lunes, 19 de octubre de 2020

La Reencarnación

Una pareja recién casada tuvo su primera hija a los pocos meses de gestación; sin embargo, la niña nació con deformaciones que llamaron la atención de sus vecinos. A causa de eso, se produjeron chismes y que hablaran mal de la joven pareja.

La pareja cansada de los chismes, en un momento de desesperación, se llevó a la criatura y la tiró a un río. Por un tiempo, la culpa acechaba a la pareja, pero las cosas empezaron a mejorar para ellos, ya que a los pocos años tuvieron otra hija; esta vez la criatura era saludable y hermosa. Aquel oscuro evento que representaba el hórrido asesinato de su hija, fue desapareciendo con el pasar del tiempo y así comenzaron a vivir en completa felicidad.

Un verano, la familia decidió salir de viaje en un crucero. La nave zarpó y no tardó mucho antes de que dejaran de observar tierra a su alrededor. Se encontraban los tres observando el paisaje desde el barandal del buque y sin esperárselo, la pequeña volteó su mirada hacia sus padres.

Su voz tan dulce y suave, cargaba un aterrador mensaje:

—Mami, papi... No volverán a tirarme al agua de nuevo, ¿o sí...?


Calificación:


domingo, 18 de octubre de 2020

#156 El Holder del Escudo

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o centro de rehabilitación donde puedas llegar por ti mismo y pide visitar a aquel que se hace llamar "el portador del escudo". El empleado te mirará casualmente y luego al reloj. "¿Sin aliento, señor?" preguntará. Responde con sinceridad y luego pregúntale de nuevo. Él asentirá con la cabeza y te llevará a una trampilla en el piso, hecha de roble fino, que no debería estar allí. Sacará un manojo de llaves y abrirá la trampilla. Te pedirá que entres, pero que él no te seguirá.

Al bajar por la escotilla, te encontrarás en un pasillo muy estrecho. Continúa por el corredor hasta que encuentres una pequeña puerta hecha de carne humana. Toca una vez. Si oyes que un niño muy pequeño te susurra: "Puedes entrar", dí con mucha claridad: "Sólo deseo hablar". Si te consideran digno, la puerta se derretirá lentamente, revelando un pequeño campo de hierba con una fogata en el medio.

Camina hacia el fuego. El niño pequeño te volverá a susurrar, pero con un mensaje diferente: "¿Cuánto tiempo te quedarás?" No respondas. En cambio, mira hacia el fuego y no apartes la mirada. Sentirás unos brazos pequeños rodeando tu cintura. "¿Eres mi papi?" la voz susurrará de nuevo. Responde solo con un "No", a menos que desees morir.

Entonces el niño te soltará y el área a tu alrededor comenzará a moverse; cierra los ojos mientras esto sucede, porque a medida que las habitaciones cambien, podrás ver el abismo, y eso te llevará al borde de la locura, si no al límite. Cuando la habitación termine de moverse, oirás el martilleo del metal; puedes abrir los ojos. Habrá un círculo de nueve escudos. Cada uno tiene un símbolo diferente en un idioma sobrenatural.

El niño aparecerá entonces ante ti, desnudo y ensangrentado. El niño señalará el escudo más cercano y asentirá. No hagas ningún movimiento. Simplemente pregunta: "¿Hay alguna salida?" Si el niño se ríe de ti, destrúyelo rápidamente. Si el niño llora, ora para que tu muerte sea rápida.

Una vez que el niño esté muerto, aparecerá una pequeña daga detrás de ti. Tómala y despelleja al niño, luego toma el escudo más cercano y colócalo sobre los restos despellejados. Si no pasa nada, inténtalo con otro escudo hasta que haya encontrado el correcto. Lo sabrás cuando lo tengas.

Cuando tengas el escudo correcto, debes decir fuerte y claro: "¡Yo soy el desafiador!" Aparecerá ante ti una gran estatua de un hombre con armadura negra que sostiene un escudo; inclínate ante él. Si vuelves a ser digno, él se inclinará también, sacará su poderosa espada y te atacará con ella. Levanta el escudo. No dejes que tus pensamientos se conviertan en vacilaciones; ten fe en que el escudo no flaqueará.

Si logras desviar el golpe que acabaría con tu vida, el escudo y la espada se derrumbarán. La estatua se inclinará una vez más y te ofrecerá su propio escudo como compensación. Inclínate y luego toma el escudo. Una puerta de luz aparecerá sobre ti. Sal de allí.

El escudo es el Objeto 156 de 538. Hay cosas más peligrosas que una espada.



El silencio de Luis

En ocasiones las historias de terror no necesitan tener algo paranormal para dar miedo ya que la crueldad humana es suficiente. Esta es la historia de un chico que recibió un gran trauma, que ha tratado de olvidarlo por años.

El joven se llamaba Samuel, él trató de suicidarse varias veces por lo cual sus padres decidieron internarlo en un hospital psiquiátrico prometiéndole que mejoraría y no volvería a intentar quitarse la vida nuevamente. 

Dentro del hospital conoció a un chico muy raro que estaba en silencio todo el tiempo. Solía estar en las esquinas de los cuartos con la cabeza agachada, no hablaba: solo movía la cabeza para decir sí o no. Samuel comenzó a hablarle, siempre había buscado a alguien que lo escuchara sin interrumpirlo ni juzgarlo. Todo el tiempo se quejaba con aquel chico, él se llamaba Luis, le decía todos los problemas que tenía con su familia, lo que no le gustaba, cualquier cosa. Luis solo asentía moviendo la cabeza, o incluso no hacía nada.

Así pasaron los días y siempre se podía ver a Samuel junto a Luis. Los doctores notaron una mejoría en Samuel y que le tenía un gran afecto al joven callado. Un día, Samuel le dijo al doctor que su amigo no merecía estar en ese hospital, que él no tenía ningún trastorno, solo era callado y reservado. 

Por varios días Samuel le insistió al doctor que dejara ir a Luis con su familia. Después de tanto insistir el doctor aceptó. Dejó ir a Luis. Luis saldría de ahí dos días antes que Samuel. Samuel le entregó una carta con su nombre, teléfono y dirección, lo abrazó y dijo:

Sé que eres muy callado, pero me harías muy feliz si algún día me visitas Luis tomó el papel y se fue.

A los dos días Samuel salió del hospital algo tarde porque lo festejaron por la gran mejoría que presentó, la celebración terminó tarde y a esa hora fue a su casa. Al llegar, abrió la puerta y notó algo raro: 3 cuerpos sobre la mesa. No pudo fingir nada, pues conocía a su familia y sabía que sobre esa mesa estaban su mamá, su papá y su hermana. Se acercó en silencio, y se dio cuenta que en la casa estaba alguien más. En una esquina, en la obscuridad, se encontraba Luis.

Luis se acercó lentamente a Samuel y, extendiendo su brazo lleno de sangre, le dio el mismo papel que le había entregado con su dirección. Pero había algo más, un mensaje por parte de Luis escrito en la parte de atrás que decía: "Todas las personas de las que tanto te quejaste... ¿Estás feliz?"



Calificación:







sábado, 17 de octubre de 2020

#487 El Holder de la Aceptación

En cualquier ciudad, en cualquier país; dirígete a una consulta privada de algún doctor. Acércate a la recepcionista y pregúntale si te puede dar una hora con "El Portador de la aceptación", si ella te responde que no le quedan o no entiende de qué estás hablando, vete y vuelve a intentarlo el día siguiente. Si se da la vuelta y comienza a murmurar para sí misma, toma asiento y espera. No te molestes en intentar entender sus murmullos porque se trata de pensamientos de locura y no tendrán sentido para tus oídos.

Después de un tiempo que pueden ser segundos u horas la recepcionista llamará al Portador. Verás a una anciana vestida de negro que no habías notado antes, levantarse y caminar hacia la parte trasera. Síguela y no mires a nadie a la cara a menos que quieras caer en la locura, al ser testigo de todas las atrocidades cometidas por los humanos en sus ojos.

Mientras sigues a la mujer ella abrirá la puerta y entrará, luego de cerrar esa puerta abrirá la del otro lado del pasillo. Deberías ver una habitación con azulejos verdes en las paredes y una mesa de operación en medio; si la mesa está vacía considérate a salvo por ahora, pero si ves un cuerpo reposando sobre ella debes salir lentamente de la oficina sin mostrar miedo; si te quedas, corres o muestras algún tipo de ansiedad la persona que reposa en la camilla te hará pedazos. 

Acuéstate en la mesa y verás a la anciana entrar por la misma puerta que usaste, mientras ella te sujeta a la mesa pregúntale: "¿Cuál es la consecuencia de la negación?". Ella te contará cada vez que la negación de un hecho tuvo consecuencias en el pasado, presente y futuro, luego te preguntará: "¿Estás listo para aceptar tu papel de buscador?". Dile que no y despertarás momentos antes de tener cualquier conocimiento de los objetos o Portadores y no conservarás ningún recuerdo de algún evento relacionado con ellos. Si le dices que sí, procederá a abrirte el estómago; a pesar del horrible dolor que llegues a sentir, no grites o te condenarás a seguirlo sufriendo por toda la eternidad.

La mujer introducirá su mano en tu cuerpo y sacará un contrato con tu firma. Después de entregártelo ella desaparecerá y te encontrarás de pie frente a la consulta con el pomo de la puerta en una mano y el contrato en la otra. Nunca vuelvas a entrar en esa oficina. 

Este contrato es el Objeto N°487 de 538. A veces uno debe aceptar su destino.


El Circo del Terror

—¡Señoras y señores! ¡Niños y niñas! ¡Ya ha llegado! ¡Ya está aquí! ¡Es el fabuloso Circo de la Niebla! Entren y maravíllense con todas las cosas extraordinarias que encontrarán aquí.

Cuando Jennifer escuchó la gruesa voz de aquel desconocido, que anunciaba las caravanas que se abrían paso hacia la ciudad, solo se encogió de hombros y siguió mirando el cielo. Llegaban circos hasta Heaven Falls dos o tres veces al año. Todos eran iguales y armaban quilombo por unos cuantos días antes de partir igual que como habían llegado.

Ella no les veía nada de especial. Ya había pasado el tiempo en que ese tipo de espectáculos constituían una auténtica novedad.

Sus amigos, sin embargo, no parecían pensar lo mismo.

—¡Vamos! —dijo Will— A lo mejor podemos burlarnos de algún payaso.

—Odio los payasos —se quejó Eric a su lado, frunciendo el ceño.

—Pues por eso, so tonto. Igual y le hacemos una zancadilla a alguno que ande por ahí. Y si tenemos suerte, podemos ver a los animales.

—Sí, creo que eso es lo único que habrá de bueno en ese lugar.

Jennifer se levantó para acudir con ellos al sitio en que habían desplegado las carpas. Notó enseguida que aquel circo definitivamente no era igual que los anteriores. La carpa principal tenía el clásico diseño de rayas rojas y blancas, y en la verja de entrada, una máscara con una expresión inquietante daba la bienvenida a los visitantes. Parecía que estaba llorando.

—Pasen amiguitos, pasen al Circo de la Niebla —les invitó el presentador, un hombre rechoncho y de palidez cadavérica, que tenía una sonrisa inquietante.

—¿Cuánto cuesta? —preguntó Will.

—Nuestro primer día es gratis.

¿Circo gratis en una aburrida tarde de verano? Parecía un buen trato para tres niños que no tenían nada que hacer. Entraron.

Al pasar, dos payasos con sonrisas inquietantes los miraron maliciosamente y la niña sintió un escalofrío. Quiso volver atrás pero ya sus amigos habían entrado en la carpa. Así que fue tras ellos y lo que vio allí dentro, la dejó sin habla.

Las personas, hombres y mujeres, ancianos y niños de todas las edades, se retorcían de maneras extrañas en el suelo, soltando gemidos de dolor. Algunos bailaban. Otros hacían acrobacias imposibles con expresiones de terror en sus rostros. Otros no paraban de reír en medio de sollozos, haciendo actos payasescos. Sus gritos quedaban ahogados por la carpa, mientras en las afueras solo reinaba el sonido de las máquinas de algodón de azúcar y la rueda de la fortuna.

Y los acróbatas, los payasos y domadores, que antes habían sido como ellos, los miraban disfrutando con su sufrimiento.

—¡Este es nuestro circo! ¡El Circo de la Niebla! Todos entran sin pagar un precio, pero de aquí, no salen nunca más —anunciaba el presentador desde alguna parte, emitiendo una risa macabra que a Jennifer le heló los huesos.

Y cuando volvió a mirar a su alrededor, supo que era verdad, pues no encontraba la salida.

Ahora ellos también eran parte del espectáculo.





Calificación: