miércoles, 11 de diciembre de 2019

#039 El Holder de la Ausencia

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o centro de rehabilitación donde pueda llegar por ti mismo. Dirígete a la recepción y pide visitar a aquel que se hace llamar "el portador de la ausencia". Si el empleado en la recepción intenta convencerte de que la persona que deseas visitar ya no está allí, solicita visitar su celda. En este punto, la recepcionista mostrará una mirada que solo puede definirse como sin emoción. El recepcionista te guiará por una corredor largo con muchas puertas a cada lado hasta que lleguen a una puerta de hierro con una ventana con rejas. Te abrirá la puerta pero no te acompañará más lejos. Más allá de esta puerta hay oscuridad, nada más.

Camina a través de la oscuridad, la puerta se cerrará de golpe detrás de ti. Ahora estarás atrapado, el único camino a seguir es avanzar. No podrá ver el suelo, el techo o las paredes. Ten en cuenta que puede que camines durante mucho tiempo, posiblemente días. Comenzarás a sentir progresivamente frío y vacío por dentro. Sentirás como si tu alma hubiera abandonado tu cuerpo dejándote como un caparazón. Con el tiempo, puede que escuches pasos resonando ruidosamente. Detente de inmediato y espera. Si los pasos no se detienen, debes sentarte y esperar hasta que lo hagan. Si comienza a escucharse más fuerte, seguramente perecerás por un horror inimaginable. Si los pasos se detienen, retoma el camino que ya llevabas hasta llegar a otra puerta de hierro, iluminada por una luz detrás de ella. Gira la pesada manija (deberás ocupar el peso de todo tu cuerpo para poder mover la puerta) y entra.

El interior será una habitación oscura, solo se podrá ver un pequeño círculo de luz en el suelo, iluminado por una pequeña vela. Detrás de ella habrá una silla con un abrigo en el respaldo. Acércate a la silla pero no te sientes en ella, no importa cuan cansado estés. Espera hasta que la vela se apague. Cuando lo haga, extienda la mano y tome el abrigo. La próxima vez que parpadees, te encontrarás frente al escritorio en la institución mental o centro de rehabilitación. Métete la mano en el bolsillo interior derecho de la chaqueta y saca una hoja de papel chamuscada con tinta roja. Literalmente no leas esta tinta o el Portador de la Ausencia se volverá presente en ti, a través de un dolor y una angustia impensables.

Este documento es el Objeto 39 de 538. Mantenlo ausente. Evita que se unan.


martes, 10 de diciembre de 2019

La Mujer del Pasillo

Una noche de Halloween, por hacer algo de miedo jugamos a la Ouija, cosa de la que siempre me arrepentiré. La noche era fría y en el ambiente se notaba un aroma extraño, no sé definirlo con palabras. Unos amigos y yo buscamos una vieja Ouija que mi familia siempre ha tenido guardada...

Era de mi bisabuela, la cual había muerto mucho antes de que yo naciera y siempre había querido conocerla. Mis amigos hacían eso por diversión, yo por un fin, puesto que quería hablar con mi bisabuela.

La sesión comenzó, entre risas mis amigos bromeaban, yo estaba muy serio, concentrado aunque ellos no lo notaron, hasta que cayó un rayo que iluminó toda la habitación oscura, seguido de un trueno, que estremeció hasta el último de mis huesos.

Asustados por el rayo, mis amigos, se quedaron en silencio, como yo, concentrándose, de repente, el puntero de la Ouija comenzó a moverse. Preguntamos al unísono, quién era, pero no respondió. El puntero se movía sin cesar de un lado para otro, sin formar palabras.

Al final paró, y lentamente, formó las siguientes palabras: "Estoy yendo por ustedes". Llamaron a la puerta, pero nadie se atrevió a abrirla, sólo oímos la voz de quien llamaba: Era una mujer, que estaba en el pasillo y gritaba por entrar a mi habitación. El cerrojo estaba echado, no podía entrar, pero parecía que iba a tirar la puerta abajo. La mujer gritaba desesperada, la puerta iba a caer, así que empujamos la cama para atrancarla.

La mujer cada vez más desesperada, gritaba mi nombre. Yo tuve el impulso de abrir la puerta, pero me contuve, esos gritos eran desesperados. Entonces me di cuenta: Era mi bisabuela; algo me lo decía, aunque no podía explicar cómo lo sabía.

Me lancé a abrir la puerta, quería verla, tenía que verla, pero mis amigos me agarraron. Los gritos cesaron, una de mis amigas, tuvo un ataque de nervios. Nos acercamos a consolarla, pero una voz grave y fuerte salió de ella diciendo que no nos acercáramos.

Nos quedamos de piedra. La mujer del pasillo comenzó a gritar de nuevo:

"¡Se los advertí, y no me hicieron caso, ahora morirán!".

Mi amiga comenzó a moverse de un lado a otro, diciendo que nos mataría. Intentamos abrir la puerta pero no pudimos. Los gritos volvieron a cesar, conseguimos abrir la puerta, yo salí primero, pero se cerró detrás de mí. Oí los gritos aterrorizados de mis amigos, histéricos, pidiendo socorro, dando patadas a la puerta para abrirla.



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lunes, 9 de diciembre de 2019

#431 El Holder de la Agilidad

En cualquier ciudad, en cualquier país, dirígete a alguna pista de caballos o hipódromo al que puedas llegar por tus propios medios. Encuentra el mostrador de apuestas y busca al caballo llamado "El Portador de la Agilidad", si no encuentras un caballo con ese nombre o no encuentras el mesón de apuestas, te recomiendo salir de ahí de inmediato, no querrás estar ahí cuando se enteren de tu presencia. Si ese es el caso no intentes volver por este objeto antes de pasado un mes.

Sin embargo, si encuentras a quien buscas, debes apostar por el preferiblemente una buena suma, aunque no debes preocuparte por el dinero, un trabajador te llevará a un asiendo justo en frente de la pista, cuando te indiquen tu asiento puedes relajarte un rato ya que la prueba aun no ha comenzado.

Puede sentirse como minutos o días, de cualquier manera la carrera comenzará eventualmente. Ahora no hay vuelta atrás, debes aguantar la prueba o sufrir el horrible destino que tantos otros han encontrado antes que tu.

La carrera puede parecer tan corta como cualquier otra, pero se sentirá más larga que cualquier otra experiencia que hayas tenido antes. Comenzará aparentemente normal, pero notarás que los caballos chocan entre sí cada vez más intensamente hasta caerse; Todo esto incrementando en frecuencia y severidad, hasta que el aire se llene de los sonidos de huesos quebrados y carne desmenuzada. No voltees a ver a los demás espectadores, los caballos son orgullosos y no les gustará ser ignorados, de todos modos el publico no es tan humano como cuando llegaste.

Aun con las graves heridas los caballos continuarán corriendo con las piernas destrozadas, sus secciones centrales estarán tan destrozadas que sus entrañas se arrastrarán por la tierra detrás de estos mientras corren. Debes seguir observando la carrera atentamente, ya que el momento en el que deberás actuar ocurrirá en un instante. Observa al caballo al cual apostaste, él se estará destruyendo lentamente hasta parecer más un esqueleto que una criatura viviente, muy pronto pasará en frente de ti y sus cuencas vacías te mirarán lentamente sin detenerse. Párate y grita: "¿Cómo puedo evadirlos?".

El caballo dará otra vuelta a la pista y luego se detendrá cuando esté frente a tu ubicación. Comenzará a explicar la inutilidad de tratar de escapar del propio destino, te contará sobre aquellos que intentaron y fracasaron en re modelar sus destinos. Por horripilantes que sean sus historias debes reprimir tu incomodidad y continuar haciendo contacto con las "cuencas del caballo" que parecen mirarte in expresivamente, además, las bestias esqueléticas de la pista no tienen en alta estima a los débiles de corazón y los tratan con la mayor crueldad.

Cuando al fin termine de narrar su historia, se desintegrará en un destello de llamas, dejando una pezuña, tan pronto como cierres la mano la multitud estallará en frenesí trepando por los asientos y entre ellos mientras pide tu sangre.

Pronto notarás que la posesión de la pezuña parece aumentar tu velocidad y agilidad a niveles mucho mayores, no te vuelvas presumido,  tu única chance de escapar de la pista es en la parte superior de las gradas, a través de la turba de atacantes inhumanos y no creas que eres el único que está agudizado en su velocidad y reflejos. Puedes correr y luchar si quieres, pero debes escapar.

Ten en cuenta que la mayoría de los "Objetos" a menudo les han fallado a los demás buscadores en el pasado, pero aquellos diseñados para luchar, funcionan siempre tan bien como cualquier otra arma.

Suponiendo que eres rápido, inteligente, fuerte o simplemente lo sufiecientemente afortunado como para escapar, el casco se oscurecerá lentamente, como si lo carbonizara una llama invisible. Tu velocidad y agilidad en las tareas mundanas seguirá siendo sobrehumana, pero no esperes esta ayuda en la recolección de los próximos objetos. Tu vanidad será tu ruina.



Esa pezuña es el objeto 431 de 538, toda la velocidad del mundo no te salvará cuando se unan.

domingo, 8 de diciembre de 2019

No Puedes Ocultarte de Mi

Esto solo ha pasado hace unas semanas... No he podido reaccionar a lo que me está ocurriendo, solo estoy pidiendo disculpas a las personas que tengan que leer esto porque de verdad... Lo siento.

Él tiene a mi hija... Necesito que ella esté bien. Por favor... ¡Ayúdenme!

Él sabe muy bien que yo estoy tratando de comunicarme con alguien que me ayude. Pero no tengo alternativa. ¡Estoy rezando!... ¡Para que Dios me ayude, para que Dios me perdone los pecados que he cometido!

Comenzó todo cuando estaba preparando la cena para mi hija y yo (soy madre soltera).

—¡Mamá! —gritó mi hija desesperadamente.

Entonces en mi oído escuché:

"¡NO PUEDES OCULTARTE DE MÍ, CORRE! ¡NO PUEDES ESCAPAR!"

Al instante me desmayé.

Desperté. Y lo único que vi fue sangre... ¡NO QUIERO RECORDARLO! ¡NO!

Me dirigí al cuarto de mi hija y lo único que encontré fue un mensaje escrito con sangre en la pared:

¿QUIERES A TU HIJA? OLVÍDATE DE ELLA. ¡AHORA ES MÍA!!

Han pasado días. Extraño la compañía de mi hija... No quiero... ¡Ayúdenme! ¡Corran!

Pues nadie puede ocultarse de él.




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sábado, 7 de diciembre de 2019

Luz de Lámpara

Desperté de golpe, a mitad de la noche. A pesar de mi cansancio, no podía volver dormir. Era la cuarta noche esta semana que despertaba inquieto. Mi imaginación había estado muy activa y viendo las sombras, encontraba formas terroríficas en los muebles de mi cuarto. Pero mi miedo se iba al concentrarme en las formas, al darme cuenta que ese fantasma no era mas que una toalla sobre mi ventilador.

Me acostaba viendo la pared, para evitar ver las sombras y al final el cansancio me volvía a vencer. Al despertar me sentía tonto, veía que en verdad no era más que objetos cotidianos que mi mente disfrazaba con las sombras de la noche y les daba formas que solo veía en mis pesadillas.

La última noche desperté cuando todo parecía mas callado. Era el silencio lo que me ponía nervioso, las últimas noches despertaba escuchando algún televisor, el ruido de los autos pasando por la calle. Esta vez no había nada, solo silencio. Un silencio tan intenso que escuchaba mi corazón latir desesperada mente debido al terror que sentía. Quise volver a dormir viendo la pared. Por alguna razón algo se sentía diferente, como cuando te observan. Como cuando se te acercan por la espalda.

Volteaba constantemente para analizar el cuarto. Las mismas sombras de siempre, el mismo montón de ropa fingiendo ser algo más, mi imaginación jugándome otra de sus bromas. Estaba comenzando a asustarme sin haber visto nada. Me asustaba estar rodeado de tanta obscuridad y no distinguir nada en las sombras. Detestaba que bastara tan poco para atemorizarme tanto como lo estaba. Decidí que lo mejor sería encender la lámpara junto a mi cama, eso me calmaría.

No alumbraba demasiado, pero habría la suficiente luz para distinguir las cosas. Cuando estaba apunto de apretar el botón cerré los ojos, tenía miedo de ver algo que no debía estar allí. Para mi sorpresa cuando abrí los ojos no había luz, vi que la lámpara estaba desconectada. Me calmé, casi me reí. Temiendo a la obscuridad como un niño. Me levanté de la cama para conectarla a la corriente.

No alumbraba demasiado, pero hubo la suficiente luz para descubrir que lo que estaba en mi armario no era un abrigo…



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viernes, 6 de diciembre de 2019

#147 El Holder del Ego

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier granero o granja a la que puedas llegar por tus propios medios. Cuando entres, haya o no alguien dentro debes preguntar por quien se hace llamar "El Portador del Ego". La habitación se llenará inmediatamente con agua que es blanca y opaca al mismo tiempo. Descubrirás que puedes respirar mientras estás sumergido en el, sentirás que tu conciencia se escapa, de inmediato verás todo y nada; sabrás que así se siente la muerte.

Una eternidad pasará.

Te encontrarás de pie en la misma granja, con un cigarrillo encendido que parece estar suspendido en el aire, debes tomarlo y dar una profunda fumada. El humo traerá el peor dolor que hayan sentido tus pulmones, no debes exhalar o no será solo humo lo que expulses... Lentamente el humo tomará tu forma, al principio de manera etérea, pero a medida que pase el tiempo desarrollará huesos, músculos y tejidos. Su rostro sin piel te gritará: "¿Quién quiere saber?". No debes contestar, ni siquiera pestañees, el te gritará aún mas fuerte que antes y sentirás como se sacuden los cimientos del mundo con su voz. Si permanece inmóvil hasta ese punto puedes responderle: "Quiero saber". Si se ha movido ya debes estar experimentando una eterna oscuridad.

Tu doppelganger despegará como un hombre poseído, corriendo a través de laberintos y cercas que parecieran brotar de la nada. Si te tomas el tiempo de mirar las paredes del laberinto el se habrá ido hace mucho tiempo y tu castigo será vagar para siempre en ese lugar.

Cuando llegues al final del laberinto verás ante ti todos tus recuerdos y experiencias, estos permanecerán contigo por el resto de tu vida y podrás recordar con perfecta claridad todo lo que te haya pasado. De repente recordarás una aguja que ha estado en el bolsillo de tu chaqueta por quién sabe cuánto tiempo.



Esta aguja es el Objeto 147 de 538. La realidad misma es perforada por ella.

jueves, 5 de diciembre de 2019

A Donde Van los Niños Malos

Debí haber tenido 6 o 7 años cuando vivía en el Líbano. Un país arrasado por la guerra en ese entonces donde los asesinatos eran comunes y frecuentes. Recuerdo que en una particularmente viciada época en la cual los bombardeos raramente paraban, yo me quedaba en casa sentado frente al televisor viendo un show... demasiado raro.

Era un programa para niños de unos 30 minutos, que contenía imágenes extrañas y siniestras. Hasta el día de hoy creo que era un intento apenas velado por los medios de comunicación de usar tácticas de miedo para mantener a los niños en su lugar, porque la moraleja de cada episodio giraba en torno a ideologías muy ”tensas”... Cosas como: ”los niños malos se acuestan tarde”, ”los niños malos ponen sus manos debajo de las cubrecamas cuando duermen” y ”los niños malos roban comida del refrigerador en la noche”.

Era muy extraño y en árabe por si fuera poco. A pesar de que no entendía mucho el idioma el programa mostraba en su mayoría las imágenes muy gráficas y comprensibles. Sin embargo, lo que más me quedó grabado en mi mente fue el cierre, el mismo en casi todos los episodios. La cámara se acercaba a una vieja, oxidada y cerrada puerta. A medida que se acercaba más a ella, unos gritos extraños e incluso agonizantes comenzaban a escucharse de fondo. Era extremadamente espantoso, especialmente para una programación infantil. Entonces un texto árabe aparecía en la pantalla diciendo: ”Ahí es a donde van los niños malos.” Eventualmente la imagen y el sonido desaparecen, y eso sería el fin del episodio.

Luego de unos 15 o 16 años me convertí en un fotógrafo periodístico. Ese show estuvo en mi mente toda mi vida, apareciendo en mis pensamientos esporádica mente. Eventualmente me cansé, y decidí investigar, me las arreglé para descubrir la ubicación del estudio en donde mucha de la programación del canal se había grabado. Después de investigar más a fondo y viajando al sitio, descubrí que hoy en día estaba desolado y abandonado después de que la gran guerra había terminado.

Entré a las instalaciones armado con mi cámara. Estaba quemado por dentro, quizás un incendio había ocurrido o alguien hubiera intentado incinerar todos los muebles de madera. Después de un par de horas haciendo mi camino dentro del estudio y sacando algunas fotos, encontré una sala aislada fuera del pasillo principal, me toco tener que romper algunos candados y abrir la pesada puerta, y al ingresar me paralicé por varios minutos. Trazos de sangre, freces y pequeños fragmentos de hueso estaban esparcidos en el suelo. Era una pequeña sala, y una extremadamente morbosa escena.

Sin embargo debo admitir, lo que más me espantó y me hizo jurar nunca más volver, fue el atornillado y enjaulado micrófono colgando de el techo en medio de la sala...




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