Estoy en una camilla de hospital. Me he raspado y me he fracturado la tibia y la muñeca en el accidente. Como, por suerte, no es nada grave, pronto me darán el alta.
A mi lado, yace un hombre de terrible aspecto; su canoso pelo está enmarañado y sucio, y su cara está demacrada. Ha tenido un accidente como el mío. Él, sin embargo, ha estado un año en coma. Mañana será desconectado.
Me despierto y, no obstante, no puedo moverme. Me siento adolorido y, además... Un momento... ¡Esperen! No pueden desconectarme. ¡Este no soy yo!
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