martes, 25 de junio de 2019

Polaroid 690

Cuando eres un fotógrafo nadie se fija en ti, nadie ve más allá del lente de la cámara. Cuando notan la cámara, todo lo demás no importa, las conversaciones se detienen y sus vidas se ponen en pausa.

Se quedan quietos, solamente para mostrar una sonrisa fingida que les permita cubrir sus vidas aburridas y desgastadas. A nadie le importa la persona que toma la foto, solo las personas que aparecen en ellas.

Comencé a tomar fotos cuando tenía 11 años más o menos, mi primera cámara fue una Polaroid 690 que mi padre me dio como un regalo, ya que él había comprado una más nueva mejor, pero esta aún servía, ese momento cambió mi vida para siempre... Esta cámara está tan llena de recuerdos, me colma de alegría cada vez que la veo descansando en el estante. La máquina es vieja y con el paso del tiempo viene el deterioro, pero afortunadamente lo que más me gusta de mi cámara es su lente que está plagado de rasguños lo que causa fotos borrosas, a mí me parece que les da un efecto de movimiento. Obviamente no uso esta cámara para mi trabajo, para mi ello tengo un Canon T4i con lentes de 17-40mm de ángulo, es bueno para bodas ya que así puede salir toda la familia en la misma foto. También uso Canon T4i para otros trabajos que consisten usualmente fotos de graduación en la que los adolescentes visten la mitad de un traje bonito para la foto. A veces paras tarjetas de navidad familiares, que se usan para mostrarles a todos en tu pequeño mundo lo feliz que en realidad eres.
Pero siempre todos esperan que edite cada una de las imperfecciones que los demás puedan ver.

Esos son mis trabajos, ambos giran alrededor de personas que pasan por los momentos más felices de sus vidas y como cualquier trabajo, tiene ventajas y desventajas: Cuando la recepción está a punto de terminar y todos se dirigen a sus autos, siempre hay una dama de honor solitaria que no quiere que la fiesta acabe. Usualmente está completamente ebria y llena de celos hacia su mejor amiga, que se acaba de casar con el hombre que ella nunca pudo encontrar. Ahí es cuando yo me acerco y les pregunto si quieren que les tome una foto.

La diversión comienza cuando llegamos a mi dormitorio. La dejo en la cama y le digo que se quite la ropa, me encanta cuando me obedecen.
A veces se dan cuenta de las esposas que tengo en la cabecera de la cama y me dan una sonrisa perversa, me encanta esa sonrisa.
Luego de esposarle las manos y los pies a la cama, preparo el trípode y las luces, siempre tienen una mirada confundida y nerviosa en sus rostros cuando hago eso, me encanta esa mirada.

Me coloco encima de ellas y comienzo a besarles el cuello suavemente, deslizo mi mano lentamente por sus curvas, dirigiéndola a mis bolsillos, me gusta usar juguetes. Siempre les pregunto si está bien primero y cuando aceptan, les entierro el cuchillo en el estómago, entonces viene esa mirada confundida y aterrada de nuevo, en serio me gusta esa mirada.

Me coloco tras el trípode y comienzo a tomar fotos, el cuarto es oscuro y ellas se retuercen de dolor, lo que hace que cada foto sea una posición distinta a la anterior. Una foto distinta a la anterior.

Usualmente consigo unas 300 fotos antes de que mueran.

Cuando ya están muertas, saco mi Polaroid 690 y tomo una última foto. La cámara saca una foto plástica, que cae al suelo suavemente.

Esa es mía.

Los rasguños en el lente de la cámara hacen ver como si aún se estuvieran moviendo. Las dejo en la cama y me voy a mi oficina, llevándome la tarjeta de memoria de la Canon T4i conmigo. Coloco su foto en la pared junto a las otras y meto la tarjeta de la Canon en mi PC, necesito editarlas antes de publicarlas en el sitio por la mañana, tengo un horario que seguir y mis clientes estarían muy decepcionados si no cumplo con él.

Porque es como dije antes, a nadie le importa la persona que toma la foto, solo las personas que aparecen en ellas.






Calificación: 



#399 El Holder del Color Invisible

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier comedor comunitario o clínica óptica donde puedas llegar por ti mismo. Dirígete al escritorio principal, ignora la fila y pregunta por aquel que se hace llamar "el portador de lo invisible". El empleado fingirá ignorancia, pero si repites el nombre en voz alta y con la frecuencia suficiente, dejará de fingir y te llevará a través de una puerta tapada con cortinas hacia una habitación trasera. La habitación será larga y estrecha, con una silla hecha de un solo bloque de madera en un extremo y una pared blanca en el otro. Se encenderá una bombilla que, solitaria y parpadeante, estará suspendida en el cielo raso.

La bombilla se apagará. No dejes la silla.

Escuchará chirridos, crujidos, como si mil escarabajos se arrastraran hacia ti en una alfombra movediza de negro quitinoso. El ruido se acercará más y más, hasta que se sienta como si estuvieran debajo de tus pies. El ruido es hambre. No dejes la silla.

Una voz, como ninguna que hayas escuchado desde las pesadillas de tu infancia, con palabras hermosas respirará en tu oído. Confundirlo con una alucinación será imposible; su cálido y húmedo  aliento acariciará la piel de tu nuca y cuello. Con las palabras más gloriosas que existen, describirá lo que te hará a ti, como si ya lo hubiera hecho. No dejes la silla.

El mundo parecerá invertirse sobre ti: arriba será abajo, abajo será arriba, e instintivamente agarrarás el asiento o las patas de la silla en un impulso incontenible de evitar caer en la insondable oscuridad de abajo. No sueltes la silla.

Colgando en la oscuridad total, serás asaltado con preguntas en voces aullantes. Prometen una recompensa de luz. Las preguntas parecerán fáciles; Incluso puedes saber la respuesta a algunas.

No contestes a ninguno de ellos.

Una voz sonará por encima de todas las demás. Te preguntará su nombre.

Debes responder: Matusalén. Pronúncialo correctamente, o se disgustará.

Comenzará a describirte el color que no puede ser visto. No ves este color con tus ojos, pero aún así lo percibirás donde mires. No puedes esconderte de este color detrás de tus párpados. Te llevará más cerca del siguiente objeto, si lo dejas.

No lo dejes.

Ese objeto es el 399 de 538. Ningún hombre ha sido cegado jamás por la oscuridad.


lunes, 24 de junio de 2019

#383 El Holder de la Miseria

Una cosa más, si eres afortunado aun no te has enfrentado a tu propia muerte en tus viajes. Prepárate para que eso cambie.

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier funeraria o morque a la que puedas llegar por tus propios medios. Encuentra al administrador del establecimiento y pregúntale si puedes ver a "El Portador de la Miseria". Una mirada de escabroso dolor debería cruzar la cara del hombre y el te dirigirá al interior del edificio. Si en cualquier momento el hombre comienza a hablar acerca de las mercancías que el vende, debes entrar de inmediato al primer ataúd sin decir una palabra. Si tienes suerte, cuando abras el féretro no habrás sido transportado al vacío.

Si en efecto, entraste en ataúd correcto, deberías estar en una habitación larga y acogedora que te recordará a tu hogar, así que siéntete libre de acomodarte en el cuarto, porque desde ahora tu tal vez solo vuelvas a encontrar la felicidad ahí.

Después de lo que parecieron ser días, oirás un ruido, un quejido agudo emitido perpetuamente detrás tuyo, cuando te voltees verás que causa el sonido, encontrarás una gran cantidad de objetos.


Solo hay una lista conocida de items que ha sido compilada, pero esta lista se perdió sin embargo hay rumores de que los objetos que reuniste solo pueden ser usados para una cosa.


Toma el primer objeto, cualquiera que elijas, ya que este Portador es muy flexible sobre cómo obtiene su entretenimiento. Debes atacar rápidamente a la única cosa viva de la habitación, a tí mismo.
Este Portador demanda su entretenimiento y tu eres su materia prima, si eres sabio, harás que valga la pena. Tu muerte sera la única cosa que sacie sus demandas.

Despierta, te encontrarás nuevamente en la habitación, la única diferencia será que un objeto de la lista habrá desaparecido. Para este entonces, sabrás lo que tienes que hacer, debes destruirte a ti mismo con cada uno de los objetos para mantener al Portador feliz. Reza para que tu mente sobreviva a tus propias muertes.

Despierta por última vez, aparecerás en la misma habitación que en este punto se encuentra empapada en tu propia sangre, en el centro del cuarto habrá un pequeño hombre sentado ligeramente calvo, con un peinado mal hecho. Si el te mira con desaprobación en el rostro, serás obligado a revivir todas las dolorosas muertes por toda la eternidad, como castigo por tu falta de entrenamiento.

Sin embargo, si has entrenado lo suficiente, el mostrará una mirada de felicidad, o aún mejor, su rostro mostrará placer. Te felicitará por tu excelente trabajo y te admitirá una pregunta. Debes preguntarle: "¿Por qué debemos actuar para ellos?".
El sonreirá mientras comienza a contarte el porque, será una historia enloquecedora, una donde cada persona ha contribuido en el show, cada suicidio, cada asesinato y cada loco que se presenta. En este punto, si aún estas en tu sano juicio, notarás que el reirá para si mismo. Repentinamente los objetos aparecerán ante ti una vez más, él te dirá "Continúa el ciclo, como me habría gustado observar".

Toma el primer objeto que usaste, voltea hacia el hombre y dile "Continuaré con el ciclo, pero no seré parte de él". Y rápidamente mata al hombre, quien reirá histéricamente y luego caerá muerto.

La próxima vez que despiertes, estarás afuera de la funeraria o morgue a la que entraste, el objeto que usaste la primera vez estará en tus manos.



Este es el Objeto 383 de 538. Todo el mundo es su escenario ahora, ¿Jugarás tu parte o la de alguien más?


Eyeless Jack

Hola, mi nombre es Mitch, estoy aquí para hablarles de una experiencia que tuve. No sé si fue algo paranormal o cómo sea que le llamen a los fenómenos sobrenaturales, pero después que esa cosa me visitó, ahora, creo en esas mierdas paranormales.

A Edwin le agradaba la idea que me mudara con él, ya que, después del todo, no nos hemos visto desde hace 10 años, así que a mí también me emocionaba, luego de desempacar me quedé dormido. Después de esa semana, oí susurros afuera, cerca de la una de la mañana. Primero pensé que era un mapache, así que lo ignoré e intenté volver a dormir. 

A la mañana siguiente, le conté a Edwin lo que pasó y estuvo de acuerdo en que solo fue un mapache, sin embargo, a la noche siguiente me pareció que la ventana de mi habitación se abría y oí un golpe muy fuerte, como si algo hubiera entrado a mi cuarto. Me levanté del golpe y miré para todos lados, sin encontrar algo raro, en la mañana Edwin tiró su café cuando me vio, el me acercó a un espejo y entonces me di cuenta de que tenía un corte muy profundo en la mejilla izquierda.

Luego de apurarnos en llegar al hospital, el doctor me dijo que pude haber caminado dormido, pero entonces me mostró algo que me mi mandó el alma a los pies. Levantó mi camisa y vi una incisión cosida dónde estaban mis riñones. Lo miré a los ojos, con los míos llorosos. “De alguna manera perdiste tu riñón izquierdo a noche, pero no te sabría decir cómo. Perdón, Mitch”. Me dijo el doctor.

Al llegar la noche me quebré, cerca de la media noche desperté para ver una imagen horrible: Estaba viendo cara a cara a una criatura con una capucha negra y una máscara azul oscuro sin nariz ni boca. Pero lo que más me asustó de esa cosa era que eso no tenía ojos, sólo unas cuencas vacías y oscuras. La criatura tenía además una sustancia negra goteando de sus cuencas. 
Tomé una cámara que tenía cerca en un manto y le tomé una foto, pero después de hacerlo, la criatura se lanzó sobre mí e intentó abrirme el pecho para llegar a mis pulmones. La detuve al patearle la cara y salí corriendo de mi habitación, tomé mi bolsa porque necesitaría el dinero. Tuve que escapar de casa de mi hermano esa noche. Eventualmente terminé en los bosques cerca de casa de Edwin y tropecé con una roca.

Eyeless jack

Quedé inconsciente y al despertar me encontré en un hospital, el doctor entró a la habitación, era el mismo que me trató antes. “Te tengo buenas y malas noticias, Mitch” comenzó a decir el doctor. “Las buenas noticias son que tuviste heridas muy leves, y tus padres ya vienen por ti.” Suspiré aliviado. “La malas son que tu hermano fue asesinado por alguna… cosa. Lo lamento”.

Mis padres me llevaron de regreso a casa de Edwin para tomar las cosas que quedaban, al entrar en mi cuarto, estaba muy asustado, pero tuve que mantenerme tranquilo, tomé la cámara que se quedó tirada en mi carrera. En el pasillo que va a mi cuarto, vi el cuerpo de Edwin en el suelo, y algo pequeño a su lado, levanté esa cosa y subí al auto de mis padres sin mencionar el cadáver de mi hermano. Observé aquella criatura que recogí y estuve a punto de vomitar, estaba sosteniendo mi riñón a medio comer, con alguna sustancia negra en él.

.

Calificación: 



#020 El Holder de la Decepción

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o casa desolada donde puedas llegar por ti mismo. Dirígete al escritorio principal y pide reunirte con aquel que se hace llamar "el portador de la decepción". El empleado te mirará con una expresión de asombro en su cara. Entonces, con una velocidad sobrehumana, te atacará con un bastón.

Cuando tu conciencia regrese, yacerás en un patio bajo una noche estrellada. Habrá una gran escalera de piedra que parece subir al mismísimo Cielo. Sube por esta escalera y no te entretengas con el paisaje, no importa lo hermoso que sea.

Después de algunas horas, llegarás a un grandioso anfiteatro de mármol pintoresco con el estilo de la Antigua Grecia. Baja al fondo del anfiteatro. Un viejo con ropas claras te estará esperando en una tarima en el centro. Este historiador estará disertando como si hubiera una gran muchedumbre; sin embargo, no debes prestarle atención, pues nada de lo que habla es cierto. Si eres cautivado por su habla carismática, tu mente será subyugada por su engaño y te convertirás en su esclavo. Solo reaccionará a una pregunta:

¿Cuál es la única verdad de la que pueden hablar?

El hombre bajará su mirada hacia ti y te mirará con gran tristeza. Te impartirá una historia que sacudirá los fundamentos de tu alma con enorme pena, pero te permitirá saber una gran verdad: el número en sí no es lo que parece. Entonces te señalará una salida del anfiteatro y continuará con su lectura. Gírate rápidamente, y ahora podrás ver a una legión de demonios sentados en los asientos del anfiteatro. Camina a la salida lo más rápido posible. Ahí habrá un gran grimorio al lado de la puerta. Tómalo y sal por la puerta. Te encontrarás de vuelta en la calle detrás de la institución.

El grimorio que tomaste, cuyas páginas están cerradas y bloqueadas con un gran candado de acero, es el objeto 20 de 538. Si deseas ver más allá del engaño y reunirlos, debes encontrar la llave.