jueves, 13 de febrero de 2020

Camino a Casa

Miro hacia el cielo, la luna llena brilla en todo su esplendor, es hora de ir a casa por hoy he hecho todo lo que podía aunque mi sed no se ha saciado, al menos mi noche de juerga ha sido aceptable, esta vez mi conquista fue una muchacha no mayor de 25 años de piel clara, tenía el cabello castaño y unos grandes ojos verdes que podían enternecer el corazón de cualquiera, bueno, casi de cualquiera ya que yo no me tenté el corazón al elegirla para mí.

Comencé a charlar con ella bajo la mala iluminación del bar, dijo que esperaba a una amiga pero había llegado demasiado temprano, yo fui amable y me ofrecí a hacerle compañía, mi blanca sonrisa hizo que no se pudiera negar y en ese momento ella firmó su sentencia de muerte, sin que se diera cuenta, agregué en su bebida un poco de mis efectivos polvos mágicos con lo cual quedó como si llevara bebiendo alcohol todo el día.

La tomé entre mis brazos y suavemente la cargué hasta mi automóvil, conduje a toda velocidad por un camino rural hasta internarme en un bosque solitario, mi corazón latía acelerado por la ansiedad, por la adrenalina y sobre todo por el gusto de poder tomar una vida nueva para mí, la desnudé completamente, su cuerpo se veía hermoso ahí a la luz de la luna con ese par de pechos perfectos que se mecían con cada respiración, por un momento pensé en solo hacerla mía y dejarla vivir, pero el momento pasó así que amarré su cuerpo semiinconsciente a un árbol y empecé a hacer mi trabajo, realicé pequeños cortes en sus brazos y en sus piernas, la sangre comenzó a brotar, era de un tono rojo intenso y olía a juventud.

Posé mis labios sobre las heridas y sorbí lentamente, al primer sorbo me di cuenta de que era virgen, sentí cómo su vida se unía a la mía, cómo su juventud entraba en mí y borraba una a una las arrugas de mi frente, después de este pequeño entremés con la energía renovada, corté su muñeca izquierda, ella comenzó a temblar mientras su sangre que antes brotaba lentamente ahora era un chorro que empapaba mi rostro, saboree cada gota de su sangre hasta que su piel estuvo tan blanca como el papel.

Yo me sentí poderoso, con fuerzas, incluso intenté volver a mi forma original, sin embargo, no tenía la energía suficiente. Frustrado, saqué una navaja, la introduje en medio de sus senos y comencé a bajarla mientras se escuchaba el sonido de carne desgarrada, cuando la abertura era del tamaño adecuado, introduje una mano en su abdomen y de golpe arranque todos sus intestinos, los apreté con furia y los aventé lejos de mí.

Mis manos comenzaron a temblar de emoción mientras apartaba la caja torácica para dejar al descubierto su corazón, el corazón de una virgen que me regresaría mi poder, lo tomé con mis dos manos, se sentía aun caliente, palpitante, lo devoré como un demente, intenté transformarme de nuevo, seguro que esta vez lo lograría, y así fue, mis alas crecieron y también mi cola, mis garras brillaron afiladas bajo la luz amarilla de mis 4 ojos, de puro gusto tomé lo que quedaba del cuerpo y lo partí en dos, ya los animales del bosque se encargarían de desaparecer el rastro, y aunque no fuera eso ya no importa, ya estoy completo, ya puedo volar de nuevo camino a casa.



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