Esta historia tiene lugar en un barrio de Argentina llamado Palermo, sucedió en el año 2014 a principios de Febrero, a un mes de empezar las clases y digo esto porque el protagonista es un niño de 13 años llamado Franco.
Franco era un joven bondadoso y muy ambicioso, le gustaba pasar tiempo con sus amigos en la escuela, porque la escuela era un lugar especial para él. Se divertía y hacia bromas en el recreo con sus compañeros, la pasaban fenomenal. Pero Franco y sus amigos hacían algo constantemente cuando estaban en la escuela, hacían apuestas entre ellos a ver quién se animaba a explorar el edificio abandonado de enfrente.
Si, frente a la escuela había un gran edificio abandonado, tenía 3 pisos con ventanas rotas y viejas a cada lado. Resulta que aquel lugar era un museo antiguo, que cerró hace mucho tiempo por razones desconocidas, muchos en el barrio decían que había cerrado porque durante la noche las cosas cambiaban de lugar, los muebles aparecían y desaparecían de un día para el otro, algunos incluso aparecían en las casas de las personas del barrio. Pero ésto solo era una hipótesis así que nadie sabía en realidad porque el museo decidió cerrar.
A diario, Franco y sus amigos apostaban a ver quién era el valiente que se animaba a entrar en aquel y volver, obviamente nadie completo la apuesta ya que todos los que iban solo llegaban hasta la puerta de entrada y se volvían de nuevo. Pero el primer día de clases, Franco decidió apostar a que entraría en aquel lugar sí o sí, quería demostrar su valentía, así que saltó la reja del patio y salió corriendo hacia el museo, cuando llegó a la puerta, miró hacia atrás para ver sus compañeros que lo observaban desde el patio, allá a lo lejos.
Tomó aire y abrió la puerta, ante Franco se alzaba un gran salón dorado iluminado por la luz del sol que se filtraba por las ventanas, entonces comenzó a pasearse por el lugar, cosas viejas por aquí y por allá, nada importante, en una esquina había un espejo, que a Franco le llamó mucho la atención, porque este espejo a diferencia de las otras cosas que había en ese lugar, no estaba polvoriento ni sucio, ni siquiera tenía aspecto de ser antiguo, Franco se acercó y vio que en la parte superior del espejo había un mensaje en rojo escrito a mano que decía:
¡¡¡MÍRAME!!!
Pero antes de que Franco terminara de leerlo comenzó a escuchar a sus espaldas un ruido, un ruido que de hecho, se escuchaba muy cerca de él, intentó buscar de donde provenía y finalmente descubrió que era una caja musical sonando sola. Franco comenzó a asustarse y decidió salir del museo, al volver al patio de la escuela le contó a sus amigos lo que había visto, pero no lo del espejo ni lo de la caja musical, solo el salón.
El día paso volando, al salir de la escuela Franco caminó hacia su casa, pensando mucho en lo que había visto en el museo. Llegó a casa y almorzó, luego decidió irse a su computadora a hablar con sus amigos por Messenger, como hacían todos los días. Llegó la tarde, y como todos los días los padres de Franco salían a trabajar, Franco se quedaba solo en casa. Cansado ya de mensajearse con sus amigos, dejó el Messenger.
Durante este tiempo solo, Franco desearía jamás haber entrado a aquel museo abandonado. Franco se levantó de la silla de su computadora y se fue a la cocina, a merendar. Pero al abrir la nevera para ver que había de comer, comenzó a escuchar un ruido, un ruido que de hecho, hizo que a Franco se le pusieran los pelos de punta. Observo que, sobre la mesa de la cocina estaba la caja musical, la misma que se había encontrado anteriormente.
Sonando sola, Franco solo se quedó mirándola con horror y confusión durante un tiempo, y cuando se dio media vuelta vio que, apoyado contra la puerta, estaba el espejo. Confundido y a la vez asustado, Franco se tiró hacia atrás y salió corriendo hacia su cuarto. Pero las cosas empeoraron, porque cuando Franco pisó el umbral de la puerta de su cuarto, comenzó a escuchar la caja musical de nuevo, entonces miró hacia el interior, y vio sobre el escritorio de la computadora, la caja musical.
Franco sentía que el corazón le iba a estallar en cualquier momento, se dio vuelta de nuevo y vio ante él, el espejo. Se acercó lentamente, y leyó aquel mensaje que no había terminado de leer aquella vez:
¡¡¡MÍRAME!!!
Franco se miró así mismo en el espejo. Pasaron 20 minutos y sus padres arribaron a la casa con mucha urgencia, porque los vecinos le enviaron una llamada urgente diciéndoles que se habían escuchado gritos muy fuertes desde su casa. Al entrar, buscaron a su hijo por todos lados, pero Franco no estaba por ningún lado, había desaparecido. La noticia salió disparada por todo el barrio para que las personas se pusieran a buscarlo, pero el chico no aparecía. Su familia y amigos ya no podían contener sus lágrimas y nunca nadie en el barrio olvido este suceso...
Dos años después, los padres de Franco se divorciaron, y el matrimonio desapareció. Solo quedó la madre viviendo en la misma casa donde su hijo había desaparecido. Se puede decir que ella más que nadie podría jamás olvidar la desaparición de Franco, no porque sea la madre y se preocupe mas por su hijo, sino porque desde aquel día comenzaron a escucharse ruidos en la casa, ruidos de una caja musical sonando, que la madre podía oír por las noches, y que finalmente siempre la llevaba a dar con un espejo, un espejo que, si bien la madre se acercaba para verlo, solo se veía a ella misma y un extraño mensaje que decía:
¡¡¡MÍRAME, MAMI!!!
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