viernes, 11 de octubre de 2019

He Visto al Diablo

Dicen que el Diablo es el señor de las mentiras. Que su lengua sólo vomita vileza y engaño.

Bueno, vi al Diablo. Me habló. El infierno de sus palabras todavía arde en mi mente. Confirmó mi miedo más oscuro, respondiendo a todas mis preguntas antes de que pudiera preguntarlas.

“Es cierto, David… Todo.” Dijo el diablo. “Ella nunca te amó, ni siquiera tus hijas son tuyas.”

La mirada del Diablo atravesó mi alma. Nadie más me creyó cuando les dije que las niñas no eran mías. Todo el mundo se burlaba, diciendo que Anna nunca miraría a otro hombre. Decían que las niñas incluso tenían mis ojos azules y helados. No lo creo.

Sin embargo, Él me creyó. Él lo sabía, y llegó hasta mí para confirmarlo.

Miré hacia abajo en el fregadero, viendo el flujo de agua caliente y húmedo por el desagüe. El diablo no sólo vino a hablarme de esa adúltera. No. Él quería algo mejor. Una situación de victoria asegurada, si quieres llamarlo así.

Hicimos un pacto. Los castigaría por toda la eternidad si yo les vendía sus almas. Acepté gustoso.

Esta noche, mientras todos dormían, observé cómo reclamaba a mi esposa adúltera. Después, reclamó a sus hijas bastardas.

Todavía mirando hacia abajo, mis manos finalmente se encontraron con el agua caliente. Una sonrisa se dibujó en mi rostro mientras me frotaba las manos, lavando su pecado carmesí hasta perderse por el desagüe.

Después de cerrar el grifo, miré hacia el espejo.

Los helados ojos azules del diablo me miraron fijamente.



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jueves, 10 de octubre de 2019

La luz del Pasillo

Esta es la historia que me contó una amiga asegurándome que era real. Para preservar su identidad, pongamos que se llamaba Raquel. Ella tenía un novio, al que llamaremos Raúl, y un fin de semana él la invitó a la casa de campo de sus padres. Era una fecha cercana al día de los enamorados, y la idea era hacer una escapada romántica.

Llegaron el viernes por la tarde a una casa aislada en la montaña, preciosa, a la que se accedía a través de un pequeño bosque. Aparcaron el coche enfrente de la casa, pues no tenía aparcamiento ni garaje, y después se dispusieron a instalarse.

Abrieron las ventanas para que se aireara la casa, abrieron las puertas, conectaron la luz eléctrica y el gas para darse una ducha calentita, etc. Llegó la noche y cenaron en la planta primera de la casa, en el salón con chimenea. Raúl se había esmerado en que todo resultara perfecto; había cocinado una cena estupenda, había comprado cava... Os podéis imaginar el escenario sin problemas.

Pero un grito se oyó en la casa y ambos se sobresaltaron. Se quedaron en silencio, aguardando otro ruido parecido para identificar qué demonios había sonado, pero nada se escuchó. Después del susto inicial, volvieron a relajarse y estaban ya riéndose de su reacción cuando otro alarido se oyó e inmediatamente después la luz se fue. Sin velas, ni linternas, Raúl resolvió ir hasta la cocina para ver si habían saltado los plomos, y Raquel, que es muy medrosa, de ningún modo se quería quedar sola. Llegaron a la cocina, que era donde estaba el cuadro de la luz. Curiosamente, sólo habían saltado las llaves que correspondían a la planta baja. Volvieron a subir las llaves de modo que la luz volvió, y regresaron al salón. Mi amiga Raquel aquí ya estaba bastante nerviosa.

Decidieron subir a la planta alta y dormir, Raúl comenzó a bromear para quitarle hierro al asunto, comentando que si Raquel tenía tanto miedo tal vez sería mejor dormir juntitos, y ella le tomó la palabra. Se fueron a la habitación de los padres de Raúl y allí estuvieron hablando un rato hasta que se quedaron dormidos. Raquel no tenía unos sueños muy dulces y en mitad de una pesadilla se despertó, y pudo ver la luz de una vela acercándose por el pasillo. Miró al lado de la cama y Raúl estaba allí, así que se empezó a asustar de veras.

Trató de despertar a su novio, que tenía el sueño muy pesado, mientras miraba por el rabillo del ojo y veía que la luz de la vela se iba acercando cada vez más a la habitación. ¿Por qué narices dejaríamos la puerta abierta?, se preguntaba Raquel. Gritó muy alto, Raúl se despertó finalmente, pero no había rastro de la luz misteriosa del pasillo. Raúl salió (aquí Raquel ya no le acompañó, prefería quedarse en el cuarto) y le juró que no había nadie, que seguramente estaba medio dormida aún y que había confundido la realidad con un sueño.

Raquel estaba bastante segura de haberlo visto, pero si no había nadie en el pasillo ni en las habitaciones, ninguna ventana estaba abierta, su novio tendría razón. Así que se dejó convencer, pero tardó en dormirse. Tenía los ojos como una lechuza, Raúl se volvió a quedar dormido y ella empezaba a sucumbir al sueño cuando...

Otra vez la maldita luz de la vela resplandecía desde el pasillo, esta vez Raquel estaba segura de estar despierta, y zarandeó a Raúl sin hacer ruido para que viera la extraña luz que se aproximaba cada vez más hasta el dormitorio donde estaban. Raúl esta vez sí vio la luz de la vela, y se quedó aterrorizado, pues no sabía cómo actuar. Raquel empezó a chillar muerta de miedo, la luz de la vela seguía acercándose, y ninguno de los dos se atrevía a ver quién o qué era el responsable.

Raquel en ese momento, cegada por el terror, se puso la ropa y cogió las llaves del coche, salió por la ventana, se tiró desde el segundo piso de la casa de campo (sorprendente mente no se rompió la crisma) y se quedó en el coche a dormir, pues lo único que podía hacer era pensar en la velita que se veía desde su habitación acercándose al dormitorio. Desde fuera de la casa no se veía ninguna luz y ya estaba pensando que era todo fruto de su imaginación cuando amaneció.

Con la luz del día a ella todo lo que había sucedido le parecía una estupidez de esas en las que uno reacciona des-proporcionadamente, y se metió en la casa, gracias a una copia de las llaves que Raúl le había dejado. Mientras subía por las escaleras al segundo piso, dice que el miedo volvió a embargarla, pero que fue valiente y llegó hasta la habitación donde Raúl dormía. Él estaba allí, durmiendo tranquilamente. A su lado, en la mesilla de noche, había algo que no estaba la noche anterior. Un candelabro.







miércoles, 9 de octubre de 2019

Nosferatu - La Mascarada

Prueba un pequeño experimento: ve a un bosque, lejos de cualquier rastro de la humanidad y mira bajo una roca. Una vez que estés lo bastante lejos del sonido del tráfico y de la visión de las líneas telefónicas, echa un vistazo bajo un tronco, o, incluso mejor, golea a un animal muerto con un palo. Las pocas cosas que encontrarás ocultas tenderán a ir en una de estas dos direcciones: arriba o abajo. Las criaturas desagradables ascenderán hacia la luz, pero las verdaderamente horribles girarán a su alrededor y excavarán profundamente. Revelar la verdad que esconde la sociedad Nosferatu es casi como levantar esa roca. El resto de los vampiros tienen una interpretación muy distorsionada del clan. Han visto que se escurren hasta la superficie, retorciéndose en sus convocatorias, ritae y celebraciones. Han presenciado que emergen de las cloacas para acechar en las sombras de las discotecas más cercanas o en la cámara de audiencia del príncipe.

Sin embargo, los Nosferatu saben que hay muchas abominaciones monstruosas que nunca ascienden a la superficie. Para rastrearlas, tendríamos que distanciarnos de lo que has estado observando hasta ahora... y cavar profundamente. Deja que los otros vampiros jueguen a ser casi humanos. Los Bichos del Sabbat, las Ratas de las Cloacas de la Camarilla, esos tipos hediondos de la esquina; no importa cómo los llames, los Nosferatu se han distanciado de la raza humana tanto como les ha sido posible. Otros vampiros pueden caminar entre los mortales libremente, pretendiendo aferrarse a la sociedad humana, pero los Nosferatu existen más apartados de ellos que cualquier otro clan. Aunque deben disfrazarse ocasionalmente como humanos para sobrevivir, no necesitan emular la cultura humana. En cambio, han cultivado su propia cultura, una totalmente extraña. Se propagan como un hongo a través de las ciudades del mundo y como cualquier otro moho, proliferan mejor donde no pueden verse.

Los Nosferatu existen en dos mundos: el mundo de arriba y el de abajo. En la superficie, otros vampiros intentan involucrarlos en las tradiciones políticas de la Camarilla o en la inmisericorde competición del Sabbat. Bajo tierra, otros Nosferatu consideran su casta como la más fraternal de todos los clanes. Deben trabajar juntos para sobrevivir y por ello, muchos imprimen sus "obligaciones" hacia su clan sobre su propia casta (o, más precisamente, una de las proles de Nosferatu que afirman actuar en beneficio del clan). Existe un precio por el poder de la Sangre de Nosferatu y su "don" de la inmortalidad. Estar atrapado dentro de la apariencia de un monstruo para toda la eternidad es sólo el comienzo. La fealdad de un Nosferatu no es sólo ante la vista; hasta el momento, probablemente no has visto más que el lado atractivo del clan. Puedes contemplar la superficie de su sociedad, si quieres, especulando sobre qué puede ser esas retumbantes y burbujeantes emanaciones que has oído. No obstante, si deseas sumergirte verdaderamente en el papel de uno de estos monstruos, debes apartar a un lado las apariencias y descubrir lo que bulle en el interior de la bestia. Abramos ampliamente al clan (con precisión quirúrgica, si te parece) y contempla lo que puede encontrarse en el interior del Clan Nosferatu.


Espejos

Para mi, cada espejo era un mundo diferente al nuestro, desde niño pasaba fantaseando como sería cada uno de ellos, paisajes maravillosos y criaturas increíbles; Princesas, elfos, ogros y dragones. Puede parecer loco, pero me sentaba a charlar frente al espejo conmigo mismo, cosa inusual para un chico de 10 años. Uno de ésos días, sin asustarme, mi cuerpo frente al espejo se arremolino en una paleta de colores, incluso reí por algo tan inusual llevado a cabo por mi imaginación, las miles de tonalidades se separaron, formando el cuerpo joven de un marqués de cabello desteñido, sonriente y de mirada vivaz, aquel que pasó a ser un gran amigo con el que mantenía intensas charlas sobre temas triviales. Por cada día que me reunía con él perdía mi interés por el mundo real, tenía menos noción del tiempo, a tal punto que dejé de lado a mis amistades reales, nunca me había divertido tanto con alguien como él.

Llegó mi cumpleaños número 12, era un joven solitario que dependía del afecto de mi obra maestra y único compañero, si yo era feliz él también lo sería, ése era el verdadero problema, mi ánimo estaba por los suelos, y por lógico, él también. Ya no reía, vestía de terno y su mirada se perdía en el vacío que figuraba como fondo del espejo, pero los días de felicidad volvieron y llegué a casa contento por iniciar el año escolar con nuevas amistades. El marqués había recuperado su felicidad y esperó a su amo, también compañero, para charlar como lo hacían en los viejos tiempos, el chico estaba distraído y salía de casa muy a menudo, el espejo cayó más temprano que tarde en el olvido del muchacho. Por cada día que el marqués sufría la soledad un sentimiento de odio y traición nacía de su pecho, él había amparado al chico cuando éste más lo necesitaba, pero ahora él le pagó dándole la espalda. 

La mente del marqués trazó un plan maquiavélico, el muchacho entró corriendo a la habitación arrojando la mochila sobre la cama, y cuando ya estuvo dispuesto a salir de la habitación una voz familiar lo detuvo, caminó en reversa y se plantó frente al espejo.

—¿Recuerdas esos mundos maravillosos que solíamos imaginar? —Dijo el marqués con confianza.

—¿¡Quién mierda eres!?, ¡Mamá hay un extraño en mi dormitorio! —Gritó el chico.

El marqués, golpeado por la reacción inesperada de quién una vez en la infancia fue lo más cercano a un amigo, quedó petrificado y fue desapareciendo en la niebla que provenía desde lo lejano, con el rostro cubierto en lágrimas, no había nada más que guardar a aquél chico además del odio, repulsión y la vergüenza de ser rechazado como un extraño por quién más lo quiso. Ya nada era del color de rosa, el marqués se vio obligado a poner en marcha su plan y jugó en contra la vasta imaginación del chico, ya que el marqués se disfrazó de la chica de sus sueños, y cuando el joven entró en la habitación escuchó los gritos de auxilio de la chica prisionera detrás del espejo, el muchacho estiró su mano a la ilusión extraviada, de pronto sin que alcanzara a reaccionar la mano del marqués surgió del espejo y lo tomó por la muñeca, jalándolo al mundo maravilloso de sus sueños.

Se detuvo a contemplar aquél hermoso paisaje, repleto de árboles y un castillo estirándose hasta las nubes desde una colina que vestía de un bello césped, un dragón bajó del cielo y se detuvo frente al muchacho, nivelando la cabeza donde las manos del chico podrían acariciarlo, el joven, de nombre Daniel, montó sobre la espalda del dragón y éste echó a correr por lo largo del territorio y alzó el vuelo, sorprendiendo a la mente imaginativa del joven soñador. Pudo observar cada detalle que en sus diez años había creado y planificado la visita a éste mundo soñado, el dragón descendió el vuelo sobre un castillo, desde el balcón lo saludaba la chica de sus sueños, finalmente aterrizó frente al portón dejando al joven a su suerte. Caminó por un pequeño y delicado puente diseñado con rosas de mármol y entró en la propiedad de la princesa, ahí, sorprendiéndole aún más, lo esperaban cientos de borrachos y alegres piratas, sentados frente a una larga mesa de madera, repleta de comidas costosas y de apariencia apetecible. Daniel se integro con confianza a comer y meter conversa a sus compañeros de banco, ebrios y felices. La fiesta terminó con todos los invitados colgando de un asiento o tomando una siesta incomoda sobre el suelo, parecía una orgía que no lo fue.

La princesa, coqueteándole a Daniel, lo llevó de la mano tras interminables escalones a su habitación real, le abrió la camisa y lo empujó a la cama, finalmente habló:

—Es un lindo lugar, ¿no lo crees?

—Sí... es lo que siempre soñé.

—Yo también soñé con un mundo así... y finalmente llegó.

—¿A qué te refieres?

—Desde pequeña mi padre me mantuvo bajo grilletes en el sótano, temiendo a que me alzara con el poder y traer felicidad al reino.

—¿Y dónde está tu padre?

—Fue alcanzado por una flecha durante la rebelión, el pueblo entró en cólera al saber que me tenían recluida en el calabozo y mi existencia fuese ocultada por el sólo hecho de tener sangre real.

—Vaya, eso es triste, viniendo de una persona tan tierna como tú.

—Mi madre murió envenenada, todos creen que fue mi padre, era muy egoísta si se trataba de poder.

Charlaron horas, y cuando el sueño cayó sobre cada uno durmieron en la misma cama. En la mañana el portón se abrió y a Daniel lo esperó el dragón para dar un nuevo recorrido, ésta vez el dragón sonreía más de lo común, Daniel subió y de inmediato alzó el vuelo, desde lo alto Daniel se despidió de su nueva novia, ella lo miraba amablemente desde el balcón y estiró la mano para despedirse, los ojos de Daniel se abrieron horrorizados, cuando, de manera espontánea, el castillo se derrumbó en su inmensidad hasta el vacío, Daniel gritó al dragón que se detuviera pero éste no le prestaba atención, un bloque de la estructura cayó sobre la espalda de la princesa y la partió en dos, saltando fuera de sus cuencas ambos ojos por la presión ejercida, ella gritaba, Daniel tuvo que verlo todo, el cuerpo de quién más amo siendo tragado por los escombros, el bosque eterno y maravilloso se incendio, los árboles se carbonizaron, Daniel se arrancaba los pelos de la desesperación al ver como su mundo se caía a pedazos, entre las llamas toda criatura producto de su imaginación sin limites se mataban unos a otros arrancándose la piel y apuñalándose con lo que encontraran en su camino. 

El dragón dejó caer a Daniel sobre una pirámide de escalones negros y descendió el vuelo sobre la cúspide, postrándose en ella. Empezó a reír frenéticamente mientras la piel se le caía a tirones, quedó sólo un frágil dragón esquelético, y dentro de él, mirando triunfante y burlesco, se sentaba sobre la dorsal desnuda de la criatura el marqués. El marqués abrió la boca negra, sin dentadura ni encías aspirando a Daniel, por más que el muchacho se aferró a los escalones sus dedos resbalaron y fue abducido por las fauces vacías del celoso monstruo.

Desperté tirado en la cocina en medio de la noche, todas las luces estaban apagadas, la casa totalmente sucia por donde la vieras, recorrí entre pasillos oscuros el complejo, por alguna extraña razón cojeando, sentía que alguien, que no podía ver, me observaba sonriendo desde las sombras, fui abriendo cada habitación, no había absolutamente nadie. Llegué a la mía, buscando el sueño bajo las sabanas para olvidar aquella horrenda pesadilla, puedo verlo, enciende la luz, maniobra un puñal entre los dedos y dice con voz triste "¿Por qué lo hiciste? Éramos lo mejores." Puedo recordarlo, no habrá un amigo como él que pueda volver a tener, me arranca de la cama con uno de sus brazos, caigo al suelo, las puñaladas prefieren caer sobre mi pecho y abrirlo, no siento dolor, el verdadero dolor lo siente él por mi culpa, me arranca los ojos con notable ira y los entierra en mi boca, se sienta sobre mi pecho y apoya sus manos alrededor de mi cuello, comienza a estrangularme, la vida se desvanece como lo hace la mejor amistad.

Si llegas a verlo en tu espejo sé su amigo, no querrás hacerlo sufrir más.




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martes, 8 de octubre de 2019

Imagina

Imagina que te despiertas en la oscuridad, no sientes nada, no ves nada, imagina que pasa mucho tiempo, no sabes cuánto y tampoco te lo preguntas, entonces, decides intentar algo... Un movimiento, ¡Y lo logras!, mueves tu mano y sientes algo líquido, denso, te das cuenta que estás vivo y decides levantarte pero no puedes, es como si....

Como si algo te sostuviera en el suelo, o a lo que crees que es el suelo, entonces como no encuentras qué hacer, mueves tus manos otra vez un poco más lejos y sientes algo frío, muy frío, quitas la mano rápidamente, luego de unos segundos de duda llevas la mano otra vez hacia allí y te encuentras con que es carne, no, no es carne humana ¿Verdad?

Imagina que lo tocas un poco más y "eso" empieza a temblar, a moverse y, con el tacto, sientes huesos y pelos en esa cosa, huesos y vello que antes no estaban allí, quitas la mano otra vez y escuchas un sonido muy bajo, está empezando a crecer, y a crecer, y a crecer, hasta que está al lado tuyo, es alguien respirando como si le doliera respirar, y te toca.

Imagina que entonces te intentas levantar otra vez, pero vuelves a fallar y te quedas quieto, ahora la respiración es agitada y de esa cosa se escapa un grito, indescriptible, horrible, como mil cachorros siendo aplastados, y te comienza a rasguñar, a morderte con ¿Colmillos?, pero cada vez escuchas más gritos y más garras y más "colmillos" en tu cuerpo, desgarrándote, comiéndote, obligándote a sufrir, a sangrar.

Imagina que, de la nada, todo eso desaparece y rápido, todo está bien, todo fue solo un mal sueño, pero algo te toca y tú te acercas a esa cosa, imagina que comienza a moverse, como si quisiera escapar de ti, tú eres bueno, hermoso, ¿Por qué esa maldita y repugnante basura quiere alejarse de ti?, quieres que sufra, empiezas a clavarle tus largas y sucias uñas en su seca y dura piel.

Lo muerdes en su cara, le quitas ojos, dientes, pedazos de labios pero no es suficiente, y necesitas que sufra, que no muera sino que solo viva en un estado eterno de dolor.

Y despiertas.

La Retiliosis es una enfermedad, en la cual, el individuo sueña con sucesos extraños o terroríficos que rápidamente olvida al despertar, esta enfermedad es raramente detectable, yo la poseo, este es el único sueño que recuerdo y que se repite constantemente. Otra característica de esta enfermedad es que todos los sueños del individuo lo afectan físicamente, cada vez que tengo este sueño despierta con una pequeña parte de mi cara rasguñada o mordida.

Además, despierto en mi bañera, con un agua densa y sucia, con.... Sangre. Imagina tener este sueño cada día, sabiendo que al irte a dormir, vas a ser despellejado vivo. ¿Te digo la sorpresa?, no hay nada que te asegure que esto no te ocurra a ti...



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