En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental, o casa desolada a la mitad de una carretera olvidada, donde puedas entrar por ti mismo. Dirígete a la recepción y solicita visitar a aquel que se hace llamar "el portador del color". El encargado te mirará y te dará una sonrisa tímida antes de extender su mano hacia ti. Debes esperar exactamente ocho segundos antes de tomarla, o los colores mismos te negarán y no podrás ingresar.
El encargado se pondrá de pie y te llevará a una celda, abrirá la puerta e te pedirá que entres. Dentro de la celda, encontrarás dos niños pequeños, ambos vestidos en tonos grises, su piel y cabellos parecerán como si todo el color hubiera sido drenado de ellos. Uno tendrá el cabello largo y llevará un vestido blanco, mientras que el otro estará con un traje negro y el pelo corto. Procura mirar solo al de blanco a los ojos, porque serán normales; los ojos del niño vestido de negro te llevarán a la locura. Cada uno usará un guante y extenderá ambas manos hacia ti. Puedes tomar la mano enguantada de cada uno; pero si tocas la carne del niño vestido de negro, serás plagado por la peor agonía de todo el universo, pero no morirás, él no te dejará ir. Si tocas la piel del niño vestido de blanco, sentirás más placer del que jamás hayas experimentado, pero pronto él retirará su mano y nunca más volverás a sentir ese placer, sin importar cuanto lo anheles; tu lujuria te matará.
Mantente atento; ya que en cualquier momento, los chicos se mirarán, asentirán y sacudirán sus cabezas, en aquel momento debes rápidamente cerrar los ojos y gritar:
No soy lo que buscas, pero puedo cambiar las mareas.
Una vez que digas esto, ambos reirán y tirarán de tus manos, abrirán con su mano libre una pesada trampilla en el centro del calabozo y te obligarán a descender incómodamente en la oscuridad. Los chicos hablarán al unísono, alardeando sin césar de sus riquezas, de todas las cosas que tienen. Te preguntarán muchas veces si estás celoso; cada vez que pregunten, debes responder que Sí. Tu destino ahora está en manos de estos chicos.
El tramo de escaleras que descenderán será largo, volviéndose cada vez mas estrecho, hasta que eventualmente caminen uno por delante y otro por detrás de ti. Si el chico de negro va por delante, considérate afortunado; la vida ahora está en tu espalda. Pero si regresa, tu muerte será agonizante, te arrojará desde las escaleras hacia el abismo.
Después de lo que te parecerá una eternidad, llegarás al final de las escaleras y ambos niños te empujarán hacia una gran puerta de vidrio. Te mirarán fijamente, las lágrimas correrán por sus pómulos y te dirán que no pueden ir más allá, señalándote la puerta. Debes entrar.
La habitación será de color negro oscuro, salvo por un solo haz de luz directo en su centro. De pie, bañada por la luz, habrá una mujer que, como los niños, estará completamente despojada de color. Tanto su cabello como su vestido alcanzarán la tierra, cada uno tan blanco como su tez. Sus ojos serán totalmente blancos y escleróticos, parecerá que ella está mirándote fijamente. Si te sonríe, la has divertido, y ella iluminará toda la habitación con su luz, te convertirás en uno de los cuerpos retorcidos que conforman la colección debajo de su piso de cristal. Si ella frunce el ceño, se volverá de espaldas e iluminará otra parte de la habitación, despertando a otros siete seres: un hombre riendose que viste solo de negro, un joven lloroso vestido de blanco, un anciano gruñón con ojos rojos y penetrantes, una mujer rodeada de pétalos rosas haciendo muecas extrañas, una niña sin emociones envuelta en verde, un pálido ser humanoide con cabello plateado y un anciano sonriente cubierto de riquezas. Ellos serán tus jueces. Debes elegir él que crees que te dará justicia y caminar hacia él, pregúntale:
¿Cuándo te despojarán de esta tierra?
En caso de que elijas algún color equivocado, la persona escogida se quedará muy quieta, te sonreirá de forma extraña y pronto sentirás que te deslizas hacia la nada. De dar con la persona correcta, ésta te responderá con un chillido horrible, señalando con temor a la mujer en el centro de la habitación. Los demás te gritarán maldiciones en muchos idiomas diferentes y sentirás un dolor punzante en todo tu cuerpo. Él que hayas elegido dará un paso delante para abrazarte, te susurrará al oído el repugnante relato acerca de tu muerte, sobre como el mundo se irá lentamente desvaneciendo cada uno de tus últimos alientos. No te muevas.
El coro de maldiciones se detendrá y la sala se iluminará, los siete te mirarán. Donde estaba la mujer, ahora habrá una pequeña pluma, como la de una paloma, cambiando su color continuamente.
Esta pluma es el objeto 24 de 538. Con ella podrás quitarles, lo que era suyo, para dar.