos tipos hediondos de la esquina; no importa cómo los llames, los Nosferatu se han distanciado de la raza humana tanto como les ha sido posible. Otros vampiros pueden caminar entre los mortales libremente, pretendiendo aferrarse a la sociedad humana, pero los Nosferatu existen más apartados de ellos que cualquier otro clan. Aunque deben disfrazarse ocasionalmente como humanos para sobrevivir, no necesitan emular la cultura humana. En cambio, han cultivado su propia cultura, una totalmente extraña. Se propagan como un hongo a través de las ciudades del mundo y como cualquier otro moho, proliferan mejor donde no pueden verse.

Los Nosferatu existen en dos mundos: el mundo de arriba y el de abajo. En la superficie, otros vampiros intentan involucrarlos en las tradiciones políticas de la Camarilla o en la inmisericorde competición del Sabbat. Bajo tierra, otros Nosferatu consideran su casta como la más fraternal de todos los clanes. Deben trabajar juntos para sobrevivir y por ello, muchos imprimen sus "obligaciones" hacia su clan sobre su propia casta (o, más precisamente, una de las proles de Nosferatu que afirman actuar en beneficio del clan). Existe un precio por el poder de la Sangre de Nosferatu y su "don" de la inmortalidad. Estar atrapado dentro de la apariencia de un monstruo para toda la eternidad es sólo el comienzo. La fealdad de un Nosferatu no es sólo ante la vista; hasta el momento, probablemente no has visto más que el lado atractivo del clan. Puedes contemplar la superficie de su sociedad, si quieres, especulando sobre qué puede ser esas retumbantes y burbujeantes emanaciones que has oído. No obstante, si deseas sumergirte verdaderamente en el papel de uno de estos monstruos, debes apartar a un lado las apariencias y descubrir lo que bulle en el interior de la bestia. Abramos ampliamente al clan (con precisión quirúrgica, si te parece) y contempla lo que puede encontrarse en el interior del Clan Nosferatu.


Espejos

Para mi, cada espejo era un mundo diferente al nuestro, desde niño pasaba fantaseando como sería cada uno de ellos, paisajes maravillosos y criaturas increíbles; Princesas, elfos, ogros y dragones. Puede parecer loco, pero me sentaba a charlar frente al espejo conmigo mismo, cosa inusual para un chico de 10 años. Uno de ésos días, sin asustarme, mi cuerpo frente al espejo se arremolino en una paleta de colores, incluso reí por algo tan inusual llevado a cabo por mi imaginación, las miles de tonalidades se separaron, formando el cuerpo joven de un marqués de cabello desteñido, sonriente y de mirada vivaz, aquel que pasó a ser un gran amigo con el que mantenía intensas charlas sobre temas triviales. Por cada día que me reunía con él perdía mi interés por el mundo real, tenía menos noción del tiempo, a tal punto que dejé de lado a mis amistades reales, nunca me había divertido tanto con alguien como él.

Llegó mi cumpleaños número 12, era un joven solitario que dependía del afecto de mi obra maestra y único compañero, si yo era feliz él también lo sería, ése era el verdadero problema, mi ánimo estaba por los suelos, y por lógico, él también. Ya no reía, vestía de terno y su mirada se perdía en el vacío que figuraba como fondo del espejo, pero los días de felicidad volvieron y llegué a casa contento por iniciar el año escolar con nuevas amistades. El marqués había recuperado su felicidad y esperó a su amo, también compañero, para charlar como lo hacían en los viejos tiempos, el chico estaba distraído y salía de casa muy a menudo, el espejo cayó más temprano que tarde en el olvido del muchacho. Por cada día que el marqués sufría la soledad un sentimiento de odio y traición nacía de su pecho, él había amparado al chico cuando éste más lo necesitaba, pero ahora él le pagó dándole la espalda. 

La mente del marqués trazó un plan maquiavélico, el muchacho entró corriendo a la habitación arrojando la mochila sobre la cama, y cuando ya estuvo dispuesto a salir de la habitación una voz familiar lo detuvo, caminó en reversa y se plantó frente al espejo.

—¿Recuerdas esos mundos maravillosos que solíamos imaginar? —Dijo el marqués con confianza.

—¿¡Quién mierda eres!?, ¡Mamá hay un extraño en mi dormitorio! —Gritó el chico.

El marqués, golpeado por la reacción inesperada de quién una vez en la infancia fue lo más cercano a un amigo, quedó petrificado y fue desapareciendo en la niebla que provenía desde lo lejano, con el rostro cubierto en lágrimas, no había nada más que guardar a aquél chico además del odio, repulsión y la vergüenza de ser rechazado como un extraño por quién más lo quiso. Ya nada era del color de rosa, el marqués se vio obligado a poner en marcha su plan y jugó en contra la vasta imaginación del chico, ya que el marqués se disfrazó de la chica de sus sueños, y cuando el joven entró en la habitación escuchó los gritos de auxilio de la chica prisionera detrás del espejo, el muchacho estiró su mano a la ilusión extraviada, de pronto sin que alcanzara a reaccionar la mano del marqués surgió del espejo y lo tomó por la muñeca, jalándolo al mundo maravilloso de sus sueños.

Se detuvo a contemplar aquél hermoso paisaje, repleto de árboles y un castillo estirándose hasta las nubes desde una colina que vestía de un bello césped, un dragón bajó del cielo y se detuvo frente al muchacho, nivelando la cabeza donde las manos del chico podrían acariciarlo, el joven, de nombre Daniel, montó sobre la espalda del dragón y éste echó a correr por lo largo del territorio y alzó el vuelo, sorprendiendo a la mente imaginativa del joven soñador. Pudo observar cada detalle que en sus diez años había creado y planificado la visita a éste mundo soñado, el dragón descendió el vuelo sobre un castillo, desde el balcón lo saludaba la chica de sus sueños, finalmente aterrizó frente al portón dejando al joven a su suerte. Caminó por un pequeño y delicado puente diseñado con rosas de mármol y entró en la propiedad de la princesa, ahí, sorprendiéndole aún más, lo esperaban cientos de borrachos y alegres piratas, sentados frente a una larga mesa de madera, repleta de comidas costosas y de apariencia apetecible. Daniel se integro con confianza a comer y meter conversa a sus compañeros de banco, ebrios y felices. La fiesta terminó con todos los invitados colgando de un asiento o tomando una siesta incomoda sobre el suelo, parecía una orgía que no lo fue.

La princesa, coqueteándole a Daniel, lo llevó de la mano tras interminables escalones a su habitación real, le abrió la camisa y lo empujó a la cama, finalmente habló:

—Es un lindo lugar, ¿no lo crees?

—Sí... es lo que siempre soñé.

—Yo también soñé con un mundo así... y finalmente llegó.

—¿A qué te refieres?

—Desde pequeña mi padre me mantuvo bajo grilletes en el sótano, temiendo a que me alzara con el poder y traer felicidad al reino.

—¿Y dónde está tu padre?

—Fue alcanzado por una flecha durante la rebelión, el pueblo entró en cólera al saber que me tenían recluida en el calabozo y mi existencia fuese ocultada por el sólo hecho de tener sangre real.

—Vaya, eso es triste, viniendo de una persona tan tierna como tú.

—Mi madre murió envenenada, todos creen que fue mi padre, era muy egoísta si se trataba de poder.

Charlaron horas, y cuando el sueño cayó sobre cada uno durmieron en la misma cama. En la mañana el portón se abrió y a Daniel lo esperó el dragón para dar un nuevo recorrido, ésta vez el dragón sonreía más de lo común, Daniel subió y de inmediato alzó el vuelo, desde lo alto Daniel se despidió de su nueva novia, ella lo miraba amablemente desde el balcón y estiró la mano para despedirse, los ojos de Daniel se abrieron horrorizados, cuando, de manera espontánea, el castillo se derrumbó en su inmensidad hasta el vacío, Daniel gritó al dragón que se detuviera pero éste no le prestaba atención, un bloque de la estructura cayó sobre la espalda de la princesa y la partió en dos, saltando fuera de sus cuencas ambos ojos por la presión ejercida, ella gritaba, Daniel tuvo que verlo todo, el cuerpo de quién más amo siendo tragado por los escombros, el bosque eterno y maravilloso se incendio, los árboles se carbonizaron, Daniel se arrancaba los pelos de la desesperación al ver como su mundo se caía a pedazos, entre las llamas toda criatura producto de su imaginación sin limites se mataban unos a otros arrancándose la piel y apuñalándose con lo que encontraran en su camino. 

El dragón dejó caer a Daniel sobre una pirámide de escalones negros y descendió el vuelo sobre la cúspide, postrándose en ella. Empezó a reír frenéticamente mientras la piel se le caía a tirones, quedó sólo un frágil dragón esquelético, y dentro de él, mirando triunfante y burlesco, se sentaba sobre la dorsal desnuda de la criatura el marqués. El marqués abrió la boca negra, sin dentadura ni encías aspirando a Daniel, por más que el muchacho se aferró a los escalones sus dedos resbalaron y fue abducido por las fauces vacías del celoso monstruo.

Desperté tirado en la cocina en medio de la noche, todas las luces estaban apagadas, la casa totalmente sucia por donde la vieras, recorrí entre pasillos oscuros el complejo, por alguna extraña razón cojeando, sentía que alguien, que no podía ver, me observaba sonriendo desde las sombras, fui abriendo cada habitación, no había absolutamente nadie. Llegué a la mía, buscando el sueño bajo las sabanas para olvidar aquella horrenda pesadilla, puedo verlo, enciende la luz, maniobra un puñal entre los dedos y dice con voz triste "¿Por qué lo hiciste? Éramos lo mejores." Puedo recordarlo, no habrá un amigo como él que pueda volver a tener, me arranca de la cama con uno de sus brazos, caigo al suelo, las puñaladas prefieren caer sobre mi pecho y abrirlo, no siento dolor, el verdadero dolor lo siente él por mi culpa, me arranca los ojos con notable ira y los entierra en mi boca, se sienta sobre mi pecho y apoya sus manos alrededor de mi cuello, comienza a estrangularme, la vida se desvanece como lo hace la mejor amistad.

Si llegas a verlo en tu espejo sé su amigo, no querrás hacerlo sufrir más.




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