La gente empezó a caer del cielo hace casi una década. Nunca están vestidos, siempre desnudos, siempre con una enorme sonrisa congelada en sus caras.
Al principio fueron tan solo unos pocos, pero luego cayeron cientos y miles del cielo, destrozando coches, casas… incluso bloqueando autopistas.
Descubrieron cosas extrañas al investigarlos. Eran humanos, pero no tenían sangre ni intestinos, ni siquiera un corazón. Nada podía explicar esas macabras sonrisas, ni mucho menos decir de dónde venían.
Fue una mujer en Costa Rica quien hizo el último y más perturbador descubrimiento. Ella reconoció a uno de los cuerpos que habían caído como uno de sus familiares ya muertos, alguien que había dejado este mundo cuando ella era adolescente.
Tras eso, más y más identificaciones se hicieron.
Pronto la gente comenzó a buscar y reclamar a sus amados parientes que ya habían muerto. Lo hacían gracias a los videos, tomándolos de las muchas pilas de cuerpos o de los crematorios.
Nadie podía explicar porque volvían, porque motivo caían del cielo.
Fue aun más terrible descubrir, que tras deshacerse del cuerpo, no tardaba mucho en volver a caer del cielo de nuevo. Podías hacer lo que fuera con ellos, no importaba el que. La gente empezó a morir por culpa del altísimo número de cuerpos que caían del cielo, y tras enterrarlos, ellos mismos, empezaron a caer.
Mi madre murió cuando un cuerpo aterrizo sobre su coche, aplastándola. La siguiente semana, una noticia en la televisión decía que un cuerpo había sido succionado por el motor de un avión, provocando un accidente. Vi la sonrisa en la cara de mi madre, la más feliz que nunca le he visto.
Se dice que cuando el Infierno se llene, los muertos caminaran por la tierra. ¿Pero qué pasa si lo hace el Cielo?
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