martes, 3 de marzo de 2020

Mantícora

Origen: Mitología Persa
Fecha: Año 
Alias: Martyaxwar, "Devorador de hombres"
Aspecto: Híbrido: león, caballo, escorpión , humano.
Temperamento: Agresivo
Tamaño: Grande 3 a 5 m
Raza: Quimera



Antecedentes

Las Mantícoras son seres originarios de la Mitología Persa y se consideran un equivalente a la esfinge de la mitología egipcia, aunque a diferencia de ésta, no destaca por ser un animal sabio e inteligente; sino más bien por ser una criatura feroz e implacable. 

Esta criatura es un híbrido con cuerpo de león, un enorme par de alas de murcielago, una cola parecida a la de los escorpiones con la cual lanza púas que contienen un veneno paralizador y cara humana.

Es una bestia de naturaleza carnívora y gusta de devorar humanos, de echo su nombre deriva del antiguo persa (martya=hombre y خوار xvar=comer, devorar), significando «devoradora de personas». Cuando necesita cazar una presa utiliza su cola, soltando púas que atacan como dardos venenosos, la mantícora se dejará caer desde el aire sobre su presa. 

En la edad media eta criatura se convirtió en un símbolo de tiranía, opresión y envidia. Básicamente se convirtió en la encarnación del mal.

Son criaturas monógamas que cuidan de sus crías durante años, hasta que se hacen adultos y sus alas son lo suficientemente fuertes para emprender vuelo. En los bestiarios clásicos comentan que es posible adiestrar a los cachorros de mantícora con mucho esfuerzo, aunque nada te garantiza que de adulto el animal obedezca tus ordenes ya que son seres muy temperamentales.

Se dice a menudo que su naturaleza es malvada, llegando a establecer alianzas con otros seres perversos para mutua protección.








A la Deriva - Horacio Quiroga


Autor: Horacio Quiroga
Nacionalidad: Uruguayo
Año de publicación: 1917

A la Deriva


—¡Pero es caña, Paulino! —protestó la mujer espantada.

—¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!

La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.

—Bueno; esto se pone feo... —murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre gangrenoso.

Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.

Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos, y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.

Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentóse en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú–Pucú.

El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito –de sangre esta vez–, dirigió una mirada al sol que ya trasponía el monte.

La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podría jamás llegar él solo a Tacurú–Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.

La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba, pero a los veinte metros, exhausto, quedó tendido de pecho.

—¡Alves! —gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano—. ¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! —clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo.

En el silencio de la selva no se oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva. El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, siempre la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única.

El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración.

El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú–Pucú.

El bienestar avanzaba y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú–Pucú? Acaso viera también a su ex patrón, míster Dougald, y al recibidor del obraje.

¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su frescura crepuscular, en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.

Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí, seguramente.

De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho. ¿Qué sería? Y la respiración...

Al recibidor de maderas de míster Dougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un viernes santo... ¿Viernes? Sí, o jueves...

El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.

—Un jueves...

Y cesó de respirar.



Horacio Quiroga

#074 El Holder de la Marca

En cualquier ciudad, en cualquier país dirígete a cualquier institución mental o centro de acogida al que puedas llegar por tus propios medios, cuando llegues frente al escritorio pregunta por quien se hace llamar "El Portador de la Marca". La recepcionísta se congelará, ella esperaba hace mucho tiempo este momento y tenia mucho miedo de que al fin hayas llegado. Tartamudeará y te dirá que esa persona no se encuentra en ese lugar, debes insisitir, luego de mucho tiempo de insistencia ella cederá, comprobará a su alrededor si están solos y te hará una seña para que la sigas.

Te guiará por corredores cada vez de menor tamaño hasta que finalmente tengas que inclinarte y te señalará una puerta lejana a la que solo podrás acceder arrastándote. Será una puerta normal solo que en el centro tendrá dibujado un gran signo de exclamación, y un pequeño signo de interrogación en el pomo.
Esta es tu última oportunidad de dar la vuelta, si tienes la menor de las dudas, te recomiendo que lo hagas; si tu voluntad es fuerte, continúa abre suavemente la puerta y sal del pasillo.

Saldrás a una sala adornada con pinturas de famosos dictadores históricos, asesinos, carniceros violadores y ladrones. No te detengas en ellos, ya que sus almas, contenidas en los cuadros acumulan el odio retorcido que solo ha aumentado desde su muerte, esperan alcanzarte y desgarrar extremidad tras extremidad, deleitándose con tu lenta y dolorosa muerte.

Cuando llegues finalmente al final del pasillo, verás una pequeña caja de madera con una vieja y descolorida insignia, sentirás un escalofrío agudo subir por tu columna al contemplar el artículo y escucharás decir a una voz detrás de ti: "¿Hermoso, no es así?... Debes contestar : "Como la luna llena"...
Sin no está satisfecho con tu respuesta solo puedes rezar para que no te convierta en una de esas pinturas y en su lugar solo te de una muerte sin dolor.
Pero si el está satisfecho te dirá: "¿Lo preguntas?", debes contestar exactamente: "¿Cómo los destruímos? El reirá y dirá que no sabe, pero luego agregará: "Seguro que piensas en algo".

Luego despertarás en el baño más cercano, con un dolor increíble en el ojo, a medida que el dolor va desapareciendo verás que tu pupila ha tomado ahora la forma de la marca que tenía la caja que viste en la habitación.



Esa marca es el objeto 74 de 538. Te permitirá contemplar la verdad última. Si la experiencia vale o no la pena es otro asunto.

lunes, 2 de marzo de 2020

Cómo nuestra familia recibe dinero

Bajo al sótano, compruebo mi entorno. Todo está oscuro, siempre está oscuro. No hay ventanas ni en el sótano ni en la casa.

Mi hijo está atado a la mesa, está nervioso podría decir. Él siempre está nervioso, endeble, al menos no está llorando como la primera vez. Después de muchas rondas de esto, al menos se ha endurecido un poco.

Primero lo primero, anestesia, no soy un monstruo. Le puse la máscara en unos minutos ya no estará consciente, hora de empezar.

El primer corte es siempre el más duro, me preocupa con que lo voy a arruinar. No puedo dañar nada, o no se venderá, hay mucha presión sobre mí.

Empiezo con el corazón, es lo más valioso. El cerebro también lo es, pero los trasplantes de cerebro no existen.

Después de que todo esté vacío, lo pongo en la cama. Limpio mis herramientas. No tienen sangre, pero las bacterias siguen siendo una preocupación.

Cuando termino, puedo escuchar que está empezando a despertarse. No nos lleva mucho tiempo regenerarnos, así que no me sorprende demasiado. Me pongo de pie, y miro la pila en la mesa a mi lado.

—Oh, bien. Has vuelto. ¿Puedes ayudarme a guardar esto?

—¿Enserio mamá? —Puso los ojos en blanco. Los adolescentes son tan perezosos.

—Desde que vinieron de ti, sí.

A regañadientes me ayudó a embolsar las cosas. Los órganos se venderán bien en el mercado negro. Siempre lo hacen. Siempre ganamos suficiente dinero con ellos para vivir cómodamente y obtener la sangre que necesitamos para sobrevivir.

Sí, es un poco asqueroso, pero la alternativa es peor. Después de todo, ni siquiera podemos salir al exterior durante la mitad del día, así que esto es lo que tenemos que hacer.

Finalmente, hemos terminado.

—Trae a tu hermana. Ahora es su turno.



domingo, 1 de marzo de 2020

#365 El Holder del Año

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de rehabilitación al que puedas llegar por tus propios medios. Cuando llegues a la recepción pregunta si puedes ver a quién se hace llamar "El Portador del Año", el trabajador te observará en silencio mientras arquea una ceja, si el blanquea los ojos y vuelve a su trabajo debes salir tan sigilosamente como puedas del edificio. Si lo molestas el hombre llamará a seguridad y te pedirán que abandones el edificio por la fuerza. Pero si luego de poner los ojos en blanco se pone de pie mientras te pregunta: ¿Cuántos de esos psicópatas vendrán aquí? quiero decir... no tiene que ser este lugar. Estás en el lugar correcto. Ellos te mostrarán el complejo, no te preocupes por el tiempo que pases adentro o por recordar el camino de retorno, siéntete libre de observar los alrededores, ya que estas en un lugar seguro y no existen monstruos esperando por ti detrás de las puertas que visitas.

El recepcionista te mostrará entonces una puerta que desafía todas las descripciones terrenales, el solamente te vigilará esperando que abras la puerta, ábrela y lo sentirás sondeando tu mente y buscando en cada rincón de tus pensamientos. La puerta se abrirá y debes dar rápidamente un paso hacia la luz cegadora que emana. Pasarás a través de una barrera que te llevará a un hermoso pueblo, cada paso que des en ese lugar equivaldrá a un mes en la ciudad. Debes dirigirte a el único edificio que posee una puerta azul. Mientras caminas te darás cuenta de que los niños que hay a tu alrededor crecen a un ritmo acelerado, ellos no son capaces de notarte, pero si ves que se comienzan a agredir entre sí debes irte lo antes posible. No prestes atención a cuantos pasos das, pero es necesario que llegues a la puerta antes de que todos los habitantes del pueblo hayan sido asesinados.

Dentro del edificio estarán todas las personas que murieron antes de que entraras, ellos se acercarán a ti llevando cada uno un objeto distinto, debes saber desde ya que si alguien porta un calendario grande, tu búsqueda estaba destinada a fallar. No podrás moverte ya que quien lleva el calendario lo abrirá y de su interior las letras saldrán como cadenas de las páginas mientras trituran tu cuerpo como si se tratara de un oxidado rallador de queso.
Si ninguno de los presentes tiene un calendario, ignóralos, el Portador no se encuentra entre ellos, pero si está observando tus acciones. Camina a través de estas personas, no actuarán cuando pases. Este edificio es el ayuntamiento de la ciudad, si miras a la parte posterior de la sala, verás una pizarra de anuncios que tiene un calendario cubierto de numerosas escrituras que indican fechas importantes y eventos en la ciudad, si avanzas hasta la fecha de tu cumpleaños verás que ese día tiene escrito "Sacrificio Infantil". Inmediatamente luego de ver esto debes arrancar el calendario de la pared, revelando un portal oculto detrás de el. Entra al portal tan rápido como puedas, ya que el Portador está buscando la manera de cerrar tu paso, apreta fuertemente el calendario en tus manos mientras caes ya que podrás caer un minuto o un milenio, como sea, lo único que guiará tu camino a través de tu caída al olvido es ese calendario.

Si fuiste lo suficientemente rápido para entrar al portal te encontrarás en el piso, debajo del escritorio del recepcionista a quién le hablaste al ingresar, el te fulminará con la mirada mientras agrega: "Te tomó lo suficiente".
Levántate rápidamente de debajo del escritorio y espera que nadie vea cuando te vallas. El chisme se propaga rápido. Dirígete al lugar que llamas hogar, verás en el mostrador de la cocina, al lado de la cafetera una pequeña agenda planificadora con algo escrito en un extraño idioma en su interior.




Esa agenda es el objeto 365 de 538, el último día marcado en ella es tu cumpleaños y aún no tiene "planes" escritos.