miércoles, 12 de febrero de 2020

#050 El Holder de la Otra Vida

Este viaje no es para los débiles de corazón, ni para los malvados. Yo controlo la vida de todos los humanos, y aquellos que son... inhumanos. Si aún deseas buscarme, ten en cuenta que no puedes hacer este viaje más de una vez.

Puedes ir a cualquier morgue en cualquier ciudad, estado o país. Dirígete a la recepción y pregúntale a cualquier funcionario allí que te lleve con su "cliente" más reciente. Si una mirada de disgusto o incredulidad se apodera de él, agradécele su tiempo, haz una reverencia, da media vuelta y camina, no corras, vete tranquilamente de allí. Conozco el tiempo de todos y el tuyo aún no ha llegado.

Si una mirada de comprensión se apodera de él, se irá por unos momentos, espéralo, regresará empujando una camilla, con un gran cuchillo de chef francés, dos agujas quirúrgicas con hilo, una barra de oro y un compendio de cirugía, todo encima de un bulto envuelto en una bolsa para cadáveres.

Toma el cuchillo firmemente, con todas tus fuerzas deberás incrustaselo en la frente al cadáver y párate cerca de su cabeza con el lingote en la mano. Debes esperar hasta que el funcionario salga de la habitación (te adelanto que será bastante tiempo). Antes de irse, escribirá en la pared el nombre específico de una parte del cuerpo humano y se irá.

Permanece de pie y no hagas nada más que soportar el peso del oro hasta que el funcionario se vaya. Cuando lo haga, puedes usar el libro para localizar lo de debes extirpar y como hacerlo, será complicado, mas aún con un cuchillo de cocina. Una vez que termines, coloca la barra de oro como reemplazando el órgano y sutura la "incisión". Una de las agujas será capaz de curar por completo la herida, así que elije sabiamente. Hazlo todo siempre con una expresión estoica en el rostro. Una vez que hayas completado la labor, la habitación se oscurecerá y deberás gritar con voz clara:

¿Ves? He preparado un regalo para ti, toma lo que es tuyo.

Entonces apareceré en toda mi gloria sobrenatural y juzgaré.

Si tuviste algún tipo de reacción antes de que las luces se apagaran o si la cicatriz no se borra del cadáver, tomaré tu alma sin piedad y tu cuerpo permanecerá sobre una fría superficie hasta la venida del siguiente buscador. Si tu cara estuvo estoica en todo momento y si la cicatriz se curó completamente, apareceré mi gran guadaña y haré estallar la ofrenda, esparciendo sanguinolentos trozos de carne, dejando únicamente el lingote sobre la mesa. Permanece con una falta de expresión en el rostro o te decapitaré, un final para este viaje no tan malo comparado al de otros.

Cuando lo encuentre, sonreiré. Y cuando lo haga, una luz brillante destellará y la habitación cambiara a algo sorprendentemente diferente. Lo describiré para prepararte.

La sala se construirá con niños y niñas muertos, sin ojos y con macizos objetos saliendo de sus bocas. Se cementarán junto con una sustancia negra que los envolverá lentamente. Se retorcerán y llorarán por sus padres, la sangre reemplazará sus lágrimas. No puedes cerrar los ojos ni mostrar emoción, no quieres que te juzgue indigno y te lleve al Tártaro.

Habrá un bebé frente a ti, muerto, íntegro, con un bisturí en la cabeza, tal vez lo reconocerás ...

Después de medio minuto de este horror, si te mantienes cuerdo, será hora de la tercera prueba.

Aparecerá una versión oscura y retorcida de este mundo, habitada por los condenados. Donde aparecemos, habrá un extraño y liso campo de piedra, con un pilar de un metro en el centro.

Reapareceré y te arrojaré un cuchillo malvado y oscuro, tallado con símbolos. Debes apuñalar el extremo de tu dedo índice con él. Sentirás un dolor insoportable en tu dedo, pero agradece que disminuí el dolor para ti, de lo contrario, habrías sentido el dolor en todo tu cuerpo. Sin embargo, debes soportar el dolor, y aunque la sangre no coagulará, no te quedarás sin sangre, porque estás en mi reino.

Deberás dibujarme un pentagrama, con dos metros de circunferencia, con la punta de la estrella apuntando hacia mí. Asegúrate de que sea bueno, soy un juez despiadado.

Cuando termines, lo miraré. Una de dos cosas sucederá.

Uno: me giro y cierro los ojos con disgusto; Si esto sucede, el pentagrama se incendiará. A medida que la sangre en el suelo arda, también lo hará la sangre restante en tu cuerpo. Tus venas arderán por toda la eternidad, yacerás en el centro del pentagrama, sufriendo un dolor que nunca se irá.

O dos: me gusta tu arte, me volveré hacia ti y sonreiré. Mis ojos se ennegrecerán, enredaderas oscuras y sombrías comenzarán a emerger de mi boca y formarán una sonrisa infernal. Te darás cuenta de que te está sucediendo lo mismo y que te acabo de infectar con mi enfermedad.

Cuando el ennegrecimiento deje de fluir en tu cuerpo, habrá pasado la noche; solo mira el pentagrama. Una audiencia demoníaca te estará mirando, y no vacilarán en destrozarte si los miras, así que mantén tu mirada fija en el pentagrama. Bailarán a tu alrededor en una ráfaga diabólica, se burlarán de ti, intentarán provocarte, te escupirán y cosas por el estilo. Si te mantienes estoico, se irán. Después de que todos se hayan ido, el ennegrecimiento volverá y encenderá un número aleatorio de velas alrededor del pentagrama. Cuenta y recuerda este número; podría servirte al final de todo.

La luz volverá y despertarás fuera de la morgue, alrededor del medio día. El corte en y nuestro dedo habrá sanado, y será el número exacto de velas que dictará cuántos días han pasado. Notarás un exudado oscuro en el suelo frente a tu cara y se te pegará en la ropa. El Ennegrecimiento te ha seguido. Ahora tienes el poder de invocarlo dentro de ti a voluntad, lo mismo que viste en mi cara durante la tercera prueba. Los que miren tu rostro cuando aparezca, lentamente serán consumidos por la enfermedad. Cada vez que invoques el Ennegrecimiento, el dolor que sentiste en tu dedo volverá, sobre todo tu cuerpo, multiplicado por diez. Nunca dejaré que te desmayes, el dolor será insoportable.

La enfermedad es el objeto 50 de 538. Con ella, podrás ennegrecer a cualquiera, incluso a los inmortales...


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