miércoles, 10 de julio de 2019

Déjame alcanzarte


—Buenas tardes — me saludó con una enorme sonrisa, sentada en aquél sillón que conocía nuestros cuerpos tan bien.

—Regresé —dejé caer lo que traía en manos y me acosté con mi cabeza sobre sus piernas, la miré fijamente, ya se había tornado de un color carmesí. Ésta chica, no he hecho nada aún y ya está roja hasta las orejas... tan amable... ¿Siquiera lo merezco?


La volví a mirar y no pude evitar tocar su rostro. No tengo derecho a pedirlo, pero, por favor escucha éste egoísta deseo, te lo ruego, no seas amable con nadie más que conmigo, algo difícil para alguien tan dulce como tú, no mires a nadie más, no llores en el hombro de nadie más que el mío, que solo es para tus lágrimas, no pienses en nadie más, no escuches a nadie más, no permitas ser tocada por nadie más.

Te amo, por eso yo no seré amable con nadie mas que tú, algo fácil para alguien tan mezquino como yo, no miraré, no pensaré, no escucharé a nadie más, siempre que quiera correré a tu hombro para desahogarme, solo tu hombro y el de nadie más. Le daré la espalda incluso a mi orgullo para poder estar contigo... por eso... por favor, déjame alcanzarte, permite me tomarte de la mano, abrazarte, jugar con tu cabello, oler tu siempre delicioso perfume, tenerte en mis brazos, besarte y jamás dejarte ir.

Déjame saber donde estas para salir a buscarte, lo haré, lo haré hasta que mi cuerpo no logre responder al deseo de mi siempre inquieto corazón que solo sueña con jugar con aquellos labios que tanto amo. Pero por favor, no sigas mandando a éste fantasma del pasado, es demasiado cruel verte todos los días de ésta forma y recordar cuando aún te tenía en mi rezago. ¿Me estás castigando? creo que lo merezco, nuestra última discusión llegó muy lejos, dijiste cosas que me hirieron, pero yo debí haber visto tu dolor, no debí continuar aquella vez.

Perdón, perdón, perdón, perdóname, perdóname por todo, perdóname por aquellas veces en las que no respondía tus llamadas por trabajo, si me permitieras volver a vivir algo como aquello, juro que en cuanto supiera que eres tu quien me llama, saldría de mi trabajo dándole la espalda a todos. Perdóname por ser algunas veces demasiado infantil, pero tu rostro ligeramente molesto era tan hermoso.

Solo... perdóname, perdóname por todo, yo tomaré la responsabilidad por todas las cosas en el mundo que te hacen llorar y enojar, pido perdón por todo aquello, por eso, te lo ruego, déjame alcanzarte en aquel lugar en el que estás, y una vez te tenga en mis brazos te traeré de regreso, iremos a aquel parque que tanto deseabas, te llevaré a pasear a donde tu quieras...

-—Vuelve... —pero ella ya había desaparecido...




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